La cubierta vegetal en los viñedos es una de las formas para combatir la erosión de los suelos, uno de los grandes desafíos de la viticultura actual, aunque esta no es la única ventaja que ofrece. El doctor e investigador del Instituto Agro, situado en Montpellier (Francia), Léo García, proporcionó algunas claves sobre el manejo y los beneficios de la cubierta vegetal en el viñedo durante el Seminario Internacional de Viticultura: Avances y desafíos coyunturales organizado por Vitivin, la plataforma online especializada en ofrecer contenido para profesionales del sector vitícola.
Tal y como señala García, las cubiertas vegetales son una alternativa en zonas en las que, tras fuertes lluvias gran cantidad de tierra de los viñedos es arrastrada, lo que supone un problema grave en viticultura. También son una vía para mejorar la calidad del suelo (matera orgánica, actividad biológica, ciclo de nutrientes) y afrontar los problemas derivados del cambio climático y los episodios de sequía cada vez más recurrentes. “El sur de Francia, España o el sur de Chile estamos en el mismo barco para afrontar esos problemas de sequía en el viñedo”, valora García.
Es preciso tener presente que, comparado con otros cultivos, los viñedos también están sometidos a una gran presión por el uso de fitosanitarios. Además, suele procederse a realizar mucho deshierbado mecánico de manera que los suelos quedan desnudos.
El investigador señala tanto las ventajas que ofrecen las cubiertas vegetales como los inconvenientes que puede acarrear en determinados momentos para el viñedo. García insiste en la importancia de tener todos los aspectos en cuenta y ajustar la estrategia a desarrollar en el viñedo, es decir no escoger una estrategia fija, ya que esa pauta puede no funcionar bien todos los años.
A pesar de las ventajas que pueda proporcionar las cubiertas, García recomienda una estrategia variable, que permita manejar las cubiertas en función de los objetivos del viñedo y del clima
“Una estrategia fija deja grandes variaciones entre los años de cultivo de manera, que en ocasiones se pueden lograr resultados positivos para índices medioambientales como la escorrentía, pero otros se verá afectada la calidad y la producción. Por eso, es fundamental adaptar la estrategia, lo que permitirá lograr buenos resultados en ambos aspectos al ajustar el manejo de la cobertura (la siembra, la destrucción o el mantenimiento de la cobertura) en función de las necesidades del viñedo en cada campaña”, concreta el investigador.
Servicios para el suelo y la vid
Ante estos retos de la viticultura, las cubiertas vegetales, se presentan como una alternativa a tener en cuenta. Se trata de cultivos de servicio, es decir no son cultivos comerciales, ya que no se cosechan ni se venden. Estas cubiertas ayudan a mejorar las propiedades de los suelos. “El objetivo de las cubiertas es prestar servicios ecosistémicos para el agricultor y para la sociedad. Son una palanca para la protección, conservación y restauración del suelo en el viñedo”, explica el investigador.
“El objetivo de estas cubiertas es prestar servicios ecosistémicos para el agricultor y para la sociedad. Son una palanca para la protección, conservación y restauración del suelo en el viñedo”
A la hora de evaluar el impacto que las cubiertas vegetales tienen en el viñedo, García detalla que optar por ellas en lugar de labrar el suelo contribuye a controlar el rendimiento de las cepas, a la vez que aporta una mayor biodiversidad y actividad biológica de los suelo. “Esta es una función muy importante teniendo en cuenta que en viticultura el suelo es el elemento central a la hora del identificativo del terroir, así como de todas las denominaciones de origen protegida”, detalla el experto.
Las cubiertas juegan un papel muy importante en la conservación del suelo, al ser un mecanismo para el control de la erosión, contribuir a mejorar las condiciones físicas del terreno y a lograr un balance de agua y depuración y mejorar la infiltración de agua. “Las cubiertas aportan estabilidad estructural, de manera que evita que las partículas del suelo se dañen, así como que el suelo esté demasiado compactado, ya que reducen la densidad aparente”, explica el investigador. Como demuestran algunos estudios, al salir del invierno hay más agua en el suelo en aquellos viñedos que han tenido una cobertura vegetal durante el invierno, se debe en gran medida a que se frena la escorrentía del agua.
