Cómo combatir los falsos mitos sobre salud y sostenibilidad asociados al consumo de leche

José Miguel Mulet, catedrático de biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia y divulgador científico, aporta algunas claves para defenderse de los ataques crecientes que sufre la ganadería desde distintos ámbitos

Jose Miguel Mulet es profesor e investigador de la Universidad Politécnica de Valencia

Jose Miguel Mulet es profesor e investigador de la Universidad Politécnica de Valencia

“La gente necesita beber leche. Vosotros la producís, contadlo, no tengáis vergüenza”, recomienda a los ganaderos José Miguel Mulet, catedrático de biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia y conocido divulgador científico, que participó en las últimas Jornadas Técnicas de Vacuno de Leche organizadas por Seragro.

Ante los crecientes ataques que está sufriendo la ganadería y que afectan tanto al consumo de carne como de leche, Mulet propone combatirlos contando las propiedades saludables de estos alimentos y las bondades que la actividad ganadera genera sobre el territorio.

Los ganaderos hacéis un gran trabajo. Que se note, contadlo

“Aquí pasa un poco como en el fútbol, lo que decía Johan Cruyff: si no tienes tú la pelota, la tiene el contrario y te mete gol. Es decir, si no cuentas tú lo que haces, lo van contar otros (asociaciones ecologistas, organizaciones de consumidores, influencers, instagramers, tiktokers) y entonces van a contar lo que quieran”, asegura.

“Ante cualquier bulo hay que salir a responder. ¿Por qué da vergüenza hablar de lo buena que es la leche? Tiene beneficios para la salud, aporta nutrientes esenciales, puede minimizar el impacto ambiental y es motor tradicional de la economía en zonas que sufren despoblación”, enumera.

La leche es un alimento básico y la ganadería es una actividad esencial para el mundo rural

Mulet explica que existe una creciente desconexión social con la actividad agroganadera, tanto en zonas urbanas como rurales, que hace que el sector sea un reducto desconocido y lejano. “Existe una ley económica, la ley de Petty-Clark que establece que a medida que un país se desarrolla un mayor porcentaje de población abandona el sector primario para dedicarse a otros sectores económicos”, explica.

Los países desarrollados pueden permitirse tener un sector servicios porque tienen un sector primario muy eficiente

Y pone datos: “En el año 1900 más del 60% de la población española se dedicaba a la agricultura y la ganadería, cuando hoy ese porcentaje no llega al 5%. Pero esto es así porque en esos países el sector primario es muy eficiente”, dice.

Desinformación del consumidor

“Estamos en un contexto alimentario en los países occidentales en el cual la comida es más asequible y más segura que nunca, pero la información que llega a veces al consumidor es poco fiable o directamente falsa”, asegura el autor de libros como ¿Qué es comer sano? o Comer sin miedo.

La información alarmista se vende mejor y determinados mensajes falsos bombardeados continuamente acaban calando

La población está cada vez más sensibilizada con la salud y la alimentación, más aún tras la pandemia sanitaria de covid-19, pero no siempre tienen una percepción realista sobre lo que come. “Según los datos del Eurobarómetro de junio de 2019 sobre seguridad alimentaria, la población europea está preocupada por residuos de pesticidas, contaminantes medioambientales, antibióticos, hormonas y aditivos, cuando ninguno de estos problemas es algo que realmente nos tenga que preocupar”, afirma.

La cantidad de energía necesaria para decir una tontería es mucho menor que la que se necesita para desmontarla

 “Tenemos la tormenta perfecta: un público asustado pero que no se preocupa de buscar información veraz y fiable, mucha gente diciendo tonterías por múltiples canales de comunicación y mucha otra gente que se lo cree”, asegura Mulet.

Falacia ad youtubium

“Si al público lo estás bombardeando continuamente con determinados mensajes al final lo acaba creyendo. Y el problema es que la cantidad de energía necesaria para decir una tontería es mucho menor que la que se necesita para desmontarla”, evidencia.

“Por ejemplo, si dices que el trigo es veneno, con cuatro palabras para mandar por whatsapp arreglas para montar un bulo, pero para desmontar esa mentira con argumentos científicos son necesarias muchas más palabras”, expone.  

