Lourizán está a un paso de catalogar pinos resistentes al nematodo

El Centro de Investigación Forestal ultima la evaluación de datos de sus ensayos para decidir qué material le transferirá al sector en un futuro. Identificó árboles tolerantes que han sobrevivido hasta a tres inoculaciones de la plaga en invernadero

Lourizán está a un paso de catalogar pinos resistentes al nematodo

Plantas de pino en Lourizán preparadas para nuevos ensayos de resistencia al nematodo.

Galicia está más cerca de contar con plantas de pino que sean resistentes al nematodo. El Centro de Investigación Forestal (CIF) de Lourizán tramitará próximamente la catalogación de familias de pinos que presentan una alta supervivencia a la plaga. El equipo de Lourizán que trabaja con el nematodo, coordinado por Raquel Díaz, ha identificado un mínimo de tres familias que presentan una alta tolerancia a la plaga, una de ellas con hasta un 82% de supervivencia en condiciones de invernadero, frente a una media del 61% del resto de materiales seleccionados para la fase final de estudio. También se han identificado, dentro de cada familia, árboles especialmente tolerantes que han sobrevivido hasta a tres inoculaciones del nematodo.

“Los ensayos en invernadero han funcionado muy bien” -valora la investigadora Raquel Díaz-. “En la naturaleza, las circunstancias son distintas, pero todo apunta a que tenemos material que podría resistir al nematodo en el monte”, asegura. “En ensayos repetidos en invernadero a lo largo de varios años, hemos constatado que contamos con entre 3 y 5 familias, procedentes de nuestro programa de mejora genética, que presentan una alta supervivencia al nematodo. En estos momentos, estamos en pleno análisis de los datos de los 6 años que llevamos trabajando con este patógeno de cuarentena para decidir qué material se podría catalogar como más resistente”, explica.

La decisión del material a catalogar como tolerante se tomará en los próximos meses. “El material que catalogaremos en el Ministerio de Agricultura ofrecerá ganancias importantes de supervivencia frente a la plaga” -avanza la investigadora-. “Nos gustaría dar un salto mayor y ofrecer incluso mayores porcentajes de supervivencia, pero somos conscientes de que el tiempo apremia y hemos decidido comenzar a ofrecer material que ya ofrece cierta resistencia”, concluye Raquel Díaz.

Pinos que resistieron tres inoculaciones del nematodo, al fondo, junto a plantas que sobrevivieron a los ensayos de 2018, en primer plano.

Pinos que resistieron tres inoculaciones del nematodo, al fondo, junto a plantas que sobrevivieron a los ensayos de 2018, en primer plano.

Multiplicación del material resistente
La catalogación de familias de pinos resistentes al nematodo es el primer paso para que en un futuro comunidades de montes y propietarios forestales tengan acceso a planta tolerante a la plaga. ¿En qué plazo puede estar esa planta a disposición del sector? Por el momento no hay una respuesta sencilla.

El proceso de catalogación es un trámite administrativo que, si Xunta y Gobierno central trabajan coordinadamente, podría realizarse en menos de un año. El siguiente paso es el inicio de las labores de injertado y plantación en campo del material que se va a registrar. Es por ello que el Centro de Investigación Forestal de Lourizán ya ha comenzado con el injertado, para ir ganando tiempo, pues una vez plantados en campo, habrá que esperar unos años para la obtención de las primeras semillas.

En la actualidad, se están estudiando otros posibles materiales que podrían ser de interés y que incluso tendrían una mayor resistencia, pero están aún en fase de estudio, por lo que se precisa todavía de cierto tiempo para poderlos catalogar.

Los medios humanos y materiales que se destinen a estas investigaciones en el Centro de Investigación Forestal de Lourizán serán un factor clave a tener en cuenta si se pretende acortar plazos.

Raquel Diaz, en el centro, junto a la investigadora María Menéndez (derecha) y a Maribel, trabajadora del vivero del Centro.

Raquel Diaz, en el centro, junto a la investigadora María Menéndez (derecha) y a Maribel, trabajadora del vivero del Centro.

Raquel Díaz. Investigadora del CIF Lourizán

“Sería un error que se produjese una sustitución masiva de pinos por eucaliptos”

El nematodo del pino, la peor plaga que pueden sufrir los pinares, es una amenaza creciente para las masas del sur de Galicia. Este invierno se han declarado cinco nuevos focos del problema en el sur de Pontevedra, que se suman a los dos focos anteriores -As Neves (2010) y Salvaterra (2016)-, y es previsible que el frente principal de la plaga, que se extiende imparable por Portugal, llegue a la frontera gallega antes de 2022.

