Las ganaderías de leche trabajaron al ritmo normal durante la pandemia de coronavirus, sin notar la crisis que afectaba de lleno la otros sectores, pero los efectos post-covid se están dejando sentir de manera importante en este momento en forma de subida desmesurada de los costes de producción y congelación del precio de venta de la leche. Se habla mucho últimamente de la subida del recibo de la luz o el repunte de los combustibles pero el mayor impacto sobre la cuenta de resultados de las granjas lo está teniendo el encarecimiento del concentrado.
La escalada de precios de las materias primas, que comenzó hace un año, parece no detenerse por el momento y comienza a afectar de lleno a los fabricantes de concentrados y a las explotaciones ganaderas, que hasta ahora pudieron ir amortiguando algo la subida gracias a contratos cerrados a largo plazo.
Alimentar el ganado supone más de la mitad de los gastos en una ganadería
Pero el incremento de la alimentación del ganado, el mayor de los costes de producción de las granjas, podría llegar a dispararse en algunos casos hasta el 30% de cara al próximo año, lo que echaría por tierra el difícil equilibrio de rentabilidad con el que trabajan los productores de leche, con unos precios de venta en origen que no están incrementándose en la misma medida, a pesar de tímidas subidas anunciadas por algunas industrias. Hablamos con distintas ganaderías para conocer cómo están afrontando la situación y poner cifras concretas a lo que supone en una granja el incremento de costes de las distintas materias primas.
Las subidas de la luz o del gasóleo tienen menor impacto que los concentrados sobre el total de los costes de producción de las explotaciones
Aunque el impacto de la subida de los concentrados está siendo generalizado, no está afectando de igual manera a todas las explotaciones, dependiendo de la capacidad forrajera de cada una, un factor determinante que condiciona la necesidad de compra de insumos y la cantidad de soja, colza o harina de maíz empleada en la ración, pero de media estaríamos hablando de encarecimientos en este momento de entre 1 y 2,5 céntimos por litro de leche y con augurios de incluso doblarse ese sobrecoste de cara al próximo año.
«Cuando lo vamos a notar muchísimo es el año que viene, porque éste teníamos cerrado el precio hasta julio»
La mayoría de explotaciones lecheras, sobre todo las de mayor tamaño, compran las materias primas, bien directamente, bien a través de proveedores, pero con contratos cerrados a un año o a varios meses vista, para asegurarse de este modo un precio estable que les permita trabajar con ciertas garantías y sin depender de los vaivenes del mercado. Es la estrategia que sigue Granxa Pexegueiros, una ganadería con 130 vacas en ordeño ubicada en el ayuntamiento coruñés de A Baña.
«Nosotros trabajamos con materias primas cerradas a un año. La colza la compramos a través de CAP Coruña y el núcleo a base de harina de maíz nos lo sirve Progando», explica Alonso Iglesias. Por eso, cuenta, «hasta ahora no notamos mucho la subida porque habíamos cerrado precio hasta julio, pero cuando lo vamos a notar muchísimo es para el año que viene, porque la mayoría de empresas además no tienen nada cerrado y están comprando al día», dice.
Granxa Pexegueiros paga unos 2.000 euros a mayores al mes por la subida de la colza y la harina de maíz
Granxa Pexegueiros gasta una cisterna al mes de colza (unas 25 toneladas) y unas 28 de pienso (800 kg diarios en las vacas en producción en 100 en la recría). En su caso, la subida de las materias primas supone unos 2.000 euros al mes a mayores. «El pienso ya subió 20€/tonelada pero va a seguir subiendo mucho más a medida que avance el año porque la harina de maíz hace un año estaba a 170€ la tonelada y ahora está a 270, ha subido 100€, y la colza se va a encarecer en nuestro caso entre 40 y 50€ a partir de ahora», indica.
