“Cada vez disfruto más del trabajo en la viña: es cómo cuidar de los hijos”

Entrevistamos a Manuel Guerra Justo, fundador de Vía Arxéntea. Esta pequeña bodega familiar de Vilaza, en la Denominación de Origen Monterrei, recibió este año en la Cata de los Vinos de Galicia el Racimo de Oro al mejor cosechero por su tinto mencía. Ya exportan fuera de España el 30% de sus botellas.

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“Cada vez disfruto más del trabajo en la viña: es cómo cuidar de los hijos”

Como le sucede a muchos grandes viticultores, Manuel Guerra Justo tuvo que salir de la casa familiar, donde se cultivaba vino para autoconsumo, para descubrir su pasión por la viticultura.

Este bodeguero de 41 años, que iba para administrativo, llegó por el azar la este mundo. Siendo joven empezó a trabajar en la bodega cooperativa de Monterrei, y posteriormente en una bodega en O Ribeiro, hasta que hace diez años decidió comenzar de cero en la viticultura con su pareja en su aldea natal, en Vilaza, en el ayuntamiento de Verín.

Hoy su bodega, Vía Arxéntea, en honor al ramal de la Vía de la Plata que pasa por aquí, es un referente en la Denominación de Origen Monterrei. Muestra de eso es el Racimo de Oro al mejor cosechero de Galicia que recibió este año por su vino tinto. Además, ya exporta fuera de España el 30% de sus botellas.

¿Como comenzaste en el sector del vino?
Mis padres tenían viñas desde siempre porque en Vilaza era tradición familiar hacer vino para la casa. Mi formación es de administrativo pero por casualidad empecé a trabajar muy joven en el sector de las bodegas, primero en la antigua cooperativa de Monterrei y posteriormente estuve en una bodega en O Ribeiro. Y hace diez años entre mi novia y yo decidimos montar la nuestra propia.

Empezamos por arrancar los viñedos de mis padres, de variedades foráneas y más productivas. Esta reestructuración la realizamos hace diez años y plantamos vides autóctonas de calidad: en blanco Godello y Treixadura y en tinto Mencía.

Además, también empezamos a trabajar viñas de familiares y de vecinos del pueblo que al hacerse mayores nos las ofrecieron para cultivar, antes que dejarlas abandonadas.

¿Que te atrajo tanto para dejar tu profesión de administrativo?
En un principio lo que más me gustaba eran los procesos de la bodega: ver cómo se elaboran los vinos y como evolucionan. Pero hoy me atrae más la viña, que para mí es como los hijos, porque todos los años las ves brotar, crecer y evolucionar.

Tenéis la suerte de contar con viñedos bastante diferenciados por parcela…
En total trabajamos unas 14 parcelas y alrededor de 5 hectáreas, de las que alrededor del 60% son en propiedad y el 40% restante de vecinos. Unas 3 hectáreas están en zona de ladera del monte, repartidas en varias fincas como O Vilar, Valongo, Bagueira…etc, y las otras están en el valle.

Son distintos terrenos, desde los que son más arcillosos a los que son de carácter granítico y pienso que cada suelo le aporta algo distinto a cada uno de los vinos. A la hora de elaboración hacemos una vinificación diferenciada en depósitos por parcelas y también por variedades. Y posteriormente realizamos un coupage proporcional de cada deposito.

En Vía Arxéntea embotellamos el vino después de que repose sobre las lías el más tiempo posible para mejorar sus propiedades. Realizamos cinco embotellados a lo largo del año y después de la vendimia, hacia diciembre, realizaremos el último de la cosecha de 2016.

La mayor parte de nuestros viñedos, unas 4 hectáreas, son de variedades blancas, repartidas al 50% entre Godello y Treixadura, y la hectárea restante es de Mencía.

Los rendimientos son controlados, haciendo vendimia en verde y limitando la producción para potenciar la calidad de la uva. Así, en un año normal vendimiamos alrededor de 8.000 kilos por hectárea de uva blanca y de tinto unos 7.000 kilos. Este año todo se alteró y Dios dirá.

