Claves en el proceso de injertado de las viñas

El investigador y experto en injerto Gonzaga Santesteban apunta algunas recomendaciones a tener en cuenta sobre el proceso de injertado en los viñedos y aspectos a los que deben prestar atención los viticultores para mejorar los rendimientos de sus cepas

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Claves en el proceso de injertado de las viñas

Campo de enraizamiento con material injertado ya brotado. // Fotografía cortesía de Vitis Navarra.

Uno de los retos de la viticultura actual es conseguir cepas resistentes a enfermedades y volver a contar con viñedos longevos, que puedan vivir 100 años como otrora, después de que en los últimos siglos se haya experimentado una reducción de la longevidad de las viñas. Las perspectivas apuntan a que en 2050 los viñedos durarán poco más de 50 años, cuando al remontarse a 1850 las cepas de promedio alcanzaban los 200 años. Enfermedades de la madera como el pie negro, la yesca, la eutipiosis o el decaimiento por Botryosphaeria son algunas de las causas para que las viñas sequen antes.

Una de las claves para lograr incrementar la longevidad de las viñas es conseguir cepas con un sistema vascular sano. El injerto, aunque ha sido el gran olvidado durante años, es una de las herramientas para lograrlo, tal y como recuerda Gonzaga Santesteban, investigador y director del Departamento de Agronomía, Biotecnología y Alimentación en Universidad Pública de Navarra, una comunidad en la que se produce entre el 25 y el 30% de todos los injertos de vid de España. Gonzaga lidera, además, el proyecto europeo Vites Qualitas (EFA 324/19), en el que se estudia la importancia de disponer de plantas injertadas de calidad y de una buena poda para aumentar la rentabilidad y longevidad de los viñedos.

Conocer el proceso del injerto y sus peculiaridades puede ayudar a mejorar la longevidad de los viñedos

En su participación en la jornada técnica organizada por la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega) y la Agencia Gallega de Calidad Alimentaria (Agacal) sobre el injerto y el portainjerto, Gonzaga apuntó algunas claves para mejorar esta práctica. Además, el investigador recordó que el injerto ha sido la tabla de la salvación del viñedo frente a la filoxera.

La evolución a la hora de producir injertos

Gonzaga insiste en la necesidad de conocer mejor el injerto, en especial por parte de los viticultores y bodegas, ya que les ofrece información extra sobre la evolución que tendrá su viñedo. En este sentido, el sector del vivero, como proveedor de planta y de injertos, es una pieza fundamental para la evolución del viñedo.

Proceso de injertado

Ejecución del injerto en omega en el taller. // Fotografía cortesía de Vitis Navarra.

El investigador pone también el foco en la transformación que ha experimentado el sector en los últimos años. «En las últimas décadas se han producido enormes cambios en la producción de planta injertada, tanto a nivel técnico como empresarial», señala Gonzaga Santesteban.

«Se han producido enormes cambios en la producción de injertos tanto a nivel técnico como empresarial»

Uno de los principales cambios, al igual que ocurrió con otros procedimientos de la agricultura en general o de la viticultura, es que se ha pasado de un procedimiento muy manual a contar con un mayor grado de mecanización.

Además, durante mucho tiempo, lo más frecuente era injertar en el campo o el injerto en hendidura en taller. Sin embargo, en los últimos años se ha hecho una apuesta clara por el injerto en Omega.

Otro de los cambios significativos que se han producido a la hora de realizar injertos ha sido la introducción de las cámaras de callogénesis, que sustituyen al proceso tradicional en el que el callo se realizaba en campo.

injerto omega

Comparación del bueno y mal alineamiento del material en el momento del injerto. La primera imagen es un ejemplo de un injerto omega bien alineado. Las tres imágenes siguientes son injertos omega mal alineados. // Fotografía cortesía del proyecto Vites Qualitas EFA 324/19.

En definitiva, todos estos cambios consiguieron proporcionar unos mejores rendimientos a los injertos en particular y al viñedo en general, puesto que los métodos tradicionales de injertado dejaban unos rendimientos limitados. Sin embargo, la producción de plantas injertadas es un proceso complejo e intentar maximizar los rendimientos puede llevar en ocasiones a una pérdida de calidad de las plantas producidas. 

El proceso de injertado

Aunque pueda parecer que el injertado, realizado en viveros es un proceso ajeno a los viticultores, Gonzaga insiste en que los productores deben conocer el proceso de producción, sobre todo por la información que puede proporcionarle en aspectos como la sanidad y la calidad de las cepas.

Fase 1. Campos de plantas madre

El proceso de injertado comienza en los campos de plantas madre. En estos campos se cultivan variedades de portainjerto, normalmente cruces de especies de vid americana. Es importante que en estas parcelas se tomen las medidas de prevención sanitaria, como proteger las heridas de poda de la planta y la desinfección de herramientas, para evitar contagios de enfermedades entre las plantas. 