«Estamos ya por encima de 2,5 céntimos en litro en este momento pero llegará a 4 céntimos a final de año si sigue subiendo así»
Juanjo Fraga gestiona la mayor ganadería de leche de A Mariña, con 520 productoras en total repartidas en dos granjas, una ubicada en la parroquia de Lagoa, en Alfoz, donde prepara la ración diaria con carro mezclador propio con los ensilados que hace en la explotación y el concentrado que fabrica Irmandiños en A Devesa, y otra en Arante, en Ribadeo, después de haber adquirido Nar Xosé, donde sigue manteniendo el sistema de mezcla húmeda que le sirve el CAVI de Vilamartín.
Pero a pesar de trabajar con sistemas distintos, dice, «los números de lo que nos supone la subida en la alimentación del ganado salen muy similares en las dos granjas, porque los costes de materia prima vienen igual, ya que el proveedor es el mismo, Clun en los dos casos, y el concentrado hay que meterlo igualmente en la mezcla húmeda o en el carro que haces tú», argumenta.
Clun tardó en subir pero se fue notando a medida que los contratos a precio fijo han ido caducando
«La alimentación en nuestro caso supone el 60% del coste total de producción en los dos sistemas y hay poca diferencia en cómo nos están repercutiendo las subidas en una y en otra granja. Trabajamos tan ajustado que céntimos o medios céntimos de subida de los costes ya nos supone muchísimo en cuanto a rentabilidad de las explotaciones», reconoce.
Según los cálculos que hace Juanjo, en base a analizar los datos reales de las dos granjas que gestiona, «estamos en un sobrecoste de 2,5 céntimos en litro en este momento a respecto del año pasado, pero llegará a 4 céntimos a final de año si sigue subiendo así», dice.
«Con la subida de la colza nuestra ración va a pasar de 6 euros por vaca y día a 6,5»
Ganxabar gestiona la alimentación en conjunto de 1.700 vacas en producción diariamente y casi 3.000 cabezas totales contando recría y vacas secas, de 6 explotaciones lecheras de la comarca de Xallas y A Barcala. Desde el comienzo apostaron por la autosuficiencia forrajera como estrategia y es en momentos de precios altos de las materias primas como éste en los que esa decisión se ve recompensada.
«Fue algo que nos planteamos desde el inicio, garantizar el forraje incrementando la superficie agraria a la par que el número de cabezas de ganado y disponer siempre de un excedente de maíz para hacer grano húmedo. Por eso en nuestro caso a subida nos afecta menos, pero en las explotaciones que tengan que comprar los cereales la subida en la alimentación será del doble, en vez del 15% el 30%», calcula Adrián Cundíns.
La subida a nosotros nos afecta menos porque hacemos grano húmedo de maíz y eso nos permite ahorrar en los cereales, el incremento sólo lo hemos notado de momento en la colza porque somos capaces de suplir el resto
En función del rendimiento del forraje de este año, la ración de Ganxabar tiene un coste de entre 5,95 y 6 € por vaca y día. «Hasta ahora la subida solo nos afectó en un porcentaje pequeño de la colza porque teníamos precio cerrado para todo este año y solo lo notamos en la que compramos a mayores, pero de cara al año que viene el coste de la ración podría dispararse a 6,45 o 6,5 euros solo con la subida de la colza, porque las propuestas que tenemos para 2022 vienen con un incremento del 45% en el precio con respecto al que tenemos este año», explica.
La colza supone en la ración de Ganxabar un tercio del concentrado y las propuestas que tienen para 2022 fijan una subida del 45% a respeto de este año
Eso supondría un encarecimiento en el coste total de la alimentación del 10% solo con la subida del 45% en la colza, a lo que habría que añadir un 5% más de subida total que supondría el incremento del 60% de los cereales (harina de maíz, trigo o cebada) que lleva el núcleo donde mezclan los minerales. La ración que hace Ganxabar en sus intalacións de Grille, en Mazaricos, contiene en total 12 kg de concentrado: 4 son de colza, 4 de grano húmedo de maíz y los otros 4 formados por un núcleo premix de colza y cereales y donde se añaden los correctores, minerales y aditivos de la ración.
