En el mismo lugar que luce el nombre de la cooperativa, Burgo de Negral, en la parroquia de Pacio, perteneciente al ayuntamiento de Friol pero en el límite ya con Guntín y Palas, está la primera ganadería de leche ecológica de Galicia y una de las pioneras también a nivel español.
Su apuesta por la producción certificada en base al pastoreo de sus vacas ha servido para abrir otras puertas a un sector en aquel momento, y aun hoy, dominado por el modelo convencional de estabulación intensiva. Su experiencia fue desbrozando el camino a otras granjas que siguieron sus pasos en estas dos décadas de producción de leche ecológica de la cooperativa.
Hoy sigue siendo una de las ganaderías ecológicas más grandes de Galicia, con 170 cabezas totales. «Ordeñamos de promedio entre 100 y 110 vacas, cuando más ordeñamos es en el mes de abril, que podemos llegar a las 130, porque tenemos los partos agrupados», cuenta José Manuel Vázquez, uno de los 6 socios actuales.
Sigue siendo una de las ganaderías ecológicas más grandes de Galicia, con 170 cabezas totales. Ordeñan de promedio entre 100 y 110 vacas, aunque en primavera pueden llegar a 130
Como esta, pensada para aprovechar mejor el pasto, han sido muchas las novedades que Burgo de Negral ha introducido en Galicia, como los cruces con distintas razas, desde la montbeliard a la roja sueca, pasando por la jersey, el frisón danés o la pardo alpina.
153 hectáreas de superficie
La ganadería dispone de 153 hectáreas de terreno en un radio de 2,5 kilómetros. «Al lado de la nave tenemos 35 hectáreas, las vacas en producción están en las fincas más próximas, entre kilómetro y kilómetro y medio de distancia. La cooperativa tiene 42 hectáreas y el resto de la superficie es propiedad de los socios y tenemos alquiladas entre 30 y 40 hectáreas, una parte es monte comunal de la parroquia», cuenta José Manuel.
Durante un tiempo producíamos la leche sin ensilado y nuestra idea era poner un secadero de hierba como el que tienen las granjas ecológicas en países como Francia, Austria o Suiza, pero finalmente no se llevó a cabo
En primavera las vacas de Burgo de Negral pacen día y noche y el resto del año un mínimo de seis horas diarias. «Las novillas más grandes y las vacas secas están siempre fuera, excepto las tres semanas más duras del invierno. Las vacas en producción también salen todos los días, excepto que no haya pasto o llueva mucho y esté el terreno encharcado, que entonces puede haber algún día en el que no salgan», explica.
200 gramos de pienso
La base de la alimentación del ganado es el pasto pero en esta zona no aguanta todo el año. «Estamos a 500 metros de altitud y el suelo es de pizarra. En verano afecta la sequía y en invierno se encharca y si van las vacas destrozan las praderas», explica. Por eso, a mayores de lo que las vacas pacen, suplementan con una ración en pesebre a base de silo de hierba, alfalfa y concentrado y que va variando en sus proporciones en función del pasto que haya en cada momento.
La cantidad de concentrado varía en función del pasto disponible, situándose entre los 150 y los 300 gramos por vaca y día
En función del pasto disponible y de su composición van jugando con los aportes de concentrado que reciben las vacas. «Damos 200 gramos de promedio, cuando hay más pasto baja de esa cantidad y cuando hay menos que pacer puede subir a hasta 250 o 300 gramos diarios. La idea es que el pienso sea una golosina, pero en las recién paridas es difícil que mantengan un estado de carnes aceptable sin concentrado», reconoce José Manuel.
La producción media es de 26 litros en primavera y 20 hacia el final del verano
Esa cifra de los 200 gramos es el promedio de todo el año contando el conjunto de la cabaña ganadera, porque en esos 200 gramos entra la totalidad del pienso que compra la cooperativa. «En el cómputo de las vacas de leche meto todo el pienso que compro en la granja, también el de las terneras y las novillas», aclara José Manuel.
