«Cuanto menos me enfado con las vacas más leche dan»

Casa Crespo recibirá este viernes un reconocimiento de Africor Lugo por ser la ganadería de la provincia con mejor promedio de producción durante el año 2017: 14.419 kilos por vaca. Hablamos con Eloy Luaces Crespo de cual es su secreto

«Cuanto menos me enfado con las vacas más leche dan»

Eloy Luaces en su ganadería, premiada por Africor Lugo como la de mejor media de produción de la provincia en 2017

Casa Crespo es una ganadería familiar situada en Outeiro, perteneciente a la parroquia de Santiago de Saa, en el ayuntamiento de Lugo, que basa su estrategia en la producción intensiva, buscando obtener el mayor número de litros de leche de cada uno de sus animales. Eloy Luaces y su mujer, Esther Lage, atienden esta ganadería, con 40 vacas adultas y 33 novillas en recría, y que destaca por las altas producciones obtenidas.

Cuando se le pregunta cuál es su secreto para lograr un promedio de 14.419 kilos de leche en dos ordeños por vaca Eloy responde que “el éxito o fracaso de una explotación va en el bienestar animal” y asegura categórico que “yo cuanto menos me enfado con las vacas más leche me dan”. Y añade un segundo factor, a su juicio, determinante: “que coman bien y mucho”. “Eso es todo, no hay más secreto”, apostilla.

Las vacas en producción de Casa Crespo comen un promedio diario de entre 23 y 24 kilos de concentrado por vaca y entre 6 y 7 kilos de materia seca de silo. Las dos cosas, pienso y forraje, las tienen a discreción. El sistema de alimentación es una variante del sistema Kemper, aunque en el caso de esta ganadería no es la empresa Nanta la que le suministra el pienso, sino la cooperativa Aira. Eloy cambió la hierba seca por el silo de hierba porque de este modo aprovecha mejor la producción de sus praderas.

“En el 2011 empecé con este sistema de alimentación dando hierba seca pero después me pasé al silo, porque de la otra manera solo aprovechaba un corte para seco y no sabía que hacerle al primero corte, al de la primavera. De esta manera aprovecho los dos cortes”, explica.

Su ensilado, sin embargo, lleva mucha fibra, porque espera a que la hierba esté crecida y lleve ya espiga tanto en el primero como en el segundo corte. Para lograr que la planta aguante verde más tiempo emplea un abono con composición nítrica y ureica, aunque usa el abonado con moderación en las praderas “para que la hierba no tenga mucha hoja, porque no me interesa”, dice.

Al pasar de la hierba seca al silo tuvo que cambiar la composición del concentrado para bajarle a la proteína, porque el silo aporta más proteína que la hierba seca “porque en la hierba seca pierdes la hoja, que es donde está la proteína”, aclara.

 “En momentos de precios bajos de pienso y precios altos de leche compito bien”

La cooperativa Aira le hace el pienso a la carta, igual que el 80% de las raciones que salen de la cooperativa, que ya son personalizadas. “Al comer una cantidad tan elevada de concentrado su composición tiene que ser distinta, porque sino mataría a las vacas”, indica Eloy, que explica que se trata de un pienso bajo en proteína y con mucha fibra, al llevar más salvado y poca cantidad de maíz y de soja. También tiene menos corrector (una concentración de 1,5 por mil), aunque la cantidad realmente ingerida por vaca es elevada (unos 345 gramos de corrector por vaca y día). Casa Crespo lleva sin variar la composición del concentrado 4 o 5 años y el precio de su mezcla sale un poco más barata porque en el pienso la fibra cuesta menos que la proteína.

Este es un factor importante, porque en este sistema de alimentación el precio del pienso influye mucho en el resultado económico final de la granja. “En momentos de precios bajos de pienso y precios altos de leche compito bien y el rendimiento es bueno”, afirma Eloy, que ponen como ejemplo las comparativas de los distintos años: “en el 2011 gasté en pienso el 52% del que cobré de leche, mientras que en el 2014, año bueno de precio de leche, bajé hasta el 42%; en 2016 y 2017, sin embargo, ya subí hasta el 58%”.

