Como hacer praderas en el monte con mínimo laboreo usando el ganado

Ana y Alejandro SC es una explotación ubicada en Neipín, en A Pontenova, que está convirtiendo superficie abandonada en pastizales sin necesidad de roturación mecánica, valiéndose del manejo de caballos, cabras y vacas de distintas razas

Alejandro Salvatierra, xunto ao seu rabaño de vacas caldelás en Neipín

Alejandro Salvatierra, junto a su rebaño de vacas caldelás en A Pontenova

Como en muchos otros ayuntamientos gallegos, A Pontenova sufre desde hace años un proceso de abandono agrario y cierre de explotaciones que está contribuyendo a la forestación de las tierras pero que también abre nuevas posibilidades. 

Alejandro Salvatierra y su pareja, Ana Martínez, no se conforman con esta situación y tratan de revertir el abandono apostando por el ganado autóctono en extensivo, logrando hacer del despoblamento una oportunidad.

“Tenemos ganado en todos los pueblos alrededor de A Pontenova: en Santalla, en Vilaxe, en Teixidais, en Neipín y en Vilaméa. La gente se va haciendo mayor y lo va dejando y vamos cogiendo nosotros las fincas”, explica Alejandro, que participó en la última reunión de primavera de la Sociedad Gallega de Pastos y Forrajes, dedicada a los sistemas de producción de carne resilientes a las crisis.

Una explotación adaptada a las dificultades de la montaña

La explotación de Ana y Alejandro es una explotación adaptada a las dificultades de la montaña, tanto climatológicas como orográficas, de pendientes y desniveles. “En nuestra zona las dificultades del terreno son evidentes. Además, está la competencia del eucalipto”, afirmó.

Alejandro nació en Ferrol, hijo de una funcionaria y un trabajador de Fenosa. “Yo no estaba predestinado a esto, pero siempre me sentí atraído por lo que hacían mis tíos en A Mariña”, reconoce. El tío de Alejandro, Pepe Salvatierra, fue técnico de Extensión Agraria y luego jefe de explotación del CIAM.

En algunas zonas los suelos son tan pobres que ni para eucaliptos valen, pero sí para prados

Alejandro se formó en las escuelas de Sergude y Ponteareas y trabajó en explotaciones de leche hasta que en el año 2001 alquiló tierras en la parroquia de Álvare, en A Pastoriza, y tras incorporarse, comenzó con un rebaño de 186 ovejas. “Conviene comenzar poco a poco, para ir adquiriendo experiencia y competencia en un trabajo que exige muchos conocimientos”, asegura.

En el año 2014 Alejandro se trasladó a Neipín y comenzó a diversificar el ganado para adaptarse a un terreno de montaña con mucha pendiente repleto de tojos y uces adaptadas a estos suelos pobres. “Algunas zonas ni para eucaliptos valen, pero sí para prados”, asegura Alejandro.

Amansar el monte sin meter palas y tractores

Pradeira establecida con mínimo laboreo, a base do traballo do gando

Pradera establecida con mínimo laboreo, a base del trabajo del ganado

Ana se había incorporado a la explotación en el año 2009 comprando 7 vacas caldelás en Maceda y Petín. Buscaban ganado autóctono adaptado a las dificultades del terreno y capaz de contribuir a domesticar el monte.

“Nosotros amansamos sin meter un tractor ni una pala, va amansando el ganado, pero eso lleva más tiempo que si fuese mecánicamente”, explican. “Metemos primero cabra o caballo, dependiendo del tipo de broza que haya. La cabra, por ejemplo, solo come el tojo cuando es joven, el viejo no lo come. Después desbrozamos y abonamos y vamos introduciendo las vacas hasta que logramos el pastizal”, detallan.

Tienen distintos tipos de ganado que se complementan entre sí

La suya es una explotación ganadera compleja, con distintos tipos de ganado que se complementan entre sí en un sistema integral en el que cada especie tiene su función. “Las cabras son animales que fomentan mucho la aparición de trébol. De haber cabras en el monte a no haberlas hay una diferencia bestial en el engorde de las vacas”, ejemplifica Alejandro.

