«Con un buen programa de vacas secas lo que logramos es reducir la pérdida de vacas recién paridas»

El consultor internacional de vacuno lechero y socio de una granja en Wisconsin (EEUU) en la que ordeñan 4.000 vacas Gordon Jones explica las claves del manejo y de la alimentación del periodo seco de la vaca para asegurar resultados productivos satisfactorios y sin problemas en la siguiente lactación

Gordon Jones xornadas Seragro1

Como conseguir la vaca recién parida perfecta? El veterinario americano Gordon Jones, asesor internacional de granjas lecheras, ha puesto en marcha media docena de explotaciones desde cero. Diseñó, por ejemplo, los establos de una de las mayores ganaderías del mundo, con 65.000 vacas. Después decidió crear su propia explotación en Wisconsin, con 4.000 vacas jersey en producción.

A finales del año pasado estuvo en Galicia por segunda vez para participar en las jornadas técnicas organizadas por Seragro. Aprovechó para visitar alguna explotación en Galicia y se quedó sorprendido, dijo, de la calidad de los forrajes y de las raciones de alimentación del ganado.

Pero reclamó más atención a la vaca cuando está seca. «Normalmente fracasamos en el periodo de secado y en el de transición después del parto», afirmó. «Con un buen programa de vacas secas lo que logramos es reducir la pérdida de vacas recién paridas», añadió.

Cuidamos a las vacas una vez paridas pero muchas veces descuidamos el periodo previo, con secados cortos y en los que incluso les damos la misma ración que cuando están dando leche

«Muchas veces aplicamos soluciones una vez paridas las vacas, las vigilamos durante 10 días después del parto, les ponemos calcio, les hacemos las pruebas de la cetosis, etcétera, pero no aplicamos medidas antes, durante el periodo seco, pues a veces tenemos periodos secos cortos y en los que incluso les damos a las vacas la misma ración que cuando están en producción», dijo.

45 días como mínimo

Este experto internacional recomendó que «como mínimo» el periodo seco debe durar 6 semanas, lo que equivaldría a 42-45 días. «La vaca necesita por lo menos estar seca 45 días, por eso yo recomiendo iniciar el proceso de secado a los 55 días, 60 en el caso de aplicar el secado justo antes de un fin de semana», dijo.

Una vaca con 2 ó 3 meses en periodo seco prácticamente es una sentencia de muerte para ella

Pero el periodo seco no debe tampoco alargarse en exceso, ya que eso tiene consecuencias contraproducentes para el animal. «Una vaca con 2 ó 3 meses en periodo seco prácticamente es una sentencia de muerte para ella», aseguró Gondon Jones.

Bajar la ingesta en los días previos al secado

El veterinario estadounidense es partidario de hacer el secado de golpe, aunque en casos de vacas de alta producción considera de ayuda una reducción previa de la alimentación. «Una buena solución para el secado de vacas de alta producción es cambiarles los últimos cinco días de ordeño la ración de las vacas de leche y darles la ración de las vacas secas, de este modo reduces la energía de la vaca, da menos leche por sí sola y es más fácil secarla. No debería haber problema para secar una vaca que está dando mucha leche», dijo.

Una buena solución para el secado de vacas de alta producción es cambiarles los últimos cinco días de ordeño la ración de las vacas de leche y darles la ración de las vacas secas

Recomendó asimismo unas instalaciones idóneas en las que disponer cuando menos de 75 centímetros de comedero por vaca en la zona que acoge a los animales en el periodo seco, que la vaca disponga de agua suficiente en este tiempo y que haga ejercicio.

13 kilos de materia seca

Hay que encontrar, pues, el punto medio perfecto entre el tiempo de secado y la ingesta alimenticia en este periodo. «Si nos pasamos engordan de más y si nos quedamos cortos no llegan al peso», argumentó. Pero pasarse es malo también porque «si damos demasiada energía en periodo seco eso hace que baje la ingesta también una vez parida», aseguró.

«Cuando la vaca lleva una semana seca su organismo ya se autorregula y sabe la cantidad de energía que tiene que comer y la vaca dedica las 5 semanas restantes hasta el parto a comer esa cantidad», afirmó.

