El secado en vacuno de leche en producción es un proceso habitual, pero que suele suponer cierta incomodidad para las vacas y que puede desencadenar también en problemas para la ganadería, ya que se incrementa el riesgo de mastitis. Por eso, es fundamental realizar un secado con garantías para proporcionar un mejor bienestar al animal y reducir riesgos.
“Es importante tratar de entender el secado desde el punto de vista de la vaca”
“Es importante tratar de entender el secado desde el punto de vista de la vaca, puesto que eso nos dará las claves para hacérselo más llevadero”, indica Susana Astiz Blanco, científica titular en el Departamento de Reproducción Animal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) en Madrid y presidenta del Colegio Europeo de Medicina Bovina (ECBHM).
A parte de la incomodidad que pueda suponer el propio proceso para el animal, uno de los motivos por los que el secado resulta molesto para las vacas es porque suele romper la rutina, la previsión y la tranquilidad que tienen las vacas en su día a día en la ganadería. Las estrategias de secado acostumbran a provocar cambios en los hábitos de la vaca que muchas veces causan frustración o hambre. “Las vacas son animales a los que las alteraciones en sus previsiones les inducen estrés”, explica la experta.
La importancia del secado
Pese a que suponga cambios para la vaca, la especialista reivindica la importancia que tiene el secado en la granja y para el animal. Uno de los principales motivos por lo que es vital llevar a cabo esta práctica es porque ayuda a preparar el animal para el próximo parto. “El secado es necesario para la regeneración de la ubre para la siguiente lactación y la para la producción de calostro”, apunta Astiz.
El secado deja también otros beneficios para el animal y que repercuten en su bienestar además de ser una medida preventiva y que ahorra costos a la ganadería, al contar con animales más sanos. Uno de estos beneficios es el crecimiento de la pezuña, que según apuntan distintas investigaciones, suele crecer entre 4-5 milímetros por mes durante el secado, llegando a contar con un casco de 10-12 milímetros. “En 60 días, la nueva suela se ha renovado”, concreta la especialista.
El secado propicia la recuperación de la ubre, la producción de calostro a la par de mejorar las pezuñas y el rumen de la vaca
Otra de las ventajas que proporciona el secado son las mejoras que causa en la fisiología rumial de la vaca, al cesar el estrés productivo y los requerimientos energéticos tan elevados.
Cambios asociados al secado
Al mismo tiempo que el secado es una práctica necesaria provoca cambios en la rutina de la vaca, que le causan cierta incomodidad. Las propias pautas del secado, con la restricción del ordeño, motiva una gran acumulación de leche en la ubre, que ocasiona malestar en el animal, y si ésta es muy grave, incluso dolor. «El incremento de la producción en los últimos años ha hecho que este factor será uno de los más estresantes en el secado de nuestras vacas. En la actualidad, el secado se realiza cuándo aún se produce mucha leche”, explica Astiz.
Así, si echamos la vista atrás, comprobamos que, a medidos de los años 70, el secado se hacía cuando la vaca se situaba en una producción media de alrededor de 10 kilos por día, cuando se encontraba en los 300 días en ordeño. Hoy en día, si el secado se hace en ese mismo punto de la fase de producción, las vacas suelen encontrarse poco por debajo de los 30 kilos de leche al día, después de conseguir una producción media en el pico, próxima a los 45 kilos por día, según los datos manejados por la experta y que hacen referencia al año 2012. Para situarnos en valores inferiores a los 10 kilos de leche al día habría que esperar a los 700 días en producción.
La acumulación de una importante cantidad de leche en la ubre provoca que la vaca quiera ir a ordeñarse constantemente. En ganaderías con robot de ordeño se ha observado que las vacas permanecen a la puerta del robot hasta 3 horas, una vez que se han comenzado con las restricciones del secado y se ha dejado de ordeñarlas.
