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La progresiva bajada del precio de la leche este año, -1,8 céntimos por Kg. en Galicia, está generando descontento en el sector agrario, en el que se apunta a la necesidad de mejorar las reglas de juego. La reforma del Paquete Lácteo, que se acometerá en España este otoño, abre las puertas a regular las fórmulas que emplean las industrias lácteas en la suscripción de contratos con los ganaderos, si bien en principio el Ministerio de Agricultura está dejando de lado esa opción.
Los contratos de las industrias con las granjas fijan el precio en base a tres posibilidades: precio fijo, precio variable y fórmula mixta (parte a precio fijo y parte a variable). Cada industria decide la alternativa por la que se decanta, pero cualquiera de las posibilidades suele generar descontento en el sector. Los contratos acostumbran además a firmarse a las puertas de la primavera, cuando los precios son más bajos por la mayor producción.
Lactalis y la reforma del Paquete Lácteo
Una de las fórmulas que suscitó polémica en los últimos años es la empleada por Lactalis, la principal industria que opera en Galicia. Lactalis mantiene contratos a precio variable que evolucionan en función de la marcha del precio de la leche en Galicia, según las estadísticas que recoge el Ministerio a mes vencido.
El problema, desde la perspectiva de las organizaciones agrarias, es que Lactalis mueve una quinta parte de la leche gallega, por lo que referencia los contratos a un índice, el del precio medio en Galicia, que ella mismo contribuye a fijar. El efecto aumenta por los contratos hechos a precio fijo y al haber más industrias que usan parcialmente referencias al precio ministerial. “Este sistema puede convertirse en una manera de bloquear subidas en el precio o de que sean menores. Se crea un círculo del que es difícil salir”, cuestiona Román Santalla, de Unións Agrarias-Upa.
El penúltimo borrador de la reforma del Paquete Lácteo en España prohibía ese tipo de contratos, pero en el actual borrador, al que se pueden presentar aportaciones hasta septiembre, desaparece tal regulación. El proyecto de decreto sólo señala ahora que “los parámetros a los que sea referenciado el precio serán objetivos, verificables (…) no manipulables y procedentes de fuentes públicas y verificables por las partes”.
Perspectivas
Desde Unións Agrarias-Upa aspiran a que el decreto del Paquete Lácteo, que se espera para este otoño, cambie el escenario. La cuestión fundamental para esta organización es que el decreto dote de capacidad real de negociación de precio a las organizaciones de productores de leche, una cuestión que ven cerca.
El segundo punto, valoran, es consensuar fórmulas de contratos que tengan el consenso del sector. Una de las alternativas radica en que los contratos a precio variable se referencien a los índices de precios de la Interprofesional Láctea, pactados entre todas las partes (industrias, cooperativas y organizaciones agrarias), pero con escaso uso real en el campo.
Precios sostenibles
La secretaria general del Sindicato Labrego, Isabel Vilalba, se muestra también crítica con el panorama de precios y contratos que hay en el campo. “Es cierto que en Europa hay mayores oscilaciones de precios al alza y a la baja que en Galicia, pero lo que se estuvo viendo últimamente es que cuando hay revalorizaciones de precio a nivel europeo aquí no se trasladan. La sensación que tengo como ganadera y como representante en una organización agraria es que las industrias tienen en Galicia un lugar en el que abastecerse de leche a precios más bajos que en el resto del Estado y del promedio de la UE”, cuestiona.
“Tenemos un sentimiento de abandono y de que se le deja hacer a la industria” -valora Vilalba-. “Estamos firmando contratos a precios fijados por la industria, que no se sienta a negociar. El Paquete Lácteo no funcionó en España y no tenemos esperanzas en que su reforma modifique la situación. La cuestión es acordar precios sostenibles y con márgenes para el productor, pero no hay voluntad en trabajar en esa línea”, concluye.
Industrias y distribución
La ecuación de precios de la leche en el campo se completa con otras dos variables, los precios de venta de las industrias a las cadenas de supermercados y los precios de venta al público en los supermercados. La bajada de precios de la leche en el supermercado, como la que se lleva registrado en los últimos dos años, presiona a la baja a los precios en el campo.
Lo mismo sucede con los precios a la baja con los que en ocasiones compiten las industrias para hacerse con los contratos de las cadenas de distribución. El Ministerio de Agricultura chequea tanto los precios en los supermercados como los precios de salida de la leche en cada industria láctea, sin que en los últimos años haya advertido o comunicado irregularidades en el comportamiento de ninguna industria o cadena.