El único grano que debe haber en la comida de las vacas secas debe ser el del silo de maíz, la ración no debe incluir ningún tipo de concentrado

En cuanto al contenido de la ración, indicó que esta no debe contener nunca más de 4 kilos de silo de maíz y no debe incluir ningún tipo de concentrado. «Sin pienso, el único grano que debe tener la ración debe ser el del silo de maíz», dijo. A mayores, explicó, debe incluir entre 3 y 4 kilos de materia seca procedente de paja picada y el resto, hasta llegar a los 12-13 kilos de MS puede ser hierba seca, afirmó. A mayores de estos 12 kilos de materia seca la ración debería incluir 6 kilos de fibra para llenar el rumen de la vaca.

Un buen picado

Otro aspecto en el que incidió Gordon Jones es en el picado de la ración. «Que la vaca no pueda separar nunca los distintos elementos de la ración, que no pueda escoger lo que come y lo que no de lo que le damos, porque sino busca los grados de maíz como si fuersen lacasitos y comerá menos fibra y después tendrá problemas tras el parto», dijo. Por eso, insistió, «es importante tener un buen picado en la ración de las vacas secas, incluso a veces es necesario también añadir un poco de agua a la ración porque es fundamental que la vaca no pueda escoger para que coma la energía pero también esté obligada a comer la fibra», explicó.

Es fundamental que la vaca no pueda escoger para que coma la energía pero también esté obligada a comer la fibra

Por el contrario, se mostró partidario de no añadir fibra a la ración de la vaca recién parida «porque la vaca espera esos 6 kilos de fibra que le damos en el periodo seco pero con eso haremos que despegue más lenta en la leche, tenga cetosis y seguramente fiebre láctea».

Intervención de Gordon Jones nas xornadas técnicas de Seragro

Intervención de Gordon Jones en las jornadas técnicas de Seragro

No cambiar la ración en preparto

Una de las dudas más frecuentes de los ganaderos es si cambiar o no las raciones entre vacas secas y lote de preparto. Gordon Jones recomendó no variar la ración a medida que la vaca se acerca al momento del parto, manteniendo la misma ración durante el periodo seco y el preparto. No es bueno, dijo, ni aumentar la ingesta ni reducirla en el momento previo al parto, para que la vaca, una vez parida (el día del parto no come), aumente la alimentación y la producción de leche sin problemas.

Si se sube la energía de la ración en preparto la vaca come menos, por lo que en vez de 6 kilos de fibra en el rumen va a haber menos y vamos a entrenarla también para comer menos una vez parida

«La gente sigue dando energía a las vacas en preparto y eso es un error porque hace que no despegue como debería después, logras el efecto contrario al buscado», dijo. «Si se sube la energía de la ración en preparto la vaca come menos, por lo que en vez de 6 kilos de fibra en el rumen va a haber menos y vamos a entrenarla también para comer menos una vez parida», razonó.

Por eso recomendó solo una única ración de vacas secas, sin alimentación diferenciada en preparto, y que el animal coma más una vez parida. Gordon Jones niega que el rumen de este modo no esté preparado. «Las bacterias que digieren el alimento en el rumen no necesitan preparación, solo precisan almidón para dividirse y multiplicarse», aseguró.

En otoño hay que dar más proteína porque la vaca usa proteína para fabricar el pelo que le sale en los meses de invierno y esos ingredientes se los está robando al calostro

Recomendó, por el contrario, variar ligeramente la ración de las vacas secas en función de la época del año. «En otoño hay que dar más proteína porque la vaca usa proteína para fabricar el pelo que le sale en los meses de invierno y esos ingredientes se los está robando al calostro», explicó.

Resultados

Aplicando este programa de secado en su granja «han desaparecido los problemas de cetosis y de desplazamiento de abomaso», aseguró. En su explotación, explicó, con un rebaño de 3.228 vacas recién paridas al año solo tuvieron en los últimos 12 meses 15 desplazamientos de abomaso, lo que representa un porcentaje de solo el 0,46%.

«El tamaño del rebaño de las explotaciones de leche en España se duplicará cuatro veces en la próxima generación» 

Instalacións de Central Sands Dairy en Wisconsin

Instalaciones de Central Sands Dairy en Wisconsin

Gordon Jones auguró que la evolución de las ganaderías de producción de leche en España seguirá el mismo camino emprendido hace décadas ya en los EEUU, con una reducción en el número de granjas y un incremento exponencial del tamaño de los rebaños en las explotaciones que queden.

