Cómo funciona el mercado de carbono en el monte gallego: luces y sombras

Comunidades de montes y propietarios están captando fondos para la gestión forestal a partir de los servicios ambientales que prestan sus masas, pero el sector advierte de la detección de malas prácticas, con "contratos abusivos" de determinadas empresas, como Foresga

Cómo funciona el mercado de carbono en el monte gallego: luces y sombras

Monte restaurado e inscrito en el Registro de Absorciones de CO2. / Archivo.

La lucha contra el cambio climático ha deparado en los últimos años una oportunidad para el monte, con la creación de un mercado para el carbono atmosférico que absorben determinados proyectos forestales. Para comunidades de montes y propietarios particulares, la aparición de empresas interesadas en la compra del carbono almacenado en las masas forestales constituye una nueva vía de ingresos. El problema es que con ese mercado de carbono, llegaron también empresas intermediarias que, en algunos casos, están ofreciéndole «contratos abusivos y de especulación» a los propietarios forestales, según se apunta desde el sector.

La puesta en marcha del mercado de carbono se remonta al 2014, cuando el Gobierno impulsó el Decreto de Huella de Carbono, que estableció dos vías para proyectos de absorción y compensación de emisiones en los montes: la forestación de superficies que habían estado desarboladas desde 1989 o la restauración de montes afectados por incendios forestales.

El Decreto de Huella de Carbono fue bien recibido tanto por las empresas como por los propietarios forestales. Para las empresas, abrió vías para compensar, de manera voluntaria, su huella de carbono a través de proyectos forestales. Para los propietarios, el Decreto vino a cumplir una vieja aspiración, el cobro por los servicios ambientales que presta el arbolado, un cobro que les genera fondos para el cuidado de sus montes.

En Galicia se han inscrito alrededor de 60 proyectos de carbono en 2021

«El mercado de carbono representa una segunda oportunidad para gestionar montes que se puede decir que estaban desahuciados» -valora Daniel Rodríguez, economista de la Asociación Forestal de Galicia-. «Los ingresos que ya están recibiendo los propietarios por el carbono les permiten acometer la restauración de montes que o bien se habían visto afectados por serios incendios o bien estaban abandonados desde hace décadas».

Tras la aprobación del Decreto de Huella de Carbono en 2014, pasaron unos años con escasos proyectos de compensación inscritos en el Registro de Absorciones de CO2 del Ministerio, pero en los últimos años las inscripciones se dispararon. Sólo en Galicia se han registrado alrededor de 60 proyectos forestales de compensación en 2021.

Proceso
Con el registro de un proyecto en el Ministerio de Transición Ecológica, los propietarios están ofreciendo en el mercado el carbono que captan sus montes. La documentación de cada forestación inscrita concreta el número de hectáreas plantadas, el tiempo de permanencia de la masa (normalmente entre 30 y 50 años) y los pies de tala final. Con esos datos, el Ministerio determina cuantas toneladas de carbono captará la plantación, que serán las que podrán ofrecer los propietarios en el mercado.

En un inicio, los propietarios pueden anticipar la venta de hasta un 20% de las toneladas inscritas, en tanto las restantes sólo las podrán vender una vez que, efectivamente, esas toneladas de carbono estén capturadas por la plantación.

Precios
En el caso del pino, una de las especies más habituales en los proyectos de absorción, los precios en el mercado por tonelada de carbono rondan en la actualidad el arco entre los 20 y los 30 euros. Si se tiene en cuenta que cada hectárea inscrita puede absorber alrededor de 250 – 350 toneladas, en función del tiempo de permanencia de la masa y de la densidad de plantación, el mercado de carbono se presenta como un recurso de gran interese para el propietario.

En pinos, el precio de la tonelada de carbono ronda los 20 – 30 euros por tonelada

«Estamos hablando de un nuevo recurso de los montes, a mayores de la madera y de otros, que no se puede regalar a las primeras de cambio», valora Daniel Rodríguez, técnico de la Asociación Forestal de Galicia. «Es una maravilla -completa Jacobo Feijoo, responsable de la Asociación Sectorial Forestal Gallega (Asefoga)-. Se le está pagando actualmente por el carbono al propietario casi la mitad del valor de la madera a final de turno».

Analizamos a continuación cómo se está moviendo el mercado de carbono en Galicia.

Modelo de contratos: del pago de servicios a comisiones del 50%

Las alternativas de mercado que tienen comunidades de montes y propietarios particulares para comercializar el carbono de sus montes se pueden dividir en tres.

1) Pagar los servicios técnicos del proyecto y asumir la venta del carbono

Técnicos y asociaciones del sector consultadas coinciden en que la opción más beneficiosa para las comunidades es comercializar directamente su carbono. Es decir, pagar los servicios de un técnico, empresa de ingeniería forestal o asociación para que elabore el proyecto y lo inscriba en el Registro de Absorciones de CO2. Una vez inscrito el proyecto, serían los propietarios los que comercializarían directamente su carbono.

Es, por ejemplo, la vía por la que se apuesta en los proyectos de absorción que elabora para comunidades de montes y propietarios la Asociación Forestal de Galicia (AFG), una entidad que también colabora en la misma línea con la Fundación Arume.

«La Asociación Forestal elabora el proyecto de forestación y lo inscribe en el Registro del Ministerio, cobrando lógicamente por ese servicio, pero son los propietarios los que venden el carbono de sus montes. Nosotros podemos conseguir ofertas para ese carbono y trasladárselas a las comunidades de montes y propietarios, pero es la comunidad la que decide si quiere aceptar esa oferta o esperar por otras», explica Daniel Rodríguez, economista de la AFG.

