¿Cómo reducir las emisiones? (II): Alimentación y gestión de pastos

Control de la altura de pasto, ajuste de la carga ganadera para evitar los efectos del sobrepastoreo, mejora de la absorción de nutrientes del suelo mediante encalado y uso de leguminosas, una alimentación de precisión que ajuste los niveles de proteína de la dieta, apostar por materias primas y fuentes proteicas locales y mejorar la conservación de forrajes y ensilados son aspectos clave para hacer descender la contaminación por metano o amoniaco

Lograr disminuir los gases de efecto invernadero que produce la actividad ganadera es una tarea que requiere un enfoque multidisciplinar que atienda distintos aspectos del manejo del ganado y los cultivos, ya que junto a la adecuada gestión de estiércoles y purines y a las estrategias para la reducción de los niveles de emisiones provocadas por la fermentación entérica de los rumiantes, una alimentación eficaz en relación a los objetivos productivos sería la tercera pata esencial en la ecuación de la reducción de la contaminación y la sostenibilidad medioambiental de las granjas. 

En la producción de carne de vacuno existen dos modelos diferenciados de explotaciones: el de las ganaderías extensivas de vacas nodrizas, que utilizan el pasto como base principal de la alimentación del ganado, y el de los cebaderos de terneros, un modelo intensivo en el que los concentrados tienen mayor protagonismo. 

La optimización en la producción y aprovechamiento del pasto y la apuesta por praderas permanentes capturadoras de carbono en el primer caso y el ajuste de la ración, el incremento de la digestibilidad de la dieta y el uso de fuentes de proteína locales en el segundo, son estrategias encaminadas a lograr una mayor sostenibilidad productiva, con menores niveles de emisiones por unidad de producto.  

PASTOS Y CULTIVOS:

pastoreo benestar animalAumentar el tiempo de pastoreo
El Ministerio de Agricultura acaba de anunciar que la ganadería extensiva constituirá el primero de los ecoesquemas para el futuro reparto de los fondos europeos de la PAC en el  periodo 2023-2027, de los que dependerá el 20% de las ayudas, al igual que el fomento del pastoreo es uno de los objetivos del Plan del Sector Lácteo 2020-2025 aprobado por la Xunta el mes pasado, por lo que sacar el ganado a pastar será un aspecto que comenzará a pesar de manera notable tanto en las explotaciones de leche como de carne en los próximos años. 

Aumentar la proporción del tiempo que los animales se encuentran en el exterior de las naves, aumenta la cantidad de deyecciones que se depositarán en el pasto. De esta manera, los nutrientes aportados por la alimentación retornan al suelo a través de la deposición de estiércol y orina.

Siempre y cuando la carga ganadera sea adecuada a la oferta del pasto, una mayor duración del pastoreo permitirá una distribución homogénea de las deyecciones en la superficie del pasto, lo que favorece una menor emisión de metano y óxido nitroso en relación al almacenamiento del estiércol y/o purín y su posterior tratamiento y aplicación durante las operaciones de abonado en campo. Además, con el pastoreo se dificulta el contacto de la ureasa presente en las heces con la urea en la orina, ralentizando por tanto la emisión de amoníaco.

Las emisiones de amoníaco durante el pastoreo son bajas, ya que el nitrógeno amoniacal total en la orina depositada directamente en los pastos es absorbido rápidamente por el suelo

Será importante controlar la intensidad del pastoreo dado que, con una elevada carga animal, se podría dar lugar a mayores emisiones de óxido nitroso, debido a que las heces se encuentran más expuestas a las condiciones ambientales, por la compactación del suelo provocada por el pisoteo de los animales. Este efecto sería mucho más desfavorable en condiciones de suelo húmedo y temperaturas templadas, caso de Galicia, en las que se favorecen los crecimientos microbianos en anaerobiosis y, por tanto, las emisiones de metano y óxido nitroso.

Será importante controlar la intensidad del pastoreo dado que, con una elevada carga animal, se podría dar lugar a mayores emisiones de óxido nitroso por la compactación del suelo provocada por el pisoteo de los animales

Si bien generalmente se considera que una dieta forrajera se asocia a mayores emisiones de metano del rumen, será preciso evaluar el posible efecto positivo del consumo de dietas forrajeras de alta calidad o de los taninos presentes en muchas de las especies arbustivas existentes.

