Las previsiones de la campaña de la patata en la comarca de A Limia no son nada buenas. Las olas de calor que se sucedieron a lo largo de este verano han afectado de manera notable a la producción del tubérculo. Se prevé menos cantidad de patatas y de menor tamaño, sobre todo en las variedades demandadas por la industria y que a día de hoy son también mayoritarias en la comarca.
“Está siendo un año muy complicado por las altas temperaturas, sumado a que tampoco hay mucha agua para el riego hacen que sea una campaña difícil y se espera una reducción de la cosecha”, valora Amador Díaz Penín, agricultor y presidente de la Asociación de Productores de Patata de A Limia.
Por cada semana que la temperatura estuvo por encima de los 35 grados se perdieron alrededor de unos 10.000 kilos por hectárea en producción”: Servando Álvarez, del Inorde
Las estimaciones que manejan desde el Instituto Ourensano de Desarrollo Económico (Inorde) dependiente de la Diputación de Ourense, son semejantes a las que señala el productor. “Por cada semana que la temperatura estuvo por encima de los 35 grados se perdieron alrededor de unos 10.000 kilos por hectárea en producción”, estima Servando Álvarez, director del Centro de Desarrollo Agroganadero perteneciente al Inorde.
Este año también se ha adelantado un poco la campaña y a finales de agosto ya se están recogiendo algunas fincas de temprano. “Comenzaron a arrancarse algunas en la zona de Monterrei, que vienen con un mes de antelación, sobre todo para intentar atender al mercado gallego, que está completamente desabastecido de patata”, explican desde el Inorde. Habrá que esperar casi un mes, para que los productores se encuentren en plena recogida de la patata. La recogida suelen realizarla alrededor del 20 de septiembre, pero como es habitual estará muy condicionada por la meteorología.
Las variedades más afectadas
Las olas de calor registradas este verano afectaron de manera considerable a las plantaciones de patata. “Cuando una planta de patata soporta más de 30 grados, el ciclo vegetativo se frena y no se reactiva hasta que baja esa temperatura. Así, en las olas de calor de casi 20 días seguidos en esas temperaturas, las plantas solo mantuvieron la rama verde, pero no crearon tubérculos. El calor hizo que tuberizaran poco y esos tubérculos han quedado pequeños”, explica Álvarez.
Variedades como la Agria, empleadas mayoritariamente para la industria de frito, están siendo las más afectadas por las altas temperaturas que se alcanzaron en la comarca de A Limia este verano. Las estimaciones que barajan desde el Inorde apuntan a una drástica reducción de la producción en estas variedades. «A día de hoy la producción media de la patata de industria, que es la mayoritaria en A Limia, probablemente quede por debajo de los 35.000 kilos por hectárea, en vez de situarse en los 50.000 que sería lo esperado”, estima. La reducción de la cosecha afectará sobre todo a aquellas parcelas que fueron plantadas tarde.
Mientras, en variedades como la Kennebec, aunque se estima que las producciones tiren a la baja, se encuentran en cifras normales y semejantes a las de otros años.
A día de hoy un 70% de la producción de A Limia son variedades destinadas a la industria y que se han visto gravemente afectadas por las olas de calor
Esta reducción es aún más significativa por el peso que tienen estas variedades para frito en la comarca. Las variedades para industria fueron ganando espacio frente a la Kennebec en los últimos años. A día de hoy un 70% de la producción de A Limia son este tipo de variedades con corte más bien industrial.
Uno de los factores que está contribuyendo a la expansión de las variedades para frito es que la patata de carne blanca, como la Kennebec tuvo muchas dificultades en las últimas campañas para salir al mercado y las ventas cayeron, por lo que se siguió apostando aun más por las variedades de la industria, con la problemática de que son las más afectadas por las altas temperaturas.
¿Cubrir costes de producción?
Al margen de las altas temperaturas, esta campaña está marcada por el incremento de los costes de producción, disparados en el momento de la siembra de las patatas y que se mantuvieron altos en los últimos meses. “Esta reducción de la producción ya sería un desastre en un año normal, pero más aún en este, en el que los costes de producción se han disparado”, valora Álvarez.
