¿Como detectar las carencias de abonado en el viñedo?

Enrique García-Escudero e Ignacio Martín, del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (CSIC, UR y Gobierno de La Rioja) explican como detectar que tipo de carencias nutricionales tiene el viñedo

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RIOJA NUTRICIONALES VIÑEDO 1Para la evaluación del estado nutricional de un viñedo podemos recurrir a métodos directos y a procedimientos indirectos. En este último caso destaca el conjunto de medidas basadas en la observación del viñedo, tanto a nivel agronómico (experimentación, información sobre la parcela, evaluación del estado sanitario, determinación de los índices de clorofila, análisis de la uva o estimaciones de su expresión vegetativa), como desde el examen visual, que siendo de especial relevancia y practicidad requiere de una sólida experiencia sobre el reconocimiento de los síntomas asociados a desequilibrios nutricionales (figura 1).

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La evaluación agronómica adquiere singular interés para el Nitrógeno. Una parcela de viñedo con una presión importante de botrytis puede ser un indicador de exceso de N, que habrá de corregirse.

Por su parte, la consideración del vigor actual del viñedo frente al vigor deseado también nos ayuda a marcar pautas en la práctica del abonado con N. Si el vigor se considera excesivo, habremos de optar por la reducción e incluso la supresión de aportes de N. Por el contrario, si el vigor se estima insuficiente deberíamos plantearnos un incremento de N en la estrategia de fertilización.

En la actualidad, se van dando pasos innovadores mediante la teledetección (índices de vigor…) y sensores basados en la transmitancia (SPAD y DUALEX), en la fluorescencia (MULTIPLEX) y en la reflectancia (CROP CIRCLE), que nos aportan información sobre el vigor, los índice de clorofila y el contenido de N foliar (figura 2).

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Entre los métodos directos, cabría mencionarse el análisis de suelo y el análisis foliar. Aunque el análisis de suelo ha sido el método clásico por excelencia para evaluar el viñedo desde un punto de vista nutricional, presenta limitaciones metodológicas (muestreo, normalización de métodos analíticos…) y de interpretación (dificultad para disponer de tablas locales…). Su utilidad se centra fundamentalmente en el momento de la plantación, asociado a la descripción del perfil del suelo (calicata), y al menos cada cinco años durante la vida productiva de viñedo, para así comprobar la evolución en el suelo de las decisiones adoptadas en nuestro plan de abonado o bien para detectar anomalías a tiempo.

En el marco de la viticultura de precisión, adquiere especial interés la cartografía de zonas homogéneas en un viñedo basada en la estimación de la resistividad del suelo, medida en continuo con sensores resistivos instalados en medios de tracción (quad), dotados de GPS.

La resistividad está relacionada con la textura y profundidad del suelo, con la capacidad de retención de agua, con la materia orgánica y con la salinidad, permitiendo identificar zonas de muestreo y de abonado de forma selectiva.

No obstante, y entre los métodos directos más convencionales, se asume que el análisis de hojas es la opción que mejor refleja el estado nutricional del cultivo, habida cuenta de que la hoja mostraría la dinámica de absorción de nutrientes y, por tanto, de su disponibilidad en el suelo. Los valores obtenidos en el análisis comparan con otros de referencia (preferentemente obtenidos a nivel local) para proceder al diagnóstico foliar.

La metodología de muestreo de hojas en campo pasa por dar respuesta básicamente a tres preguntas:

• ¿Cuándo muestrear? Los momentos más adecuados son la floración y el envero, y es este último un período más estable en cuanto a composición mineral y preferente cuando haya limitaciones logísticas.

• ¿Qué órgano muestrear? El material vegetal que se suele analizar es: limbo y/o pecíolo. Si fuera posible, es conveniente analizar los dos, pues determinados elementos responden mejor al diagnóstico según el material analizado.

• ¿De dónde muestrear? Debe procurarse que la edad fisiológica de la hoja sea similar, independientemente del momento elegido. El protocolo recomendado pasa por elegir preferentemente la hoja opuesta al primer racimo en la floración, y la opuesta al segundo racimo en el envero (figura 3).

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Desde un punto de vista práctico habremos de tener en cuenta algunas precauciones:

• En cada viñedo, elegir tantas unidades de muestreo como se estime oportuno, resultando de interés marcar un itinerario para muestreos posteriores.

• Por lo general, se muestrean del orden de 30 hojas completas, desarrolladas, en buen estado y procedentes de pámpanos fructíferos de vigor medio, a razón de una hoja por cepa.

• Utilizar bolsas limpias, aireadas y correctamente identificadas. No deberían transcurrir más de 24 horas hasta su recepción en laboratorio y, entre tanto, hay que mantenerlas refrigeradas.

El Servicio de Investigación Vitivinícola de La Rioja, tras casi veinte años de trabajo, ha elaborado tablas con rangos de suficiencia para limbos y pecíolos, en floración y envero, de las variedades Tempranillo y Garnacha Tinta en el ámbito de Rioja. En las tablas 2 a 5 se muestra las correspondientes al momento fenológico del envero.

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Artículo publicado en el Nº 62 (Xuño 2019) de Cuaderno de Campo.(pág. 32-39), revista editada por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural,Territorio y Población del Gobierno de La Rioja

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