Además, la alimentación de los herbívoros en pastoreo supone una menor necesidad de suplementación con cereales, soja, etc, y de este modo se reducen las emisiones que es preciso imputar a la producción y transporte de estos insumos.

Los pastos permanentes actúan como sumidero de carbono en mayor medida que una pradera de siega y las ventajas del pastoreo se incrementan en la medida que se realice en tierras marginales que no compiten con la agricultura, utilizando la ganadería ligada al territorio como sistema de limpieza de fincas o montes, un método que reduce el uso de combustibles fósiles necesarios para su desbroce mecánico.

Establecer pastoreo rotacional
Se considera que los pastos, con el manejo apropiado, tienen un importante potencial para la lucha frente al cambio climático, ya que se considera que una tasa de crecimiento anual del 0,4% de las reservas de carbono del suelo en los primeros 30-40 cm de suelo reduciría significativamente la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera.

Se ha demostrado que el pastoreo rotacional contribuye a la fijación de grandes cantidades de carbono en el suelo, debido a que una buena distribución del pastoreo aumenta el contenido en carbono del suelo, por el aumento en materia orgánica y por la reducción de la erosión de las parcelas.

El establecimiento de un calendario de pastoreo adecuado facilita la fijación de grandes cantidades de carbono en el suelo, lo que mejora la cantidad y calidad del pasto de manera considerable

Además, las estrategias de pastoreo rotacional y el establecimiento de un calendario de circulación del ganado por las distintas parcelas optimiza el aprovechamiento del pasto disponible en la explotación, ya que permite el descanso de las parcelas pastoreadas y, si la carga ganadera está bien ajustada, se mejora la producción de pasto, en cantidad y calidad.

Incorporar leguminosas
La siembra de pratenses leguminosas proporciona una mejora en la calidad del pasto, y una reducción en la necesidad del uso de fertilizantes, ya que éstas fijan nitrógeno en el suelo y contribuyen a incrementar su fertilidad, con la consecuente respuesta positiva en la producción de pasto.

Los animales que pacen pastos con leguminosas producen menos emisiones de metano que los que lo hacen en pastos ricos en gramíneas, lográndose reducir hasta un 20% de las emisiones de metano

Los animales que aprovechan pastos ricos en leguminosas producen menos emisiones de metano que los que lo hacen en pastos ricos en gramíneas. Esta reducción de emisiones se explica por la presencia de taninos condensados, una menor proporción de fibra, una mayor ingesta de materia seca y un paso más rápido por el rumen.

La estrategia de incrementar la cobertura de leguminosas frente al abonado nitrogenado es especialmente interesante en épocas o zonas de mayor sequía

La presencia de leguminosas reduce las emisiones de óxido nitroso en los sistemas de pastoreo, ya que el nitrógeno atmosférico se fija en los rizomas de las leguminosas, y no queda libre para reaccionar. Además, en mezclas optimizadas de gramíneas y leguminosas, las gramíneas toman nitrógeno de las raíces de las leguminosas, por lo que se depende menos de la fertilización externa. A mayores de los beneficios ambientales y la reducción de costes de fertilización, esta práctica puede suponer también una reducción en el coste de alimentación del ganado al suplir las leguminosas parte de las necesidades proteicas que aportan insumos como el concentrado a base de soja.

Aunque las leguminosas contribuyen a fijar carbono, la necesidad de resiembra cada pocos años de algunas variedades provoca la liberación del carbono del suelo y es poco viable en zonas pendientes o terrenos pedregosos

La presencia de leguminosas en los pastizales contribuye a fijar carbono, ya que esta fijación depende de la disponibilidad de nitrógeno. Sin embargo, algunas variedades de leguminosas, como la alfalfa o algunos trévoles, requieren una resiembra cada pocos años, de manera que parte de las ventajas derivadas de la reducción de gases de efecto invernadero que aportan las leguminosas podrían verse penalizadas con una liberación de carbono del suelo cada vez que es labrado en el proceso de resiembra, algo que no es viable en zonas de montaña de gran pendiente o en terrenos muy pedregosos.

