¿Cómo se va a planificar el monte en Galicia?

La Xunta prevé impulsar en el 2019 un plan piloto de ordenación de recursos forestales (PORF) en uno de los 19 distritos de Galicia. El sector aboga por potenciar medidas alternativas de ordenación y certificación forestal, restándole contenido a los PORF

¿Cómo se va a planificar el monte en Galicia?

El Plan Forestal de Galicia, que se aprobará previsiblemente a comienzos del 2019, se marca objetivos claros en la planificación y ordenación del territorio forestal. La Xunta prevé impulsar en el 2019 un plan piloto de ordenación de recursos forestales (PORF) en uno de los 19 distritos forestales de Galicia, con la perspectiva de elaborar dos por año, de forma que los 19 estén acabados en una década. La cuestión es hasta qué punto van a intervenir los PORF sobre la propiedad forestal.

El borrador del Plan Forestal prevé que los PORF puedan indicar las “especies forestales indicadas y alternativas o restringidas para su plantación según zonas”, una cuestión que suscita dolores de cabeza entre buena parte de la cadena de la madera.

El sector es partidario de Planes de Ordenación de Recursos Forestales que dejen libertad a los propietarios para elegir las especies a emplear, siempre cumpliendo con la legislación vigente, que por ejemplo impide que las masas de frondosas caducifolias se sustituyan por otras especies como pinos o eucaliptos.

Ordenación y certificación ‘versus’ planificación

La cadena de la madera es partidaria de una autorregulación del sector por medio de los planes de ordenación de montes y de los sistemas de certificación forestal. En Galicia, hay en la actualidad alrededor de 210.000 hectáreas de montes ordenados, según los datos del propio Plan Forestal de Galicia. Esa cifra representa alrededor de un 15% de la superficie arbolada, muy lejos de los estándares europeos, que rondan el 60% de superficie forestal ordenada.

El objetivo de la Administración es llegar a esos porcentajes en un plazo de 20 años. Este mismo año, la Xunta convocó ayudas para proyectos de ordenación de montes que permitirán ordenar alrededor de 130.000 nuevas hectáreas, según las estimaciones de Medio Rural.

El otro instrumento con el que el sector quiere avalar una gestión sostenible son los sistemas de certificación forestal. En Galicia, alrededor de un 11% del monte está certificado bajo los sellos PEFC o FSC. Galicia cuenta con 156.000 hectáreas certificadas con el sistema PEFC, siendo la quinta autonomía en superficie, y con 45.000 en el sistema FSC, en el que ocupa la primera posición en el ránking estatal.

La certificación forestal, que en teoría garantiza una adecuada gestión ambiental y social de los montes, con respeto a la legalidad, es un sistema voluntario, pero que la Administración quiere impulsar con medidas incentivadoras. El objetivo de la Xunta es que en los próximos 5 años se duplique la superficie certificada en Galicia.

Para eso, será preciso también aumentar de forma paralela la superficie de montes vecinales ordenada, pues aquella sin planes de ordenación no puede acceder a la certificación forestal. Para el acceso a la certificación de las propiedades particulares, normalmente pequeñas superficies, será suficiente con que elaboren un documento simple de gestión o con que se adhieran a uno de los modelos silvícolas ya promovidos por la Xunta.

La gran cuestión pendiente de debate y de concreción es hasta qué punto intervendrá la Administración en la planificación del monte mediante los PORF y hasta qué punto trasladará ese asunto a los proyectos de ordenación de montes vecinales, que deben ser aprobados por la propia Administración, y a sistemas de autorregulación como la certificación forestal.

Una idea sobre “¿Cómo se va a planificar el monte en Galicia?

  1. Alberto

    O monte galego solamente necesita liberalización.
    Como sempre foi, como sempre pasou, sempre no campo galego os propietarios decidiron libremente o que plantaban nas súas leiras, e non hai ningunha razón para facelo doutra forma, vaiselle ceder o control do monte ós das tarxetas black e además, o mais probable é que a decisión sobre o que se planta en cada zona se tome nunha casa de putas con políticos petados de cocaína.
    A certificación forestal non é demasiado atractiva para os propietarios, é cara e non está adaptada a realidade galega, además aumenta o risco do propietario, asume un sobrecoste que ten que asumir si por algunha causa (plaga ou incendio) se perde a madeira.
    A certificación forestal gústalle ós políticos pois a empregan como unha volta de tuerca mais contra os propietarios, xa hai moito tempo que os comerciais das certificacións nos amenazan con que un día non se poderá vender madeira sin estar certificada e estamos vendo como esas empresas están «roendo».
    O que realmente falta no monte galego son unhas organizacións de fuste, que defendan os intereses dos propietarios forestais, poir exemplo pedindo unha certificación libre e gratuíta ou detendo a lei contra incendios de Galicia que nos culpabiliza inxustamente dos incendios e descarga en nosoutros as responsabilidades que debería asumir a administración.

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