“Comenzamos con cero hectáreas de tierra en propiedad”

Ana y Alejandro llevan dedicados a la ganadería extensiva más de 10 años, en los que se han ido haciendo con algunas tierras y montes para trabajar en este sistema que necesita, por encima de todo, de superficie. Pero ellos, comenzaron “con cero hectáreas de tierra en propiedad”, explican.

En una década llevamos metidos unos 200.000 euros en fincas, que fuimos juntando a base de comprar y permutar con otros vecinos

La familia de Ana era casera en Neipín y en el 2016 lograron adquirir la propiedad en la que llevaban dos generaciones de caseros y donde en este momento están rehabilitando la casa. Al mismo tiempo, fueron comprando en la zona otros lugares con fincas que llevaban en algún caso 30 años abandonadas.

De uno de esos lugares que compraron se quedaron con las fincas y los montes para hacer praderas para el ganado y vendieron la casa para la puesta en marcha de un alojamiento de turismo rural, para con ese dinero seguir financiando la compra de más superficie.

Fincas a más de 20 kilómetros

Rabaño de ovella galega nunha pradeira situada a 18 km de Neipín

Rebaño de oveja gallega en una pradera situada a 18 km de Neipín

Así, comprando y permutando, fueron poco a poco haciéndose con parte de la base territorial que hoy tienen. Son unas 60 hectáreas en propiedad, situadas todas en el entorno de Neipín. “En una década llevamos gastado alrededor de 200.000 euros en fincas y casas y también cambiamos mucho con los vecinos para juntar y poder ir reuniendo parcelas”, explican.

El resto, las fincas cedidas o arrendadas, están distribuidas tanto por el ayuntamiento de A Pontenova como por el municipio vecino de Taramundi, ya en Asturias. En total, declaran en la PAC 80 hectáreas, aunque el ganado pastorea mucha más superficie, aclaran, ya que hay personas que les ofrecen gratuitamente fincas ubicadas incluso a más de 20 km de Neipín.

Movemos el ganado a medida que van acabando el pasto y procuramos que sea adecuado para el tipo de rebaño que lo va pacer

“Movemos el ganado a medida que van acabando el pasto y procuramos que sea adecuado para el tipo de rebaño que lo va pacer”, explica Alejandro. Por su sistema de manejo, los cierres son otra de las bases de la explotación. “Los tenemos de todo tipo, desde mallas metálicas a hilos o mallas electrificadas”, detalla.

Caballos, vacas, ovejas y cabras

rabaño cabra galega

La base de la explotación de Ana y Alejandro es la diversificación, con distintos tipos de ganado de distintas razas pero donde cada una tiene su función. La cabaña ganadera actual está formada por 70 yeguas de cría, mayoritariamente de raza caballo gallego de monte; 50 vacas, mayoritariamente de raza caldelá, pero también rubia gallega y vianesa; 20 novillas y tres toros (caldelá, charolés y rubio); 160 ovejas de raza gallega (también los machos); y 28 cabras.

Las cabras son animales que fomentan mucho la aparición de trébol

En este momento raramente ceban terneros para sacrificio, sino que los machos cruzados se venden directamente del pasto a las explotaciones de cebo y las terneras las venden para vida.

“Otra de nuestras actividades es adquirir ganado flaco y barato, tanto vacas como yeguas o cabras, y engordarlas para luego venderlas para vida a otras explotaciones”, explica Alejandro.

Las yeguas

Ana e Alejandro (Pontenova) cabalo galego2

Las yeguas son hoy una parte esencial del negocio de la explotación. Mantienen los pastos en buen estado, controlan lo que rechazan las vacas y las ovejas y abren zonas de matorral con tojo.

Su coste de alimentación es bajo, destaca Alejandro. “Nos ofrecen pastos para ellas en muchos sitios, a veces son grandes extensiones pero en lugares distantes”, cuenta. En este momento hay una fuerte demanda de este tipo de ganado, tanto para vida como para carne y “los precios son buenos”, reconoce.