A las vacas secas, que están siempre fuera, les llevan la ración al prado, formulada a base de silo de hierba y también algo de concentrado, pero sin alfalfa, mientras que la recría una vez destetada sale adelante con el pasto, hierba seca y algo de pienso.
Praderas con el 50% de leguminosas
El cuidado de las praderas es la base fundamental de una explotación como Burgo de Negral. «Buscamos que el porcentaje de leguminosas sea del 50%. Cuando vemos que la relación del trébol con el resto de las hierbas baja de eso renovamos. Eso puede suceder a los 4 o 5 años de sembrar», explica José Manuel.
Están intentando aumentar la durabilidad de las praderas para no roturar tanto las fincas, que siembran con una mezcla de trébol, raigrás, festuca y datilo. «Unas aguantan y otras no, siempre las hay que se van imponiendo», dice. A pesar de que es una zona en la que afecta la sequía en verano, por el tipo de suelo y por estar a 500 metros de altitud sobre el nivel del mar, logran que los prados aguanten más tiempo verdes al encalar y abonar con purín y estiércol a base de paja.
Exceptuando la siembra de las praderas, el ensilado y recoger la hierba seca, que contratan con una empresa externa, el resto de los trabajos agrícolas los hacen ellos
Exceptuando la siembra de las praderas, el ensilado y recoger la hierba seca, que contratan con una empresa externa, el resto de los trabajos agrícolas los hacen ellos. Este año echaron además 20 hectáreas a maíz y a sorgo por culpa de la climatología. «Teníamos la tierra preparada en primavera para renovar pero llovió y no pudimos hacer la pradera, así que para no tenerla vacía echamos el maíz y el sorgo, pero nuestra idea no es seguir con esos cultivos», aclara.
21 años entregando la leche a la misma empresa
Durante muchos años Lactalis fue la única empresa que recogía leche ecológica en Galicia. La irrupción en el último lustro de Leche Celta en el mercado sirvió para incrementar los precios en origen y animar a numerosas explotaciones gallegas a dar el paso de la conversión hacia la certificación ecológica.
El sector de la leche ecológica vivió un boom hace un par de años con la irrupción de Leche Celta en el mercado pero Burgo de Negral se mantuvo fiel a Lactalis
Pero Burgo de Negral siguió entregando a la misma empresa que comenzó a recogerle la leche allá por el año 1999. Como premio a esa fidelidad, José Manuel protagonizó hace un año un vídeo con el que la empresa francesa vinculada a la familia Besnier, la que más producción absorbe en Galicia, también en convencional, celebraba sus 20 años recogiendo leche ecológica en España.
Producción estacional
El año pasado, dos décadas después, la cooperativa entregó a Lactalis 900.000 litros de leche, siendo la producción media diaria de 26 litros por vaca en primavera y 20 hacia el final del verano, lo que les reporta un promedio por lactación de 7.300 litros.
Las calidades también varían, situándose en valores que rondan el 4% de grasa y el 3,40% de proteína en los meses de invierno y baja hasta el 3,60% de grasa y el 3,15% de proteína en primavera. En conjunto, el promedio de los últimos 12 meses fue en esta explotación de un 3,83% de grasa y un 3,25% de proteína, 8,72 de extracto seco, 23 de bacteriología y 206.000 células somáticas.
Inseminan solo 5 meses al año (abril, mayo, junio, noviembre y diciembre) para tener los partos agrupados y aprovechar mejor el pasto de la primavera y el otoño
Tienen los partos agrupados para aprovechar mejor el pasto y, por eso, su producción es muy estacional. «En mayo damos 90.000 litros al mes y, sin embargo, hacia el mes de septiembre pueden ser menos de la mitad, unos 40.000. Hay mucha diferencia al tener los partos agrupados», dice José Manuel.
