El cuidado que se hace de las colmenas durante el invierno y el comienzo de la primavera puede resultar vital para la evolución de esta durante la temporada, tanto sea para la producción de miel como de otros productos de la colmena e incluso para la propia supervivencia de la colmena. El francés Gilles Fert, un experimentado apicultor especializado en la cría de reinas, que participó en la segunda edición de la Feria Internacional de Apicultura de Lalín (Pontevedra) celebrada a finales de enero, comparte un decálogo de factores a los que prestar atención tanto en los meses del invierno como en las primeras revisiones de la primavera.
1_ Mantener controlado el alimento disponible en la colmena
Para Gilles Fert es fundamental dejar la colmena con bastantes reservas para pasar el invierno. “Al final de la temporada apícola hay que dejarle a las abejas suficiente miel y polen para que puedan pasar el invierno y complementarlo con otros alimentos como el azúcar”, apunta el apicultor.
Durante el otoño y el invierno y con el objetivo de que la colmena no pase hambre, lo que puede provocar que llegue a morir, Fert apunta que se pueden emplear alimentos sólidos para complementar las reservas de miel y polen que se le dejaron tras la cata. Mientras, el aporte líquido, a base de agua y azúcar es para estimular la cría. Además, el apicultor no suele mezclar proteínas en el alimento líquido para evitar el riesgo de fermentación.
Empleo de básculas
Para mantener controladas las reservas de alimento de las colmenas, en su apiario Fert dispone de básculas electrónicas que le permiten conocer a distancia las variaciones de peso de la colmena, lo que le alerta sobre la necesidad de proporcionarle más alimento o de colocar alzas cuando comienzan a recoger miel.
2_ Proteger las colmenas del frío
Fert presta especial cuidado a mantener bien aisladas las colmenas para protegerlas en especial del frío del invierno, aunque algunas de estas protecciones también les permiten mitigar el calor en verano. Así, en otoño el apicultor opta por colocar chapas aislantes en el interior de aquellas colmenas con menor número de abejas, de manera que se reduce el espacio en los meses más fríos. “Una colmena que tiene 5 o más cuadros vacíos, va a gastar mucho alimento para mantener la temperatura en el interior”, apunta. Por eso, emplea particiones para reducir el volumen.
Alrededor de un 60% del calor se pierde por el techo de la colmena por eso es importante que tenga un buen aislante en esta parte
“Es preciso tener en cuenta también el techo, ya que alrededor de un 60% del calor se pierde por el techo de la colmena”, explica. Por eso, emplea techos recubiertos en la parte interna con material aislante, que le permite retener el calor en invierno y también le sirve en verano contra las altas temperaturas. De este modo logra reducir los esfuerzos de las abejas para mitigar las variaciones térmicas.
La retirada de estos elementos aislantes colocados en el interior de la colmena, lo realiza ya en los meses de febrero y marzo, puesto que también comienza en esta época con el trasiego de los núcleos a las colmenas. Solo deja los aislantes situados en los techos, ya que le permiten mitigar también el calor en verano.
3_ Estimular la cría
Fert, que está especializado en la cría de reinas, también suele realizar prácticas para fomentar la extensión de la cría en la colmena. Para lograrlo, en sus colmenares procede a romper alguna cría operculada y al mismo tiempo le proporciona a las abejas una pasta proteica y jarabe líquido con una proporción igual de agua que de azúcar, para que comiencen a reponer la cría.
“Este procedimiento se puede realizar ya a comienzos de año, aunque haya bajas temperaturas, puesto que las abejas, al igual que los pájaros, detectan el crecimiento de los días y se están ya preparando para la temporada”, apunta.
4_ Control de infestación de varroa
El apicultor coincide con otros expertos en señalar que la varroa es hoy el mayor problema de las abejas, por lo que es muy necesario mantener una supervisión del grado de afección de esta enfermedad para actuar a tiempo. “El objetivo es tener una tasa de menos de una varroa por 100 abejas”, detalla.
Sin embargo, en función de la época del año, la variación de varroa también se debe tener en cuenta para proceder a aplicar un tratamiento. Así, se recomienda tratar si se detectan:
– 2 varroas por 100 abejas en primavera
– 3 varroas por 100 abejas en el comienzo del verano
– 10,5 varroas por 100 abejas en otoño
– 3 varroas por 100 abejas después del tratamiento antivarroa que se aplica al final de la campaña.
Entre los métodos para detectar la presencia de varroa se encuentran los test realizados con azúcar molido o CO2. En ambos casos se capturan abejas y después de esparcirle el azúcar o adormilarlas con el gas se procede a un recuento de las varroas que se desprenden de su cuerpo. También se puede optar por emplear fondos sanitarios y realizar recuentos de las varroas que se desprenden de las abejas de manera natural en un período de 24 horas. Con este procedimiento, Fert recomienda aplicar tratamiento cuando se localizan más de 3 varroas.