Son socios de Boaga, Acruga, Puraga y Asovega

Explica que hace unos años, a raíz de la exigencia del microchip, bajó mucho el número de caballos que había en los montes y alerta del descenso en picado de la población de caballo gallego, que pasó de 23.000 ejemplares a tan sólo 9.000 en este momento.

“Pienso que estamos en un momento en el que tenían que apostar por él desde la Administración. La Xunta tiene que tener claro que dónde hay caballo hay vida y darse cuenta de que no hay mejor solución para los montes para atajar el problema de los fuegos”, afirma Alejandro.

La Xunta tiene que tener claro que dónde hay caballo hay vida y tenía que apostar por él porque no hay mejor solución para el problema de los fuegos

“Pero el caballo hay que profesionalizarlo”, dice, “no sirve tenerlo de cualquier manera, hay que atenderlo y hacer manejo igual que se hace con las vacas”, defiende. Y explica que el caballo lleva cuatro o cinco años siendo rentable y los potros se están vendiendo por encima de los 250 euros.

Las potras nuevas las baja para las fincas más próximas, al lado de las casas, para evitar los ataques del lobo, aunque esto no es garantía al 100%. “De vez en cuando tenemos algún ataque, incluso al lado de las casas”, cuenta. Luego, al segundo año ya las sube para el monte.

En este tipo de explotaciones los perros de manejo y de protección de los rebaños son esenciales

Reconoce que “el lobo es un problema” pero dice que para él “el problema principal es que la gente no se da cuenta de que con el modo intensivo, tanto en la ganadería como en lo forestal, estamos cargándonos el ecosistema”. “No me preocupa que se planten los eucaliptos en el monte, lo que no quiero es que se planten en los prados”, dice. “El eucalipto no fija población, por mucho que nos lo quieran vender”, añade.

Razas autóctonas

Carga de xatos pasteiros cruzados vendidos a finais do mes de maio deste ano

Carga de terneros pasteros cruzados vendidos a finales del mes de mayo de este año

Alejandro defiende la apuesta por las razas autóctonas que hace en su explotación y está tratando de mejorar genéticamente la cabaña mediante la selección. Corrupio, el toro caldelá, procede del Centro de Testaje y en la explotación cuenta con vacas que lleva a concursos como los que se celebran en Silleda, Lugo y O Valadouro. Por ejemplo, Cabana fue varias veces campeona de Galicia. Tiene más de 20 años. “El ganado a nosotros nos dura muchos años”, confiesa.

En el rebaño de vacas hacen cruce industrial en las crías para vender pero las madres las mantienen puras

La caldelá, dice, es muy buena raza, porque “pare de casi cualquier toro y es una vaca muy criadora. Hay que apostar por estas razas para después poder meter toros cárnicos y no tener problemas”, asegura. Para hacer los cruces cuentan con un toro charolés y para mantener la pureza de la recría con un caldelá y otro rubio. “Apostamos por cruces con las razas autóctonas para los terneros pero las madres que queden puras”, insiste.

La gente pone otras razas porque quiere el dinero rápido, pero nuestra ganadería no tiene problemas de enfermedades o complicaciones, que pienso que al final es de lo que se trata

“Haciendo selección se va mejorando la cabaña, pero la gente quiere el dinero rápido, por eso va a otras razas”, asegura. Alejandro, sin embargo, valora otros factores. “Nuestra ganadería no tiene problemas de enfermedades o complicaciones, que al final es de lo que se trata; la vaca lo que tiene que hacer es parir todos los años y no dar problemas”, dice. Explica que en las caldelás “no hay complicaciones en los partos” mientras en el otro rebaño, el de rubia gallega, “siempre hay más problemas”, reconoce.