Inseminan solo 5 meses al año pero en dos épocas diferentes: en primavera en abril, mayo y junio y en otoño en los meses de noviembre y diciembre. Tienen también un toro, que anda en medio de las vacas durante el mes de julio para asegurar la reproducción en aquellas que no quedaron preñadas. «El toro lo metemos durante tres semanas de julio para las que no les ves el celo, porque en ecológico no puedes ayudar con hormonas», indica.
18 años haciendo cruces
Burgo de Negral tiene una muy buena tasa de fertilidad que se nota en los índices reproductivos. «Andamos en un promedio de 1,2 pajuelas por vaca preñada y 430 días entre parto y parto, teniendo en cuenta que en junio paramos de inseminar y las que no quedaron preñadas esperan a mediados de noviembre, que es cuando retomamos las inseminaciones, por lo que ese parón distorsiona los datos», explica José Manuel.
Parte de la culpa de la buena fertilidad de la granja la tienen los cruces, por los que apostaron casi desde el comienzo. «Llevamos 18 años haciendo cruces. Hice experimentos con pardo alpino y jersey, empecé con jersey con la idea de ordeñar solo una vez al día, pero ahora apostamos por frisón, rojo sueco y montbeliard, que son los que mejor funcionan», dice.
Siguen el sistema Procross de cruces alternando tres razas: frisón, rojo sueco y montbeliard
«Insemino con la raza que queda más lejos y voy rotando. Así nunca tienes problemas de consanguinidad, es una de las cosas que solucionas con este sistema, pero no compro un toro cualquiera, escojo los mejores de cada raza tratando de potenciar los aspectos positivos y de marginar los negativos de cada una. Por ejemplo, en rojo sueco escojo siempre toros que no tengan ordeño lento. De promedio gastamos unos 15 euros por dosis», explica.
Después de llevar 18 años haciendo cruces, toda la cabaña es híbrida y la totalidad del ganado ha pasado ya por las tres razas. Son esos animales trihibridos los que José Manuel considera que mejor funcionan en una ganadería, al tratarse de vacas muy equilibradas a las que cada una de las razas aporta diferentes aspectos positivos.
Inseminan con jersey las primerizas
Además de las tres razas que van rotando en las vacas, trabajan con una cuarta que usan solo en las primerizas. Para ese primer parto inseminan casi siempre a las novillas con jersey, aunque de vez en cuando emplean también algún toro asturiano de las montañas o cacheno, pero manteniendo siempre la premisa de la facilidad de parto. «Aquí nadie atiende los partos, las novillas tienen que parir solas, por eso les ponemos siempre toros con facilidad de parto porque nos llega solo con recriar de las vacas», explican.
Hoy hacer cruces de distintas razas en las vacas se ve como algo normal, pero cuando empezamos nosotros era algo absolutamente inusual
Sin embargo, en las vacas adultas emplean únicamente las rotaciones de tres razas: frisón, rojo sueco y montbeliard. «Con 4 sangres habría mucha variabilidad, esa es una moda peligrosa porque a veces te sale algo muy diferente a lo que buscas o persigues realmente», considera José Manuel. «Nosotros mantenemos en hibridación 5 o 6 sangres, pero controladas y seleccionadas por individuo», matiza.
Burgo de Negral comenzó poniendo jersey hace ya más de una década. «La intención era ordeñar solo una vez al día, pero la bajada de producción que tuvimos fue muy importante, con un 30% menos de litros cada día, por lo que volvimos a los dos ordeños, aunque no descartamos volver a implantar el monoordeño. Esa bajada de producción por vaca yo pensaba compensarla con un mayor número de vacas», cuenta.
Excedentarios en recría
La tasa de preñez en esta ganadería está muy por encima del promedio de todas las explotaciones de la provincia de Lugo, incluyendo las convencionales, del mismo modo que la tasa de eliminación es muy inferior. «El promedio de nuestras vacas son 5,2 partos», detalla José Manuel.