La historia reciente de la producción láctea en los últimos 25 años puede definirse con la palabra «cambio», aseguró. «El tamaño de los rebaños sigue duplicándose y duplicándose. El tamaño del rebaño en España se duplicará cuatro veces en el periodo de vida laboral del ganadero. Ahora estáis en 65 cabezas de promedio, así que pasaréis a 120, 250 y acabaréis en 500 vacas en producción. Y en la siguiente generación pasarán a 1.000, 2.000 y 4.000 vacas. El número de explotaciones va a seguir reduciéndose mientras que el tamaño del rebaño va a seguir incrementándose, es una cuestión de economía», afirmó.

El tamaño del rebaño en España se duplicará cuatro veces en el periodo de vida laboral del ganadero

«Yo soy de Wisconsin, en los EEUU, un Estado en el que hay 1,2 millones de vacas lecheras. Pero antes había 60.000 ganaderías y el mismo número de vacas y ahora quedan menos de 10.000. El rebaño promedio en Wisconsin sigue siendo de poco más de 100 vacas por explotación pero hay ya otro tipo de granjas con más de 700 vacas en producción de promedio», explicó.

Su explotación, Central Sands Dairy, ordeña 3.500 vacas de raza jersey que producen 35 litros de leche al día de media

Su explotación, Central Sands Dairy, está situada en Nekoosa. «Cuando la monté, hace ya 12 años, pensé dónde colocarla y la puse dónde no había ninguna otra granja, en una zona aburrida conocida como Golden Sans (Arenas Doradas), que no era la zona de producción de leche del Estado de Wisconsin, sino de patatas», contó.

El tamaño no importa

Hoy su gandeiría ordeña 3.500 vacas, de raza jersey, y tiene otras 600 secas. Las instalaciones de producción están distribuidas en 4 naves en estabulación libre y el patio de vacas secas está dividido en 6 filas. «Tenemos unos 100 partos al mes y el recuento somático es de unas 100.000 células en invierno y 140.000 en verano cuando las humedecemos, porque lo que hacemos es emplear agua para enfriarlas. Mis pequeñas jersey me están dando en este momento algo más de 35 litros, que si aplicamos el parámetro de corrección de energía son más de 42 litros. Vendemos 5 camiones cisterna de leche al día y la granja ocupa 35 hectáreas», indicó.

Podemos atender igual de bien a nuestras vacas teniendo 50 o teniendo 500, porque el bienestar animal no depende del tamaño del rebaño

Pero Gordon Jones aseguró que lograr la excelencia en la producción lechera consiste en ver, independientemente de la leche que da la vaca o el promedio del rebaño, como podemos conseguir más producción, por lo que es un factor variable con objetivos diferenciados en función de las condiciones y características de cada explotación.

«Da igual que el tamaño de nuestra explotación sea este o tenga solo 40 vacas, porque las reglas son las mismas: la primera, lograr el bienestar de la vaca», dijo. Por eso, este experto desarrolló una serie de aspectos prácticos de manejo que tienen que ver con el bienestar animal y que él considera claves para conseguir altas producciones y eficiencia productiva.

Aire fresco, ración y comodidad: el ABC del bienestar de las vacas

Unha das catro naves de produción da explotación de Gordon Jones en EEUU

Una de las cuatro naves de producción de la explotación de Gordon Jones en EEUU

Para lograr la excelencia productiva, aseguró, el ganadero debe pensar solo en tres letras: A, B y C. A de aire, B de bunk (comedero en inglés) y C de cow confort (confort de las vacas). La primera de las letras se referiría a la calidad del aire y a la ventilación del establo porque, dijo, «las vacas tienen unos pulmones diminutos en comparación con su volumen corporal, por lo que cuanto más limpio y más frío esté el aire que respiran más limpios están sus pulmones, mejor respiran y más comen», aseguró. «Que no os preocupen las corrientes, las vacas precisan aire fresco, por lo que hay que mantener baja la temperatura de la explotación», recomendó a los ganaderos presentes en las jornadas.

Puso un ejemplo. «En Wisconsin, de donde yo soy, cuando un ganadero se jubilaba y dejaba la actividad y quería vender la explotación hacía tres cosas: primero limpiaba y recogía la granja, limpiaba las vacas y les hacía los cascos, después llenaba las camas de paja limpia y finalmente abría las puertas y ventanas para que los vecinos viesen lo hermosas que estaban las vacas y se animasen a comprar una y llevarla para su granja», explicó.

