El estrés de la ciudad y sentir que no encajaba en un lugar donde la vida va de prisa y no se detiene fueron dos de los motivos que empujaron a la lalinense Beatriz Rodríguez Varela a retornar al campo. Esta joven, nacida en la parroquia lalinense de Sello, se mudó a Barcelona, pero al poco ya sintió que «se ahogaba en la ciudad», indica la joven, y añade que «traté de aguantar hasta un momento en el que me fue imposible continuar». Así, volvió a casa para reflexionar cómo encaminar su vida «y vi lo que realmente me hacía feliz y se alineaba con el estilo de vida que quería: el rural».
Su vínculo con los trabajos del rural nunca fue directo, pero sí recuerda que tanto los abuelos paternos como maternos tuvieron vacas en sus casas, sin embargo de manera muy distinta: Pudo conocer, por la parte de su madre la producción en convencional, y por la de su padre la tradicional. «Siempre me gustó mucho la metodología tradicional porque protege el medio ambiente, tiene en cuenta el bienestar de los animales y, por supuesto, el de las personas. Por eso, decidí emprender este proyecto conservando estos procesos», destaca.
La importancia de la formación
Para poner en marcha el proyecto, Beatriz tuvo que dedicarle horas de estudio para tener algo de conocimiento sobre cómo trabajar la tierra o cuidar los animales. Explica que hay tres vías de formación.
«Con el sistema prueba – error aprendes, pero es casi imprescindible tener una formación de base»
Por una parte, está la pública que ofrece la Xunta de Galicia a través de cursos gratuitos. «Yo hice uno de capacidad y aptitud empresarial en Monforte, muy útil, porque además era semipresencial, lo que me facilitaba poder hacer otras gestiones mientras aprendía», puntualiza, y añade que fue un «buen método de introducción para emprender en el sector».
Una segunda vía es la formación privada que ofrece algún organismo vinculado con el sector o empresas. A través de estos talleres, esta emprendedora obtuvo conocimientos sobre agricultura ecológica.
Finalmente, destaca la metodología prueba-error, a través de la que se aprende mucho, «pero si no hay una formación teórica, en agricultura y ganadería ecológica, aprender sólo con este método es casi imposible que salgan las cosas adelante».
Al ser un proyecto en ecológico, destaca la necesidad de la formación para trabajar desde la prevención. Detalla que en la agricultura y ganadería en ecológico se busca enfocar todo hacia el inicio del trabajo, para que conforme se va avanzando hacia los siguientes procesos, no surjan plagas ni otras enfermedades. «También a medida que surgen problemas, hay que ir aprendiendo», señala.
En los proyectos en ecológico, la formación es relevante para trabajar desde la prevención
Las trabas de la burocracia para empezar de cero
Esta chica diferencia entre los trámites burocráticos y el personal de Medio Rural. Subraya que los procesos que dependen directamente del personal, como puede ser una inscripción, «los facilitan muchos». Por el contrario, la burocracia más grande, como puede ser la ayuda de incorporación, «va muy lenta».
Cuando hablamos con ella, Beatriz llevaba esperando por la ayuda más de un año, aun así decidió ya poner en marcha el proyecto, «a pesar de que me recomendaron esperar». Considera que, en caso de que venga denegada, tendría que esperar un año más y «no estoy dispuesta, porque cuanto más tarde comience, más tardaré en crecer».
Entrenará una potra y una perra para el pastoreo de los animales, lo que le facilitará el traslado entre las fincas
El hecho de esperar por la ayuda de incorporación le está retardando la certificación en ecológico, ya que «quería contar con ese dinero para poder pagar los trámites del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica (Craega)». Hasta el momento sólo tuvo una reunión con el personal del Craega para informarse, pero todo el proceso lleva unos gastos, por lo que «decidí emplear todas las metodologías necesarias para que una vez reciba la ayuda, pague los trámites y ya pueda iniciar el proceso para que me otorguen el sello», relata.
Productos de temporada
Aer es un proyecto de ganadería y agricultura en ecológico que busca ofrecer productos de temporada que completen una dieta variada. Para eso, en cuanto a ganadería actualmente tiene unas 15 cabras, heredadas de sus padres, tres ovejas, una ternera y una potra. «Quise empezar con pocos animales y que fuesen crías para conocerlos, ir aprendiendo con ellos y mejorando en su gestión», expone.
