Cabrizanca, una ganadería a modo de pasatiempo asentada en el gusto por lo natural

Camilo comenzó con las cabras como una alternativa para no tener que desbrozar cada año una propiedad familiar que se encontraba a monte. La raza gallega lo conquistó y hoy lleva ya 8 años con una pequeña ganadería a tiempo parcial, de la que comercializa los cabritos tanto para la vida como por su carne

Cabrizanca, una ganadería a modo de pasatiempo asentada en el gusto por lo natural

Camilo Mato con algunos de los ejemplares de su rebaño.

Fue en la feria Semana Verde donde Camilo Mato vio por vez primera las cabras autóctonas gallegas, le gustaron y ya comenzó a darle vueltas a la idea de comprar un par de ellas. Conocidas por su capacidad para mantener a raya la vegetación, Camilo vio en las cabras una oportunidad para limpiar unas fincas familiares que cada año tenían que desbrozar mecánicamente.

«Todos los años un sobrino se encargaba de ese trabajo, pero comenzamos a valorar que con las cabras podíamos tener la finca limpia todo el año sin tener que desbrozarla», comenta. Optaron entonces por comprar un par de cabras y un macho. De eso hace ya 8 años y hoy Camilo y su mujer, María Teresa Fernández, tienen una pequeña ganadería de cabras autóctonas.

Comenzaron con dos cabras y un castrón después de ver ejemplares de raza autóctona gallega en la Semana Verde

Es una actividad a tiempo parcial que combinan con sus respectivas profesiones. Camilo reconoce que las cabras son su pasatiempo y que gusta de tenerlas bien y de que «los animales vivan felices y a gusto», comenta.

A escasos metros del polígono del Tambre (Santiago, A Coruña), en una parcela urbana de cerca de 1,5 hectáreas viven las cabras de Cabrizanca. Cuentan con unas 10 madres reproductoras y suelen criar unos 25 cabritos al año. «Son cabritos 100% gallegos criados de manera natural», comenta Camilo.

A lo largo de estos años como ganadero, Camilo fue ahondando en los conocimientos sobre la raza, la crianza y las particularidades de sus animales tanto de la mano de otros criadores como de la Federación de Razas Autóctonas (Boaga), de la que son socios, y con su propia experiencia.

Cabrizanca-cabras-grupo-

Las cabras permanecen en semiextensivo en una parcela en la que también tienen acceso al establo.

Crianza de las cabras

Camilo tenía claro desde un principio que quería una raza autóctona y la experiencia no hizo más que que se reafirmara en su elección. «Es un animal rústico, que se adapta muy bien, no tiene casi enfermedades e incluso cuando las destetas tampoco tienes mayores complicaciones», comenta.

Así, reconoce que al margen del manejo diario, apenas tiene que desparasitar un par de veces al año los animales y encargarse de arreglarle las uñas. «Al estar en pradera no llegan a desgastar los cascos como si estuviesen en zonas de piedras y tenemos que recortárselas», indica.

Evita cubrir las hembras hasta que tienen por lo menos 10 meses para que logren la condición corporal adecuada para ser madres

Aunque pueda llegar a conseguirse más de un parto al año, Camilo no es partidario de eso. Opta por restringir el tiempo que pasa el castrón con el rebaño para evitarlo. Además, respetan el tiempo de celo natural, que comienza en los meses de verano, de manera que las cabras rematan pariendo entre los meses de febrero y abril.

Suelen contar con dos cabritos por madre, aunque tiene alguna madre que acostumbra a traer 3 o 4 cabritos. «Eso nos obliga a criarlos a biberón para garantizar que salgan adelante y para que no acaben con la madre», comenta.

Cabrizanca-cabras-pasto-

Renuevan el macho peiodicamente para evitar problemas de consanguinidade.

Evita cubrir las hembras hasta que tienen los 10 meses o el año para que logren una condición corporal ideal para ser madres y no se resientan. «Recomiendan que hasta que la cabra consigue las tres cuartas partes de su peso de adulta, que suele andar en los 50 kilos, es mejor no cubrirlas y yo creo que es acertado esperarle», detalla.

También renueva periódicamente el macho para evitar problemas de consanguinidad. Ahora cuenta con un pequeño macho, llegado desde Monterroso, que se estrenará esta misma temporada, aunque estima que se retrasará hasta octubre. Este es el cuarto macho que tiene en la ganadería.