La temperatura ideal de las vacas es 4 grados, la de los ganaderos es 20 grados. Hay que mantener ventilada la granja para que la temperatura sea baja, que no os preocupen las corrientes de aire

«Y sin quererlo -prosiguió-, lograban aumentar la producción, porque al abrir las puertas y ventanas lograban que bajase la temperatura de la granja, esto era lo más importante. La temperatura ideal para las vacas es de 4 grados centígrados, pero la ideal para los ganaderos es 20 grados, así que antes los ganaderos cerraban puertas y ventanas para estar ellos calentitos. Y todos esos ganaderos veían entonces que en ese momento, justo cuando querían vender las vacas, era cuando más leche daban. Estaban limpias, bien ventiladas y tenían buena cama. Entonces esos ganaderos me decían: si hubiese sabido que esta vaca podía dar tanta leche no la habría puesto a la venta. Pero cuando les preguntaba, que fue lo que has aprendido, la mayoría me respondían: que no me puedo permitir ponerles tanta paja en la cama. Estaba visto que no habían aprendido nada», concluyó.

Alimentación

Otro de los aspectos en los que incidió Gordon Jones fue en la alimentación. Bunk (comedero en inglés) equivaldría a la B del ABC del bienestar del ganado. «Tenemos que pensar en la ración, cómo se formula, cómo se mezcla y cómo la están consumiendo las vacas», dijo.

La ración de producción, para este experto internacional, tiene que tener más del 50% de forraje (en su granja el porcentaje de materia seca procedente del forraje está en el 64%), para lo cual «los forrajes tienen que ser de muy buena calidad», dijo. Indicó además que las mezclas «no deben tener nunca menos de 4 kilos de pienso con el 40% de materia seca». Y recomendó finalmente que «para que funcionen las raciones necesitamos rutinas para así lograr vacas que produzcan», concluyó.

Para explicar cuándo hay que darles de comer a las vacas echó la vista atrás 5.000 años, porque, dijo, «la base del funcionamiento del organismo de la vaca sigue viniendo de ese animal primitivo que domesticamos los humanos». «La vaca era un animal lento que era atacado por depredadores (felinos y humanos), así que aprendió que tenía que salir por la mañana temprano, cuando había poca luz, comer rápido y una vez llena volver a un lugar seguro y vomitar esa comida que había devorado por la mañana tan rápido para volver a comerla y hacer la digestión. Y ese sigue siendo la esencia del funcionamiento de nuestra vaca hoy: se alimentan por la mañana temprano y comen rápido hasta llenar el rumen. Por lo tanto, nunca podemos ver hormigón delante de la vaca antes del mediodía», indicó.

La vaca es un animal crepuscular que come por la mañana, así que al menos el 60% de la materia seca diaria debe estar ya en el pesebre cuando la vaca sale de la sala de ordeño

«La vaca es un animal crepuscular y necesitamos que por lo menos el 60% de la ingesta de materia seca diaria esté ya en el pesebre cuando la vaca sale por la mañana de la sala de ordeño, un 33% no es suficiente. La vaca tarda entre 18-26 minutos en comer, por lo que se las tienes trabadas más de una hora esperando por la comida mientras por ejemplo acabas de ordeñar, estás perdiendo dinero», aseguró.

Si arrimamos más veces a lo largo del día para que nunca se vea el cemento en el pesebre podemos lograr cuatro litros más de leche

«Si hay un 5% de sobras eso equivale a dos litros de leche, si arrimamos y no se ve el hormigón del pesebre en ningún momento del día, son cuatro litros más de leche. En mi explotación les damos un 105% de la ración diaria necesaria cuando salen de la sala de ordeño y arrimamos cada 2 horas. La ración es la misma que la de una frisona aunque corregida en cuanto a las vitaminas, minerales y oligoelementos, porque mientras la ingesta de materia seca de una holstein está entre los 23-27 kilos diarios, en las jersey el promedio de ingesta es de 12 kilos. Las jerseys no son más que frisonas pequeñas pero las holstein usan el 15% de lo que comen para mantenimiento, para sobrevivir, frente al 8% en las jersey, por lo que la eficiencia alimenticia es mejor en las jersey», explicó.