Además, son herramientas para incrementar la fertilidad del suelo (“abonos verdes”) y que permiten la captura de carbono. Contar con cubiertas vegetales es una herramienta que ayuda a la degradación de pesticidas y plaguicidas.
“Los viñedos con cobertura vegetal tienen menos daños de mildiu, con menos daños tanto en la hojas como en el racimo”
Optar por cubiertas vegetales también ayuda a la regularización del vigor de la vid y del microclima dentro de sus hojas, e incluso pueden ser un aliado en el tratamiento de enfermedades fúngicas, plagas y enemigos naturales del viñedo. “Estudios como el desarrollado por el profesor Héctor Valdés Gómez muestran que los viñedos con cobertura vegetal tienen menos daños de mildio, con menos daños tanto en las hojas como en el racimo”, detalla García. La competencia que ejerce la cubierta vegetal provoca que el viñedo tenga menos vigor, de modo que el microclima que existe dentro de las hojas es menos favorable también para el mildiu. Como señala García, es preciso tener presente que las cubiertas vegetales también pueden aumentar la humedad del aire en el viñedo, lo que favorece los ataques de hongos, de ahí que sea fundamental el manejo de la cubierta.
No es un efecto directo, pero la cobertura vegetal también contribuye a la biodiversidad general de los viñedos, lo que favorece la presencia de especies animales como los murciélagos, que son enemigos naturales de algunas de las plagas que afectan a la vid. “Tener biodiversidad además de la riqueza natural puede ser una vía de ahorro de costes en tratamientos y por lo tanto de ganar dinero en el viñedo”, explica el investigador.
En algunas regiones vitícolas, las cubiertas vegetales de los viñedos son aprovechadas para la producción de forrajes para ovejas, lo que abre una vía para la diversificación en el campo. Además, las cubiertas también pueden contribuir a incrementar el atractivo turístico de los viñedos al crear paisajes con un alto valor estético.
Competencia por el agua y nutrientes
El investigador Léo García incide en tener presente no solo las ventajas que proporcionan al viñedo y al ecosistema las cubiertas vegetales sino también los efectos contraproducentes que puede generar, de manera que pueda hacerse un balance de los pros y contras que ofrecen. La competencia por el agua es uno de los principales inconvenientes de las cubiertas vegetales.
Los trabajos realizados por el investigador Florian Celette en 2005 demuestran que la cobertura vegetal permite retener el agua en invierno y evitar las escorrentías. Si bien, estas mismas cubiertas pueden favorecer el secado del suelo en épocas como verano, al existir una mayor competencia por el agua entre la viña y el resto de vegetales que crecen. Así, aunque es favorable contar con una cobertura vegetal debe valorarse que puede competir directamente con la viña por el agua, dependiendo del periodo de presencia de la cobertura vegetal.
“El portainjerto es una de las cuestiones a tener en cuenta en el futuro en los viñedos para adaptarse a retos como las consecuencias del cambio climático”
El rendimiento de los viñedos es uno de los factores determinantes tanto para los viticultores como para los investigadores y las cubiertas vegetales también pueden influir. Según distintas investigaciones, los portainjertos sensibles o con una sensibilidad media a la sequía tienen un rendimiento más bajo con la cobertura vegetal que con el suelo desnudo.
Sin embargo, si el portainjerto es resistente a la sequía, hay estudios que avalan que el rendimiento puede ser más alto con cobertura vegetal o bien no hay cambios en comparación con suelos desnudos. “El portainjerto es una de las cuestiones a tener en cuenta en el futuro en los viñedos para adaptarse a retos como las consecuencias del cambio climático”, explica el investigador.
“Contar con una cubierta vegetal a veces mejora el rendimiento y otras influye negativamente”
La calidad y la cantidad de uvas también puede verse afectada o mejorada por la existencia de una cobertura vegetal. “Contar con una cubierta vegetal a veces mejora el rendimiento y otras influye negativamente”, comenta el investigador.
