Cepado, una tradición de cuidado de los viñedos plasmada en el vino

Esta bodega familiar de Valdeorras, nacida en el 2008, centra su trabajo en la obtención de godellos de calidad. Las distinciones y críticas que está recibiendo avalan su apuesta por posicionarse en los mercados gourmet

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Cepado, una tradición de cuidado de los viñedos plasmada en el vino

Viñedos de Cepado, en las laderas de Rubiá.

Cepado es una bodega familiar de Rubiá, en la denominación de origen Valdeorras, que surgió en el 2008 tras una larga tradición familiar de cultivo del viñedo para la venta de uvas. Manuel Fernández, impulsor de la bodega junto a su hermano, llevaba una vida de tardes y fines de semana dedicados a la viñas cuando surgió la idea de que la familia creara su propia bodega.

«El viñedo siempre había sido muy del gusto de mi padre, él es feliz trabajando allí y un día hablando entre nosotros, nos preguntamos por que no producir nuestro propio vino», recuerda Diego Fernández, hijo de Manuel y también implicado en el trabajo de la bodega. «Era una ilusión que teníamos y nos decidimos a elaborar el vino, en lugar de vender las uvas», cuenta.

Cepado Black Edition.

Cepado Black Edition.

La bodega se aprovisiona de uva a partir de los viñedos propios, alrededor de 2,5 hectáreas, principalmente de godello, en un 80%, y también de mencía. Tienen fincas con cepas de godello de más de 30 años y cuando crearon la bodega, apostaron por hacer nuevas plantaciones con esta variedad. «En vinos blancos, el godello es una joya que tenemos», valora Diego. «Tiene prestigio a nivel nacional y posibilidades a nivel internacional».

Orientación
La producción de Cepado ronda las 11.000 botellas de godello, unas 10.000 de un godello joven y algo más de 1.000 de un godello sobre lías, el Cepado Black Edition, elaborado sólo con uvas de una parcela de cepas viejas y que se caracteriza por una buena orientación y una maduración excepcional. La oferta de la bodega se completa con un mencía joven, del que elaboran alrededor de 2.000 botellas.

«La idea es hacer vinos de calidad que mantengan una misma línea a lo largo del tiempo. Al hacerlos siempre con uvas propias, sin comprar, podemos evitar altibajos, pues controlamos todo el proceso de producción y trabajamos siempre con los mismos viñedos», apunta Diego.

Las viñas de Cepado se ubican en las laderas de Rubiá, a unos 500 metros de altitud, un enclave, sobre un suelo arcilloso calizo, que permite una «buena maduración» y unas «uvas sanas y ventiladas». El microclima de Rubiá fue clave este año para salvar casi toda la cosecha de las heladas tardías, que sí impactaron de lleno en las zonas de llano de la denominación. «Sólo tenemos una parcela en la zona de llano, que sí se vio afectada, pero el resto del viñedo estaba perfecto», destacan.

Mercado
Su mercado se orienta a la restauración y a tiendas gourmet, tanto de Galicia como de otras partes de España, caso de Madrid, Barcelona o Bilbao. Han realizado también operaciones puntuales con Japón y están trabajando ahora para posicionar sus vinos en otros mercados del exterior.

Las buenas críticas y los premios que están recibiendo sus vinos son un espaldarazo para el trabajo de la bodega. «Este año obtuvimos dos terceros premios en la Feria del Vino de Valdeorras, tanto en blancos como en tintos, y tenemos también buenas valoraciones en la guía de vinos Peñín y en la de vinos gallegos de Luis Paadín», valoran.

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