Multiplicó por cinco la producción de la explotación con solo aumentar un 30% el número de vacas

La historia de esta ganadería es la de tantas otras en Galicia. Cuando Eloy nació, en el año 1965, en su casa había media docena de vacas rubias para la producción de carne. A comienzos de la década de los 70 su padre trajo la primera vaca pinta y en 1975 hizo el primer establo para 24 animales de producción de leche. En 1980 instalaron un circuito de ordeño y en 1991 se incorporó Eloy a la explotación, que tenía en ese momento 100.000 kilos de cuota. Cinco años después, en el 96, hacían una nueva nave para 40 animales en estabulación libre que es aún la usada a día de hoy.

En el año 2000 Casa Crespo comenzó a usar el sistema de alimentación por carro mezclador (primero propio, luego de una CUMA y más tarde a través de la cooperativa Agris). Eloy sembraba maíz, entre 6 y 8 hectáreas, y ensilaba en la casa. Pero “el maíz da trabajo y también es caro”, dice, así que en el 2011 decidió pasar al sistema de pienso y forraje que usa hoy.

 En abril el promedio diario fue de 49,7 litros por vaca y día

Dice que a él le funcionó y da un dato como ejemplo de su evolución: “Cuando yo me incorporé, en el año 91, producíamos 100.000 kilos de leche con 30 vacas, hoy producimos 500.000 con solo 10 vacas más que entonces”.

Año a año Casa Crespo sigue mejorando sus resultados. El promedio de producción de este mes de abril está en 49,7 litros diarios por vaca, medidos en el ordeño de la tarde, con 30 vacas en ordeño y un promedio de 123 días en leche. Esa cifra sube en el ordeño de la mañana, que en el mes de marzo indicaba una producción media diaria de 51 litros por vaca. Con esos niveles de producción, es difícil lograr calidades, así que la grasa está normalmente por debajo del 3% en el cómputo anual y la proteína entre el 3,10 y el 3,20%.

De esta explotación salió en el 2015 la vaca con mayor producción de Galicia, Risa, que en cuatro partos subió de los 80.000 litros producidos. Su sucesora hoy en la granja es Tara, que en el último ordeño de la mañana marcó 49,2 litros (93 sumado el ordeño de la noche).

Detectar y atajar los problemas lo antes posible

Al ser una explotación de pequeño tamaño también les permite hacer un seguimiento personalizado y exhaustivo de cada animal en producción. “Para conseguir un éxito de producción hay que observar mucho el estado de las vacas para detectar y atajar los problemas lo antes posible, bien sea con prevención o, de ser necesario, con tratamiento. Aquí el ordenador de control somos nosotros, si detectamos en la sala de ordeño una bajada en la producción de una vaca observamos que hace en la salida, porque si se va a acostar es que está enferma. No hace falta estar pendiente de ellas las 24 horas del día, pero sí estar alerta cuando estás con ellas, como por ejemplo en el momento del ordeño. Nosotros ese seguimiento personalizado a cada animal podemos hacerlo al ser una explotación pequeña”, explica. Eloy.

Prestan mucha atención a las diarreas, que son lo más problemático del sistema de alimentación que emplea Casa Crespo, con pienso y silo a discreción de los animales. “Son fáciles de corregir si las detectas a tiempo, si te anticipas al problema lo resuelves antes y con menor coste”, afirma.

Los primeros días, cuando la vaca pare, son los más problemáticos, porque la vaca multípara ya sabe donde está el pienso y lo engulle más allá de la capacidad de su organismo para digerirlo. Ese atracón de concentrado en los primeros días genera en esta ganadería algún problema de desplazamiento de abomaso, así que para evitarlo lo que hacen es tener durante el postparto, los primeros dos o tres días, las vacas paridas con las secas, donde reciben el pienso racionado. “Antes de parir a las vacas secas ya las iniciamos en el pienso. Comenzamos con 2 kilos por vaca y día y vamos subiendo hasta los 7 kilos en el momento del parto. Desde que pare, en los dos o tres días posteriores, seguimos incrementando paulatinamente esa cantidad para preparar al animal a su posterior consumo a discreción”, cuenta.

