Caurelor, 15 años de un proyecto que aprovecha los frutos de la naturaleza

Castañas, arándanos, moras, cerezas, uvas o tomates son algunas de las materias primas con las que Verónica Núñez y Daniel Arza elaboran de manera artesana sus cremas y mermeladas. Habituales en múltiples ferias por toda Galicia, este año han suplido la venta directa y el contacto con la gente gracias a su tienda online

Verónica, na súa tenda-obrador de Espandariz (Quiroga), con algúns dos produtos que elaboran

Verónica, en su tienda-obrador de Espandariz (Quiroga), con algunos de los productos que elaboran

Mucho antes de que o Courel fuese declarado Geoparque Mundial por la Unesco Verónica y Daniel ya confiaron en sus posibilidades con un proyecto que pone en valor los productos naturales de las montañas orientales de Galicia y del valle de Quiroga. La unión de Daniel, natural de Santa Eufemia, una aldea perteneciente a Folgoso do Courel, y de Verónica, originaria de la montaña del Lor, dio lugar a Caurelor.

Corría el año 2006 y Verónica, geógrafa de formación, estaba de técnica de turismo en la Torre Homenaje de Pardo de Cela, en el municipio mariñano de Alfoz. Daniel, su pareja, trabajaba en la pizarra en la otra punta de la provincia de Lugo, en la zona de Quiroga, a 180 kilómetros de distancia. Caurelor nació, por tanto, como un proyecto de vida en común. «Lo montamos con la idea de llevar un proyecto juntos. Yo tengo un máster en enología e inicialmente pensamos en montar una bodega, ya estaba creada la Denominación de Origen Ribeira Sacra pero aún estaba empezando y el sector estaba fastidiado en esa época, así que enseguida nos sacaron eso de la cabeza. Decidimos entonces apostar por lo que tenía Daniel, que eran las castañas. La gente no nos tomaba en serio y casi se reía de nosotros. Vais a vivir de las moras y de las castañas?, nos decían», recuerda Verónica.

La gente no nos tomaba en serio y nos decía: ¿Vais a vivir de las moras y de las castañas?

«Pero seguimos adelante y comenzamos a probar. Lo primero que hicimos fueron castañas en almíbar y crema de castañas y vimos que gustaba mucho y a partir de ahí fuimos diversificando en función de los productos que había en el monte: arándanos silvestres, moras, cerezas. Y así hasta el día de hoy», cuenta.

Aprovechar lo que da el monte y la tierra

Década y medio después, y a pesar del varapalo que el coronavirus ha supuesto para pequeños productores como ellos, que tienen en las ferias locales uno de sus principales puntos de comercialización, Verónica y Daniel siguen viviendo de lo que da la naturaleza en una zona, la de O Courel, rica en diversidad. «Aprovechamos los productos silvestres y también otras cosas que cultivamos nosotros», cuentan.

Trabajamos en función del ciclo natural del producto. Cuando se acaba la fruta que nosotros mismos recogemos paramos de producir

Siguen manteniendo esa misma filosofía con la que comenzaron, productos naturales y ecológicos elaborados de manera artesana, con el mínimo proceso de transformación, únicamente el imprescindible para garantizar su conservación para que el cliente, allí donde esté, pueda disfrutar de ellos durante todo el año a pesar de tratarse de frutos de temporada que hay que coger en su momento óptimo.

«Trabajamos en función del ciclo natural del producto. Por ejemplo, acabamos con las moras en octubre y comenzamos con la castaña hasta diciembre y cuando se acaba el producto que nosotros mismos recogemos paramos de producir», explica Verónica. Por eso lo que hacen son conservas únicas y casi de edición limitada.

Mínima manipulación y sin conservantes

En cada 'fornada' no autoclave collen entre 60 e 70 quilos de froita

En cada ‘hornada’ en el autoclave caben entre 60 y 70 quilos de fruta

En el obrador, situado en el lugar de Espandariz, a las afueras de Quiroga, la maquinaria sigue siendo poca a día de hoy: una trituradora, un autoclave y una llenadora para los botes de cristal inventada por Daniel, hecha con un cántaro de la leche.

