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La empresa chairega Champivil-Castelo, especializada en productos naturales de Galicia, comienza estos días la campaña de recolección de árnica, una planta medicinal que se da de manera natural en los prados de la Terra Cha. La empresa de Vilalba decidió hace unos años recuperar este producto que se recogía históricamente en Galicia y, tras un proceso de secado, lo exporta con destino a las principales empresas cosméticas y farmacéuticas europeas, que la emplean en la elaboración de cremas y antiinflamatorios.
«En la zona de la Terra Cha, la gente mayor recuerda cogerla de toda la vida, desde siempre. Aunque lo cierto es que su población ha mermado mucho como consecuencia de la mecanización y renovación de praderas para uso agrícola y ganadero, hasta encontrarse hoy por hoy en peligro de extinción, recluida en determinadas zonas próximas a riachuelos o en praderas destinadas a hierba seca», explica Luz Divina Castelo, gerente de Champivil.
La árnica se da de forma natural en prados de Terra Cha y A Ulloa, pero su cultivo presenta dificultades
Fue su madre, Mari Luz Rey, la que mantuvo viva en la familia esta tradición de la recogida de la árnica, un proceso manual que se lleva a cabo durante el mes de junio y comienzos de julio, coincidiendo con la época de floración de la planta. «El momento de recogida, que dura cuatro o cinco semanas solamente, está un poco en función de cómo venga el tiempo. El año pasado hubo sol y calor en los meses de mayo y junio y se adelantó la floración. Este año está pasando lo contrario, la lluvia y la falta de sol de estos días está retrasando la campaña», explica Luz Divina Castelo.
La árnica es una planta silvestre que se da de manera natural en praderas viejas ubicadas en zonas húmedas de la Terra Te la. Tiene forma de margarita (un poco más grande de tamaño) y es de color amarillo. Champivil cerró la pasada campaña con un total de 1.500 kilos de flor de árnica cogidos que, una vez secos, marcharon con destino a la multinacional alemana Bayer.
«Es nuestro particular azafrán y se paga a 5 euros el kilo»
Flores de árnica (amarillas) en el centro de la imagen.
La árnica está experimentando en los últimos años una demanda creciente por parte de las industrias farmacéuticas, lo que está influyendo en el precio. «Esto está animando de nuevo a la gente a volver a recogerla, aunque cada vez hay menos y hay que andar mucho más para juntar una cantidad que merezca la pena. La árnica es nuestro azafrán particular y se paga a un precio de unos 5 euros el kilo, ¿pero cuántas flores hay que coger para hacer un kilo?», razona la gerente de Champivil.
El proceso es totalmente manual: «Durante el mes de junio y principios de julio, la cogemos con cuidado a mano, una a una, para no dañar la planta y que vuelva de este modo a dar el año próximo. Es un proceso delicado, porque si arrancas la planta no vuelve a dar», explica.
«La recolección es delicada porque si arrancas la planta, no vuelve a dar» (Luz Divina Castelo)
La provincia de Lugo, sobre todo en zonas como la Terra Cha o la Ulloa, es donde aún se conservan las mejores poblaciones de árnica de todo el noroeste de la península ibérica. También se recolecta en países del este de Europa, pero la calidad y las propiedades de la árnica gallega son muy superiores.
Es una especie que crece de manera natural en estado silvestre y que presenta dificultades para su cultivo. De hecho, en los últimos años se realizaron diversos experimentos y ensayos de cara a su cultivo sin que se hayan obtenido grandes resultados. Tampoco tuvieron éxito los intentos de las farmecéuticas alemanas de cultivar en su país la variedad que se da en Galicia. En el campus de Lugo de la Universidad de Santiago llevan años estudiando esta planta e intentando su aprovechamiento como cultivo agrícola.
Proceso de secado a temperatura ambiente
Una vez recogida, la flor de la árnica se somete a un proceso de secado para su conservación. «La ponemos a secar a temperatura ambiente, en un proceso natural que acostumbra a realizar un par de días. Por la noche la tapamos y por el día la extendemos al sol. Las flores pierden el agua y se van marchitando y cambiando su color amarillo y verde por marrón anaranjado. Durante el proceso de secado, tenemos que voltearla frecuentemente para que el secado sea homogéneo», detalla Luz Divina Castelo.
Secado natural de la árnica.
Una vez seca, la empresa de Vilalba mete en sacos la árnica para su envío a los laboratorios farmacéuticos, que hacen con ella medicamentos antiinflamatorios, cremas para la piel, jabones u otros productos. «La que nosotros cogemos es de muy buena calidad y va para Bayer, en Alemania», explica la gerente de Champivil, que reconoce que «la demanda de este producto es muy alta, pero hay muy poco».