Esto supone que son excedentarios en recría, al sobrarles las novillas que salen cada año para cubrir el reemplazo necesario en la granja. «Cuando eso ocurre lo que hacemos es vender vacas, nunca vendemos de las novillas ni ponemos carne a las vacas, lo que se hace siempre es vender vacas de las problemáticas. Teníamos bastante incidencia de mamitis de ubre y como los tratamientos en ecológico son limitados optamos por hacer descartes en esos animales», cuenta.
Teníamos bastante incidencia de mamitis de ubre y como los tratamientos en ecológico son limitados cuando nos sobran novillas hacemos descartes de esos animales
Hasta los 6 o 7 meses mantienen dentro a la recría, primero en boxes individuales y después en lotes compartidos. «A las terneras les damos dos tomas de leche diarias hasta los dos meses, con dos litros en cada toma, por la mañana y por la noche, después pasamos a una sola toma diaria con 4 litros hasta que cumplen 4 meses, que es cuando destetamos y ya pasan entonces a comer pienso y hierba seca dos meses más», explica.
A partir de los 6 o 7 meses las terneras empiezan a salir al pasto durante el día y vuelven a dormir al establo por la noche. «Una vez habituadas ya van para fuera, para aquellas parcelas más marginales hasta que se acercan al momento del parto. Vienen pariendo a los 27 meses, pero no es por problemas de fertilidad, porque la reproducción es algo que nos funciona muy bien y las terneras nos empreñan prácticamente con una sola dosis, pero no apuramos la inseminación y si coincide el parón del verano por medio esos plazos se alargan», indica.
El rompehielos de la leche ecolóxica gallega
La experiencia de la Cooperativa del Burgo de Negral y las prácticas que José Manuel ha ido aplicando en la explotación en estas dos décadas de producción ecológica han actuado como un rompehielos que ha ido abriendo camino a otras granjas gallegas de leche en ecológico, como Casa Grande de Xanceda, la segunda en certificarse en nuestra comunidad y que siguió los pasos de Burgo de Negral para hacerlo. Su apuesta ha dejado también huella en la zona, en ganaderías que en esa misma época se pasaron a ecológico, como Ganadería A Cernada o Arqueixal.
El mérito de Burgo de Negral es aún mayor si se tiene en cuenta que se trataba en su momento de una de las cooperativas con mayor producción de leche de Galicia, con 220 cabezas ya a finales de los años noventa, y que contaba con unas instalaciones modernas y preparadas para la producción intensiva convencional, el sistema en el que estuvieron desde el año 1991 a 1999.
Burgo de Negral pasó de una producción intensiva y sin pastoreo con 220 cabezas al modelo ecológico en el año 1999
Pero aun así la querencia de José Manuel por un modelo diferente logró salir adelante. «Siempre me tiró este otro sistema», cuenta. Y fue capaz de convencer al resto de socios para salirse del sistema imperante en la mayoría de uniones parroquiales de ganaderos que, como la suya, se estaban produciendo en Galicia, para adoptar unos métodos nunca vistos en la producción moderna que se avecinaba en nuestra comunidad. «Mi referencia era una suscripción a una revista de producción de leche francesa, por aquí no había para quien mirar y la Administración desincentivaba los cambios», recuerda José Manuel.
La unión de 8 vecinos
Corría el año 1987 cuando 8 vecinos de O Burgo de Negral tomaron la decisión de juntarse para superar de este modo las limitaciones de una producción minifundista a pequeña escala. «Empezamos a reunirnos aquel año y tras el papeleo de constituirnos empezamos a hacer las obras del establo. El proyecto era para 200 vacas ya en pastoreo y el 1 de enero de 1990 entraron aquí los animales. Pero un año después ya habíamos dejado el pastoreo, se metió carro mezclador y comenzamos a producir en intensivo. No había parcelaria y era la inercia que había en aquel momento. En el año 95 se hizo la parcelaria en la parroquia y en el 99 teníamos una producción muy por encima de la cuota que teníamos asignada. Otras granjas parecidas a nuestra la solución que adoptaron fue comprar cuota, nosotros apostamos por una fórmula distinta para resolver aquel problema. Lactalis comenzó entonces a comercializar leche ecológica, nos metimos y hasta hoy», resume José Manuel.