En los campos de plantas madre deben extremarse las medidas de desinfección para evitar la aparición de hongos

Las cepas suelen cultivarse en ‘cabeza de mimbrera’, el sistema más habitual en España, aunque hay plantaciones realizadas en espaldera en otros países, de climatología más lluviosa.

En esta fase Gonzaga Santesteba señala que uno de los puntos críticos podría ser el sistema de conducción. «La cabeza de mimbrera podría aumentar el riesgo de infección por hongos del suelo, sin embargo no disponemos aún de estudios que lo demuestren», concreta. «Son plantas con muchos cortes y heridas por año, por lo que la higiene de herramientas puede ser clave para evitar la entrada de hongos», apunta el experto. También debe prestarse atención al marcado y retirada de plantas enfermas, ya que puede ser un factor de riesgo por ser fuente de inóculo de patologías.

En cuanto al remplazo de las plantas, tal y como indica Santesteban, «lo normal es que se haga entre los 15 y 25 años de las cepas», explica. 

Fase 2. Procesado en vivero e injertado

Tras la recogida y transporte del material vegetal, la segunda fase se iniciará en el vivero. El primer paso es el procesado de las plantas, en el que se procede a la eliminación de nietos, zarcillos y zonas no agostadas. Es un proceso que suele realizarse en grandes naves, de manera que se proteja las cepas de las inclemencias meteorológicas.

En la fase de conservación es muy importante evitar que la planta se deshidrate y conservarla en condiciones higiénicas y en frío

A continuación, es turno para realizar el estaquillado del portainjerto, que deberá tener unos 40 centímetros de largura y entre 7 y 15 milímetros de grosor. Es en este momento también cuando si procede al desyemado de los sarmientos de dónde se obtendrán las estacas, para evitar la aparición de rebrotes de la vid americana en el viñedo.

Injerto omega

Corte longitudinal de un injerto en omega, en el que se aprecia la conexión entre la vid americana y la vinífera. // Fotografía cortesía del proyecto Vites Qualitas EFA 324/19)

En esta fase de procesado se realiza el taqueado de púas de Vitis vinífera, que deben contener una yema y además tendrán que tener un calibre y un estado adecuados para garantizar el éxito del injerto.

Una vez procesadas, es fundamental la conservación del material. Deben permanecer entre un y tres meses en frío, en cámaras y contenedores con una buena higiene. «Hay que evitar situaciones de anoxia, es decir de falta de oxígeno, pero sobre todo es importantísimo evitar la deshidratación de la planta», detalla Gonzaga.

En la fase de injertado es necesario extremar las medidas de higiene. «Asegurar un bueno calibrado de la púa y la estaca es lo que condicionará el éxito del injerto y la calidad de las plantas producidas. Tras producirse la callogénesis del injerto, es momento de volver a plantar estas cepas ya injertadas.

Fase 3. Campos de enraizamiento

Antes de volver a plantar las cepas injertadas, es preciso realizar un tratamiento previo de las plantas con fungicidas y hormonas de enraizamiento. Se trata de un proceso que se realiza a mano y que condicionará el éxito de los nuevos injertos.

En estos campos, debe disponerse de sistemas de riego por goteo. Además, suelen aplicarse herbicidas y acolchado para el control de las malas hierbas, además de fungicidas y otros tratamientos para garantizar el desarrollo de la planta.

El arranque se realiza de forma mecanizada, con un tractor y aperos especiales para esta labor. Es fundamental que se haga un control de calidad exhaustivo para asegurarse de que se ha producido un buen enraizamiento y que las plantas cuentan con raíces bien desarrolladas. Una vez arrancadas y clasificadas las cepas es conveniente que el vivero someta las plantas a una prueba de ‘palanqueo’, ejerciendo presión sobre el injerto, para certificar que este está consolidado.

Campos de injerto

Campo de enraizamiento con el material injertado recién plantado. // Fotografía cortesía de Vitis Navarra.

Recomendaciones a la hora de comprar plantas injertadas

A la hora de adquirir plantas injertadas, Gonzaga recomienda prestar atención a la calidad y sanidad de la planta. «Las plantas de calidad son aquellas con calidad genética, sanitaria y fisiológica», comenta.

Para garantizar la calidad genética, es preciso prestar atención a la elección del portainjerto, la variedad y los clones, buscando que coincida la identidad del material solicitado con el adquirido, algo sencillo de verificar mediante análisis genético.

En cuanto a la sanidad, las plantas deben estar libres de enfermedades víricas como el Entrenudo corto, Enrollados 1 y 3 y Jaspeado. No se puede pretender que las plantas no tengan presencia de hongos asociados a enfermedades de la madera de la vid, pero sí que debe observarse sí aparecen zonas de la planta con necrosis extendidas.

Por último, hay que verificar un aspecto a veces olvidado, la calidad fiosiológica de las plantas, siendo preciso comprobar que se realizó una unión de calidad en el punto del injerto, con una correcta vascularizacion entre púa y portainjerto.

 

Más información: Claves para el injerto de las viñas

 

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