La potra y una perra pequeña quiere enseñarlas para el pastoreo. Teniendo en cuenta la distancia de las fincas y que los accesos, en algunas de ellas, son complicados, le facilitarán el trabajo del manejo.

Imagen de la cosecha del pasado año. Cedida
En cuanto a huerta, comenzó la primavera pasada con pocos metros cuadrados y cosechó su primera producción. Ahora ya tiene la tierra medio preparada para comenzar con los bancales y plantar. «Habrá productos de temporada porque quiero promover una dieta variada». Además, gestiona árboles frutales y sotos y robledas, que le suponen un gran aporte de biomasa para su huerta.
A corto plazo, su objetivo, que está en la estructura del proyecto, es llegar a las 10 vacas, las cabras unas 20 y media hectárea de huerta al aire libre, con alguna huerta en invernadero, principalmente para semillero. «A largo plazo quiero poder llegar a satisfacer la demanda de esta zona en productos ecológicos, tanto a nivel de carne como a nivel vegetal», concluye.
A través de sus redes sociales ofrece contenido agradable y da una visión positiva de la vida del campo para que se pierdan estigmas sobre el rural
Venta de los productos
Su objetivo es la venta directa de productos y participar en ferias como el Mercado de los Sábados, que se celebra en Lalín. A medio-largo plazo, buscará facilitar el proceso de comprar el producto. Una de sus ideas es la de, en contacto con una nutricionista especializada, crear unas cajas en las que vaya una propuesta de dieta semanal, para que contenga todo lo necesario para los menús de una semana.
Para la venta directa, con la cual cuenta comenzar en esta primavera, pondrá en marcha una web que sea cómoda y fácil de emplear «porque creo que cuanto más sencillo sea, más éxito va a tener». A la par de esto, seguirá con las redes sociales (@aer.ecofarm), que actualmente son la herramienta principal que le permite dar a conocer su proyecto y generar interés.
«Además de permitir potenciar Aer y que pueda crear un mercado, también conectan a las personas con el campo porque, a veces, la sociedad está desconectada de dónde vienen los productos y cómo se crea todo esto», reclama. Añade que es muy importante que conozcan su experiencia porque «me da mucha pena que el rural gallego esté muriendo y entonces, en mi perfil trato de hacer contenido agradable porque me gustaría dar una visión positiva de la vida del campo para que la gente vaya perdiendo esos estigmas o perjuicios sobre la vida aquí».
Aer representa la unión entre los animales, las personas y la naturaleza
A mayores de las actividades productivas, Beatriz desarrolla actividades paralelas con las que dar a conocer su proyecto y generar ingresos adicionales. Hace unos meses celebró un primer brunch, que generó un gran interés y tuvo éxito, por eso cuenta hacerlos de manera periódica. Estas experiencias permiten dar a conocer Aer, que las personas puedan acercarse a los productos que buscan y también que conecten con el rural. «A las personas les permitirá profundizar en el campo y a mí me servirá para mantener los precios de los productos esenciales a un costo bajo». En la primera jornada, llevaban sobre 1,5 kg de castañas y todas las setas que recogieran, además de disfrutar de un desayuno con productos ecológicos.
Beatriz ha comenzado a programar actividades paralelas, como un brunch con sus productos, acompañado de recogida de castañas y setas
Falta de conexión con el rural
Beatriz se lamenta de la falta de interés por el rural que hay por parte de la sociedad en general, pero en especial de la juventud, que no ven que hay mucho futuro y un nicho de mercado sin explotar. «El estilo de vida aquí es para valorar, ofrece menos estrés con todo lo que eso lleva».
Beatriz considera que la situación económica actual está dificultando el abastecimiento del alimento a la población, y valora que Galicia, con el ascenso de temperaturas que tiene el resto de España y por cómo va a variar la producción de alimento, está destinada a ser un foco de producción. «Entonces estamos en un buen punto de emprendimiento en este sector porque habrá mucho mercado abierto para nosotros y estaría bien aprovecharlo», afirma.
De hecho, vinculado con esa falta de conexión se puede decir que el nombre de Aer (aire en latín) trata de buscar esa conexión entre los animales, las personas y la naturaleza. «Representa, por una parte, el aire que me faltaba en la ciudad, y, por la otra, el ecológico y el psicológico, es decir, la sinergia de la salud, el bienestar y la felicidad que se consigue entre naturaleza, animales y personas», concluye la joven emprendedora.