As vacas paridas e as secas reciben menos ración de penso

As vacas paridas e as secas reciben menos ración de penso

Box automatizado para la dispensación de pienso y robot de ordeño

Este problema se resolvería con un box automatizado de suministro de pienso capaz de identificar a cada animal y aportarle su ración individualizada. “Es algo que se nos adaptaría muy bien, igual que un robot de ordeño, ya que con vacas de altas producciones como estas, lograríamos más de tres ordeños y, por lo tanto, más producción y también ordeños más frecuentes, lo que quiere decir ubres más pequeños y menos problemas en las vacas”, argumenta Eloy.

“No me metí de momento por no invertir más”, admite. Ese también fue uno de los motivos por los que en el año 2011 se pasó a su actual sistema de alimentación, al permitirle aumentar la producción con el mismo número de animales y, por lo tanto, sin necesidad de hacer ampliaciones en las instalaciones.

Esas mejoras en cuanto a robotización y automatización de tareas, sin embargo, serían las primeras que acometería Casa Crespo en caso de que su hijo Víctor, que hasta ahora estaba estudiando y echaba una mano esporádicamente en la granja, se incorpore. “El futuro de la explotación depende de él, si se incorpora estos 15 años próximos pueden ser buenos, porque estamos nosotros, pero luego queda él solo, y una explotación no la lleva un solo, ese es uno de los principales problemas de las explotaciones familiares”, considera Eloy.

“El principal problema del campo gallego es el minifundio”

Él y su mujer Esther echan mano del servicio de relevo de la cooperativa Aira para poder tener algún descanso. “El uso bastante, porque días libres los necesitamos todos, pero una cosa es sustituirte puntualmente un par de días y otra cosa es llevar la explotación y suplirte en todo por un período más largo de tiempo. Eso es muy difícil, por eso uno de los graves problemas de estas explotaciones familiares se da si tienes un percance y necesitas a alguien por un período más o menos largo para que se haga cargo de la granja porque no puedes trabajar”, afirma.

Otro de los problemas que describe, aunque en su caso no le afecta en exceso, es el del pequeño tamaño de las parcelas, lo que dificulta su gestión. “El principal problema del campo gallego es el minifundio, tenemos que empezar por ahí y por mejorar los accesos a las fincas. No hacen falta autovías para llegar a las tierras, pero los accesos tienen que ser decentes y permitir entrar a la maquinaria”, reclama.

Hacer el silo en el momento óptimo y cerrarlo lo antes posible

Casa Crespo dispone de 19 hectáreas, todas en propiedad, destinadas en su totalidad a pradera. “Tengo todo a raigrass, que renuevo periódicamente, cuando le hace falta a la pradera, pero todos los años renuevo algo”, explica. Eloy cuenta con equipo de siembra propio, igual que para la realización del resto de trabajos agrícolas, que hace él en su totalidad.

“Tengo maquinaria para todo, quizás en contra del criterio técnico de rentabilidad, porque la inversión hecha en maquinaria es muy elevada, pero eso me permite hacer los trabajos en el momento excelente y saco mejores resultados”, argumenta.

caxigueira_ortigueira_herba_rolos_02Eso se nota, por ejemplo, en el ensilado, dice. Aunque dispone en la explotación de silos de zanja con paredes en hormigón de cuando sembraba maíz, prefiere ensilar en rollos y cuenta con todos los aperos necesarios, como rotoempacadora, remolque autocargador para transporte de 6 rolos cada vez y encintadora. “Hago rollos porque pienso que la calidad del ensilado es mayor, porque en el rolo el frente del silo siempre está cerrado y nunca se estropea, el rolo siempre está fresco”, dice. Y a la hora de ensilar “poco más tiempo nos lleva, porque trabajamos tres explotaciones en conjunto y lo hacemos fácil, uno hace los rolos, otro acarrae y otro encinta en la casa”, describe.

