Claves de la poda en la viticultura para largar la vida de los viñedos

Julián Palacios, viticultor e ingeniero agrónomo experto en viticultura, sitúa la poda cómo una de las actividades más necesarias de la viña y explica las cuestiones que se deben tener en cuenta durante el proceso, tanto Guyot como cordón Royat, para mejorar la vida de las cepas

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Claves de la poda en la viticultura para largar la vida de los viñedos

Imagen de tipo de poda en cordón tomada en Evega

El sistema de savia de una vid, al igual que el de cualquiera otra planta, es comparable al sistema circulatorio del cuerpo humano, por lo que, mejorándolo se conseguirá alargar su esperanza de vida. Existen dos aspectos clave a los que prestar atención: el primero es el injerto, esto es, haciendo una correcta conexión de los vasos y comprobándolo mediante el palanqueo de este, y el segundo es la poda, es decir, con una práctica idónea que facilite el tránsito de savia desde la raíz.

“Hace 2000 años Columela dejó escrito que la poda de la vid es la labor más necesaria de todas las que nos proponemos dar a la viña”, asegura Julián Palacios, ingeniero agrónomo especializado en viticultura y viticultor, que quiere recuperar ese enfoque en la actualidad. Durante su intervención en el taller práctico de poda de la vid, celebrado en la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (Evega), el ingeniero hizo hincapié en las claves para hacer una poda que mejore los flujos de savia, así como en el correcto desarrollo de los dos tipos de poda más utilizados: en cordón Royat y en Guyot.

“Hay una importante demanda para aprender a mejorar la poda, por eso realizamos un curso práctico con especialistas acorde a un tipo de poda que permita respectar lo máximo posible la circulación canal de savia por la cepa. Hoy en día se hace una viticultura cada vez más intensiva, con podas muy rápidas que derivan en heridas que le hacen daño a planta, por eso hace falta profesionalizar el sector y hacer prácticas idóneas que amplíen la vida de la vid”, detalla la directora de la Evega, Emilia Díaz.

Imagen de la parte práctica del curso de poda impartida en Evega

Imagen de la parte práctica del curso de poda impartida en Evega

Principios de poda

Es necesario hacer una poda atendiendo la salubridad de la planta y sin comprometer su desarrollo futuro. Partiendo de esta premisa, hace falta realizar la poda acorde a “siete principios; tres que tienen que ver con la arquitectura de la planta y otros cuatro que obedecen a la forma de hacer los cortes”, detalla Julián Palacios. Estos principios se mantienen independientemente del tipo de conducción seleccionado para la vid.

“Hace falta realizar la poda acorde a siete principios; tres que tienen que ver con la arquitectura de la planta y otros cuatro que obedecen a la forma de hacer los cortes” (Julián Palacios)

“El primero de ellos es adecuar la poda al sistema de conducción elegido; el segundo, favorecer un crecimiento ordenado todos los años, puesto que las plantas leñosas, como es el caso de la vid, nunca deben dejar de crecer, y el tercero consiste en realizar una poda pensando en el desarrollo futuro de la vid. Estos tres representan la pauta que moldea la arquitectura de la planta, y que nos permiten darle a la cepa una forma determinada, distribuir adecuadamente la savia de la vid y mantener una producción regular”, señala Palacios.

Por otra parte, están los cuatro restantes que se centran en la correcta ejecución de los cortes. “El primero de ellos es procurar una continuidad del flujo de savia siempre que sea posible, para evitar interrupciones; el segundo, utilizar madera de protección de los cortes en aquellas heridas de poda que lo precisen porque no siempre podemos mantener el flujo de zumo; el tercero corresponde al uso de yemas de corona en los chupones que ayudará a la cicatrización, aunque luego tendremos que corregirlo en primavera, pero si por el contrario se hace un corte muy raso, se promueve un cono de secación en una de las zonas principales de savia de la planta; el cuarto hace referencia a la realización de cortes en madera de 1 a 2 años”, concreta el ingeniero agrónomo y viticultor.

De la teoría a la práctica

En viñedos nuevos, para formar una vid próspera hace falta hacerlo “desde la prudencia en la velocidad de formación y en la entrada en producción, dándole prioridad al crecimiento radicular sobre el aéreo, y moderando el vigor de los pámpanos”, apunta Palacios. En esta línea, hace falta tener en cuenta que instrumentos utilizados habitualmente como los protectores, por ejemplo, “actúan como un efecto invernadero fomentando el desarrollo aéreo respecto del radicular, por eso yo intento evitarlo en todas las fincas, y en caso de que haya daños por fauna, intento cercar las parcelas a ser posible”, comenta.

Por otra parte, en viñedos adultos se realiza bien una poda larga o una poda corta. La primera es aquella en la cual los brotes largos que salen cada año de la cepa se podan a más de tres yemas. Esta tipología se aplica en muchos casos cuando el rendimiento es menor del deseado y la fertilidad es baja en las yemas basales. Esta fertilidad depende de varios factores entre los que se sitúan “las condiciones genéticas de la variedad, la temperatura e iluminación en el momento de la iniciación de las inflorescencias, el estado nutricional del ‘año -1’, y la acumulación de reservas en el ‘año -2’”, amplía Julián Palacios.

