El campo tiene un escaso papel en la emisión de gases de efecto invernadero, que se puede cuantificar en alrededor de un 12% del total de las emisiones españolas. Tampoco es una actividad a la que se le pueda achacar una gran responsabilidad en la contaminación atmosférica, pero en cualquier caso, el campo, igual que el resto de sectores productivos, se verá en la obligación en los próximos años de adoptar medidas para reducir las emisiones. Es un compromiso político a nivel europeo que parece no tener vuelta de hoja.
Analizamos las restricciones ambientales que llegarán a las granjas en los próximos años de la mano de Juan Sagarna, técnico de Cooperativas Agroalimentarias de España, que ha abordado estas cuestiones en una jornada de la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca).
“Podemos hablar de las medidas que aparecen recogidas en el Plan Nacional de Energía y Clima y en el Plan Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica, pero probablemente pasen años antes de que estas medidas se plasmen en decretos o órdenes ministeriales. Por el momento, son tendencias, un compromiso de que en el futuro se regularán estos aspectos”, explica Juan Sagarna.
Medidas propuestas a Europa para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
La actividad ganadera produce emisiones de metano y óxido nitroso, dos de los gases responsables del cambio climático. Para disminuirlas, el plan nacional de Energía y Clima propone, entre otras, las siguientes medidas:
– Establecimiento de planes de fertilización por cada productor y registro de todas las aplicaciones en un cuaderno de explotación.
– Vaciado frecuente de purín en las granjas de porcino.
– Cobertura de las balsas de purines en las nuevas instalaciones de vacuno y porcino.
– Separación sólido-líquido de los purines en zonas con alta concentración de porcino y bovino. Elaboración de compost a partir de la fracción sólida de los purines en esas zonas.
Medidas propuestas a Europa para reducir las emisiones de amoniaco
El amoniaco es otro de los gases producidos por la ganadería que preocupa a nivel europeo, pues se considera que tiene impacto en la salud humana. A pesar de que el porcino es el gran responsable de las emisiones ganaderas de amoniaco (40%), el vacuno de leche, que sólo produce el 10%, y el vacuno de carne (20%) tendrán también que afrontar medidas de reducción con toda probabilidad. Las que se proponen en el plan nacional de control de la contaminación atmosférica son las siguientes:
Gestión de purines
– Ampliar la prohibición de repartir purines en abanico a los fertilizantes orgánicos con más de un 40% de humedad.
– Limitar la aplicación de nitrógeno ureico a un 30% del total de las unidades de nitrógeno aportadas.
– Evacuar dos veces por semana el abono en explotaciones de ganado bovino y porcino.
– Incorporar las mejores técnicas disponibles (MTDs).
Alimentación animal
– Implementar la alimentación multifase en vacuno, aves de carne y porcino. Es decir, la ración se deberá realizar por lotes, en función de las necesidades del animal en cada momento, evitando los excesos de nutrientes en la dieta.
– Reducir la proteína en la alimentación del ganado. A menos proteína, menos nitrógeno y menos amoniaco en las deyecciones.
¿Qué pasará con la aplicación de purines en abanico?
El Plan Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica, que fue aprobado por el Gobierno y remitido a Bruselas este otoño, aspira a que en el 2030 el 80% de los purines se apliquen con la tecnología de tubos colgantes y a que sean enterrados antes de las 24 horas. Por tanto, a medio plazo el reparto de purines en abanico parece sentenciado.
Para el 2020, todo apunta a que se permitirá la continuación de las excepciones de los últimos años, pero Juan Sagarna es escéptico sobre lo que sucederá en años próximos. “Es complicado que se puedan mantener las excepciones, pues previsiblemente habrá presiones de la Comisión Europea”, valora.
Papel de las ayudas de la PAC
El nuevo periodo de ayudas de la Política Agraria Común (PAC), que no arrancará antes del 2022, incluirá líneas de ayudas para mejorar las prácticas ambientales en el campo. Serán los llamados ecoesquemas, que previsiblemente apoyarán a las ganaderías que adopten medidas para reducir las emisiones.
Cómo se legislarán las restricciones y los incentivos para mejorar las prácticas ganaderas es la gran incertidumbre que pende sobre el sector. La esperanza de las organizaciones del campo es que las medidas sean consensuadas con el sector antes de su publicación.