-¿De dónde y de quién parte la idea de crear Agricolae Mundi?
Miguel Agulló: Agricolae Mundi nace de tres colegios, el Colegio de Asturias, el Colegio de Aragón y el Colegio de Alicante. En un principio pensamos en crear algo dirigido a la cooperación y así, tras dos años de trámites, por fín tenemos la fundación constituida y ahora se van a unir el Colegio de Lugo, el de Tenerife y el Colegio de Las Palmas está estudiando unirse también. La idea es contar con el cien por cien de los colegios técnicos agrícolas de España en el plazo de cinco o seis años.
-¿Quién o qué ha inspirado el nacimiento de esta fundación?
El nacimiento de Agricolae Mundi lo han inspirado las experiencias que hemos vivido algunos colegiados en nuestros desplazamientos por América y África, viendo las formas de cultivar. No es que queramos cambiarlas, queremos mejorarlas y también viendo que con muy poco se puede conseguir mucho. Realmente conseguir un 10 o un 15% más de producción, algo nada complicado, puede suponer para una familia de agricultores el paso de una agricultura de subsistencia a tener excedentes para comercializar. Una comercialización mediante cooperativas dirigidas por las mujeres, incrementar su nivel de producción e ir creciendo. Tendremos así una agricultura más productiva, más eficaz y tecnificada con el paso de los años. No queremos llevar tecnificación a lugares donde después no puedan implementarla, se trata de mejorar sus sistemas de producción y al final, poder llegar al nivel de digitalización que podamos tener los países, llamémoslos desarrollados, que yo no sé hasta qué punto estamos desarrollados.
La idea es contar con el cien por cien de los colegios técnicos agrícolas de España en el plazo de cinco o seis años.
-¿Por qué poner al frente de las cooperativas mujeres?
Por una experiencia que tuve en Colombia. Mis trabajadores no asistían al trabajo los lunes. Simplemente, habían estado bebiendo durante el fin de semana y gastándose el sueldo. Entonces decidí pagarles a las mujeres, los trabajadores llegaban puntuales todos los lunes y consiguieron un significativo cambio a mejor en su vida. Conmigo está el padre Jorge Bender y Carlos Fernández, secretario de la fundación y ellos te pueden decir que la mujer es quien lleva el peso de la casa en estos países, quien conjuga todo el sistema familiar y quien dirige, administra y controla.
-¿Cómo se desarrolla un proyecto de Agricolae Mundi desde la idea hasta su materialización?
Carlos Fernández: Es muy sencillo, cuando alguien plantea una idea se analiza en uno de los órganos de gobierno de la Fundación, el Consejo Ejecutivo. Si el Consejo considera que esa idea entra dentro de las funciones propias de la Fundación, se deriva a un Consejo Ético. Este último lo analiza en profundidad y sobre todo busca que no haya ninguna incompatibilidad o ningún problema. Si tenemos el placet del Consejo Ético, el proyecto pasa al Patronato para ser aprobado. Los proyectos son de dos tipos: proyectos a desarrollar, los cuales deben traer ya su presupuesto resuelto; por otra parte están los proyectos que de mano no exigen un desembolso donde lo que cabe es la organización del mismo y el asesoramiento técnico que también se pueden asumir. Una vez que el Patronato lo aprueba, se empieza a trabajar. Para esto último, se buscan los compañeros que pueden llevarlo adelante, se nombra un coordinador, se enlaza con las personas del proyecto y adelante, solo queda el trabajo.
-¿Cuáles son las características que debe reunir un lugara para que Agricolae Mundi desarrolle una iniciativa?
C.F.-Agricolae Mundi es una entidad internacional de cooperación, por lo tanto desarrolla proyectos en España también. Sin embargo, la iniciativa presentada debe tener dos contenidos: ser agroganadero y la mejora de vida de un grupo de personas o de un territorio.
-¿Qué proyectos se han desarrollado en España?
Miguel Agulló: En Oviedo tenenos un proyecto que consiste en la integración y recuperación de la autoestima de alumnos con ciertas deficiencias curriculares, a través de la formación y creación de huertos de cultivo. Esto se está desarrollando en el Instituto Leopoldo Alas Clarín de Oviedo, con unos resultados muy plausibles el año pasado y que este año se está repitiendo y ampliando la experiencia. Este tipo de acción queremos trasladarla a otros lugares de España y a otros países que pudieran necesitarlo.
-¿Dónde tiene una mayor presencia Agricolae Mundi?
El planeta Tierra, no podemos salir de aquí. Nos están presentando proyectos desde Colombia, Honduras, Congo y el proyecto estrella es el de Mozambique, Jecuá, que explica el director del mismo, el padre franciscano Jorge Bender.
Jorque Bender: Es un proyecto de desarrollo económico local para mejorar las condiciones de vida de las familias y de las personas de una aldea. El otro pilar sería el tema de la educación, es decir, formas de que chicos y chicas tengan oportunidad de volar un poco más alto. Por eso pensamos que el instituto agrario del lugar forme personas para ser autosuficientes y al mismo tiempo ser emprendedores o emprendedoras donde viven, evitar la emigración a grandes ciudades o a otros lugares para poder vivir mejor, y desde Agricolae Mundi les damos el conocimiento y el apoyo necesario para que esto sea posible. Hemos comenzado con mucha intensidad y ya vemos los primeros movimientos, por eso creemos que es posible hacer de un desierto un vergel con el trabajo de la tierra y con agua.