“Nos gustaría plantar más variedades minoritarias para lograr vinos más complejos y diferenciados”

Ahora el pliego de condiciones de la DO. Monterrei autoriza el empleo de más variedades. Por eso, el día de mañana sí que nos gustaría plantar más variedades minoritarias y autóctonas de Galicia porque cuantas más variedades tengas más complejos serán los vinos.

En vuestra bodega tuvisteis claro desde un principio la apuesta por una clientela más selecta que valore vuestros vinos…..
Somos una bodega pequeña y no podemos competir por precio, sino por calidad, con unos vinos únicos y diferenciados. En total, de la cosecha 2016 elaboramos unas 30.000 botellas de Vía Arxéntea Blanco y unas 6.500 de Vía Arxéntea tinto.

En cuanto al mercado, vendemos sobre un 50% de nuestro vino en Galicia, un 30% para la exportación, fundamentalmente a Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Países Nórdicos, y el 20% en el resto de España y en venta directa al público.

Los exportadores quieren vinos distintos y de calidad, productos diferenciados que no van a encontrar en el resto del mundo. Y eso es lo que le ofrecemos y por lo que vienen a nosotros.

Creo que para los vinos gallegos en general tenemos que buscar la clientela que quiera cosas distintas porque por precio no podemos competir. En nuestro caso el precio de venta al público de nuestras botellas ronda entre los 9 y los 12 euros, y se pueden encontrar en tiendas de vinos especializadas y en restaurantes.

“Ofrecemos unos vinos distintos y de calidad para un cliente dispuesto a pagarlos”

¿En que se diferencian los vinos de Vía Arxéntea?
Por ejemplo, en el blanco realizamos una mezcla de Godello y de Treixadura al 50% de cada una, y muy pocas bodegas lo hacen. Esta mezcla logra un vino muy aromático, porque la Treixadura es una variedad con mucha riqueza de aromas, y el Godello se nota sobre todo en boca.

En Tinto, empleamos uva Mencía, pero de cara el futuro nos gustaría añadir uva de Sousón, Caíño Largo, Caíño Redondo y Brancellao de nuestras propias plantaciones. La mezcla ofrecería un vino con más color gracias al Sousón y sobre todo al Caíño Redondo, y mucha riqueza de matices. Reconozco que soy un apasionado de los plurivarietales porque hacen los vinos más complejos y con más aromas.

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¿Como te imaginas tu bodega dentro de diez años?
Nos gustaría ir creciendo pero despacio, llegando a un tope de 50.000 o 60.000 botellas, para lograr un punto de equilibrio que nos permita también tener calidad de vida. Y sobre todo mantener nuestra línea y nuestra filosofía, pero sin descartar hacer cosas nuevas.

Por ejemplo, nos gustaría hacer pequeñas vinificaciones de otras variedades como Loureira, Caíño Blanco o Albariño y ver cómo se comportan en Monterrei. También nos gustaría conseguir alguna viña de Dona Branca, una variedad muy propia de Monterrei, y de la que se elaboran unos vinos muy interesantes. Además, estamos experimentando con el envejecimiento en barrica de nuestro blanco, del que este año vamos a sacar las primeras botellas.

 “Creceremos despacio, sin pasar de las 60.000 botellas”

¿Cuáles son, en tu opinión, las claves para lograr el éxito en una bodega?
Trabajo, ilusión y una estrategia de saber a que tipo de cliente te quieres dirigir. En mi caso, empecé sólo, compaginando la viticultura con otro trabajo, y era salir de la empresa y venir aquí a la viña a seguir trabajando. Ahora ya está la bodega más o menos encaminada y no nos podemos quejar. También tengo que agradecer que nos hayan concedido subvenciones para mejorar tanto en bodega como en viña.

¿Cómo afrontáis las heladas de este año, que afectaron a casi el 90% de los viñedos?
Va a ser complicado, pero hasta que se acabe la vendimia no podemos decir nada, ya que nunca se dio un caso como este para nosotros. Lo poco que se salvó, alrededor del 10%, sí que sabemos como va a ser la cosecha, pero el 90% restante echó una segunda cosecha de pequeños racimos y no sabemos como se comportará esa uva. Hace más de 50 años que no cayó una helada como esta y no sabemos que pasará.

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