Uso de técnicas de no laboreo o de mínimo laboreo
El manejo del suelo tiene influencia directa sobre las emisiones de CO2, ya que se puede estimular su producción y acumulación en la estructura porosa del suelo a través de los procesos de mineralización de la materia orgánica. Pero la acción mecánica del laboreo supone una rotura de los agregados del suelo, con la consiguiente liberación del dióxido de carbono atrapado en su interior y su posterior emisión a la atmósfera.

Al mantenerse la estructura del suelo, se disminuyen las pérdidas de CO2 a la atmósfera y se aumenta la materia orgánica, lo que aumenta la capacidad productiva del terreno

Las técnicas de no laboreo o laboreo mínimo se basan en la realización de siembra directa dejando que el suelo quede cubierto en más de un 30% de su superficie. De esta forma, se mantiene la cobertura vegetal del suelo durante todo el año y se previene la erosión.

Otra modalidad de resiembra con menor impacto sobre la estructura del suelo es la siembra en superficie e introducción posterior del ganado para facilitar la incorporación de la semilla al suelo mediante el pisoteo.

2018_SILO_HERBA_ODON_2Preservar las superficies de pastoreo
Cuando el pastoreo se realiza en unas condiciones de equilibrio, pasto-ganado, con unas cargas ganaderas elevadas, se consiguen unos aportes de carbono al terreno, que provocan el secuestro de carbono en el suelo.

Cuando se gestiona la superficie de pastoreo de manera optimizada, se reducen tanto las emisiones de dióxido de carbono como de óxido nitroso

La magnitud del secuestro depende del tipo de suelo, así como del tipo de vegetación existente y sirve para compensar una parte de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas en la propia explotación. Además, las superficies pastoreadas requieren menos trabajos de maquinaria agrícola y necesitan igualmente menos aportes de fertilizantes inorgánicos de síntesis.

La preservación temporal de las superficies de pastoreo disponibles durante la mayor parte del año implica una reducción de la necesidad de conservar forrajes

La mejora y preservación temporal de las superficies de pastoreo disponibles durante la mayor parte del año implica una reducción de la necesidad de conservar forrajes, dado que los animales tienen la posibilidad de consumir pasto fresco, con la consiguiente disminución del uso de maquinaria y las pérdidas de nutrientes asociadas al ensilado o a la conservación de hierba seca.

Para ello ha de adoptarse una estrategia multidisciplinar con diversas medidas a aplicar en cada caso:
• Un plan integral de mejora del pastoreo, manteniendo un porcentaje de leguminosas.
• Un control de la altura del pasto, tanto a la hora de la entrada del ganado en la parcela, que será de unos 9-16 cm aproximadamente, como en el momento de la salida de los animales, que se hará cuando la altura del pasto haya caído hasta los 5 cm; el objetivo de estas decisiones es evitar sobrepastoreo y permitir una regeneración del pasto en la superficie pastoreada.
• Mejorar la resiliencia del ecosistema frente a las sequías mediante la aplicación de técnicas que mejoran la capacidad de retención de agua en el suelo, como puede ser el caso del diseño en línea clave (keyline) considerando las curvas de nivel.
• Aumentar la diversidad vegetal para garantizar la productividad en distintas condiciones climáticas y/o momentos del año (distintas fenologías).
• Producción de cultivos (cereales, leguminosas, etc.) sobre praderas (pasture-cropping) u otras superficies mecanizables.

Aprovechamiento y conservación del paisaje agroforestal
El uso de sistemas silvopastoriles para la producción ganadera tiene indudables efectos beneficiosos en materia de mitigación del cambio climático. La compatibilidad de producción herbácea con el mantenimiento de las masas forestales aumenta el secuestro de carbono y evita la liberación en masa que se produciría de generarse incendios forestales favorecidos por la falta de limpieza de las fincas o masas arbóreas.

