Casa Paulos: «Estábamos produciendo leche en ecológico pero sin cobrar por ello»

Esta ganadería de pastoreo de O Candán acaba de formalizar el cambio para que su leche sea ecológico. Llevaban años ya asentados en el respecto al medio que implica esta producción y los cambios han sido mínimos

Casa Paulos: «Estábamos produciendo leche en ecológico pero sin cobrar por ello»

María Isabel con sus vacas.

Casa Paulos es una ganadería de la parroquia de Refoxos, en Silleda, que dio el paso a la producción en ecológico. Estos son los primeros meses en los que su leche tiene ya esta catalogación después de un período de dos años de conversión en el que se fueron forjando los ajustes precisos para encajar en esta producción más respetuosa con el medio. En su caso, como explica María Isabel Rozas Taboda, su propietaria, los cambios fueron mínimos. Sin percibirlo como tal, llevaban años con un manejo propio de la producción ecológica «pero sin cobrar por ello», reconoce Taboada.

Con una explotación de cerca de 50 cabezas, con 29 vacas en ordeño, María Isabel optó por cambiar a la producción ecológica ante los precios que la leche estuvo registrando en años pasados. «Llegaron a pagarnos a 18 céntimos y no podíamos seguir así», explica esta ganadera. Aunque los primeros dos años en el período de conversión, en los que ya comenzaron a cobrar algo mejor la leche, tampoco fueron fáciles, sobre todo los últimos seis meses, cuando debe hacerse el cambio de pienso que implica importantes gastos. «Las cuentas estos meses son difíciles de cuadrar porque pagabas 48 céntimos por kilo de pienso y apenas cobras 5 céntimos más que en convencional», explica María Isabel. El cambio comenzarán a notarlo ya en estos próximos meses, con la transición ya rematada esperan que al precio base se le sumen 20 céntimos, y se sitúe en torno a los 53 céntimos, más calidades.

El pienso ecológico, uno de los mayores cambios

Uno de los mayores cambios que implicó el paso hacia producción ecológica para esta explotación fue a comenzar a alimentar sus vacas también con piensos con esta distinción. «Seguimos con los mismos animales y el resto se mantiene igual pero en la leche se nota el cambio. En esta casa somos grandes consumidores de leche, la producimos pero también la comemos. Se ve ya cuando hierves la leche que es mejor, tiene mucha más nata», explica María Isabel.

La producción apenas notó variaciones, y se sitúa alrededor de los 1.300 litros aunque no programan los ciclos y experimenta las flutuacións acordes a ellos. Lo que sí cambió fue de comprador. Antes se la recogía una quesería y ahora se lo vende a Leche Celta. «Aquí solo teníamos dos alternativa que recogieran la leche ecológica», apunta.

Achacan al cambio en la alimentación también otras mejoras que percibieron en los últimos meses. «Pasar a darle algo totalmente natural al animal es como el día y la noche», sentencia María Isabel. Con este cambio dejaron de tener problemas en las patas. «Antes también teníamos muchos problemas de acetona que se eliminaron completamente», reafirma la ganadera. María Isabel lo tiene claro: «la gente que está en convencional gana dinero si opta por dar pienso ecológico por lo que mejora el animal», ratifica.

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María Isabel con una de las novillas del rebaño.

Junto con el pienso, otra de las modificaciones más significativas, no por el cambio en sí que suponga sino porque fue una de las únicas variaciones que se introdujeron en el manejo, fue con respeto a las novillas. «Antes esperábamos más tiempo para llevarlas al prado, y ahora obligan a que a los 4 meses estén ya en pastoreo. Y no es mal sistema», reconoce María Isabel, conforme con el cambio. Tampoco diferencian por lotes. Una vez que salen a pastar al prado el rebaño lo componen tanto novillas como vacas secas y las que están en plena producción.

«Hace más de 6 años que no echamos química ni sulfatos en los prados», recalca la ganadera

Pastos sin química

Una de las principales restricciones a la hora de optar por la producción ecológica es el empleo de fertilizantes y abonos químicos en los cultivos. En Casa Paulos ya habían desterrado hace años el empleo de buena parte de ellos. «Hace más de 7 años que no echamos química en los prados, ¿para qué emplearla si están produciendo igual?», recalca la ganadera. Tampoco optan por renovarlos anualmente. «Aquí nadie lo hace, hay muchas piedras y si trabajas la tierra al final tienes que sacarlas», explica. Solo siembran puntualmente. Cuentan con unas 23 hectáreas de praderas. A esta superficie se suman alrededor de 10 hectáreas más con arbolado que actualmente no emplean para el ganado pero que podían destinar también de verse obligados, pero tampoco entra en sus planes aumentar el número de cabezas.