Otro asunto relevante es cuantas raciones diferentes hacemos. «La respuesta sería una única ración hecha con el forraje de la mejor calidad. El ganadero que piense que puede arreglar con una ración baja lo único que va a conseguir es tener vacas gordas que no producen», insistió.

Cow confort: la leche equivale a ausencia de estrés

Gordon Jones expuso un estudio del veterinario y nutrólogo español Alex Bach, que trabaja en granjas de Minesotta. Analizó 47 rebaños equiparables en cuanto a genética y que trabajaban todos con la misma ración. Por lo tanto, dijo, «mismas vacas y misma alimentación» y sin embargo, explicó, «había una variación importante en producción, desde los 20 a los 34 litros, lo que significa que los factores no dietéticos suponen una variación del 56% en la producción de leche», aseguró.

La leche equivale la ausencia de estrés, cada hora que la vaca pasa acostada descansando con el rumen lleno supone casi dos litros más de leche

«Cómo hacemos el manejo diario y cuándo lo hacemos es tan importante como la calidad de la ración que les damos a las vacas», dijo. Aspectos relevantes en este sentido serían la forma de los cubículos y cómo hacemos las camas y qué medidas adoptamos si la temperatura supera los 20 grados para paliar el estrés por calor de las vacas. «Cada hora más que la vaca pasa acostada descansando con el rumen lleno supone casi dos litros más de leche y en el caso de vacas recién paridas puede llegar a suponer 2,5 ó 3 litros más», dijo.

A las vacas no les gusta mirar a las paredes, así que si delante de los cubículos tienen una pared eso reduce el tiempo que pasan acostadas

Hay cuatro motivos por los que los cubículos no funcionan, dijo: «el primero es que no sean lo suficientemente blandos; el segundo donde está ubicada la barra domadora, que marca el lugar donde la vaca se acuesta, porque muchos ganaderos la colocan mucho para atrás para evitar que las vacas caguen dentro del cubículo, sin embargo, el 85% de las vacas debe poder estar dentro del cubículo con las cuatro patas, no solo con dos; el tercer motivo es que las vacas no dispongan de espacio suficiente para embestir hacia delante al levantarse, las vacas tienen que poder embestir hacia delante y poder bajar la mandíbula, todo lo que entorpezca ese movimiento nos va a hacer perder leche, por ejemplo si tienen delante una pared; y finalmente precisan campo de visión, algo que con una pared delante tampoco tienen», enumeró.

Hay que conseguir que las vacas se acuesten rectas en los cubículos para que estén limpias, por lo que cuando los hierros separadores de los cubículos tienen un hueco muy grande por el que cabe la cabeza de la vaca, acostumbran meter la cabeza y eso hace que se acuesten atravesadas en el cubículo y caguen dentro de él, en el lugar donde está la ubre. «De este modo es como aparece la mamitis», aseguró. El problema se solucionaría colocando un tablero que impida a la vaca meter la cabeza entre los hierros laterales de separación, dijo.

Con arena en la cama sacamos dos o tres litros más de leche que con otros materiales

Según su criterio, la cama debe cumplir tres funciones básicas: amortiguar, absorber la humedad y evitar los roces y las fricciones de la vaca contra el suelo. «Y para eso necesitamos profundidad, material suficiente», dijo. El material empleado también influye en la producción, según este experto. «Un estudio de la Universidad de Wisconsin analizó 325 rebaños y 282.000 vacas. Las que estaban en arena producían 37,7 kilos con un recuento de 198.000 células; con serrín 34,5 litros y recuento de 220.000; y con compost 35,4 litros y 250.000 células. Se demuestra que con la arena sacamos entre dos y tres litros más que con otros materiales en la cama», aseguró.

La importancia de trabajar con procedimientos estándar

Gordon Jones habló de la importancia y el valor de trabajar con protocolos y procedimientos operativos estándar. Puso como ejemplo a cadena de comida rápida McDonald’s, que funciona de igual manera en todo el mundo. «Hacen las cosas siempre igual y eso permite hacerlas con gente sin especial formación», indicó.

Por eso destacó el valor de trabajar de manera protocolizada, siempre del mismo modo, para evitar equivocaciones. «Si nuestras vacas tienen un problema ese problema tiene siempre un nombre y no es el de la enfermedad, sino el del ganadero, porque ese problema está motivado porque algún humano en la granja cometió un error y ese error nuestro tiene su reflejo en la vaca», afirmó.