Síntomas de la incomodidad de las vacas en el secado
En esta fase, hay varios indicadores del dolor en el animal resultante al acúmulo de leche en la ubre, que es preciso tener en cuenta por el ganadero para poder atajar su malestar antes de que se produzcan daños mayores en su bienestar. La inflamación de la ubre es uno de los primeros indicadores de que el animal tiene dolor. También los cambios de conducta de reposo o el hecho de que se lama los flancos. La reducción de ingesta de materia seca, de los desplazamientos o de la interacción con otros animales son síntomas de que el animal está teniendo dolor.
Es preciso saber identificar el grado de molestia que el secado le está produciendo a la vaca para así valorar las medidas a tomar. Evaluar la reacción que se produce a la palpación puede ser fundamental para determinar si el secado no le está produciendo reacción o si, por el contrario, está teniendo una respuesta severa.
En el proceso de secado, es habitual que también se modifique la alimentación e incluso el acceso al agua de las vacas, lo que provoca cambios que se suman al estrés que el animal siente por el procedimiento. La calidad de la dieta influye directamente en el promedio de vocalizaciones emitidas por las vacas. Así, las vacas alimentadas a base de paja emiten alrededor de un 60% más vocalizaciones que las alimentadas con silo de hierba.
“Las vacas sufren estrés social cuando se reagrupan y cuando se le cambian las rutinas”
Además, es habitual que estas vacas pasen a un nuevo lote, el de las vacas secas, donde se encuentran con otros animales diferentes a los que habitualmente se relacionan. “Las vacas sufren estrés social cuando se reagrupan y cuando se le cambian las rutinas”, explica la experta.
El hecho de variar su día a día, al eliminar el ordeño y variar la dieta o el espacio y la compañía, supone estrés para el animal. “Las vacas son animales sociales y jerárquicas, conocen a sus congéneres, por lo que ese cambio de ubicación también les afecta”, concreta.
El secado, además, es uno de los momentos de mayor riesgo para las infecciones intramamarias al producirse la congestión de la ubre. Así, si el secado se realiza con una alta producción de leche, además de los inconvenientes ya descritos, puede ocasionar que el animal tenga dolor, se produzcan retrasos en la bajada en el tapón de queratina o comience a gotear la leche, que eleva la probabilidad de que adquiera una infección intramamaria.
Por otro lado, “hay que tener en cuenta, que el secado se produce cuando la vaca está ya próxima al parto con lo que eso supone para el animal”, recuerda la especialista. Es un animal en estado de gestación muy avanzado, por lo que, por ejemplo, su sensibilidad al estrés por calor es especialmente acusado.
8 Claves para lograr un bueno secado
“Lo más importante a la hora de afrontar el secado es tener muy presente las acciones que incomodan a la vaca, porque puede sufrir mucho”, indica Astiz. La experta apunta algunas claves a tener en cuenta a la hora de realizar el secado, que pueden mejorar el bienestar del animal en este procedimiento:
1. Hacer un manejo tranquilo, rutinario y delicado.
2. Minimizar los cambios y cuidar el efecto que éstos tienen en las vacas. “Es muy necesario intentar enseguida que la vaca tenga nuevas rutinas y que se adapte a ellas con facilidad para reducir el estrés que estas modificaciones le provocan”, indica la experta.
3. Es preciso reducir el nivel productivo de la ubre antes de comenzar con el secado, por lo que es recomendable aplicar estrategias que ayuden a esta reducción. Para conseguir que descienda la producción de leche se deben evitar prácticas como la reducción drástica de alimento o de agua.
4. Resulta positivo para el animal llevar a cabo reagrupamientos, a ser posible en subgrupos con aquellas vacas que ya conviva habitualmente para que noten el cambio lo menos posible.
5. A veces se aprovecha el secado para llevar a cabo otros controles para el animal. Sin embargo, la experta recomienda evitar añadir más prácticas estresantes al momento del secado.
6. La higiene debe ser aún más estricta en los patios de secado, puesto que es uno de los momentos de mayor riesgo para infecciones mamarias como la mastitis.
7. Hace falta cuidar la higiene en el último ordeño antes de comenzar con el secado y aplicar selladores.
8. Al igual que la experta desaconseja restringir el acceso al agua también es fundamental controlar el estrés por calor, ya que estas variaciones pueden tener consecuencias tanto para la vaca como para la cría en los meses posteriores.