Trinidad Castro es una mujer que lleva trabajando toda la vida en su explotación familiar, Ganadería Gaela, que se localiza en el municipio lucense de Castro de Rei y actualmente cuenta con 360 animales aproximadamente, de los cuales entre 170 y 180 están en ordeño. Como empresaria, comparte con nosotros sus preocupaciones sobre la inestabilidad de los precios de la leche y la amenaza constante de su bajada, y como ganadera, cuenta la falta de relevo generacional a la que se enfrenta el sector ganadero en Galicia.
La productora hace hincapié en el avance del abandono del rural e insiste en que “en el rural se vive cómo en cualquiera otro sitio, todo va avanzando, y no es cómo hace 30 años o más, que era bastante difícil vivir, sobre todo para una mujer. En definitiva, animaría a la gente a que se había quedado en el rural”.
De los comienzos a hoy
Los padres de Trinidad eran también ganaderos pero contaban con un número muy reducido de animales, “contaban con 7 u 8 vacas”, y ella se decidió a quedar con las vacas “un poco a la aventura”, comenta. A partir de ese momento, ella y su marido quedaron en Castro de Rei y poco a poco fueron haciendo “la primera cuadra, que es ahora en la que tenemos la recría, y fuimos aumentando hasta llegar a lo que tenemos hoy, a base de trabajar, pocos días libres, y pocas vacaciones o casi ninguna”, comenta Trinidad mientras sonríe.
Desde aquel momento hasta hoy en día, “cambiaron mucho las cosas y hubo muchos avances en el rural. La situación en aquellos comienzos no era fácil, y especialmente para las mujeres era bastante difícil. Sin embargo, hoy, se puede vivir como en cualquiera otro sitio, y más con los cambios que se ven, por eso animaría a la gente a quedarse aquí”, insiste.
Situación actual: dificultades presentes y futuras
En estos momentos, Ganadería Gaela cuenta con unos 360 animales en total, de los que entre 170 y 180 están en ordeño y el resto son vacas secas y recría, que hacen ellos mismos.
La explotación dispone de carro de alimentación tanto para vacas secas como para recría y animales en ordeño, si bien novillas y vacas secas complementan su alimentación con los pastos.
“En nuestra granja sólo está estabulado el ganado de leche, el resto sale fuera”, detalla la ganadera. En Gaela hacen dos ordeños diarios y “en calidades de la leche, estamos en torno a un 4 o algo más de materia grasa y un 3,50 de proteína”, afirma.
Entre ella y su pareja manejan “entre 70 y 80 hectáreas de terreno, donde rotamos entre maíz y hierba a partes iguales. A pesar de la extensión, el trabajo hacemos el más posible en la explotación, debido a los gastos que genera la contratación de mano de obra externa; tan sólo tiramos mano de servicios externos para la recogida del maíz o de la hierba en campaña”, apunta Trinidad Castro.
En esta granja de Castro de Rei, al igual que en otras granjas familiares “tienes tu horario y te organizas un poco a tu manera, pero eso tenemos que combinarlo con otras labores e incluso con la crianza de los hijos. Por ejemplo, cuando alguien se pone malo y se tiene que ir al hospital, o yo o mi hombre tiene que quedar a cargo de todo el trabajo de la explotación, hasta que la otra persona se pueda incorporar de nuevo; es un trabajo en el que casi no hay vacaciones”, comenta.
La exigencia del sector lácteo en cuanto a condiciones laborales no deja de ser algo “en lo que aún queda camino por andar”, afirma la ganadera. Otro apartado que señala como dificultoso es la adaptación al nuevo período de la PAC, “del cual no tenemos mucha información hasta lo de ahora, pero que sabemos que nos va a afectar tanto por las limitaciones de los fitosanitarios, los cambios de cultivo, la gestión de purines, etc.”, cuestiona.
“El relevo generacional está comprometido porque todo el mundo escapa de los problemas. Cada vez ponen las cosas más complicadas”
Trinidad Castro apunta a la normativa como una carga que se va endureciendo a cada paso, lo que supone una dificultad a mayores para garantizar la continuidad de muchas granjas familiares. “Cada vez nos ponen las cosas más complicadas entonces el relevo generacional está comprometido porque todo el mundo se escapa de los problemas. Es más fácil trabajar para otra empresa y no tener que estar lidiando continuamente con proveedores de piensos, abonos, etc., además de estar pendiente de todas las necesidades administrativas y de gestión de trámites”, recalca.