Los desbroces del matorral necesarios para el mantenimiento de la superficie herbácea, se harán preferentemente mediante el uso de ganado, evitando la introdución de maquinaria

Pero la conservación del paisaje agroforestal ha de seguir una serie de recomendaciones:
• Los desbroces del matorral necesarios para el mantenimiento de la superficie herbácea, se harán preferentemente mediante el uso de ganado, valorando la especie más adecuada a introducir en función del estado inicial y su evolución, evitando en la medida de lo posible los medios físicos o mecánicos mediante la introdución de maquinaria.
• Apostar por la diversificación de especies (caballar, caprino, ovino, vacuno y porcino) en función del tipo de parcela, para complementar el aprovechamiento adecuado del pasto/matorral
• Han de conservarse las masas arbóreas, evitando que el ganado las deteriore
• Fomentar el aprovechamiento estacional de pastos que favorezca el crecimiento de la vegetación herbácea
• Deben mantenerse cargas ganaderas equilibradas en función del pasto generado y tipo de ganado

Establecer planes de fertilización
Las dosis de fertilizante por encima de las necesidades de los cultivos conduce a un exceso de nitrógeno, con la consiguiente reducción de la eficiencia en el uso de nitrógeno y pérdidas al aire y agua.

En términos de contaminantes gaseosos, las aplicaciones de fertilizantes nitrogenados están asociadas a las emisiones de óxido nitroso y amoníaco, por lo que si la dosis se ajusta a las necesidades del cultivo las emisiones de amoníaco y las pérdidas por lixiviación de nitratos ser verán reducidas.

Un exceso de fertilización llevará a pérdidas de nutrientes en forma de emisiones, mientras que una fertilización insuficiente provoca una reducción en la productividad, por lo que ajustar la fertilización a las necesidades reales de los curtivos permite ganar eficiencia y reducir costes

En un Plan de Abonado, se debe conocer, mediante la realización de analíticas, con qué nutrientes cuenta el suelo y las necesidades nutricionales del cultivo según los rendimientos previstos que se quieran alcanzar, para estimar la cantidad y tipo de nutriente que será necesario aplicar. Se tendrán en cuenta las aportaciones del pastoreo, si las hubiese, y se priorizará el uso de fertilizante orgánico producido en la explotación frente a la adquisición de fertilizante nitrogenado mineral.

Mejorar el pH del suelo
El último paso de la ruta de desnitrificación en los suelos, es decir, la ruta de reducción de óxido nitroso (N2O) a nitrógeno molecular (N2), depende en gran medida del pH del suelo. Esta ruta se inhibe progresivamente cuando el suelo se acidifica por debajo de 7. Así, esto quiere decir que el encalado de suelos ácidos a pH cercano a 7 hace que la reducción de óxido nitroso sea más eficiente y, de esa manera, disminuyan las emisiones directas procedentes del suelo.

En suelos ácidos con pH inferior a 7 el encalado ha demostrado entre un 49 y un 66% de reducción en emisiones de óxido nitroso

Por lo tanto, se puede mejorar la capacidad de absorción de nutrientes de los suelos ácidos y la emisión de gases de efecto invernadero encalando para ajustar el pH a los niveles necesarios de los diferentes cultivos. Los beneficios del encalado en suelos ácidos, como los que abundan en Galicia, incluyen una mayor disponibilidad de nutrientes, una mejor estructura del suelo y mayores tasas de infiltración, lo que redunda en una mayor productividad y menor riesgo de contaminación de aguas.

Uso de fertilizantes orgánicos
El empleo de enmiendas orgánicas, abonos en verde mediante trituración de nabos o guisantes, o técnicas de rotación de cultivos fijadores de nitrógeno frente al uso de fertilizantes de síntesis química permite optimizar los ciclos de nutrientes, evitando el coste económico y ambiental de utilizar fertilizantes sintéticos.

Los abonos orgánicos, la rotación de cultivos fijadores de nitrógeno y el abonado en verde mediante trituración de nabos o guisantes son técnicas especialmente recomendadas en climas húmedos donde las pérdidas de nitrógeno en los fertilizantes de síntesis es mayor

Los fertilizantes químicos son menos efectivos en climas húmedos que los aportes de enmiendas orgánicas, ya que se estima que el 1,6% del nitrógeno aplicado por fertilizantes de síntesis en climas húmedos se va a emitir en forma de óxido nitroso, frente a un 0,6% para el resto de inputs de nitrógeno de procedencia orgánica. En las zonas secas, sin embargo, se calcula que aproximadamente se emite un 0,5% del nitrógeno, ya sea procedente de fertilizantes de síntesis o de estiércoles o purines. Por lo tanto, reemplazar el uso de fertilizantes inorgánicos por orgánicos reduce las emisiones directas de óxido nitroso, especialmente en los climas húmedos.