El proceso para convertir el monte abandonado en pastizales

Cultivo de centeno en el monte para aprovechar en pastoreo

Cultivo de centeno en el monte para aprovechar en pastoreo

La explotación de Alejandro y Ana es un ejemplo en la gestión del monte con ganado, tanto en la transformación a pastos como en su gestión. Están en un grupo de whatsapp en el que hay 30 ganaderos, muchos chicos jóvenes, y su modo de trabajar sirve de ejemplo para muchos de ellos.

También para Europa. De la mano de Rosa Mosquera su modelo fue puesto de ejemplo en la UE y su explotación forma parte de Afinet, una red europea de investigación sobre los sistemas silvopastoriles en el que participa el Campus Terra de Lugo de la Universidad de Santiago.

Sigue el modelo de la carga instantánea, que consiste en introducir un alto volumen de animales para que pasten la parcela lo antes posible y de manera inmediata retirar el ganado

El proceso para convertir el monte en pastizal es progresivo y calculado: primero consiste en pisar con vaca y caballo, que come además los tojos; el segundo paso es introducir la cabra para que desbroce y luego entrarían las vacas y ovejas a pacer. “Las cabras son animales que fomentan mucho la aparición de trébol. De haber cabras en el monte a no haberlas hay una diferencia bestial en el engorde de las vacas”, explica.

Lo primero, pisar el tojo

No inverno tiran rolos de forraxe monte abaixo para obrigar ao gando a pisar as zonas de toxo

En invierno tiran rollos de forraje monte abajo para obligar al ganado a pisar as zonas de tojo

“Tenemos fincas que son un peñasco, que era monte con tojos de 3 metros de altura y que en 6 años son pradera”, dice Alejandro satisfecho. La dureza orográfica de una zona alta como es Neipín añade dificultad al proceso. “Castigamos el tojo a base de pisarlo con las yeguas y con las vacas. Les tiramos rollos de silo monte abajo por el medio de los tojos en invierno para alimentar a las vacas y que sigan pisando y a las yeguas les damos una de cal y otra de arena, si están un tiempo en el monte pisando una zona donde no hay mucho que comer luego las llevamos a un prado para que engorden y se recuperen, nunca les dejamos adelgazar del todo”, relata.

En el monte tiene que haber que comer, porque por muy cachenas que sean las vacas, por ejemplo, tojos no comen

“En el monte tiene que haber que comer, tiene que haber pasto, porque por muy cachenas que sean las vacas, por ejemplo, tojos no comen. No sirve decirles a los chicos jóvenes que se incorporan que echen las vacas para el monte sin más. Hay que hacer gestión y manejo porque tiene que haber que comer”, argumenta.

Quemas controladas

Queima controlada realizada en marzo de 2021 para transformar o mato en pastizal

Quema controlada realizada en marzo de 2021 para transformar el matorral en pastizal

A veces, para ayudar a la implantación de praderas recurren a quemas controladas del matorral que son realizadas durante el otoño o la primavera por personal especializado del Servicio de Defensa Contra Incendios de la Xunta.

Estas zonas de pastizales son una barrera natural contra el fuego al crear discontinuidad en las masas forestales

Una vez quemado el matorral, establecen distintas estrategias, bien creación de praderas o bien cultivo de centeno para aprovechar en pastoreo. Estas zonas de pastizales son una barrera natural contra el fuego, al crear discontinuidad en las masas forestales y actuar de cortafuegos en caso de incendio.

“Yo no soy un ganadero, soy un productor de hierba”

Pradeiras recuperadas no monte

Praderas recuperadas en el monte. Apuestan por variedades de hierba que aguantan bien la sequía y el pastoreo

A pesar de tener un número importante de cabezas de ganado de varias especies, Alejandro no se considera ganadero sino que se define como labrador. “Yo no soy un ganadero, soy un productor de hierba, que después administro con el ganado como mejor me conviene. Mi premisa es adaptar el ganado al terreno, no al revés, adaptar el terreno al ganado”, asegura.

