La cooperativa A Meixoeira se hizo con una explotación cerca del monte en el Ayuntamiento de Moaña. Apostaron por resucitar una antigua nave en la que ahora tienen 200 cabras de raza murciano-granadina, y donde transforman la leche en quesos y otros productos lácteos que cuentan con varios premios internacionales. Su intención es seguir creciendo hasta llegar a los 300 animales y continuar con producciones artesanales de leche de cabra.
Carlos Malvido, Susa Rúa y Sergio Sotelo son los tres socios que conforman la cooperativa A Meixoeira. Su actividad reúne una ganadería caprina de leche localizada en Moaña, así como una quesería artesanal en la que transforman la leche. Sus quesos cuentan con varios premios internacionales en el World Cheese Awards, y ahora están apostando por otros productos como el queso de untar, los yogures o el kéfir. Su apuesta se centra en la comercialización cercana en tiendas de barrio con la intención de hacer accesibles estos productos al consumidor final. Hablamos con Carlos y Sergio para ver cómo funciona esta cooperativa desde la producción de leche hasta la comercialización.
—¿Qué os llevó a dedicaros a la ganadería en O Morrazo? ¿Qué balance hacéis después del tiempo transcurrido?
(Sergio) Nosotros somos 3 socios y los 3 somos de aquí, de O Morrazo. La verdad es que estuve bastantes años trabajando en el mar y en diversos oficios y al final, por circunstancias de la vida y tras la propuesta de Carlos, nos lanzamos a la aventura.
Antes de comenzar con la ganadería y el tema de los quesos nos dedicábamos a la huerta tradicional sin certificar, y nos regalaron unas cabras para limpiar una finca que teníamos, de las cuales a una de ellas se le murió la cría que tenía. En ese momento, a mi compañero se le ocurrió aprovechar la leche para hacer queso, y poco a poco nos fuimos metiendo más y más. La primera vez lo hicimos en casa, en una olla, y así comenzó el invento. Se lo dio a probar a algún vecino, gustó mucho y continuamos investigando, y viendo un poco cómo funcionaba el tema.
(Carlos) Al final, era algo diferente aquí, y eso fue otro de los puntos.
(Sergio) Efectivamente. Se hizo una valoración y se investigó qué cabra traer, cómo montar todo, etc. Ahí pasaron mil cosas, desde dónde comprar la finca, conseguir las instalaciones, y bueno, todo en general.
El balance que hacemos depende del día. Hay días que estás más positivo y otros al contrario. Todo depende de cómo te salgan las cosas, el día a día, los reveses que te vengan, etc. Hay muchos factores y muchos problemas que no sabes cuándo te van a llegar y que te pillan mal.
(Carlos) También hay que insistir en lo que decía mi compañero antes. Comenzamos de la nada, este no era nuestro sector, y fuimos aprendiendo por el camino, llevando muchos palos, pero sí que hay una parte bonita que es que sacamos una iniciativa diferente en este pueblo, y la gente te para por la calle y te dice que le está gustando lo que estamos haciendo. Igualmente, si te metes en la parte laboral es más complicado.
—Cuando se empieza desde cero una de las mayores dificultades es el acceso a la tierra. ¿Cómo fue la experiencia en vuestro caso?
(Sergio) Nosotros teníamos varios terrenos vistos, y alguna explotación que no tenía nada montado, pero aquí en esta zona lo único que puedes encontrar es alguna conejaría, o alguna granja de visones, pero otra cosa no había. Terrenos, el problema, es que aquí no hay terrenos grandes, entonces si quieres contar con una superficie un poco amplia tienes que comprar varios.
En ese momento encontramos esta, donde estamos ahora, que eran muchos metros de nave edificables que daban mucho juego. Por la situación en la que está, que está bastante cerca del pueblo, en una zona rural, decidimos meternos. Comenzamos por el alquiler con derecho a compra para hacer a los dos años. Fuimos avanzando poco a poco y al final lo conseguimos.