Utilizar fertilizantes inorgánicos de baja emisión
Las emisiones de óxido nitroso provenientes de los suelos se pueden reducir a través de la aplicación de prácticas encaminadas a mejorar la capacidad del cultivo en captar nitrógeno y competir con otros procesos que conllevan una pérdida de nitrógeno en el sistema suelo-planta.

Los inhibidores de la nitrificación pueden reducir hasta un 50% las emisiones directas de óxido nitroso, aunque en zonas más húmedas su eficiencia es menor

Esto se puede hacer mediante el uso de fertilizantes de liberación lenta, el uso de fertilizantes amoniacales frente a los fertilizantes con base de nitrato, a través del uso de inhibidores de la nitrificación y combinaciones de fertilizantes ureicos con inhibidores de la ureasa. En general, estos fertilizantes suelen tener un coste más elevado, con excepción de la urea, aunque en este caso hay que considerar el coste añadido de los inhibidores de la ureasa.

El uso de urea debe ir unido a la aplicación de inhibidores de la ureasa para evitar que se produzcan emisiones altas de amoníaco

Los fertilizantes amoniacales o los de base ureica, frente a los fertilizantes con base de nitrato, reducen las emisiones de óxido nitroso. Sin embargo, en el caso de la urea, puede darse como contrapartida una emisión muy alta de amoníaco, por lo que para evitar estas emisiones de amoníaco, los fertilizantes ureicos deben ir acompañados siempre de inhibidores de la ureasa.

ALIMENTACIÓN Y MATERIAS PRIMAS:

subproductosMejora de la digestibilidad de la dieta
El incremento del aporte de concentrado y la alimentación con forrajes de buena calidad son las dos opciones más ampliamente utilizadas desde el punto de vista nutricional.

El incremento del aporte de concentrado reduce las emisiones debido a que propicia una fermentación propiónica de modo que el propionato actúa como sumidero de hidrógeno evitando que se desvíe hacia la producción de metano.

El uso de leguminosas forrajeras es una estrategia que permite reducir las emisiones hasta un 10%

La alimentación con forraje de buena calidad permite incrementar la digestibilidad del alimento y alcanzar mayores rendimientos, originando una reducción de las emisiones por unidad de producto de hasta un 30% en comparación con la alimentación con forraje de baja calidad. El uso de leguminosas forrajeras es una estrategia que permite reducir las emisiones hasta un 10%.

Ajustar los niveles de proteína
El exceso de proteína es excretado (principalmente por orina) en forma de urea. Una parte de esta urea se volatiliza en forma de amoníaco (NH3) y, posteriormente, otra parte se pierde en forma de óxidos de nitrógeno (por ejemplo óxido nitroso N2O) y lixiviación de nitratos en agua. Además, el animal rumiante precisa de gastar energía para deshacerse de este exceso de energía, lo que podría incluso tener efectos productivos negativos.

El exceso de proteína es excretado en forma de urea mientras que los niveles bajos reducen la producción

Por contrario, una dieta excesivamente baja en proteína puede limitar la síntesis de proteína microbiana ruminal, así como los parámetros productivos. Por lo tanto, es preciso ajustar el nivel de proteína (y energía) en cada una de las etapas productivas, mediante una correcta estimación de las necesidades nutricionales y el análisis frecuente de los alimentos, y en animales de alta producción también se puede suplementar con aminoácidos esenciales si la calidad de la proteína dietética es baja.

Utilizar fuentes locales de proteína
La proteína importada (soja principalmente) posee una elevada huella de carbono debido a que su producción suele implicar deforestación en su lugar de origen, elevado uso de fertilizantes industriales y un transporte intercontinental.

