Manuel Cancio recuperó a comienzos del 2000 la tradición vitícola en Negueira de Muñiz, en el valle del río Navia, un ayuntamiento con un microclima especial que en el catastro de Ensenada, en el siglo XVIII, contaba con más de 90 hectáreas de viñedo.
La despoblación y la construcción del embalse de Negueira de Muñiz estuvieron a punto de extinguir el cultivo en la vid en esta zona. Sin embargo, el empeño de Manuel Cancio de recuperar los viñedos y las variedades propias de la zona está dando sus frutos: junto a la suya, Adega Panchín, acaba de ponerse en marcha otra en el ayuntamiento, Adega Sidrón.
¿Cómo decidiste dedicarte a la viticultura en una zona tan al norte de Galicia y tan desconocida como el valle del Navia?
En mi casa familiar siempre hubo viñedos de toda la vida y estaban quedando abandonados, un proceso que se aceleró desde la construcción del embalse de Negueira de Muñiz. Se trataba de un cultivo para autoconsumo y se vendían los excedentes en la comarca.
Hace unos veinte años técnicos de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia vinieron hasta el pueblo a buscar variedades autóctonas de vides, y aquí las que cultivábamos eran la Mencía, la Verdello Tinta o Merenzao y la Branca do País.
Hacia el año 2000 hicimos un ensayo con estas variedades tradicionales que se cultivaban de viejo en la zona para ver si valían para vinificar y el resultado fue bastante positivo. También probamos con variedades comerciales como el Albariño pero no dieron buen resultado.
“Elaboro vino con las variedades de la zona, el Merenzao y el Blanco Legítimo, y con la Mencía”
Y desde el año 2001 estoy elaborando vino tinto con Mencía, también con Verdello Tinto o Merenzao y con el Blanco Legítimo.
El cultivo lo hago en terrazas y en laderas bastante pendientes, con la mejor orientación buscando que sean mecanizables. En total, mis viñedos ocupan unas superficie de unas 2 hectáreas. El sistema de conducción que utilizo es la espaldera, porque facilita mucho el trabajo, aunque el sistema tradicional en esta zona era el de vaso.
Estáis en el norte de Galicia, a escasos kilómetros del mar Cantábrico ¿Se podría pensar que en esa zona le afectan mucho más al viñedo las enfermedades fúngicas como el mildiu lo o la botritis?
Pues no especialmente. Estamos en una zona con un microclima con menos pluviometría, lo que hace que no tengamos gran incidencia de enfermedades fúngicas. De hecho, en años húmedos en los que en Rías Baixas hay que dar más de diez manos de sulfato, aquí con 4 tratamientos es suficiente para proteger la cosecha.
¿Qué figura de protección tenéis para los viñedos de vuestra zona?
No tenemos ninguna, ni siquiera la de Viños da Terra. Hace dos años intentamos que nos incluyeran como una subzona de la Denominación de Origen Ribeira Sacra pero a día de hoy aún no nos contestaron.
Hicimos también una asociación para solicitar nuestra inclusión en la Denominación de Origen de Vinos de Cangas de Narcea, que es la más próxima, pero al tratarse de una Comunidad Autónoma diferente no nos aceptaron por la dificultad administrativa.
“No tenemos ninguna figura de protección y sólo podemos elaborar vinos de mesa”
Al final, no podemos elaborar más que vino de mesa, ya que no tenemos ni IGP, ni DO ni Viños da Terra.
¿Como son los vinos de Negueira de Muñiz?
En este momento estamos logrando vinos, gracias a la reducción de la producción por cepa, de hasta 13,4 grados, lo cual era impensable hace unos años. Son unos vinos atlánticos con unos grados de acidez muy buenos, de hasta 3,6 en el blanco.
En cuanto a las variedades, la Branca Lexímitima es sorprendente: ofrece un mundo de aromas diferentes.
La producción es muy limitada. En este momento estoy elaborando unas 2.500 botellas de Blanca Legítima, otras 2.000 de Mencía y unas 600 botellas de Merenzao o Verdello Tinto, de las cuales 300 son con crianza en barrica de roble y la otra mitad sin crianza.
“Los vinos de aquí son atlánticos pero con unos grados de acidez muy buenos, de hasta 3,6”
¿Cómo está siendo la aceptación en el mercado?
Estoy sorprendido con la buena aceptación del vino. Empiezo a embotellar en marzo para vender en los restaurantes durante la Feira do Botelo de A Fonsagrada y ya en mayo o junio están agotadas las botellas.
Vendo con las marcas Panchín Branco, Panchín Tinto y Nesta Ourela, para las 600 botellas que elaboro con el Verdello Tinto, un nombre con el que intento homenajear a toda la gente que tuvo que emigrar por la construcción del embalse.
El nombre de Panchín viene por el nombre de un bisabuelo mío, Pancho, que emigró a México y le dio nombre a la casa familiar.
¿Qué potencial le ves a la viticultura en el valle del Navia?
Hay grano potencial, el problema es que el promedio de edad de los viticultores que mantienen las viñas es elevado y no se ve relevo generacional.
Muestra de la tradición vitícola de esta zona es que en el Catastro de Ensenada, en el siglo XVIII, estaban registradas 90 hectáreas de viñedo solamente en la zona de Negueira, en la ribera del Navia. Hoy en el catastro vitícola quedan poco más de 13 hectáreas. Sin embargo, a partir de que empecé yo la gente se animó a mantener e incluso a recuperar los viñedos.
Yo me voy a aprender todo para ser el Relevo, de la proxima generacion. Abrazos. Sinceramente, Jose Luis Muñiz.