Cómo mejorar la gestión de los purines en granjas intensivas

La separación de la fracción sólida de los residuos ganaderos permite reducir la cantidad de nitrógeno y fósforo de la parte líquida, lo que facilita su aplicación en el campo. Otras posibilidades consisten en sistemas de aireación de las balsas y en la creación de sistemas de riego

Cómo mejorar la gestión de los purines en granjas intensivas

Separador de la fracción sólida y líquida de los purines. / Imagen: Rosber.

La gestión de los purines constituye uno de los principales problemas a los que se enfrenta la ganadería intensiva, sobre todo en el caso del porcino, dada su carencia de tierras en las que aplicar los estiércoles. Una granja con 1.200 cerdas puede gastar hasta 19.000 euros al año en el manejo de sus purines, según calcula Ramón Gea, de Mecánicas Segalés, una firma catalana especializada en el tratamiento de purines. ¿Cómo abaratar ese coste?

La primera vía pasa por la separación de la parte sólida y líquida de los purines. Para eso es preciso bombearlos hasta un equipo de filtrado y contar con una balsa en la que almacenar la parte líquida resultante. Con ese tratamiento se consigue una doble mejora. Por un lado, se reduce el volumen de la parte líquida en un 10-20%, más en vacuno, menos en porcino. Por otro lado, los mayores porcentajes de nitrógeno y de fósforo quedan en la parte sólida.

Ambas mejoras permiten que se reduzca el número de hectáreas precisas para aplicar los purines. Siguiendo con el caso inicial y real de la granja de 1.200 cerdas, ubicada en Cataluña, sus propietarios precisaban en un inicio de 106 hectáreas para aplicar los purines generados por la granja.

Ramón Gea, en la charla en Cimag.

Ramón Gea, en la charla en Cimag.

Para distribuirlos, contaban con fincas en un radio de 2 a 35 kilómetros. A partir de los datos de las fincas, se estimó un coste medio de aplicación de 3,09 euros por metro cúbico, incluyendo tiempo del personal, gasoil y amortizaciones de tractor y cuba. El gasto total ascendía a 18.900 euros al año, según calcula Ramón Gea, que participó estos días en una jornada sobre gestión sostenible de purines que organizó la empresa Rosber en Cimag – Gandagro.

Tras separar la fracción sólida y líquida de los purines, subió la cantidad de metros cúbicos precisos para alcanzar el tope anual de nitrógeno por hectárea (210 kilos en zonas no vulnerables, caso de toda Galicia, y 170 en zonas vulnerables). Esa circunstancia permitió aplicar los purines en menos tierras y reducir los costes a 16.500 euros.

Digestión aerobia
Una segunda vía para abaratar costes consistió en la instalación de un sistema de aireación en la base de las balsas de purín. La aportación de aire favorece la acción de determinadas bacterias que contribuyen a reducir el porcentaje de nitrógeno en hasta un 15%, según las estimaciones de Ramón Gea. Con esos dos sistemas, separación sólida – líquida y aireación (digestión aerobia), el coste de gestión bajó hasta los 14.000 euros y las hectáreas precisas para aplicar los purines hasta 74.

En cuanto a la gestión de la parte sólida, Gea destaca ejemplos en los que esa parte sólida se comercializa como abono compostado, generando ingresos para las granjas. “Hay gente que piensa, divido sólidos y líquidos y de un problema hago dos problemas. No es así. De un problema, sacas un producto que se valora y que se paga en el mercado”, defiende.

Sistemas de riego
Existen aún más posibilidades de gestión, como la creación de sistemas de riego en granjas que tengan fincas próximas. Es una alternativa que ya se ha aplicado con éxito en zonas del Levante como Almería o Murcia. Tras el filtrado, la parte líquida de los purines pasa a un canal de decantación, en el que la acción de las algas continúa reduciendo el porcentaje de nitrógeno, y de ahí entra directamente en sistemas de riego localizado.

En Galicia, también Coren inauguró en el 2016 una planta en su centro de selección genética, en Quintela de Leirado (Ourense), siguiendo una lógica similar de separación de purines, reducción del nitrógeno y utilización para regadío, en este caso en montes.

Plantas móviles
¿Para qué tipo de explotaciones es viable la instalación de un equipo de separación de purines? Ramón Gea señala que las instalaciones son adaptables en función del número de animales, si bien considera que son precisos un mínimo de 2.000 cerdos en instalaciones de cebo o de 100 vacas. Para instalaciones menores, grupos de ganaderos o cooperativas pueden trabajar con plantas móviles, que Gea asegura que ya están extendidas por muchas zonas de Europa.

El experto recuerda también la conveniencia de batir los purines para homogeneizarlos y evitar que tengan distintos contenidos de nutrientes en el fondo y en la superficie. “El fósforo tiende a irse al fondo y lo mismo ocurre con parte del nitrógeno orgánico. Si el purín no es homogéneo, puede dejar en el campo zonas sin fertilizar y otras quemadas”, advierte.

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