Reemplazar suplementos proteicos importados como la soja por productos locales como guisante, colza, alfalfa o forrajes de leguminosas permite reducir la huella de carbono

Por ello, el uso de alimentos proteicos locales o regionales tales como el uso de leguminosas en grano (guisante, colza, etc.), pellet de alfalfa o forrajes de leguminosas, permite reducir dicha huella de carbono. En este sentido, alimentar con silo de maíz o de leguminosas permite reducir las emisiones en comparación con el silo de raigrás.

El forraje de colza se ha visto que también reduce las emisiones aunque los efectos son variados sobre la productividad. Combinar maíz y silo de legumbres frecuentemente incrementa la ingestión y reduce las emisiones por unidad de producto.

Alimentar con silo de maíz o de leguminosas permite reducir las emisiones en comparación con el silo de raigrás

Dada la menor calidad proteica de las alternativas a la soja, los niveles productivos se pueden ver afectados negativamente si no se hace un correcto racionamiento de la dieta. Por otro lado, la dependencia del mercado exterior de soja se reduce, lo que permite trabajar con precios de la ración más estables.

Utilizar subproductos agroindustriales, residuos vegetales y alimentos novedosos
Los subproductos agro-industriales (subproductos de cítricos, bagazo de cerveza, destrío de frutas y verduras, como manzana de sidra, orujo, pulpa de remolacha azucarera, etc.) representan una fuente barata de alimento para rumiantes ya que de otro modo no pueden ser utilizados por ninguna otra especie de animales.

El uso de alimentos novedosos como el pienso alcalinizado o el pellet de paja pueden suponer una herramienta en sistemas de cebo

El problema es que en su mayoría deben ser consumidos a nivel local o regional ya que su transporte no es rentable (por el elevado contenido en agua) y a ello hay que añadir que estos productos son frecuentemente estacionales y de difícil almacenaje o conservación.

Sin embargo, son productos interesantes que permiten aportar carbohidratos fácilmente fermentables (reduciendo así la formación de CH4 en el rumen) a bajo coste, facilitando disminuir el suministro de forraje, y, al tratarse de subproductos o residuos de otros procesos industriales, su huella de carbono es muy reducida. El uso de alimentos novedosos como el pienso alcalinizado o el pellet de paja pueden suponer una herramienta en sistemas de cebo.

Alimentación de precisión
Las necesidades nutricionales de los animales cambian a lo largo del ciclo de producción, por lo que subministrar el nutriente apropiado en el momento apropiado puede representar una estrategia para maximizar la producción y reducir las emisiones de metano.

Se ha observado en vacuno de leche que realizar raciones personalizadas puede incrementar la productividad y reducir las emisiones de metano en un 15-20% y la excreción de nitrógeno en un 20-30%

La monitorización del rebaño y el acceso al big data facilita la toma de decisiones y la gestión de la explotación, pero en sistemas de alimentación combinada de pastos y dieta se requiere de tecnología avanzada para monitorizar los pastos.

silo herba presecadoMejorar la conservación de forrajes y ensilados
La recolección de forraje en una etapa temprana de madurez aumenta su contenido de carbohidratos solubles y reduce la lignificación de las paredes celulares de las plantas, lo que aumenta su digestibilidad y disminuye la producción de CH4 entérico por unidad de MS digestible, reduciendo las emisiones de GEI.

En los procedimientos de ensilado se produce pérdidas de materia seca, que oscilan entre el 5 y el 25%

Un mal proceso de secado y recogida de la hierba seca puede suponer pérdidas de hasta el 12% de la materia seca disponible, mientras que en el ensilado, dependiendo de cómo hagamos las cosas, puede oscilar entre el 5 y el 25%. Mejorar estos procesos permite reducir la pérdida de materia seca y aumentar la calidad nutricional del forraje con el mismo coste.

Los aditivos que con frecuencia se utilizan para mejorar la preservación del ensilado, especialmente de maíz, pueden ser una herramienta de gestión importante para reducir las pérdidas de almacenamiento, particularmente en ensilados de baja calidad. Sin embargo, algunos aditivos pueden contribuir significativamente a las emisiones netas de gases de efecto invernadero del silo.

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