La Asociación Agraria de Galicia (ASAGA) advierte de prácticas abusivas en el mercado de la leche. En un contexto difícil para el sector, que viene de sufrir años de precios bajos y cierre de explotaciones, al que se suma el descenso de la producción de leche, las industrias lácteas están intentando cambiar las condiciones de los contratos que mantienen con los productores.
Tras una larga temporada en la que se negaban a firmar contratos de más de cuatro meses, las industrias están proponiendo la firma de nuevos contratos de por lo menos ocho meses. Un movimiento que, lejos de suponer una ventaja, busca blindarse ante una previsible mejora de las condiciones económicas para las productoras en las próximas semanas. La ampliación de los contratos fue notificada a ASAGA por varios de sus asociados en los últimos días, después de ser estos avisados por las empresas de cara a la próxima renovación de los actuales contratos.
“Las industrias están demostrando que únicamente velan por sus propios intereses, aprovechándose de una situación convulsa”, defiende Francisco Bello, presidente de ASAGA. “Este movimiento hace más difícil la supervivencia de las explotaciones, que ya vienen de meses de tener que funcionar en un contexto de altísimos costes de producción, que dificultan enormemente su viabilidad económica”.
Precio por litro
Además, ASAGA denuncia diferencias notables de retribuciones entre las pequeñas explotaciones y el resto en la comunidad. Tras meses de mantenerse a la expectativa, analizando datos recabados tanto a través de los propios asociados como de distintas causas judiciales, la Asociación detectó que la variación en el pago de leche puede llegar a suponer entre 10 y 11 céntimos por litro más para las granjas de mayor tamaño frente a las pequeñas.
Esto supone que, de media, las empresas productoras de menor tamaño reciben 40-41 céntimos por litro, mientras que las grandes cobran entre 50 y 51 céntimos de precio base. Supone, por tanto, un 25% más de remuneración. “En el sector no se recuerda una diferencia tan brutal”, resume Bello. “Las pequeñas explotaciones constituyen una parte esencial de la industria de la leche en Galicia, y con esta diferencia de trato se está produciendo un daño significativo en toda la cadena”.
“Resulta necesaria una revisión de las condiciones en profundidad, en la que se impliquen todos los agentes, si queremos que el sector lácteo mantenga su relevancia en la comunidad y que non se expulse a ningún productor del mercado”, concluyó Francisco Bello.
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