“En esta campaña los costes de producción se incrementaron en torno a un 40%, tanto los insumos como los abonos o combustibles”; Amador Díaz, productor de patata
Los precios de los insumos se dispararon. Así, los fertilizantes que en la campaña pasada costaban alrededor de los 30 céntimos por kilo este año alcanzaron 1 euro. “Se estima que esta campaña los costes de producción se han incrementado en torno a un 40%, tanto los insumos como los abonos o combustibles”, señala el productor.
Pese a que se esperaba que se plantara más cereal este año al dispararse los costes de producción, la superficie plantada de patata se mantuvo, pudo variar alrededor de un 5 o 10%. “Incluso se sembró un poco más de patata por temas de ajustes de ciclos de rotaciones de las tierras”, explican desde el Inorde. Así, en esta campaña se plantaron alrededor de unas 3.500 hectáreas de patata en A Limia. “Estamos en una comarca en la que la gente se dedica a la patata y poca variación hay, ya que tampoco hay otras alternativas que sean muy viables”, coincide en señalar Amador Díaz.
Ahora, a las puertas de la campaña de la recogida y comercialización de la patata, los productores esperan que se alcancen precios adecuados. “A ver si los precios nos permiten recuperar la inversión”, apunta Díaz, quien recuerda que los céntimos en las patatas siempre son muy importantes, ya que esas variaciones mínimas marcan la diferencia entre que sea sostenible económicamente o no la cosecha.
Por el momento, en las zonas productoras de patata del sur y centro de España, que ya comenzaron la cosecha y venta, la campaña está arrancando con buenos precios y una gran demanda de patata. “El hecho de que haya menos cantidad de patata también puede ser decisivo para los precios que se alcancen”, apunta Díaz. Falta saber si el precio que se pague será suficiente para compensar el incremento de los costes de producción y la pérdida de la patata producida y si la tendencia se mantendrá hasta que se arranquen en Galicia, que son de las últimas de la temporada.
Los precios en la campaña del 2021 se situaron en valores normales y las patatas se comercializaron en plazo, sobre todo en las variedades para la industria. “Al final resultó un año medianamente bueno, con precios aceptables, a excepción de la variedad Kennebec, que fue muy complicada”, reconoce el productor. Mientras las variedades como la Agria se vendieron entre los 30 y los 35 céntimos, la patata Kennebec, que compite con otras variedades blancas, tuvo dificultades, ya que estas variedades provocan que se deprecie la Kennebec, puesto que de ellas es la que tiene un precio mayor.
Los nuevos pozos
La comarca de A Limia sigue esperando por las mejoras en el sistema de regadío y en estos últimos meses se han dado ya pasos importantes para avanzar en este proyecto. La Xunta ha realizado un tercio de los 42 nuevos pozos de sondeo de agua previstos en la comarca. El objetivo es que en el 2026 estén funcionando.
Además, la Consellería de Medio Rural puso en marcha esta misma semana una oficina para informar de los avances en la mejora y modernización del regadío de A Limia a los propietarios de las parcelas y a las comunidades de regantes. La directora general de la Agencia Gallega de Desarrollo Rural, Inés Santé, acompañada por el delegado territorial de la Xunta en Ourense, Gabriel Alén, visitaron este martes las instalaciones, situadas en el Inorde.
Como explicó Santé, podrán acercarse a la oficina a entregar documentación los propietarios de predios ya adheridos al regadío. Asimismo, podrán solicitar información los que no se incorporaran al regadío en su momento pero a los que les gustaría adherirse cuando esté ampliado, así como -en general- los que estén de acuerdo con la puesta en marcha de polígonos agroforestales que facilitarán la ejecución de las obras de ampliación.
“Contar con este sistema de riego va a marcar un antes y un después en A Limia”: Amador Díaz Penín, agricultor
El sistema de regadío permitiría sumar 4.000 hectáreas para la producción agrícola a las que ya hay en la antigua Laguna de Antela. “El hecho de tener el regadío le abre al agricultor una mayor diversificación. Poder hacer una mayor rotación es muy importante en esta comarca y creo que contar con este sistema de riego va a marcar un antes y un después en A Limia”, valora el agricultor.