Español
Estos días visitó Galicia Bárbara Loureiro, del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) del Brasil, una organización que acumula décadas de lucha en demanda de una reforma agraria que beneficie a los pequeños agricultores. Bárbara participó en unas jornadas sobre incendios forestales organizadas por AGE (Alternativa Gallega de Izquierda) para contar el caso del Brasil.
Los incendios en Brasil constituyen un problema ambiental de primera dimensión. Sólo en el 2016 se registraron más de 235.000 focos, según los datos oficiales. Buena parte de los fuegos están asociados a quemas agrícolas para limpiar las tierras, generar pastos o para ganarle terreno agrario a los bosques. «El modelo de producción del Brasil, basado en los agronegocios, necesita deforestar gran cantidad de terreno. Es un modelo devastador que provoca la quema de alrededor de un millón de kilómetros cuadrados el año» -2 veces la superficie de España-, asegura Bárbara Loureiro.
«La mayor parte de las tierras agrarias está en poder de agronegocios. El 1% de los dueños de la tierra tiene el 40% de la superficie»
El cambio climático, que ya se está notando en Brasil en una reducción de las lluvias, agrava el uso habitual de las quemas, que con frecuencia se descontrolan y generan incendios forestales. Para combatir los fuegos, Barbara considera que el primer paso es el cambio del modelo de producción.
La activista del MST cuestiona los latifundios de soja, azúcar o café. «En Brasil tenemos un modelo de exportación de commodies, pero no un modelo de producción de alimentos», critica. «Los pequeños agricultores son los que producen el 70% de los alimentos que consume el país, pero la mayor parte de las tierras agrarias está en poder de los agronegocios. El 1% de los dueños de tierras tiene el 40% de las superficie», compara.
El MST aboga por una reforma agraria en el Brasil que ponga tierras a disposición de los pequeños agricultores y que fomente con políticas públicas el modelo de producción de alimentos. «Los monocultivos dirigidos a la exportación y también producciones forestales como el eucalipto están ganando terreno cada año a base de comprarles tierras a los pequeños agricultores, que después de vender tienen que emigrar a las ciudades», analiza.