«Solo si usamos protocolos de trabajo en nuestra explotación podremos lograr la excelencia», opinó, para lo cual también defendió la formación y especialización de los empleados en las tareas que realizan. «La gente que está en cada puesto de trabajo o responsabilidad tiene que saber lo que tiene que hacer y eso es más fácil si siempre hace lo mismo», defendió. Explicó que a todo el personal que contrata para su explotación le hace un examen sobre su trabajo específico a desempeñar, porque «el que limpia la ubre de las vacas tiene que saber cómo limpiarla y el que limpia las camas también tiene que saber cómo hacerlo», dijo.

Resolver los cuellos de botella

Para este experto es más importante entender el ganado que medir todos sus parámetros diarios. «No necesito un boletín de notas para gestionar un rebaño. Los datos solo demuestran que lo has hecho bien o mal. Yo he puesto a andar media docena de granjas desde cero, es decir, sin registros previos. No eran necesarios, porque sabíamos lo que teníamos que hacer para lograr buenos resultados. Hay que entender el rebaño y saber como funciona, los registros después solo sirven para saber a dónde queremos ir e identificar los distintos cuellos de botella que nos impiden conseguir la capacidad máxima de producción que tenemos para ir resolviéndolos por orden de importancia. El 25% de los que yo me encuentro tienen que ver con el bienestar animal, otro 30% tiene que ver con la alimentación y el resto estarían relacionados con la recría, la calidad de ubre y la reproducción, pero nunca me he encontrado un cuello de botella fundamental en una granja que esté relacionado con la genética», afirmó.

Y recomendó fijar prioridades a la hora de resolver problemas, comenzando por los que dan resultados más inmediatos. «Si soluciono los problemas de reproducción hoy, el ganadero tarda un año en recuperar la inversión. Del mismo modo, si resolvemos las infecciones de ubre, tardamos también un año en ver los resultados, porque hay que esperar que todas las vacas pasen por el periodo seco para eliminar las infecciones ocultas. Si evitamos que se mueran las crías, tardaremos dos años en sacarle rendimiento a estas terneras. La conclusión es que curar una vaca enferma no da dinero inmediato», dijo.

Si nos centramos en la vaca seca, en la nutrición y en el confort obtendremos resultados inmediatos en la mejora de la producción

«Yo decidí cambiar de estrategia. Si hoy arreglamos las cuestiones de alimentación los resultados son inmediatos, porque si a la ración le falta proteína y se la añadimos, obtenemos más leche mañana. Del mismo modo, si mejoramos el confort de las vacas, con mejores camas, más aire fresco y menos estrés por calor, al día siguiente ya le sacamos más rendimiento, igual que si mejoramos el protocolo de vacas secas en un mes ya vemos los resultados. Por lo tanto, si nos centramos en el periodo seco, la nutrición y el confort, en dos meses le damos la vuelta al rebaño y mejora todo lo demás: reproducción, calidad de la leche, recría, reducción de enfermedades», aseguró.

«Para encontrar los cuellos de botella yo me planteo el manejo en tres círculos temporales. El primero es qué pasa en la vida de la vaca durante 1 día, el segundo sería un año, el tiempo en el que se produce una lactancia completa, y el tercero sería el tiempo necesario para tener reemplazo, lo que tarda la recría desde el nacimiento de la ternera hasta que pare, es decir, dos años. Estos serían los tres círculos importantes en la vida del ganado, que nos ayudan a diseñar las instalaciones y a establecer los protocolos de manejo», añadió.

Reducir los tiempos de espera

Vacas jersei de Central Sands Dairy na sala de muxido rotativa da granxa

Vacas jersey de Central Sands Dairy en la sala de ordeño rotativa de la granja

El primer ciclo a analizar, por lo tanto, es qué pasa en la rutina de la vaca en las 24 horas que tiene el día. Cuestiones como cuántas veces se ordeña al día, cuánto tarda la vaca en ir a la sala de ordeño, cuánto tiempo está allí y cuánto tarda en volver. «La primera lección que todo ganadero debería aprender es que la vaca no debe pasar nunca más de 4 horas, de las 24 que tiene el día, alejada de la comida, el agua y la cama, es decir, como mínimo la vaca debe pasar 20 horas comiendo, bebiendo y descansando», afirmó.