En caso de que la plaga se extienda por el sur de Galicia, ¿qué impacto tendría en los pinares?
– Es difícil anticiparlo. Lo que tenemos claro es que la mejor contención frente a la plaga pasa por la silvicultura y cuidado del monte, por eliminar todos los pies decaídos y por efectuar un trampeo eficaz del insecto vector de la plaga, el ‘Monochamus galloprovincialis’.

En España, la Universidad de Valladolid, con la que colaboramos activamente desde el año 2011 con diversos proyectos, está efectuando mejoras en el sistema de trampeo del ‘Monochamus’, buscando los mejores atrayentes y trampas seguras, que eviten fugas de los insectos. Será importante ir implementando todas estas mejoras.

En Portugal llevan ya dos décadas conviviendo con la plaga, que se detectó por primera vez en las cercanías de Lisboa en 1999. ¿Qué ha sucedido en el país vecino?
– Como es sabido, en Portugal no ha sido posible contener la plaga y se ha extendido como una mancha de aceite por buena parte del país. Lo que he visto en algunas de las primeras zonas afectadas, en el centro sur de Portugal, es que los pinares se transformaron en dehesas. Esta gran mortandad es una situación muy negativa para el propietario y, en definitiva, para todo el sector forestal, está claro.

«Si no conservamos cierta diversidad en monte, estamos abocados a correr muchos riesgos ecológicos y económicos»

Sin embargo, la supervivencia de algunos pinos en zonas que llevan ya 20 años conviviendo con la enfermedad es un dato para la esperanza para los que nos dedicamos a la mejora genética, pues indica que hay árboles capaces de resistir la enfermedad en monte, por lo que está claro que es posible encontrar pinos resistentes.

Ante un futurible escenario de mortandades masivas, ¿es posible que buena parte de los propietarios y comunidades de montes del sur de Pontevedra opte por sustituír los pinares por eucaliptos?
– Cada propietario hará lo que pueda y considere mejor, teniendo en cuenta la legislación vigente. Sin embargo, desde el punto de vista de la sanidad vegetal, no recomendaría ese cambio porque podría ser negativo orientar todo el monte a una o dos especies. Si no conservamos cierta diversidad, quedamos abocados a correr muchos riesgos ecológicos y económicos. Lo que debemos es profundizar en el conocimiento de las especies que tenemos actualmente en el monte y ofrecer soluciones a todos los problemas que vayan apareciendo.

«Es cierto que la sequoia, la criptomeria o el pino taeda son resistentes al nematodo, pero desconocemos mucho de su adaptación a Galicia»

Sustituir pino por eucalipto nitens, por ejemplo, puede parecer una buena idea porque quizás ahora este eucalipto no tenga grandes problemas sanitarios, pero en unos años le llegarán enfermedades o plagas que le afecten, pues estamos en un mundo globalizado. Eso es lo que pasó con el eucalipto globulus, que en un principio se desarrollaba sin ninguna plaga en Galicia, hasta que llegó el gorgojo. Es por ello que lo importante es conocer bien las especies que tenemos en nuestro monte, y así poder hacer frente a los distintos problemas que vayan surgiendo.

Existen coníferas como la sequoia o el pino taeda que son resistentes al nematodo. ¿Las ve como una alternativa interesante para Galicia, en sustitución del pino del país?
– Es cierto que en Galicia tenemos coníferas muy susceptibles al nematodo, tanto en el caso del ‘Pinus pinaster’ (pino del país) como del ‘Pinus radiata’ (pino insigne), y claro que existen otras especies de coníferas resistentes, pero volvemos a lo mismo. Siempre van a llegar enfermedades nuevas que podrían afectar a estas otras coníferas. Con el pino, en Galicia hemos desarrollado un programa de mejora genética de décadas y tenemos mucho conocimiento adquirido y transferido. Debe ser nuestra prioridad.

De forma organizada, pueden hacerse plantaciones de otras coníferas y comenzar a estudiar su comportamiento y adaptación a nuestro monte, pero hay que ser conscientes de que se podrán verse afectadas por enfermedades actuales u otras nuevas que estén por llegar.