5_ Revisar otras posibles enfermedades de la colmena
Con la llegada de la primavera es tiempo también para realizar una revisión de la colmena para detectar otros posibles problemas, como la aparición de loque, considerada la segunda enfermedad más importante para las colmenas. Si se trata de loque americana, para la que la abeja negra tiene cierta resistencia, Fert apunta que la única solución pasa por destruir los cuadros afectados para evitar el contagio.
Mientras, si se detectan síntomas de loque europea puede ser un indicador de una carencia de proteína en la dieta de las abejas, lo que puede atajarse con un aporte o con la llegada de la primavera cuando las abejas comiencen a poder acceder a mayor cantidad de proteína.
6_ La gestión del polen
Para Fert la mejor manera de proporcionar proteína a la abejas es con el pan de abeja, elaborado por las abejas con polen, miel y diversas enzimas proporcionadas por ellas. “El polen es el alimento fundamental para tener colmenas sanas”, afirma el abejaruco. Tanto en el caso de la pasta proteica como el pan de abeja deben colocarse próximas a la cría, por encima de los cuadros, ya que puede que no la coman por estar lejos de esa zona.
Utiliza polen fresco para suplementar la alimentación de las abejas, ya que el polen seco pierde alrededor del 40% de su valor nutritivo
Para la elaboración de la pasta proteica, el apicultor emplea polen fresco que mantiene congelado, ya que de este modo se mantienen las propiedades de este, mientras que si el polen se seca se pierde alrededor del 40% de su valor nutritivo. Para incrementar el aporte de proteína mezcla el polen con levadura de cerveza y harina de soja. Recomienda proporcionar una galleta proteica de entre 150 y 200 gramos por colmena.
Además, apuesta por un polen de calidad y diverso, ya que si procede de diferentes plantas también le proporciona un aporte de diferentes nutrientes a la abeja. “Las proteínas son un alimento esencial para el sistema inmunológico de las abejas”, señala el apicultor. La falta de polen provoca abejas más pequeñas y crías irregulares, llegando a producirse canibalismo sobre los machos, la cría de estos o las larvas de abejas.
7_ Disponer de cera de calidad
Prestar atención a la cera que se le proporciona a las colmenas, procurando que sea de calidad, es otra de las prioridades para el apicultor. La renovación de la cera que se hace tanto a la salida del invierno en el núcleo de cría como en la colocación de alzas debe hacerse con cera de calidad. “Si se detectan irregularidades en los panales puede deberse a que existen restos contaminantes o la cera es de baja calidad”, apunta. Por eso, el apicultor recomienda cerrar el círculo de la cera reciclando la cera de opérculo de las colmenas propias y hacer las láminas con ella.
8_ Proporcionar agua limpia
El invierno y el comienzo de la primavera es también el momento para preparar un punto de agua limpia para las abejas. Una colmena consume alrededor de unos 40 litros de agua por cosecha. “Tener disponible un pozo de agua al comienzo de la temporada contribuye a reducir la mortalidad de las abejas”, apunta el experto abejero.
“Tener disponible un pozo de agua al comienzo de la temporada contribuye a reducir la mortalidad de las abejas”
Fert recomienda que este punto de agua esté próximo al colmenar, pero no pegado a las colmenas. En concreto, ellos los sitúan a unos 60 metros de distancia y han comprobado que esta distancia es la que mejores resultados les proporciona.
Suelen colocar un bidón con agua y un dosificador, de manera que el agua se va renovando y evitan que otra fauna acabe por bañarse allí y destruirlo. Además, le proporcionan un aporte de sal en esta agua. Así, añaden 0,5 gramos de sal por cada litro de agua.
9_ Prepararse para combatir la vespa velutina
Tanto en invierno con la elaboración de trampas y dispositivos, como con el comienzo de la temporada con la colocación de trampas para capturar reinas, también es preciso prepararse para intentar reducir la incidencia de la vespa velutina sobre los colmenares.
10_ Procesado de los propóleos
Durante los meses de invierno Fert aprovecha la bajada de actividad de las colmenas para acometer otras labores como la recolección de los propóleos que ya retiró de la colmena a finales de la temporada y que mantiene congelados para garantizar su conservación. Así, durante el invierno proceden al raspado de los panales de recolección. “Los propóleos tienen mucha demanda en Francia”, valora el apicultor.
En esta época también procede a la selección de las colmenas con mayor producción, escogiendo aquellas en las que logran alrededor de 350 gramos de propóleo por colmena.