La cobertura vegetal también puede competir directamente por otros nutrientes como el nitrógeno del suelo. Es importante identificar los períodos críticos para los servicios ecosistémicos. Dependiendo del período del año y del estado fenológico del viñedo interesarán unos servicios u otros. Así, durante los períodos de lluvia es muy importante controlar la erosión, pero cuando la vid necesita nitrógeno es muy importante contar con nitrógeno y agua. “Hay distintos períodos de absorción del nitrógeno en la vid y hay que ser muy preciso en cuanto a las dinámicas de mineralización del nitrógeno para que pueda estar disponible para la vid cuando lo necesita. Así, principalmente alrededor de la floración.
Las cepas que sufren estrés hídrico o por escasez de nitrógeno en la floración pueden sufrir pérdida de rendimiento no solo ese año sino también al siguiente
La floración es un período muy importante. Se ha demostrado que las cepas que sufren estrés hídrico o por escasez de nitrógeno en la floración pueden sufrir pérdida de rendimiento no solo ese año sino también al siguiente.
Aprovechar las ventajas que ofrecen las cubiertas vegetales
Para conseguir un óptimo aprovechamiento de la cubierta vegetal en el viñedo, García recomienda prestar especial atención a la elección de la especie o especies de la cubierta. Se puede optar por sembrar determinadas especies o aprovechar los servicios ecosistémicos que prestan las cubiertas espontáneas, hierbas que crecen de manera natural sin necesidad de sembrarlas. “En función de las especies que tenga la cubierta obtendremos unos servicios u otros en nuestro viñedo”, concreta.
Las especies tienen diferente eficacia para limitar la erosión del suelo, así especies como Thymus serpylloides o la Salvia lavandulifolia evitan en gran medida la escorrentía, mientras otras especies como la Lavandula stoechas, conocida popularmente como tomillo borriquero, no consiguen suavizar la erosión.
Lo mismo ocurre con el aporte de nitrógeno. También se observan variaciones si se opta por cubiertas diversas o si por el contrario se escoge una única especie. Las leguminosas son una alternativa muy interesante para aportar nitrógeno. “Particularmente en los suelos vitícolas que no tienen mucha materia orgánica o nitrógeno mineral, las leguminosas van a desarrollarse y crecer mejor, siendo más interesantes para el viñedo sobre todo al inicio de esta práctica”, concreta García.
En función de las especies de la cubierta se obtienen unos servicios u otros en el viñedo, por eso muchos viticultores optan por cubiertas diversas, ya que es un método de conseguir esos servicios
Las mezclas multifuncionales muchas veces son interesantes, ya que prestan más de un servicio al viñedo. “Muchos viticultores optan por cubiertas diversas por la seguridad que les ofrece contar con más de una especie para conseguir esos servicios”, explica el investigador.
A la hora de sembrar las cubiertas, muchos viticultores optan por la siembra directa. Hay incluso viticultores que han desarrollado sus propias sembradoras adaptando sus equipos de fertilización, de manera que logran labrar y sembrar la tierra al mismo tiempo. Es un sistema que funciona bastante bien tal y como reconoce el investigador.
En la siembra también es preciso un ajuste de la tasa de cobertura en la parcela. Se puede optar por una cobertura total del viñedo o solo en determinados espacios, bien sea entre calles o en la propia hilera del viñedo. El rendimiento y el vigor de la vid están relacionados con el porcentaje de cobertura vegetal de la parcela, tal y como demostraron los investigadores Delpuech y Metay en 2018. “Sin cobertura vegetal el rendimiento es máximo y cuánto más se incrementa la cubierta vegetal más se reduce tanto el rendimiento como el vigor. Si bien es cierto, tras varios años este efecto puede que no se note”, especifica García.
Otro de los aspectos a tener en cuenta en el manejo de las cubiertas vegetales es la fecha y la destrucción utilizada. García se encuentra en estos momentos inmerso en una investigación sobre estas cuestiones. Están empleando tres métodos: segadora y cultivo del suelo, o bien utilizando la segadora sin labrar el suelo o destruyendo la cubierta con el rollo. Además ha probado a destruir esta cubierta tanto al final del invierno como en la brotación de la vid. Los primeros resultados obtenidos en 2020 y aún pendiente de nuevos datos, indican que “dependiendo de la herramienta y de la fecha de destrucción se pueden obtener resultados diferentes para el viñedo para manejar la maleza, el agua del suelo u otros factores determinantes para el viñedo”, indica el investigador.