La variedad gallega, muy codiciada por las farmacéuticas por su calidad
La árnica, también conocida como ‘estornudadeira’ o tabaco de montaña, es una planta medicinal con múltiples propiedades. Se trata de una planta herbácea autóctona, originaria del continente europeo, que crece de forma silvestre y que puede llegar a alcanzar medio metro de altura. Pertenece a la familia botánica de las asteráceas, igual que la manzanilla y la caléndula.
Árnica preparada en sacos para su envío a un laboratorio farmacéutico.
Sus flores son amarillas y muy vistosas, con un aroma agradable semejante a la manzanilla pero de mayor tamaño. Son precisamente las flores las que principalmente se emplean en gran variedad de remedios caseros debido a sus propiedades medicinales, con una potente acción antiinflamatoria, antibiótica, cicatrizante y analgésica.
Esta planta medicinal es un remedio natural para las luxaciones, golpes, traumatismos o torceduras. Se aplica de forma externa, también mejora la salud de la piel en casos de irritación, acné o eccema. Ayuda además a aliviar dolores articular, reumáticos y musculares y acelera la recuperación en casos de tromboflebitis, edemas, hematomas o moratones. También se emplea para descongestionar las vías respiratorias.
La variedad que se da en Galicia, la Arnica montana L., presenta unas cualidades terapéuticas superiores con respecto a la que se produce en centroeuropa, en países como Alemania o Rumanía. Además de mayor poder antiinflamatorio, la subespecie atlántica tiene un menor grado de problemas de alergia asociados, por lo que es más apreciada por la industria.
Luz Divina Castelo, en el proceso de volteo de la árnica para mejorar su secado natural.
Champivil-Castelo, tradición, innovación y diversificación
Champivil-Castelo es una empresa de Vilalba que tiene entre sus principales características la tradición y la innovación. Con más de 50 años de historia, fue pionera en la exportación de setas silvestres gallegas a Europa y en la puesta en valor de productos naturales gallegos bajo la filosofía de envasar la materia prima de productores locales y siempre en temporada.
En la actualidad cuenta con una amplia gama de productos en el mercado, que van desde las conservas naturales de grelos, berzas o ortigas a las setas deshidratadas, las mermeladas de frutos rojos o los preparados de caldo o tortilla de patatas. Los productos de Castelo traspasan las fronteras gallegas a través de las grandes cadenas de distribución como Gadis, Eroski, Carrefour o El Corte Inglés.
Divina Campello, abuela de la actual gerente de Champivil, fue pionera en Galicia en la compra-venta de setas silvestres allá por el año 1949 en la tienda taberna que tenía en la aldea vilalbesa de Distriz. Siguiendo la tradición familiar, Andrés Castelo fundaba junto a su mujer Mari Luz en 1977 una empresa de exportación de productos silvestres y comenzaba a buscar nuevos mercados dentro y fuera de Galicia, logrando entrar en los mejores mercados europeos (Italia, Suiza, Francia) y abastecer con setas gallegas a las principales zonas consumidoras de este producto dentro de España (Comunidad Valenciana, País Vasco y Cataluña).
En el año 1982, en una nave pegada a la casa familiar, en la parroquia de San Xián de Mourence, la empresa creaba una pequeña zona de fabricación de conserva y comenzaba a envasar para marcas francesas.
Numerosos premios y reconocimientos en los últimos años
Pero es en el año 2001, con la incorporación de Luz Divina a la empresa familiar cuando se produce la gran revolución de Champivil, al crear una marca propia (Castelo) con la que etiquetar y distribuir sus conservas, que poco a poco fueron ampliando la gama de productos hasta abarcar en la actualidad una importante variedad: setas, grelos, berzas, mermeladas, preparados para tortilla, arroz con setas, crema de grelos, licores de setas y cerveza artesana.
La empresa vilalbesa fue reconocida en los últimos años con numerosos galardones por su innovación y la calidad de sus productos, entre ellos, los grelos en conserva, que recibieron el segundo premio de Alimentación Salimat 2002 de la Semana Verde de Silleda y el Taste Award otorgado en Bruselas en el año 2012.
Champivil recibió también el pasado mes de marzo el primer Premio Son Mujer 2018 en la categoría de Empresa Rural, otorgado por la Asociación de Mujeres Empresarias de Lugo, que se suma a otros reconocimientos, como el premio Joven Empresario de Galicia en el año 2011, el premio Aresa de desarrollo rural en el año 2013, un accésit a la internalización en el III premio Joven Empresario de Galicia de 2013, la mención de honra en el III premio Xoven Empresario de Lugo 2011 o el Taste Award 2010 otorgado en Bruselas al boletus edulis en conserva en aceite de oliva.
