
Agricultura rexenerativa II
La Fundación Juana de Vega y la empresa Agroassessor continúan con las jornadas formativas para personas y asesores rurales interesados en desarrollar en Galicia y Cataluña proyectos de agricultura regenerativa. La fijación de carbono en el suelo para aumentar la biodiversidad, el uso racional y equilibrado del agua o la agroforestería fueron algunos de los aspectos abordados por el especialista Roger Rabés en la segunda de las citas de formación.
Pastoreo racional, no roturación de los suelos o acolchado vegetal de las fincas son principios esenciales de la agricultura regenerativa. Un modelo que parte de poner el esfuerzo en la salud del suelo para regenerar, estimular y mantener la fertilidad y biodiversidad de la tierra. Según sus promotores, un suelo con gran cantidad de vida y materia orgánica será capaz de producir alimentos utilizando los recursos propios de la naturaleza. Roger Rabés, que fue ganadero durante 25 años y ahora ejerce como asesor, explicó que no se debe confundir su modelo con la agricultura ecológica ya que ésta produce poca cantidad de alimentos, degrada la tierra periódicamente y recibe subvenciones que podrían destinarse a otras prácticas más sostenibles.
Rabés señaló la importancia de que en el entorno de las explotaciones haya siempre presencia de masas arboladas porque, dijo, el 60% del agua que contienen las nubes procede de masas forestales (frente al 30% de la evaporación oceánica y el 10% de los suelos). Por ejemplo, una masa arbolada de 200 metros cuadrados produce, en el peor de los casos, unos 200 litros de agua evaporada cada día. También advirtió de que, cuando se comienza un proyecto de agricultura regenerativa en suelos que estaban muy laboreados, puede haber problemas en la fase inicial por la compactación de la tierra. Y dijo que ese problema se soluciona mediante canalizaciones del agua, colocación de balsas por escorrentía o sistemas no mecanizados de filtración controlada. El especialista catalán explicó también las diferencias de la influencia de la lluvia en los suelos cubiertos y en los desnudos, siendo mucho más efectiva la retención en los primeros.
Por otro lado, se habló de la importancia de las coberturas o acolchados de las fincas. Paja, hierba seca o incluso lana -que actualmente supone un problema y no un recurso para los productores de ovino- pueden ser materiales adecuados dependiendo de cada terreno, de la disponibilidad de recursos y del tipo de explotación. Lo que está claro es que un suelo cubierto puede tener una diferencia de temperatura con uno sin cubrir de hasta 15ºC.
Rabés, discípulo del profesor Luiz Carlos Pinheiro y titulado en Pasto Regenerativo Voisin, no negó que el paso a la agricultura regenerativa requiere de una firme convicción y una disposición a aprender y asimilar conceptos que pueden resultar muy novedosos. La clave, dijo, es tener claro el objetivo y seguir los principios básicos.
Además, presentó modelos de agroforestería que están funcionando en Europa. La agroforestería es definida por la FAO como “prácticas antiguas de integración de árboles con sistemas de cultivo y ganadería, y abarca una gran diversidad de sistemas de gestión de la tierra practicados en todo el mundo. Hoy en día, la agroforestería está adquiriendo una importancia renovada por su potencial para transformar los sistemas agroalimentarios y hacerlos más adaptables y resilientes.”
Aparte de las cuestiones teóricas impartidas por la divulgadora Ana Digón y el asesor Roger Rabés, los participantes en el curso promovido por la Fundación Juana de Vega y la empresa Agroasessor conocerán in situ la explotación Casa do Carril, pionera en la ganadería regenerativa en Galicia.
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