En definitiva, el objetivo sería “lograr una pradera productiva con el menor gasto posible porque si lo que dan las vacas lo gastas todo en las vacas mal negocio haces”, razona. “Nosotros abaratamos costes a base de andar con el ganado. Solo damos a las vacas 3 meses de silo de hierba, en diciembre, enero y febrero, que es cuando están en los patios para que descansen las fincas”, explica.

Pastoreo rotativo

Ana e Alejandro (Pontenova) cabalo galego1

“No tenemos más de tres días el ganado en las parcelas para que no coman el retoño que comienza a salir y en invierno tenemos patios para que no sigan machacando las fincas y puedan recuperarse”, explica. Defiende que “el pastoreo rotativo es la única manera de que las fincas produzcan porque sino se machacan mucho”.

Sigue el modelo de la llamada carga instantánea, que consiste en tener mucho ganado en poco espacio para que pasten esa superficie lo antes posible, en el menor tiempo, y de manera inmediata retirar la carga ganadera para que rebrote la pradera y se recupere. “Para las praderas es tan malo el sobrepastoreo como dejarlas mal pacidas”, dice.

Para las praderas es tan malo el sobrepastoreo como dejarlas mal pacidas

Este sistema lo aplica a todas sus parcelas. “En las fincas que recuperamos en el monte hacemos igual, cerramos y parcelamos para poder rotar”, explica. Este método también le ayuda en el control de las malas hierbas. “Si tienes el ganado mucho tiempo acaba castigando a las buenas hierbas pero si lo mueves y lo rotas mucho salen menos hierbas malas”, dice. No emplean ni herbicidas ni pesticidas para controlar las malas hierbas. “Lo hacemos todo manual, yo soy muy artesanal”, bromea.

Necesidad de árboles y sombras

Ana e Alejandro (Pontenova) vaca caldelá

En verano el ganado necesita sombras. Alejandro defiende la plurifuncionalidad de los montes, con capacidad para acoger ganado y su coexistencia con los árboles. “Neipín está orientado al sur, necesitamos sombras. Cuando arreglamos monte vamos dejando árboles para que den sombra y para mantener la capa freática más arriba”, explica.

Otra de las dificultades de trabajar estas zonas en pendiente es el mantenimiento de la pradera. “Hay que tener mucho ojo con el sobrepastoreo en fincas muy pendientes donde está el peñasco muy arriba, pero al no mover la tierra cuando viene la sequía aguanta más la pradera”, explica.

No me preocupa que se planten los eucaliptos en el monte, lo que no quiero es que se planten en los prados

Trabajan con variedades de hierba que aguantan bien la sequía, como el datilo, que además resiste el pastoreo intensivo. “Es malo de implantar, pero cuando logras implantarlo aguanta bien el pastoreo”, dice.

Hace también trashumancia. “Movemos bastante el ganado tanto dentro de las parcelas como de una finca a otra. Subimos el rebaño en verano a las zonas altas, a 1.000 metros de altitud, a la sierra que está frente al Bosque de la Reigada, uno de los bosques autóctonos más grandes de la Red Natura, y lo bajamos en invierno a las fincas que están en el fondo del valle. Son tres horas caminando con el ganado para cambiarlo”, detalla.

Un cambio en la orientación de la PAC

Alejandro defiende un cambio de orientación en la PAC que prime modelos de ganadería extensiva frente a un modelo intensivo de producción. “Debían apoyar más a los que hacemos una ganadería más respetuosa y cuidamos de los ecosistemas, pero el problema es que Europa sigue apostando por el sistema intensivo porque los que trabajamos de otro modo no interesamos, porque somos más autosuficientes y generamos menor volumen de negocio, porque no gastamos tanto abono, maquinaria, semen, empresas asociadas y de servicios, etc, por eso no interesamos”, se queja.

Aún recuerda cuando se excluyó el pasto arbustivo de la PAC. “Para nosotros fue un palo, perdimos de golpe las subvenciones y estábamos tan desanimados que estuvimos a punto de dejarlo todo, pero al final nos sirvió para reorientar la explotación hacia un modelo sostenible menos dependiente de las ayudas”, asegura.

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