Muchas veces la población no sabe distinguir entre una fuente fiable o no

Además, las redes sociales agravan el problema. Para muchas personas, tienen tanta credibilidad como las pruebas empíricas, por eso, asegura, “da igual los argumentos científicos que aportes a la discusión si nuestro interlocutor otorga credibilidad a cualquier vídeo sobre el tema que haya visto en Youtube”.

De los transgénicos a los ataques a la ganadería

Pero más allá de opiniones individuales a través de las redes sociales, existe toda una estrategia organizada de ataque a la ganadería por parte de determinados lobbies y asociaciones, asegura.

“Trabajo con plantas transgénicas y llevo 20 años peleándome con los grupos ecologistas. Pero las campañas contra los transgénicos de las principales organizaciones ecologistas están agotadas, entre otras razones porque nos acabamos de poner todos una vacuna contra la covid-19 hecha a partir de plantas transgénicas. Por eso estos grupos hablan cada vez menos de transgénicos pero más de ganadería”, afirma.

No debemos caer en la trampa: detrás de mensajes como no a las macrogranjas está el rechazo a la simple actividad ganadera

“Los mensajes tienden a simplificarse y una organización ecologista vende mensajes de blanco o negro, por lo que muchas veces detrás de mensajes como no a las macrogranjas o no a la ganadería industrial está el rechazo a la simple actividad ganadera y el mensaje va a acabar siendo no a la ganadería, porque además de grupos ecologistas detrás del mensaje de no a las macrogranjas hay también grupos veganos y grupos animalistas”, indica.

“Yo recomendaría que no se sea condescendiente ante estos mensajes contrarios a la ganadería industial y desde el propio sector no se cometa el mismo error que se cometió en su día con los transgénicos, porque no hemos de olvidar que a pesar de estar prohibidos en la UE, nuestros animales se están alimentando hoy en día con maíz y soja transgénicos importados”, recuerda Mulet.

El trigo, la leche y la carne: los alimentos más atacados

Este experto en biotecnología de la Universidad de Valencia está convencido de que existe toda una estrategia premeditada de ataque a alimentos tradicionales, de los que se ha alimentado la humanidad durante miles de años, con el objetivo de hacer hueco en el mercado a nuevos productos nutricionales.  

Se ha puesto de moda decir que la ganadería es mala y que contamina, pero el turismo rural tiene mucho más impacto ambiental que la propia ganadería

“Lo más atacado es el trigo, por el gluten, la carne y la leche. Ahora hay una moda que habla de los venenos blancos. Si uno busca en internet te puedes encontrar todo tipo de burradas sobre la leche de vaca. ¿Qué hay que hacer? Pues desmontar las tonterías”, considera.

Argumentos contra falsos mitos sobre la leche

Degustación de productos lácteos.

José Miguel Mulet aporta algunos datos y argumentos para combatir los falsos mitos que en la actualidad se extienden sobre salud y sostenibilidad asociados al consumo de leche:

Ningún animal bebe leche en su etapa adulta …

“Estamos capacitados desde el punto de vista genético para beber leche. Esto se debe al simple efecto de la evolución. Hay varios estudios que han demostrado que las poblaciones humanas que beben leche en la etapa adulta (europeos y africanos, principalmente) es debido a que descendemos de poblaciones que eran pastoras en la Edad de Piedra y hubo una selección genética natural para poder alimentarse de la leche que daba nuestro ganado; mientras que otras poblaciones que no desarrollaron ganadería láctea, como los asiáticos o los merindios, no tenían esa presión para consumir leche y no desarrollaron un sistema capaz de digerirla. Por lo tanto, al igual que ocurre con otros animales, también hay poblaciones humanas que tampoco pueden beber leche en su edad adulta”, expone.

La leche tiene hormonas y antibíoticos …

“Es mentira. Esto lleva prohibido más de 20 años en la legislación europea y hay un control exhaustivo. Todo el proceso, desde la producción en granja hasta el envasado, está supervisado continuamente para que haya máxima garantía y trazabilidad. La leche es un alimento básico que tiene efectos beneficisos para la salud y aporta nutrientes esenciales (calcio, proteína, vitaminas, etc)”, enumera.

La ganadería contamina …

“Se ha puesto de moda decir que la ganadería es mala y perjudicial para el medio ambiente,  pero en realidad tiene efectos positivos sobre el territorio. Toda actividad humana tiene su impacto y se deben minimizar en lo posible los efectos sobre el medio ambiente, pero el turismo rural tiene mucho más impacto ambiental que la propia ganadería”, concluye.

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