Agricolae Mundi es una entidad internacional de cooperación, por lo tanto desarrolla proyectos en España también
-¿Cuál es el tipo de trabajo que más opera Agricolae Mundi, apertura de pozos, cultivos…?
M.A.-Eso depende, porque nosotros lo que damos es formación y asesoría. Facilitamos proyectos de todo tipo porque tenemos una amplia gama de compañeros, cada uno con su especialidad. Hemos pasado a colaborar con personas de otras profesiones como arquitectura o geología que nos han apoyado a la hora de estudiar el suelo, el agua para poder captarla, o la construcción de algún tipo de edificación. Sin embargo, con los colegiados tenemos una amplitud de temas de trabajo que van desde el desarrollo de caminos, la implementación de sistemas de riego, embalsamiento de agua, depuración o aprovechamiento de las aguas grises. El abanico es amplísimo, pero fundamentalmente el trabajo de la Fundación es asesorar y formar.
-¿Es obligatorio ser ingeniero técnico agrícola para formar parte de la Fundación?
Miguel Agulló: Somos ingenieros técnicos agrícolas y graduados en ingeniería agraria. No tenemos problema y estamos encantados de que ingenieros agrícolas quieren unirse a nosotros. Para ser miembro de la Fundación tienes que estar colegiado en cualquiera de los colegios de ingenieros técnicos agrícolas de España, aunque puedes ser socio de la Fundación sin ser colegiado ni ser ingeniero. También puedes ser patrocinador de la Fundación cumpliendo una premisa, no estar bajo ninguna condición penal y, simplemente, querer cooperar con la Fundación. Después están los voluntarios, que son de todo tipo y que colaboran en los proyectos que se nos presentan.
-Antes describía los dos tipos de proyectos que estudia Agricolae Mundi antes de aplicarlos. ¿Sin embargo, algunas acciones reciben apoyos institucionales públicos o privados?
M.A.-Los apoyos que buscamos pasan por la persona física, la persona jurídica, instituciones de tipo local, provincial, europea e internacionales como el Banco de Crédito Mundial, el Banco Interamericano o el Banco Central Europeo. Existe financiación para todo tipo de proyecto a la que iremos accediendo conforme se nos vayan presentando las oportunidades de participar.
-¿Sorprende la participación de ingenieros e ingenieras en labores voluntaristas como esta más allá de sus tareas profesionales?
Carlos Fernández. Nosotros detectamos es que una vez ya conocen el funcionamiento de la Fundación, sus proyectos y horizontes, la gente es solidaria, sobre todo porque existe un beneficio muy importante para quien participa, el bienestar, sentirse bien colaborando para construir algo con lo que ayudar a otras personas. Es muy raro que hablando directamente con una persona, te diga que no. Un ejemplo, durante el recorrido que estamos haciendo para presentar el proyecto Ubuntu, que así se llama el proyecto de Mozambique, hicimos unas exposiciones en una escuela técnica agraria en Alicante. Al salir, uno de los alumnos directamente se nos acercó para preguntar sobre qué idioma se habla en el lugar y además lo veía muy interesante. Es decir, quien oye algo sobre esto, le gusta. Puedo decir que cuando pedimos apoyos, todos nos dicen que sí, no hay ninguna respuesta negativa y en eso sí somos muy optimistas.
Fundamentalmente el trabajo de la Fundación es asesorar y formar.
-¿Existe un perfil determinado de persona que entra en la Fundación?
Miguel Agulló: Existe el perfil de ser humano, y cualquier ser humano, cualquier persona con unos mínimos sentimientos se siente identificado con nuestra labor y con los propósitos que perseguimos y siendo así, plenamente entra en ellos.
-¿Cuál ha sido el proyecto que les ha supuesto un éxito cumpliendo las expectativas y aquel que, con la misma ilusión, no ha dado la respuesta esperada?
M.A.-Te respondo con el que hemos puesto mucha ilusión y todavía estamos intentando definirlo e intentamos redirigirlo para llevarlo acabo. Es un centro para la ocupación de personas con deficiencia mental, en principio sería un centro residencial, pero como iba a ocupar una cueva en una finca con 7.000 metros cúbicos de agua mensuales y otros proyectos que teníamos previstos alrededor de este, no se ha podido llevar a cabo porque la cueva no es habitable. Ahora estamos buscando otra forma de enfocar esta acción y estamos pensando en convertirlo en un centro de día para que los enfermos mentales en hospitales dentro de un radio de 50 km alrededor de la finca, puedan tener un día de recreo y trabajo hortícola en este terreno. En cuanto al proyecto que más satisfacción nos está dando te lo explica su director, el padre Jorge.
Jorge Bender: Nosotros sentimos el apoyo de Agricolae Mundi, sobre todo en abrir un diálogo y proponer también la participación de voluntarios que se puedan ir para allá con la riqueza que pueda significar para ellos como es ganar experiencia, y para nosotros poder compartir la misma experiencia. Por eso tenemos un canal que se está abriendo ahora con mucha esperanza. Algunos elementos más concretos han sido hacer cabañas diseñadas por un arquitecto para conseguir voluntarios y otras cosas. Creemos que se pueden abrir puertas de cooperación y que mutuamente nos podemos enriquecer.