En el año 1999 teníamos una producción muy por encima de la cuota que teníamos asignada. Otras granjas parecidas a la nuestra la solución que adoptaron fue comprar cuota, nosotros apostamos por una fórmula distinta para resolver aquel problema
De aquellos 8 socios iniciales dos decidieron vender su participación a la cooperativa cuando se jubilaron y en otro caso siguieron los herederos tras el fallecimiento de otro de los socios. En la actualidad la cooperativa está formada por seis personas, de las que tres trabajan también en la explotación (José Manuel, José Antonio Folgueira y Rubén Villamor), que cuenta además con dos empleados a mayores.
Consensuar las decisiones
Entre los fundadores de la cooperativa estaba el padre de José Manuel, que estudió Veterinaria y es quien se encarga hoy de la parte clínica y de reproducción de la granja. «Cuando se jubiló mi padre seguí yo», cuenta. Hoy él tiene dos hijos que, aunque se dedican a otras actividades, también echan una mano en la explotación cuando hace falta.
La fórmula que mantiene la Cooperativa do Burgo de Negral obliga a consensuar la toma de decisiones. «Cuando haces cambios o pruebas cosas nuevas a veces son decisiones complicadas, porque estás jugando con el dinero de todos, y te obliga a meditarlas bien», dice José Manuel.
Ser pionero en muchas decisiones supone no contar muchas veces con referentes. «Hoy el cruce de distintas razas en las vacas se ve como algo normal y se aplica ya en muchas ganaderías, pero en el momento en el que nosotros empezamos con los cruces, hace 18 años, era insólito, una aventura», ejemplifica.
Es una de las pocas ganaderías ecológicas que está en el Control Lechero
«Teníamos problemas hasta para dar de alta al ganado porque para el programa de saneamiento de la Xunta cruzado quería decir de carne y no se entendía que estuviésemos produciendo leche con ganado cruzado. Incluso tuvimos que dejar el control lechero, porque solo nos quedaban 10 o 12 frisonas puras y las cruzadas no nos las querían controlar; después le dieron una vuelta a eso y ahora las controlan a todas, pero durante un tiempo no. Esos datos del Control Lechero a mí me ayudan a tomar decisiones, porque tienes datos individuales de tus vacas y puedes además hacer comparativas con el resto de ganaderías y con el promedio de toda la provincia», defiende José Manuel.
Impedimentos para ampliar
Las instalaciones de la cooperativa, construidas en 1990, se encuentran al lado mismo del Camino Primitivo y el paso de la ruta jacobea es a día de hoy un hándicap importante para esta explotación, que se encuentra con muchos problemas para hacer obras con las que ir modernizando y ampliando sus naves, para poder de este modo adaptarlas a las necesidades actuales.
Nos hacía falta un estercolero más grande pero no nos lo autorizaron al pasar el Camino de Santiago y hacerlo lejos del establo y andar transportando el estiércol a diario no tiene sentido
«Inicialmente teníamos cubículos y se habían tirado en su momento para hacer cama libre de paja pero este año tuvimos que volver a los cubículos por las dificultades que teníamos para el manejo del estiércol. Nos hacía falta un estercolero más grande pero no nos lo autorizaron al pasar el Camino de Santiago y hacerlo lejos del establo no tiene sentido, porque implica tener que andar transportando el estiércol todos los días», explican.
Mejora en la gestión de los residuos
La gestión de residuos como el purín o el estiércol es uno de los factores clave a los que se enfrentan las explotaciones de cara a los próximos años para reducir su huella de carbono y cumplir con las nuevas exigencias medioambientales marcadas por Bruselas.