Por ejemplo, en Francia hay investigadores que no se atreven a recomendar el uso de pino taeda, pues han comprobado que es bastante susceptible a otras enfermedades que ya tienen en el país. Sin embargo, en parcelas establecidas por otros investigadores de nuestro Centro hace unos años, esta especie está mostrando un buen comportamiento, no presentando problemas sanitarios destacables; aunque hay que matizar que estas plantaciones son todavía de corta edad. Por otro lado, también habría que pensar cuál sería el uso maderero de estas nuevas especies en un futuro.

«En zonas vulnerables al nematodo, el futuro debería pasar por la plantación de material resistente tras corta»

En Lourizán, por petición de la Asociación Forestal de Galicia, realizamos ensayos sobre el impacto del nematodo en otras coníferas y comprobamos que la sequoia y la criptomeria son resistentes al nematodo. Sabemos también que el pino taeda es resistente, pero con el pino de Oregón (‘Pseudotsuga menziesii’), en cambio, no hemos llegado a una conclusión definitiva.

En los pinares gallegos, hasta ahora era una práctica habitual promover la regeneración natural de la masa tras su corta. En zonas vulnerables al nematodo, ¿hay que pensar ya en promover plantaciones de material resistente tras corta?
– Ese debería ser el futuro, sin duda. La contención de la plaga, con la eliminación de pies sintomáticos y con el trampeo del insecto vector, es fundamental, pero hay que trabajar también en la creación de pinares resistentes al nematodo. En Japón, que es un país que lleva décadas conviviendo con la enfermedad, es la vía por la que han apostado, una vez que no fueron capaces de contener la plaga. Cada año plantan millones de coníferas resistentes.

Los pinos que queréis catalogar como resistentes, ¿qué comportamiento tienen a nivel maderero?
– Son pinos procedentes de los huertos semilleros de nuestro programa de mejora genética. Sobre estos pinos que queremos catalogar como resistentes, ofreceremos información de dos tipos. Por un lado, sobre la ganancia que presentan en superviviencia frente a la plaga, y por otro, sobre las mejoras que aportan en crecimiento y rectitud. Quizás no sean los punteros en crecimiento, pero estarán mejorados por resistencia al nematodo.

Incógnitas por resolver y ensayos más ágiles

¿Qué le otorga mayor resistencia frente a la plaga a unos individuos o a unas familias de pinos? Es una cuestión que intriga a los investigadores y que se prevé estudiar en los próximos años. “Si llegamos a entender qué tienen esos árboles de especial, podremos buscar más fácilmente otros individuos resistentes” -explica Raquel Díaz.- “Tenemos que estudiar también si el nematodo sigue en el árbol, sin que éste muestre síntomas, o si el árbol llega a matar al nematodo”.

Otro frente en el que trabaja Lourizán es en la puesta a punto de ensayos complementarios a los actuales. Hasta ahora, el Centro se ha enfocado en realizar inoculaciones de la plaga en planta y en comprobar su evolución durante un ciclo vegetativo. Son ensayos en invernadero, que se hacen de año en año, pero ya se ha comprobado que existen otras posibilidades más ágiles.

“Podemos cortar ramas y evaluarlas en laboratorio en menos de un mes, analizando la multiplicación del nematodo en ese material. Es una técnica que ya hemos probado comparando distintas especies de coníferas y ha ofrecido resultados muy parejos a los ensayos en invernadero. Ahora queremos comprobar si sirve también para diferenciar árboles resistentes trabajando solo con una especie de pino. Esto nos permitiría recoger ramas en monte de pinos adultos para valorar la resistencia de esos árboles”, detalla la investigadora.

Cepa agresiva del nematodo
Los ensayos del Centro de Investigación Forestal de Lourizán se están efectuando con la cepa de nematodo detectada en As Neves en 2010, una cepa que se comprobó que se comportaba de forma agresiva con los pinos.

“Comparamos nuestra cepa con otras seis que pedimos de distintas procedencias (2 de Portugal, 2 de Japón, 1 de Estados Unidos y otra de España), especificando que solicitábamos cepas virulentas, y en la comparativa, nuestra cepa se demostró entre las más virulentas. Es algo negativo en monte, pero positivo a nivel de nuestras investigaciones. Quiere decir que en nuestros ensayos en invernadero, el material asintomático probablemente también sea resistente a otras cepas futuras que nos puedan llegar”, explica Raquel Díaz.

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