De casi todas nuestras mermeladas tenemos una versión solo con azúcar y otra sin nada, solo fruta 100% natural

«No precisamos mucho más porque lo importante es el producto que va dentro del bote, nosotros no usamos conservantes ni productos químicos, solo fruta», destaca Verónica. De casi todas sus mermeladas tienen una versión sin azúcar añadido, únicamente incluye el que le aporta la propia fruta, y otra con algo de azúcar, para adaptarse de este modo al paladar de todos los consumidores. Más nada, el resto, el sabor de la propia fruta.

Moras y arándanos silvestres, calabazas, higos, uvas, cerezas o melocotones forman parte de su amplia gama de mermeladas y también elaboran zumos naturales de cerezas, arándanos y moras silvestres.

Castañas de sus propios sotos

 

Uno de sus productos estrella, con el que empezaron, siguen siendo las castañas, que elaboran en media docena de preparaciones diferentes: castaña en almíbar, mermelada y crema de castaña, castaña cocida envasada al vacío o castaña con chorizo y panceta son algunos de los productos que hacen.

Conservan las castañas una vez recogidas en arena para que se intensifique su sabor a través de una ligera deshidratación

Los elaboran con los frutos de sus propios castaños, que cuidan de forma tradicional y con una filosofía propia de la agricultura ecológica, aunque no estén certificados por el Craega. Preocupados por el medio ambiente y la naturaleza, que es su verdadera despensa, las conservas de Caurelor tienen una huella de carbono muy baja, calculada por Fademur en tan sólo 230 gramos equivalentes de CO2 por tarro, por lo que son productos ambientalmente respetuosos. «Nuestras castañas son cogidas en sotos centenarios y conservadas después en arena hasta el momento de su elaboración, lo que le confiere una ligera deshidratación que ayuda a intensificar su sabor», cuentan.

Diversificar e innovar

Níscalos con castañas e salsa de tomate, produtos deste ano 2020

Níscalos con castañas y salsa de tomate, productos de este año 2020

Aunque todos sus productos están ligados a la tradición y elaborados con recetas propias de esta zona, Verónica y Daniel tratan de innovar todos los años con nuevos productos que van ampliando su ya extensa gama de referencias. Miel, salsa de tomate y níscalos con castañas son las últimas novedades en el listado.

Miel, salsa de tomate y níscalos con castañas son las últimas novedades

«Tenemos cuatro colmenas y envasamos miel, empezamos este año, y todos los años plantábamos también tomates y hacíamos salsa para nosotros y para regalar. Pero este año tuvimos mucho tomate y decidimos comercializarla. Hicimos unos 400 botes de salsa de tomate. Nosotros aprovechamos todo lo que tenemos, no se puede tirar nada», defiende Verónica.

Venta online y visitas organizadas

Caurelor vende sus productos artesanos a través de la tienda online de su página web, una herramienta con la que llevan trabajando desde hace cinco o seis años pero que ahora han potenciado a raíz del confinamiento, con envíos gratuitos a partir de 60 euros y con solo 1,99 euros de portes para pedidos de volumen inferior siempre que superen los 20 euros. «Si no estás en internet no estás en ningún sitio. Hasta ahora la venta online tenía momentos puntuales de más actividad en Navidad, donde tenemos hecho envíos de 80 cestas en un solo día, Semana Santa o septiembre, el resto del año eran pedidos de gente habitual, pero este año a raíz del coronavirus hemos notado un incremento de ventas por esta vía», explica Verónica.

Preparan cestas de Navidad que incluyen sus elaboraciones y productos de otros productores de la zona para empresas o particulares

Además de a través de internet, Caurelor distribuye sus productos en tiendas y vende directamente en las ferias, una posibilidad que la pandemia ha truncado completamente este año. «Antes íbamos a una o dos ferias cada fin de semana, tanto en verano como en invierno, hacíamos entre 80 y 100 ferias al año», recuerda. Incluso se habían sumado a la moda de las food truck con un minirestaurante acoplado a la furgoneta que bajo el nombre de Toma Castaña ofrecía cocina de autor a base de castañas, como una empanada de chorizo, panceta, acelgas, patata y castaña o hamburguesa de ternera con crema de castañas, que hacía las funciones del ketchup.