De las 24 horas que tiene el día como mínimo la vaca debe pasar 20 horas comiendo, bebiendo y descansando, todo lo que no sea eso es perder dinero porque no nos está dando toda la leche que puede dar

«Debemos buscar que las vacas estén limpias, secas y cómodas. Las vacas solo tienen que hacer tres cosas en su vida: estar de pie para ordeñarse, estar de pie de comer y beber y, todo el resto del tiempo, estar acostadas rumiando y descansando. Son las tres únicas cosas que nos dan dinero, cualquier otra cosa que haga la vaca en el día significa que no nos está dando el máximo de leche que puede», dijo.

Hacer los menos cambios de lote posibles

En el círculo de análisis de un año es preciso estudiar cómo llega la vaca al punto del parto y cómo vuelve a la paridera un año después, una vez completado con el ciclo de producción de leche, viendo en qué momento se insemina, cuánto tiempo permanece seca o cuántas veces cambia de patio. En su opinión, aspectos como cuál es el recorrido de la vaca por las distintas instalaciones de la granja o cuántas veces tiene que cambiar de lote son cuestiones fundamentales a tener en cuenta en este segundo nivel de análisis.

Cada cambio de lote para una vaca en producción significa perder tres litros de leche

«Cada cambio de lote para una vaca en producción significa perder tres litros de leche. Con los cambios de lote lo que hacemos es introducir cambios sociales en el rebaño. En ese momento las vacas tienen que decidir quién manada y mientras lo deciden ninguna come y ninguna duerme, porque las vacas lo hacen todo juntas, comen juntas, duermen juntas y se desplazan juntas. Por eso es necesario que se fijen en determinados elementos y rutinas, porque la vaca es elementocéntrica, y hay que limitar y reducir los cambios de lote porque se descentran», defendió.

La recría

El tercer nivel de análisis temporal tomaría como referencia el periodo completo de recría, es decir, dos años como escenario. Se tendría en cuenta, por lo tanto, circunstancias como el momento del nacimiento, la toma del calostro, el tiempo que pasan las terneras en los boxes, el destete, cuándo se inseminan, etcétera, así las distintas etapas hasta completar los dos años de recría.

En los boxes nunca debe haber números impares de animales porque las terneras nacen siendo animales sociales y si las aislamos tienen que volver a aprender a relacionarse

Contó que en su explotación tienen 500 terneras en recría pero que «lo importante para distribuir a las terneras en los boxes es que sean cifras pares». «En función del tamaño de los boxes deben ser 2, 4, 6, etc, pero nunca 1, 3 ó 5, nunca números impares de animales, porque las terneras nacen siendo un animal social y si la aislamos en un box tiene que volver a aprender a ser un animal social», explicó.

Simbiosis entre el ganadero y su ganado

Gordon Jones finalizó su ponencia destacando la simbiosis que debe haber entre el ganadero y su ganado. «La vaca como animal nació en la Era Glaciar, viene de la Edad el Hielo, de la fauna del Pleistoceno. Los grandes animales de esa época, como el mamut lanudo o el rinoceronte peludo, han desaparecido todos excepto la vaca», dijo.

La vaca fue el cimiento real de la civilización humana, ha suministrado a la humanidad fuerza tractora, proteína y fertilizante

«Los primeros agricultores -prosiguió- aparecieron en Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, en la actual Irak. Cultivaban cereales como trigo y centeno y construyeron los primeros cercados para mantener a aquellos animales salvajes separados de los cultivos. Pero uno de aquellos animales logró entrar dentro y llegar a un acuerdo con el agricultor: tú me cuidas y yo te cuido a ti. Fue el mejor acuerdo al que llegó nunca la humanidad. A partir de entonces tenemos vacas. De todos los animales domesticados, la vaca es la estrella: ha suministrado a la humanidad fuerza tractora, proteína y fertilizante. La vaca ha sido el cimiento real de la civilización humana», consideró.

«Todos nosotros, como ganaderos, veterinarios o nutricionistas tenemos como misión cumplir ese acuerdo inicial con las vacas y cuidar de ellas. El único problema que le veo es ser veterinario, porque cuando es un mal día para el ganadero es un buen día para el veterinario», bromeó.

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