La recomendación de las asociaciones de propietarios y de empresas forestales consultadas es que nunca se cedan los derechos de venta del carbono

Desde la Asociación Forestal de Galicia subrayan también la importancia de hacer un acompañamiento técnico de las plantaciones: «La forestación debe hacerse con unos criterios técnicos que garanticen la obtención de madera de calidad a final de turno. Es fundamental planificar cuestiones como la calidad genética de la planta, las claras y los tratamientos silvícolas a aplicar. El propietario debe exigir rigurosidad y seriedad», concluyen.

Otro colectivo, la Asociación Sectorial Forestal Galega (Asefoga), ligada a Uniones Agrarias, apuesta también por una vía similar para que los propietarios desarrollen sus proyectos. «Desde Asefoga lo que le recomendamos a nuestros asociados es que inscriban sus proyectos y que no tengan prisa por vender el carbono. Hay y habrá empresas interesadas en el carbono que contactarán con ellos para presentarles ofertas. No se puede regalar», valora el secretario general de Asefoga, Jacobo Feijoo.

El mismo camino apunta la asociación BioeCO2, un nuevo colectivo que agrupa a empresas de ingeniería forestal de Galicia. «El objetivo de nuestras empresas socias es aportarle valor a sus clientes, los propietarios forestales. La mejor vía para eso es que las comunidades de montes y propietarios inscriban sus proyectos en el Ministerio, a través del servicio técnico con el que quieran trabajar, y que las propias comunidades y propietarios se encarguen de la posterior venta del carbono. Que nadie se quede con lo que es de ellos», concluyen.

2) Ceder el carbono a cambio de la forestación del monte y de su mantenimiento durante 6 años

Este segundo sistema consiste en que una empresa asume un proyecto de forestación, sin coste para el propietario, a cambio de que se le cedan todos los derechos sobre el carbono. La empresa podrá vender esos derechos cuando y como quiera, quedándose con todos los ingresos que logre.

Es el modelo que emplea en Galicia el Grupo Sylvestris, que se está comprometiendo con los propietarios a la plantación y al mantenimiento de la plantación durante 6 años, con desbroces bianuales. Desde el sector forestal se viene advirtiendo desde el verano pasado contra este tipo de sistema.

La Organización Galega de Comunidades de Montes le ha pedido a la Consellería que frene la especulación en el mercado de carbono

La Organización Galega de Comunidades de Montes le pidió incluso a la Consellería de Medio Rural que interviniese para frenar la especulación que entienden que se está dando en el mercado de carbono. «Las empresas pretenden acaparar las compensaciones monetarias por la captura de CO2 que bien podrían gestionar directamente los propietarios», defienden.

Otra cuestión a tener en cuenta, según apuntan técnicos del sector, es que algunos de los modelos silvícolas que se promueven dificultan la obtención de madera de calidad a fin de turno, por lo que se le recomienda a los propietarios que en caso de decantarse por este sistema, atiendan a las cuestiones técnicas de la plantación.

Desde Campo Galego se contactó con el Grupo Sylvestris para conocer su versión, pero por el momento renunció a contestar.

3) Pagar una comisión de hasta el 50% del carbono a una empresa intermediaria

Una tercera vía que se popularizó en Galicia es la de entregarle hasta el 50% del carbono del monte a una empresa intermediaria, que simplemente inscribe en el Ministerio un proyecto de forestación ya ejecutado por los propietarios. Esa empresa, a cambio de la inscripción del proyecto, se queda con el derecho a vender el carbono, cuando y como quiera, y con una comisión de hasta el 50% de los ingresos que esa venta genere.

Es el modelo que emplea Forestación de Galicia (Foresga), una empresa que acumula alrededor de la mitad de todos los proyectos de absorción inscritos el pasado año en Galicia. Desde la óptica de las asociaciones y técnicos del sector, es el sistema más perjudicial para el propietario. «Es como si yo hago un proyecto de ordenación de un monte y a cambio me quedo con el 50% de la madera que produzca ese monte. Es simplemente quedarse con lo que es del propietario», compara un ingeniero técnico forestal consultado.

Desde Campo Galego se contactó con Foresga para conocer su versión, pero por el momento no han contestado a la petición.

El Grupo Sylvestris, aparte de acometer forestaciones a cambio de los derechos de carbono, también está adquiriendo en Galicia los derechos de carbono de plantaciones ya hechas. Ese pago, según se interpreta desde el sector, representa para la comunidad una parte menor de los ingresos por carbono que podría llegar a percibir en el mercado a lo largo de todo el turno de la masa.

Valoraciones
Las asociaciones de propietarios, por su parte, sin entrar a analizar casos concretos, apuntan que consideran perjudicial este tipo de sistemas. «Para que una comunidad de montes valorice el recurso al mejor precio posible, lo razonable es que pague sólo los costes técnicos que tenga por la elaboración e inscripción del proyecto, pero no que entregue un alto porcentaje del carbono que va a producir», aconseja Daniel Rodríguez, de la Asociación Forestal de Galicia.

En similar línea se expresa Jacobo Feijoo, de Asefoga: «La cuestión principal y positiva es que hay una serie de externalidades ambientales que se le están pagando a los propietarios. Si existe una cierta especulación sobre los derechos de carbono, un sistema para evitar eso sería establecer algún tipo de cláusula para que una parte importante de los derechos de carbono percibidos por el propietario se tuvieran que reinvertir en los trabajos forestales, de cara a cumplir con el plan de ordenación», propone.

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