Alimentación y manejo

Tienen las cabras en semiextensivo y ellas deciden el tiempo que pasan dentro de la cuadra o en el pasto. Camilo y María Teresa se reparten y van dos veces al día, a la mañana y a la noche a revisar el rebaño y darle de comer.

Gustan de comer los cardos que van apareciendo en la hinca.

Gustan de comer los cardos que van apareciendo en la finca.

Además del pasto del que disponen, la dieta se complementa a base de hierba seca y cereal. Al año precisa alrededor de un centenar de alpacas de hierba seca para alimentar al ganado. Junto con la hierba, también le aporta cebada y maíz. «No soy muy partidario de los piensos, no confío mucho en ellos y prefiero darle la cebada en grano directamente. El maíz se lo doy en copos porque le resulta más digestivo», explica el ganadero.

Compran el cereal en una comercial que lo trae directamente de Castilla y adapta la dieta en función de la disponibilidad de pasto que tengan. «Comen lo que va dando la tierra y se lo complementamos con el cereal», explica. A mayores, les tiene, a su libre disposición, un cubo de minerales esenciales como calcio, fósforo, cobalto, magnesio, zinc, etc. para que cuando ellas quieran vayan a lamerlos.

Tampoco realizan un abonado de la pradera, que se mantiene con el abono de las cabras. «No estamos en ecológico pero por el manejo y alimentación que tenemos podríamos estar ya dentro de este tipo de producción», reconoce.

Cabrizanca-cabra-corte-

En invierno éstralle la corte con paja, para que estén más calientes, y en verano la tiene la tierra para que sea más fresca.

«Queremos que el animal esté comiendo lo más natural posible todo el tiempo y que esté al aire libre cuando quiera», matiza Camilo. Reconoce que son animales que no gustan de estar a la lluvia, a diferencia de otros que prefieren seguir pastando.

«Cuando llueve prefieren estar dentro todo el tiempo. Aunque parezca un animal muy duro son bastante delicados, tanto a la hora de tener una alimentación equilibrada como con las pulmonías», comenta. De hecho, una de las pocas bajas que tuvo en estos años fue la de un macho que murió de una pulmonía en pocos días.

Guardan el rebaño con un cercado con malla ganadera de un metro de alto coronada con un hilo de pastor eléctrico para evitar que salten la cerca y que se suban a él. «Precisan de este tipo de vallados sino están siempre escapando», explica.

A mayores le tienen un pastor eléctrico exterior para evitar la incursión de otro tipo de fauna. «Se lo tenemos, sobre todo, para evitar que entren perros, ya que en esta zona, tan próxima a las casas, esperamos que no venga el lobo», indica.

Camilo con algunos de los ejemplares más nuevos de su rebaño.

Camilo con algunos de los ejemplares más jóvenes de su rebaño.

Cabritos para carne y para la vida

Cabrizanca está especializada en la venta de cabritos y comercializan tanto los cabritos, destinados al consumo, como las hembras, que suelen ser para la vida. «Hay mucha demanda de esta raza de cabras», apunta.

Al margen de las hembras que va criando para renovar el rebaño, comercializa el resto de cabras para otras ganaderías. Este mismo mes aún vendió 3 para un joven ganadero que está comenzando con una ganadería de cabras.

Las cabras de esta raza pueden alcanzar un precio de 200 euros

El precio de las cabras de raza autóctona gallega suele situarse alrededor de los 170 o 200 euros por ejemplares sin preñar y de menos de 2 años, cuando el precio de otras razas de cabras ronda los 60 euros.

En cuanto a los cabritos, los vende con 3 o 4 meses, cuando consiguen un peso de entre 7 y 9 kilos. «Hay gente que los quiere con más tiempo o incluso menos de un mes, pero nosotros preferimos venderlos así», detalla.

El movimiento Sloow Food Compostela

Desde hace 2 años toda la producción de su ganadería se la compra el restaurante Next Door, de A Coruña, dirigido por el cocinero Pablo Viñas. Fue también a través de él que conocieron el movimiento Sloow Food Compostela.

Desde hace un año, Cabrizanca forma parte del movimiento Sloow Food Compostela

Se trata de una asociación ecogastronómica que reivindica una producción de alimentos respetando los tiempos naturales de la crianza y cultivo, asentados en lo natural y con un sentido de la responsabilidad que apela a «tener en cuenta el ecosistema, la defensa de la biodiversidad y el compromiso ético con los productores», como reivindican desde lo colectivo.

Cabrizanca lleva un año formando parte de esta iniciativa y reivindica la importancia de este tipo de propuestas que visibilicen y apuesten por una producción y alimentación natural.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información