(Carlos) El tema de la propiedad fue quizás una de nuestras primeras preguntas a plantear: ¿nos quedamos aquí o nos vamos fuera por el mismo dinero y compramos hectáreas, hectáreas y hectáreas para movernos luego para llegar al cliente? Pero al final, si no le das una oportunidad al monte que tienes para transformarlo de alguna forma, todo el mundo te dice lo mismo, que «el monte no tiene alternativas» y lo que está claro es que si no las creas nunca las va a tener.
—La formación es otro de los puntos clave. Contadnos cómo fue vuestro proceso formativo y qué necesidades detectáis.
(Carlos) Para el tema de la ganadería fue todo un poco ensayo-error, y consejos que te va dando algún otro ganadero, el veterinario, etc. Y en la quesería fue un poco lo mismo. Sí que en un primer momento nos unimos a QueRed -Red Española de Queserías Artesanas y de Campo-, pero nosotros no veníamos de esto, hasta tener la quesería no habíamos hecho más que un queso fresco en casa y no habíamos madurado nada; saltamos un poco al vacío. El primer queso que se maduró, se maduró aquí ya teniendo la quesería.
Lo que se fue aprendiendo desde ese momento hasta hoy viene, por un lado, por la experimentación, y por otro, por parte de la asociación de queseros artesanos sí que se hicieron algunos cursos, pero hay que decir que nos formamos más posteriormente, una vez llevábamos dos años trabajando aquí sí que comenzamos a asistir a algunos cursos. Yo el año pasado, por ejemplo, fui a Santander, y bueno, más según vas pudiendo permitírtelo.
Los cursos bien pero lo que se echa en falta es que todas las formaciones que se encontraban por aquí eran para industria y demás, y esto es algo completamente distinto, aquí se trabaja con leche cruda, no se trabaja con leche pasteurizada, es un trabajo más individual, personalizado en cada producto, etc. En quesería te dan unas pautas partiendo de leche pasteurizada, pero aquí la leche ya tiene vida dentro, cada temporada es un mundo, y al final tienes que conocer tu producto.
—¿Qué apoyos recibisteis por parte de las administraciones? ¿Fue excesivamente complicado acceder a ayudas? ¿Qué habría que mejorar?
(Sergio) Creo que la de inicio de actividad que en aquel entonces eran unos 2.000€ por cada uno de los miembros de la cooperativa, lo que te descuentan del seguro. En aquel entonces la reducción era durante 6 meses, luego llegó la de 3 años pero ya no nos alcanzó. Luego, ayudas propiamente dichas tan solo cogimos una, que fue cuando compramos esto, y que provenía de la Diputación de Pontevedra -la cual no supuso ni una décima parte del valor de inversión en esta infraestructura-.
Después, solicitamos otra para cambiar la cámara de maduración cuando se nos estaba haciendo pequeña y nos la concedieron. El problema de las ayudas es que llega el momento y si no tienes el dinero, hay que rechazarla, como fue en este caso. En algunas puede darse el caso de que te den una cantidad por adelantado pero con ciertas justificaciones.
(Carlos) En el caso de las pequeñas empresas deberían mejorar eso, adelantando directamente el dinero para que tú puedas ejecutar. Las empresas grandes tienen otra solvencia.
—Hoy en día contáis con una ganadería caprina ya consolidada. Describidnos cómo es vuestra ganadería: número de animales, raza, base territorial…
(Sergio) La raza que nosotros trabajamos es murciano-granadina, una cabra de carácter lechero. Estuvimos mirando otras razas, y dentro de lo que cabe es la que mejor se adaptaba, y la que mejor leche daba para lo que pretendíamos. Como hay varias explotaciones que trabajan con ellas, y una asociación -Acrimur- que ya lleva muchos años con la mejora de la especie, por lo que ya nos informamos con ellos. Nos pusimos en contacto con José Manuel, un ganadero con una explotación en Castilla y compramos al principio unas 60 cabezas de 5 meses más o menos, y ya nos salieron bastante caras de precio.