 “El rolo no pasa una hora desde que está hecho en el prado hasta que está encintado y colocado en la casa”

Otra de las cuestiones a las que prestan especial atención es minimizar el tiempo que transcurre entre que el rolo está hecho y encintado en la casa. “El rolo no pasa una hora desde que está hecho en el prado hasta que está encintado y colocado en la casa”, indica. Usan para eso una encintadora estática, ya que el transporte de los rolos es más fácil si se hace sin encintar.

Más de la mitad de los descartes son voluntarios

Casa Crespo utiliza en el 100% de las novillas semen sexado por lo que cuenta con casi tantas becerras en recría (33 en este momento) como vacas adultas (40). “Tengo mucha reposición, la tasa es de más del 40%, por lo que elimino muchas vacas voluntariamente todos los años”, describe. Cada año manda al matadero entre 12 y 15 animales, de los que más de la mitad son descartes voluntarios, bien por problemas de patas, de ubres o de preñez.

“Tenemos como norma que si una vaca a los seis meses de parida no está preñada pensamos si cubrirla o no, y en la mayoría de los casos no se cubre”, explica. Esta especie de norma solo se incumple en casos excepcionales, como con una vaca que en la segunda lactación llegó a los 40.000 litros de leche producida y no quedó preñada. Eloy desistió a los 9 meses de parida y en el último ordeño antes de ir al matadero aún dio 18 litros.

Gracias a la tasa de reposición tan alta, la edad media de las vacas en producción está entre 2,5 y 3 partos. Los animales tienen un pequeño patio para el verano, cuentan con camas de paja y carbonato y Eloy hizo recientemente un picado en los pasillos, ya que considera importante rayar los patios para evitar accidentes.

Además de una de las explotaciones gallegas con mayor nivel de producción por vaca, Casa Crespo está también entre las 200 mejores explotaciones de España por la calificación GICO de sus novillas, según el ránking de Conafe. “La calificación no es algo que me preocupe, lo que busco en mi rebaño es leche y salud y que no haya percances graves”, resume Eloy.

“La fusión de las cooperativas es imprescindible, es la única solución de futuro”

Eloy Luaces forma parte del Consejo Rector de la nueva cooperativa Aira, que le suministra el pienso y que también es la que le recoge la leche desde el año 2007. Pero su trayectoria en el mundo del cooperativismo viene de mucho más atrás.

Entró en la junta directiva de Coseplan en 1992, un año después de incorporarse a la actividad agraria, así que en estos 25 años vivió ya cuatro procesos de fusión cooperativa. “Primero fue Coseplan, luego Planmiño, después Agris y ahora Aira”, describe.

Considera además que “todo este proceso de fusión es imprescindible, sino estábamos muertos” y afirma categórico que “el futuro de las cooperativas pasa por la fusión”, algo que considera “la única solución de futuro”.

Entre las incógnitas de futuro por resolver en el sector, Eloy define como uno de los principales la incertidumbre de precios de la leche y dice que “de surgir una oportunidad de transformación industrial interesante para la leche las cooperativas gallegas deberían unirse y dar el paso”.

 “De surgir una oportunidad para transformar la leche, las cooperativas gallegas deberían unirse”

Llama la atención sobre la poca valoración social que a su juicio existe de la leche y los productos lácteos en comparación con otros alimentos. “El consumidor no está dispuesto a pagar por la leche lo que pagada por otros productos de su cesta de la compra, cuando se trata de un producto nutricional fantástico. Sin embargo, la leche es un muy buen alimento a un precio muy asequible, si comparamos por ejemplo un litro de leche con un kilo de fruta o con otros alimentos de uso diario. Porque, ¿cuántos productos hay hoy en día a menos de un euro, como está la leche?”, pregunta Eloy.

A este problema de precio estable y justo para la venta de la leche, añade otros factores, como el relevo generacional, los problemas para encontrar personal cualificado para trabajar en las explotaciones o las trabas administrativas a la hora de hacer mejoras y ampliaciones, cuestiones que a su juicio están lastrando el futuro y el crecimiento de muchas granjas de producción de leche gallegas.

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