Las novillas comienzan a ir al prado a los 4 meses, después de unos días de adaptación en las fincas más próximas a la granja.

Las novillas comienzan a ir al prado a los 4 meses, después de unos días de adaptación en las fincas más próximas a la granja.

Tampoco siembran maíz desde hace 14 años, por lo que no les afectan a las restricciones de los herbicidas. La base de la alimentación de esta cabaña está en las praderas, donde pasan buena parte del día, el pienso que incluye entre otros ingredientes guisante forrajero, y el silo de hierba.

«Lo ecológico y los antibióticos no se llevan bien», elude la ganadera con referencia al incremento de las restricciones en el empleo de estos tratamientos. Por el momento tampoco creen que vayan a ser un problema estas limitaciones.

 

Un control exhaustivo

La gestión de los purines también tuvo que adaptarse al modelo ecológico. Hace años que solo abonan con el purín de la explotación y abono procedente de granjas de pollos con el que complementan una vez al año. Ahora este abono que compran debe contar con el sello ecológico. Además, se realiza un control exhaustivo del nitrógeno por parcela. «Tenemos una finca que sabemos que no puede llevar más de cinco cubas al año para no sobrepasar el límite de nitrógeno», puntualiza.

Como con el purín, el control exhaustivo es parte de la clave del éxito de la producción ecológica. Así llevan un registro minucioso de todas las actividades de la ganadería. Anotan desde los prados donde van a pastar cada día las vacas, los purines que emplean, la producción de hierba de cada parcela, la producción de los animales o el pienso que consume.

El jabalí y el lobo

En una explotación de vacuno con los montes del Candán como ubicación, parece de esperar que tuvieran más de una amenaza por parte de la fauna salvaje. El jabalí es su quebradero de cabeza. «Revuelven mucho las praderas, hay muchos y hacen muchos estragos», explica María Isabel. Su presencia es muy habitual.

Por el contrario, hasta el momento no tuvieron ningún problema con el lobo. «Nuestras vacas tampoco quedan fuera por las noches, y por el día, de momento, nunca tuvimos problemas con los lobos», apunta. Con las vacas en el prado no quedan ni tan siquiera los dos perros que tienen y que sí colaboran en el manejo. «He visto el lobo pasar cerca de las vacas pero de momento nunca ocurrió nada», recuerda Carmen Liñares, que fue junto con su difunto marido Manuel Álvarez, quien comenzaron con una explotación de 9 vacas.

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Como para la ganadería Casa Paulos, la producción en ecológico resulta una alternativa cada vez más factible para explotaciones de extensivo y son muchos los que deciden dar el paso. Así, en Tixoa, donde son todas explotaciones de pastoreo, también otra ganadería optó recientemente por cambiar a ecológico y aún se encuentra en el período de conversión lo que provocó que «este mes estén viniendo dos lecheros de Celta a la aldea, para recoger la leche separada», apunta Isabel.

«Ya estábamos usando productos que nos funcionaban muy bien y que se adaptan para la producción en ecológico»

(Noticia de empresa) La transformación a la producción en ecológico no hizo que Casa Paulos tuviera que mudar los productos que empleaba para la limpieza de sus instalaciones ni de sus animales, puesto que eran ya adecuados para un manejo respetuoso. Son los productos que llevaban años adquiriendo a la firma Proquideza, una industria con fábrica en Lalín y que es un referente en España por la calidad de sus productos de higiene ganadera.

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En el establo no tuvieron que hacer cambios para producir en ecológico.

La gandeiría Casa Paulos utiliza el jabón de lavado Bactoclor, un detergente alcalino clorado en base a hidróxido sódico con 5% de cloro activo. También emplean para la limpieza Decalcid, un desincrustante en base a ácido nítrico. » La limpieza en la explotación es una de las cosas más importantes», explica Isabel.

Junto a esos productos también emplean el sellador Phytodip, un baño de pezones desinfectante compuesto de ácido láctico, extractos naturales de plantas y colorantes naturales. Un sellador a base exclusivamente con materias primas de carácter alimentario que se comercializa tanto para ganaderías en ecológico como en convencional, de ahí que Casa Paulos siga ahora utilizándolo.

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