Cronometrar el ordeño, sin prisas pero sin pausa

Conocemos las mejoras que experimentó el rebaño de Sat Seixas (Taboada, Lugo) tras el establecimiento de una rutina pautada y constante a la hora de ordeñar. La explotación ha presentado los resultados en las jornadas de Seragro

Cronometrar el ordeño, sin prisas pero sin pausa

Manuel Arias, a la izquierda, y Francisco Sesto, a la derecha, en la presentación de las jornadas de Seragro. / Imagen: Seragro.

Sat Seixas (Taboada, Lugo) se formó en el año 2005 a partir de tres ganaderías familiares que sumaban en aquel momento unas 80 vacas. Con la creación de la Sat, se construyó una nave para vacas en lactación y secas y se equipó una sala de ordeño de 10×2 puntos. La explotación, que tiene en la actualidad alrededor de 200 vacas en ordeño, presentaba a finales del 2011 una serie de problemas que se han corregido con cambios progresivos en la rutina a la hora de ordeñar.

La situación en la granja hace cinco años era la que sigue. Había un 39% de vacas que sufrían lesiones en los esfínteres de los pezones y un 27% que tenían que ser inyectadas con oxitocina, una hormona que estimula la salida de la leche. Se hacían 2 ordeños al día, pero cada uno duraba 4 horas, con lo cual animales y personal acumulaban falta de descanso.

Hace 5 años, el 39% de las vacas tenía lesiones en los esfínteres de los pezones. En la actualidad, son menos del 1%

¿Cómo se mejoró este panorama? Uno de los ganaderos de Sat Seixas, Manual Arias, y el veterinario Francisco Sesto explicaron recientemente en las jornadas de Seragro, en Lugo, los cambios que decidieron introducir y los resultados conseguidos.

El origen de los problemas no estaba ni en la alimentación, que era correcta, ni en el establo, donde los animales tenían espacio suficiente en las camas y en las cornadizas, ni en la sala de ordeño. Examinando la rutina de ordeño, se vió que no todos los trabajadores funcionaban igual y de una manera constante y se decidió establecer unas pautas.

Pautas y constancia
Los objetivos consistían en agilizar el trabajo, de cara a aumentar el confort del rebaño, en eliminar el uso de oxitocina, que alargaba las labores y provocaba estrés en los animales, y en mejorar el estado de los esfínteres. Al conseguir esas metas, se esperaba también una reducción de los casos de mamitis. Se pasó también en aquel momento, por temas económicos, a hacer tres ordeños al día en lugar de dos.

En abril del 2012, pasó a ser responsable del ordeño una persona contratada. La rutina que se seguía a la hora de ordeñar, con dos trabajadores por turno, continuó igual, pero se buscó una mayor constancia en su aplicación. La secuencia de trabajo pasaba por predipping, limpieza de pezones y eliminación de chorros, colocación de pezoneras, retirada y sellado.

Los trabajadores seguían la misma rutina, pero con una duración distinta. El cronómetro permitió homogeneizar los tiempos

Los resultados no tardaron en notarse. En septiembre de ese año, los animales con problemas de esfínteres habían bajado a la mitad, pasando de un 39% a un 20% del rebaño, y las inyecciones de oxitocina se habían reducido también en más de la mitad, pasando de un 27 a un 12%.

En noviembre del 2014, fecha en la que un propietario pasó a ser responsable del ordeño, los problemas de esfínteres estaban en un 5% y las inyecciones de oxitocina en un 15%. La situación era considerablemente mejor que la inicial, pero se observó de nuevo el trabajo y el comportamiento de los animales para valorar posibilidades de seguir mejorando.

Una de las conclusiones fue que cada trabajador hacía la misma rutina con una duración distinta. ¿Cómo solucionarlo? Estableciendo una rutina con tiempos medios pautados, no para apurar en el ordeño sino para que fuera siempre igual.

Introducción del cronómetro
Los trabajadores comenzaron a operar en febrero del 2015 con un cronómetro colgado del cuello. Una de las claves del ordeño son los tiempos de espera. La estimulación táctil a la hora de limpiar los pezones, en el inicio de la secuencia de trabajo, provoca en el animal una liberación de oxitocina que consigue su pico alrededor de minuto y medio después de la preparación. Para evitar que ese pico decreciera y dejara de hacer su función, se decidió que la colocación de las pezoneras debía hacerse en un máximo de 2 minutos después de la limpieza y eliminación de chorros.

En 2013, la granja tuvo 77 casos de mamitis clínica tratada. Este año, hasta noviembre, fueron sólo 7

Los resultados fueron claros. En agosto del 2015 se dejaron de utilizar en la granja las inyecciones de oxitocina. En esa fecha los daños en esfínteres se situaban en el 4% de los animales y en la actualidad ya están por debajo del 1%.

Logros
El uso del cronómetro pautó los tiempos en la rutina de ordeño y contribuyó a aumentar la concentración de los trabajadores y su eficiencia. “Antes, de cada 10 vueltas que se daban sólo valía una”, comparó Manual Arias en la presentación.

La calidad del trabajo mejoró, el tiempo de ordeño por turno se redujo en dos horas y la salud de la ubre evolucionó también de manera positiva. Si en el 2013, la granja tuvo 77 casos de mamitis clínica tratada, en el 2016, hasta comienzos de noviembre, habían sido sólo 7 los casos. La granja además percibe la prima doble A, pues su recuento de células somáticas en leche se sitúa por debajo de las 200.000.

En la actualidad, Sat Seixas está dividiendo el rebaño en tres lotes de 75-80 animales para ir al ordeño, con un tiempo de trabajo máximo de 45 minutos por lote. Como cuestiones fundamentales a tener en cuenta, la granja y el técnico que la asesora destacaron la importancia de operar en conjunto, de escucharse mútuamente y de contar con un equipo de trabajo motivado e implicado. “No hay vaca dura, la hacemos nosotros por un mal manejo”, concluyeron.

Más información
Presentación de Sat Seixas durante las jornadas de Seragro (Pdf)

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