Acudían a entre 80 e 100 feiras cada ano onde promocionaban e vendían directamente os seus produtos

Acudían a entre 80 y 100 ferias cada año donde promocionaban y vendían directamente sus productos

Este año todas esas salidas a ferias y festivales han quedado truncadas por el coronavirus, pero han seguido manteniendo el contacto con la gente en su tienda-obrador, donde también reciben a familias, grupos y excursiones. «Este año vino mucha gente en el mes de agosto. Este año excursiones casi no hubo, pero todos los días tuvimos visitas, sobre todo muchas familias e incluso extranjeros que estaban de vacaciones por la zona y que nos llamaban para visitar Caurelor. Tuvimos muchos franceses, por ejemplo. Lo de las visitas al obrador es algo que vamos a potenciar», avanza Verónica.

Aprovecharán los meses de invierno para hacer algunas obras y reformas y poder sacarle todo el partido a esta nueva línea de trabajo el próximo año. «Enseñamos el soto donde recogemos las castañas y luego hacemos una degustación de nuestros productos», detalla. Muchos de esos visitantes son después clientes asiduos y confían que tras la covid-19 el turismo rural y de naturaleza siga incrementándose en zonas como la suya.

«Acumulamos cinco años malos de castaña en esta zona»

Hasta no hace tantos años la castaña era un alimento básico en muchas zonas de Galicia, tanto para las personas como para los animales, un fruto nutritivo y abundante en lugares como O Courel. Pero esta realidad está cambiando. «Acumulamos cinco años malos de castaña en esta zona, un año por la sequía y los otros por otras cosas, no está habiendo la producción que había. Este año, por ejemplo, no tuvimos nada de castaña. En las zonas de llanura del interior de Galicia ha sido un buen año y hubo mucha, pero aquí en la montaña no ha habido nada, no sé si fue el tiempo, por ejemplo una lluvia rara en mala época, o la avispilla. Aquí ha tardado en llegar, pero ahora ya afecta mucho. Santa Eufemia es un sitio frío y pensábamos que no iba a afectar tanto, pero este año no hemos podido ni recoger 200 o 300 kilos para poder elaborar», explica Verónica, cuando en otras temporadas habían llegado a recoger entre 4.000 y 5.000 kilos de castañas.

Aquí la avispilla ha tardado más en llegar, pero ahora ya afecta mucho. Este año aquí en la montaña no ha habido nada de castaña. A ver si damos juntado 200 o 300 kilos para poder elaborar

Además de sus sotos, Verónica y Daniel cuidan también de castaños y frutales de otros vecinos. «Nos dejan las fincas con tal de que se las tengamos limpias, en muchos casos son gente mayor que no las pueden atender ellos», explican. Pero la recolección de productos silvestres, que era básicamente lo que hacían hasta ahora, tiene el problema de la variabilidad de las cosechas un año con otro, por eso tienen pensado comenzar a cultivar más ellos para garantizar un suministro más estable.

Plantación de una hectárea de arándanos

«Después de la castaña el arándano es nuestro segundo producto estrella. Tenemos una pequeña plantación con unos 20 pies que ya nos dan 30 o 40 kilos ellos solos y el resto que recogemos son silvestres. En un año bueno podemos recoger cerca de 1.000 kilos. Antes los arándanos silvestres los comía el ganado, pero ahora no hay ganado y los recogemos nosotros. Pero queremos hacer una plantación de arándanos propia para garantizar materia prima y no depender tanto de las cosechas naturales y de cómo venga el tiempo. Me han dado un viñedo en herencia en la zona del Lor bajo y hemos comprado otra finca al lado y así hemos logrado juntar una hectárea. Vamos a arrancar las cepas y venderlas, porque nosotros no les sacamos rendimiento y poner arándanos en la primavera de 2021. Es algo más a largo plazo, porque los arándanos tardan dos o tres años en empezar a producir», explica Verónica.

Queremos diversificar en los arándanos y además de las conservas secarlos y congelarlos para que sirvan para pastelería u otras aplicaciones

«La crema de castaña y la mermelada de arándanos son nuestras señales de identidad actualmente. Vamos a mantener la castaña de los castaños propios y darle más cancha a los arándanos, porque vemos que es un producto que funciona, es una fruta muy sana que tiene mucha salida y que gusta a todo el mundo que la prueba. La castaña sin embargo no tiene esa misma aceptación en toda la población, yo creo que es porque la gente mayor aun tiene un mal recuerdo de la castaña de cuando se alimentaban a base de ellas porque casi era lo único que había para comer», razona. Pero gracias a iniciativas como Caurelor, afortunadamente ese abanico se ha ampliado mucho.

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