(Carlos) Nosotros no buscábamos una raza cualquiera, buscábamos una raza que tuviera una certificación y en cierto modo una garantía de calidad.
(Sergio) Con esta raza tienes referencias muy precisas y estudiadas de los animales. En Acrimur ya te dicen los machos más adaptados para quesos. Llevan muchos años trabajando con ellas. En nuestro caso, con José Manuel partimos de que fue de los que comenzó con la mejora de la especie, y ahora cría para la asociación.
Después, a nivel de extensión de hectáreas nada porque tenemos en intensivo. Ahora estamos comenzando con un cultivo hidropónico para alimentación, y luego queremos mantenerlas en exterior para que se muevan, les dé el sol, etc. Luego, en cuanto a número de animales, ahora estamos sobre unas 200.
(Carlos) Al final también hay que mirar dónde estás. Aquí en Morrazo, por ejemplo, no tienes terreno, y mucho menos cerca de las naves, para que pasten. Entonces lo que hacemos es buscar fincas por la zona que nos vayan dejando para que no estén tan en intensivo.
(Sergio) No estamos tampoco en un momento para comprar fincas. Hay que tener en cuenta que hay que hacer mucha inversión, y eso es complicado. Hoy en día la quesería ya nos deja un margen para ir haciendo algunas cosillas, pero sin gran cosa.
—Vuestros productos están hoy en día en tiendas locales pero también fuera de Galicia. Contadnos cómo es el proceso de comercialización y la respuesta del mercado a vuestros productos.
(Sergio) Nos apoyamos un poco en QueRed, la asociación de queseros artesanos. Al final, somos un grupo de queserías artesanas de toda España, de pequeño tamaño, y funcionamos un poco como una cooperativa pero a nivel nacional, y así llegamos a muchos más puntos de España. De ahí que llegamos a algunas tiendas, a través de QueRed, que están fuera de Galicia. A través de esta red, en cada región te asignan un punto de venta, y también por internet hay páginas que venden solo productos artesanos, y así llegamos a más puntos.
—Vuestros quesos cuentan con varios premios internacionales. ¿Qué importancia tienen para vosotros los premios y el reconocimiento del sector?
(Carlos) Todo cuenta, pero en este caso se nota más. El caso de la quesería es muy diferente. Hace poco estuvimos en el World Cheese Awards, una feria a nivel internacional en la que cualquier quesero artesanal te va a contar que es fundamental para la comercialización. En nuestro caso hemos ganado una medalla de plata, y luego ya dos de bronce en un tiempo récord de 2 años desde que se montó la quesería.
Hay cosas que se hacen bien, y luego, es cierto que cuando ganas algún premio es más sencillo que la gente se interese por ti y te escriban. La gente tiene confianza en lo que haces. Al final lo que haces con estos premios es ganar credibilidad en el mercado.
—¿Qué importancia tiene para vosotros la red de colaboración que habéis creado con otros ganaderos?
(Carlos) Es fundamental, lo tienes que hacer porque sin redes de colaboración hoy en día es imposible. Por ejemplo, nosotros trabajamos con artesanos, a nivel de distribución y también colaboramos con otros ganaderos para llevar a cabo las cubriciones. A través de estas redes llegamos a más sitios y todo se lleva de otra forma.
—¿Cuáles son vuestros próximos proyectos y metas? ¿Tenéis en mente ampliar la ganadería?
(Sergio) La idea es crecer en la producción de leche y ampliar la ganadería con otras 100 cabezas más, hasta tener unas 300. También, queremos seguir haciendo todo a mano, de manera artesana, sin que el volumen comprometa la calidad.
(Carlos) Otro de los proyectos que estamos manejando ahora, aparte de otros productos como el yogur, es llegar al consumidor final sin depender tanto de intermediarios, que la gente conozca el producto, sepa que viene de esta ganadería, y tenga información de quién lo está produciendo y cómo.