La subida de la colza (del 45%) supondría un 10% de incremento en los costes totales de alimentación, a lo que habría que añadir otro 5% que representaría la subida de los cereales (harina de maíz, trigo o cebada, que se han encarecido un 60%)
La escalada de precios de las materias primas está siendo generalizada, con subidas del 30% en la soja, el 45% en la colza o el 60% en cereales como el trigo o el maíz, que ha pasado de costar 170 euros la tonelada el año pasado a 270 en la actualidad. El efecto contagio acaba arrastrando además a otras materias primas, como es el caso de otras proteoginosas como la alfalfa o la veza, que se han visto influenciadas al alza por la subida de la colza y la soja pese a haber habido una buena cosecha en Castilla este año.
El encarecimiento de la soja y la colza arrastró a otras proteoginosas como la alfalfa y la veza a pesar de que ha sido un buen año de cosecha en Castilla
La mayoría de las explotaciones gallegas son dependientes del aporte proteico de productos como la soja o la colza para elaborar sus raciones, así como de la energía que contienen los cereales y que en algunos casos están siendo sustituidos en parte por subprodutos más baratos, procedentes de la industria alimentaria, como la pulpa de remolacha o el bagazo de cerveza.
Ganxabar también está estudiando distintas alternativas para tratar de paliar la subida de la colza que usa. «Nosotros tenemos los forrajes y el grano húmedo garantizados, pero no podemos meter subprodutos porque la vaca tiene la capacidad de comer que tiene, pero estamos barajando cambiar la colza, que tiene un aporte proteico del 30%, por soja, que puede llegar al 47% de capacidad proteica, porque es proteína más concentrada y eso te permite meter más forraje propio en la mezcla o forraje de algo menor calidad. Hasta ahora soja empleábamos muy poca, solo en la recría pequeña», explica Adrián.
«Fabricamos nosotros y ajustamos lo máximo posible, pero hay unos costes que hay que imputar, no queda más remedio»
SAT O Chope, de Silleda, fabrica sus propios piensos a través de la cooperativa Proporsi, creada en 1986. «Somos 5 socios y fabricamos nosotros directamente tanto para nosotros como para otras ganaderías de vacuno y porcino, en total servimos a 70 clientes», explica Manuel Iglesias.
La subida de 35€ en tonelada supone para SAT O Chope 1.500 euros más al mes
No depender de terceros ha permitido a esta explotación, con 200 vacas en producción y ordeño robotizado, que gasta unas 45 toneladas de pienso al mes, minimizar la subida, aunque al final no han tenido más remedio que ajustar los precios del concentrado al alza a medida que se iba encareciendo la compra de materias primas en origen. «Ajustamos lo máximo posible, pero hay unos costes que al final hay que imputar, no queda más remedio», reconoce. En este caso la subida fue de 35€/tonelada, lo que supone a SAT O Chope 1.500 euros más al mes.
«Echar a las vacas a pastar me permite amortiguar los costes de producción porque no dependes tanto del pienso»
El encarecimiento de las materias primas está afectando a todas las granjas, aunque su impacto es diferente en función del tamaño y el modelo de la explotación. Las ganaderías pequeñas y que mantienen el ganado en pastoreo son las que mejor están amortiguando la subida de las materias primas.
Rafael Méndez de Ganadería Artoño SC, de Agolada, tiene una explotación de tamaño medio, con 62 cabezas y 70 hectáreas de terreno. La abundancia de superficie agraria le permite apostar por el pasto como manera de abaratar la alimentación del ganado.
La subida del pienso lo notamos todos, pero el impacto es muy distinto en unas ganaderías y en otras porque depende mucho de los kilos que les des
«La subida del pienso se nota pero depende mucho de lo que les des, claro. Yo las echo a pacer y les doy entre 7 y 8 kilos de pienso. Me lo sirve Hermanos Penas de Arzúa y me ha subido 4 céntimos por kg del año pasado a este año. El disponer de terreno y poder tenerlas en pastoreo me permite amortiguar los costes de producción porque no dependes tanto del pienso. El impacto de la subida de las materias primas es muy diferente en una explotación pequeña como la mía o en una grande mucho más intensiva», considera Rafael.