“El riesgo de hacer poda larga es de que no broten las yemas más bajas de la vara, y entonces, ¿cómo se renovaría el año que viene? Hay pocos sitios en los que se hace poda larga, y estos se corresponden con zonas en las que las variedades que se cultivan son más propensas a brotar todas las yemas, y en aquellas que hay mucho vigor y es necesario movilizar yemas por todos los lados”, matiza Palacios.

Sin embargo, “es muy raro podar solo en poda larga, en muchas ocasiones se recurre a la poda mixta; en Galicia es muy común encontrar viñedos podados al sistema Guyot, puesto que, bien ejecutado, permite una ramificación en dos canales y al mismo tiempo se respeta el flujo de savia sin atrofiar ningún lado de la planta”, afirma el ingeniero agrónomo. Esta combinación de estructuras largas y cortas garantiza renovar al año siguiente en el sitio que se seleccione.

En estos casos es muy importante mantener pulgares a ambos lados de la planta. “Hay que podar el pulgar pensando en el desarrollo futuro de la planta, y eso se elige en función de las yemas que se dejen; si coincide que la primera yema franca mira hacia abajo, pues se poda a dos yemas ese pulgar porque de la yema de rango 2 se sacará la vara del próximo año”, explica el ingeniero agrónomo.

“Si coincide que la primera yema franca mira hacia abajo, pues se poda a dos yemas ese pulgar porque de la yema de rango 2 se sacará la vara del próximo año” (Julián Palacios)

Después está la incógnita de arquear o no las varas, ya que hay que pensar que al arquearlas tienen más yemas por metro lineal, pero sería necesario otro alambre por arriba del de formación. También hay la posibilidad de hacer un Guyot doble o uno simple según la distancia que tengas entre las cepas, “por ejemplo se tienes 80 centímetros con un Guyot simple deberías cubrir, pero si hay 1’20 metros, necesitara más. En el caso de los simples, sería recomendable alternar el lado de la vara”, avanza Palacios.

En cuanto a poda corta, que corresponde con aquellas viñas que se podan como mucho a tres yemas, y que normalmente son vasos, sistemas libres o espalderas -fundamentalmente cordón Royat-, sucede lo contrario al caso anterior. “Cuando el rendimiento es el deseado podas corto, con 2 yemas francas principalmente”, comenta Julián Palacios. Así como en poda larga todos los sistemas suelen estar dirigidos, “la poda corta de la opción a tener sistemas libres y poner pulgares donde se quiera”, detalla.

“En este caso sucede el contrario al caso anterior puesto que cuando el rendimiento es el deseado podas corto, con 2 yemas francas principalmente” (Julián Palacios)

¿Qué pasa cuando tenemos una espaldera a cordón? “Tenemos un sistema de dos dimensiones, y la dimensión del ancho no debemos utilizarla, entonces, cuando se forma el viñedo, el largo ya se ocupó con la formación de los brazos, por lo que la única dimensión que nos queda para trabajar sería el alto”, expresa el viticultor. En este crecimiento vertical es más complejo ya que dificulta el respecto por la conducción de la savia y “el criterio que debe primar es dejar tacos de madera en todos los cortes”.

¿Para que podamos?

Siendo una de las actividades fundamentales para el desarrollo de la cepa, entre los objetivos más aparentes están la consecución de una forma determinada para después mantenerla en el tiempo, obtener una cosecha regular a lo largo de la vida de la plantación, buscando unos rendimientos, y distribuir adecuadamente la savia que proviene de la raíz.

Bajo este contexto es importante “repartir adecuadamente el vigor y la expresión vegetativa de una planta, esto es, buscar un equilibrio; asimismo, esto será consecuencia de que la cepa tenga un desarrollo vegetativo determinado porque si no hay brotes con cierta longitud, no hay hojas, por lo que hace falta acercarse a las 8-10 hojas sanas en cada sarmiento”, especifica Palacios.

“Partiendo de que toda la expresión vegetativa de una viña debe repartirse en un vigor moderado, es necesario tener claro que los sarmientos más delgados crecen menos y durante menos tiempo, mientras que con los de mayor grosor pasa el contrario; resultado de los primeros habrá una menor producción por eso hay que buscar un equilibrio”, hace hincapié Julián Palacios. “¿Por qué en Rías Baixas se utiliza parral en 3×3 mientras que en el Ribeiro se usa espaldera en 1×1 en muchos casos? Esto se hace para una correcta distribución de la savia, para conseguir un número de yemas determinado por cepa, y gestionar el vigor”, ejemplifica.

“Los sarmientos más delgados crecen menos y durante menos tiempo, mientras que con los de mayor grosor pasa lo contrario” (Julián Palacios)

En definitiva, el vigor de una viña se controla inicialmente a través del marco de plantación y el sistema de conducción, pero luego, la poda es una herramienta fundamental, ya que permite regular el número de yemas que se dejan en función del viñedo. Por último, hay que pensar también en regular todo lo relacionado con la gestión general del viñedo, como la nutrición, el riego o las cubiertas vegetales, por ejemplo.

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