En Burgo de Negral han comenzado a emplear microorganismos que descomponen el purín para mejorar su gestión del purín. Es una solución ecológica aportada por la empresa gallega Bioprana que consiste en la pulverización en los pasillos con un cóctel de bacterias que ayudan a deshacer los excrementos de las vacas y los restos de paja o comida, evitan la creación de costra en los pozos de purín y hacen más fácil su distribución en los prados.
En el caso de esta explotación de Friol, han instalado una tubería con un dispensador automático en la zona de la cornadiza, para que las vacas lleven los microorganismos en sus patas cuando van al comedero y se encarguen de distribuilos por el resto del establo. Sin embargo, en el pasillo de los cubículos lo que hacen en esta ganadería es pulverizar la solución, mezclada con agua y leche, con una sulfatadora vieja enganchada a un tractor que no usaban. «En el caso del estiércol, nosotros lo que hacemos es removerlo con la pala de empuje a los 5 o 6 meses de depositarlo en la pila para ayudarle a cocer y después esparcirlo por las fincas en cobertera en la superficie», explica José Manuel.
Cambio traumático a cubículos
Pero la modificación en las camas y la vuelta al sistema de cubículos resultó ser traumática para una parte de las vacas de la ganadería. «Los cubículos tienen una colchoneta de goma de 5 centímetros de espesor que amortigua y les echamos paja por arriba para mejorar el purín y para incentivarlas a ir a acostarse, porque estaban acostumbradas a la paja, pero aun así hay 15 o 20 vacas que no hay manera. Estaban acostumbradas a acostarse como si estuviesen en el prado y aquí es distinto y aunque los cubículos han sido hechos de nuevo y están bien dimensionados entran mal en ellos. Yo sufro muchísimo viendo vacas de pie o acostadas en el pasillo, porque son vacas buenas que se deterioran, así que las que no se acuestan en los cubículos las he pasado de nuevo a la paja y las ordeñamos una vez al día», relata José Manuel.
Desde que pusimos los cubículos estamos produciendo 600 litros de leche menos cada día con respecto al año pasado más o menos con el mismo número de vacas
La adaptación a los cubículos supuso una merma considerable en la producción de la cooperativa. «Hicimos las obras en julio y en estos meses estamos produciendo 600 litros de leche menos cada día con respecto al año pasado más o menos con el mismo número de vacas», admite.
Haber hecho el cambio de cama en pleno verano tampoco ayudó. Y menos en un establo construido hace 30 años, con techos de uralita y cerrado por los laterales en el que se notan los efectos del estrés por calor en el ganado. «La orientación de la nave es fundamental y no fue la idónea, ya que en este caso es norte-sur. Se hizo así para no tener que hacer tanto desmonte pero el sol incide mucho más y las vacas se agolpan en las zonas más frescas», reconoce.
El concentrado se lo sirve Avega
Al igual que son fieles a Lactalis, la industria que empezó a llevarles la producción de leche ecológica, los socios de esta ganadería también siguen comprando el pienso a la misma empresa que comenzó a suministrárselo en su día. «Entonces no había concentrado y Avega comenzó en aquel momento con lo de las gallinas ecológicas y nos servía una mezcla regular de almidón y proteína», recuerda José Manuel.
Más caro aún es hoy, pero entonces no había siquiera pienso ecológico para vacas
Burgo de Negral llegó a un acuerdo con la empresa con sede en Agolada del que se beneficiaban ambas partes: «ellos nos servían el pienso y nosotros les entregábamos la leche, porque Avega hacía queso en aquel momento», explica. Para eso, la leche de la cooperativa de Friol no llevaba ensilado en aquellos años. «Nuestra idea era poner un secadero de hierba con aire caliente pero eso no se llevó finalmente a cabo y era difícil seguir adelante así con el rebaño sin ensilar. Es algo que para mí es interesante, sea o no la leche para hacer queso. En Francia, Austria o Suiza tienen este tipo de secaderos en las granjas ecológicas, pero aquí cuando lo planteamos en la oficina agraria directamente se reían de nosotros y no había por aquí ninguna experiencia ni nadie que te hiciera un triste cálculo de eso», lamenta.