Para aquellos que son novatos en este campo he aquí unas breves explicaciones de cómo hacerlo ya que, lejos de lo que parece, podar no es cortar por donde nos apetezca ni tampoco algo artístico, como algunos dicen. Por el contrario, es una tarea en la que hay que aplicar la lógica y la técnica.
Lo que se pretende a nivel general es regular la vegetación y la fructificación, una vez que tengamos la estructura del árbol hecho.
La poda que hacemos en invierno la denominamos poda en seco o poda en el período de letargo, en contraposición a lo que es la poda en el resto del año, que es poda en verde o poda en el período de actividad.
Partiendo de la idea de que ya tenemos nuestros árboles formados, lo que tendremos que trabajar siempre es sobre los crecimientos del último año, lo que llamamos ramos. Sobre ellos podemos hacer cuatro cosas: dejarlos como están, suprimirlos completamente, hacerles una poda corta o hacerles una poda larga.
Para eso tendremos que entender los órganos de fructificación de los árboles frutales de pepita, caso del manzano. Partimos de una idea simple, que es que tenemos dos tipos de yemas:
“Yemas macho” o vegetativas. De tamaño más pequeño y que dan vegetación.
“Yemas hembras”, de tamaño mayor, donde se producirá un brote del que se formará flor y fruto. Estas son las yemas que debemos conservar si queremos aumentar la producción. Si tenemos mucha manzana y de tamaño reducido podríamos suprimir parte de estas yemas. Habitualmente estas yemas de fructificación se encuentran en el ápice de sus órganos, siempre en la punta.
Por lo tanto:
Haremos podas largas y cortas de los ramos si queremos inducir las yemas vegetativas que están por debajo a que formen yemas de flor.
Haremos supresión de ramos completos si están mal ubicados o que no presenten yemas de flor, manteniendo de esta forma el equilibrio entre vegetación y fructificación.
Los órganos habituales que encontramos y sobre los que actuaremos aplicando la lógica anterior son los siguientes:
Chupones: ramos largos que pueden medir hasta dos metros y que son todos yemas vegetativas.
Ramos de madera: más pequeños, pueden llegar a un metro, y tampoco tienen yemas de flor.
Brindillas: tienen hasta unos diez centímetros y tienen yemas vegetativas.
Brindillas coronadas: iguales que las anteriores pero en la punta tienen yema con flor, y por lo tanto hay que conservarlas.
Dardos: miden dos o tres centímetros.
Lamburdas o dardos coronados: también tienen la yema de la punta con flor.
Spoor: son estructuras que tienen muchas lamburdas juntas y es donde más fructifican los manzanos, sobre madera vieja.
A partir de aquí podríamos entender la poda básica de los manzanos, que no tiene nada que ver con las frutales de hueso o con el resto de las especies subtropicales que tenemos en el país. También hay que decir que no todas las variedades de manzanos son iguales: cada una tiene sus hábitos de fructificación, sobre todo en las lamburdas y en las brindillas.
Recuerdo que en el curso de poda que dicen en Arbo (Pontevedra) un alumno me comentó que casi no tenía manzanas a pesar de que podaba todos los años. Le pregunté qué hacía y me dijo que cortaba todos los ramos por las puntas. Es una evidencia de que a veces trabajar mucho es el colmo del trabajo, porque al podar las puntas se podan todas las yemas de flor, y por lo tanto se deja el manzano sin flor.
Hola buenas dispongo de 340 mazanos en espaldera en su segundo año y tengo muchas duda sobre la poda