El protocolo de certificación animal ‘Welfare Quality’ está comenzando a ser demandado por industrias lácteas para posicionar su leche en el mercado. Con ese sello, las marcas buscan garantizarle a los consumidores el respeto al bienestar animal en sus granjas proveedoras, de forma que la certificación en bienestar animal represente un posicionamiento diferencial en el mercado. En Galicia, Leche Celta está requiriéndole esta certificación a las granjas en pastoreo, con las que sacará al mercado una leche producida en base a pastos.
El bienestar animal, que resulta de por sí un factor clave para la rentabilidad de una explotación, se ha convertido así además en una exigencia inaplazable para las granjas. Ante los nuevos requisitos, el equipo técnico de la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca), que le practica auditorías internas a las granjas interesadas en someterse a la certificación, gestionada por Aenor, está realizando diversas jornadas para explicarles a las granjas el protocolo de control. Las últimas se celebraron esta semana en Lalín y Rodeiro.
“El protocolo ‘Welfare Quality’, que es aplicable tanto a explotaciones extensivas cómo intensivas, consiste en puntuar una serie de criterios de bienestar animal”, explica María Pardo, técnico de Agaca. “En una puntuación entre 0 y 100, la mayoría de las granjas rondan un promedio de 60 puntos, cumpliendo de manera holgada para obtener la certificación”, subraya.
El proceso de auditoría, además de permitir la obtención del sello ‘Welfare Quality’, les sirve de guía a las granjas para comprobar las cuestiones de manejo en las que tienen margen de mejora. Repasamos a continuación los aspectos principales que se controlan en una granja que quiera obtener la certificación de bienestar animal.
1) Ausencia de hambre y sed en los animales
– Se valora la condición corporal de los animales. Los auditores analizan cuatro regiones corporales de las vacas (lomo, rabo, vértebras y grupa) para determinar su estado.
– Disponibilidad de agua. Se comprueban los metros lineales de bebederos, su limpieza y el flujo de agua.
2) Alojamiento idóneo: confort en la zona de descanso
– Tiempo necesario para que la vaca se acueste en su cubículo. Desde el inicio del movimiento, se estima que no deben pasar más de 5 segundos hasta que el animal esté acostado.
– Colisión con las zonas de la estructura. Se observa si el área de descanso presenta estrecheces que lleven a roces y colisiones con los elementos de separación.
– Limpieza del animal, para lo cual se valoran tres zonas corporales: parte inferior de las patas de atrás, parte superior de las patas de atrás y ubres. Los problemas de limpieza son indicativos de carencias en el manejo (por ejemplo, mala gestión de las camas) o en las instalaciones.
– Comodidad higrotérmica. Atención a la humedad y temperaturas relativas de las instalaciones.
– Facilidad de movimiento, donde se puntúan de forma negativa las instalaciones con vacas trabadas y de manera positiva las estabulaciones libres y aquellas que tengan acceso de las vacas a pastos o áreas de descanso al aire libre.
3) Estado sanitario de los animales
– Ausencia de heridas. Se comprueba que las vacas no presenten cojeras, lesiones de piel o áreas con pérdida de pelo.
– Ausencia de enfermedades. Se observa el rebaño para comprobar presencia de toses, secreciones nasales y oculares o dificultades respiratorias. Se analizan también cuestiones como el porcentaje de mortalidad en la explotación, los partos distócicos en los últimos 12 meses, el recuento de células somáticas de las vacas y el número de vacas caídas, que precisarán de un segundo tratamiento contra hipocalcemias.
– Ausencia de dolor provocado. El corte de colas está prohibido y se recomienda también no hacer el descornado desde la perspectiva del bienestar animal. De hacerse, se valora de distinta manera según se haya realizado en animales adultos o bien con una pasta caústica o por cauterización, teniendo en cuenta también si hubo suministro de analgésicos o anestesia.
4) Buen comportamiento
– Observación del rebaño durante 120 minutos para analizar cómo se comportan entre ellos, con el ser humano y en el medio natural. Las interacciones entre los animales miden cuestiones como el número de cabezadas, las peleas o las persecuciones. En relación al ser humano, se analiza la distancia evitacional a la que las vacas comienzan a recular. Son todas ellas cuestiones que permiten detectar si las vacas presentan o no un estado emocional positivo.
Clun obtiene la certificación en huella de carbono para su leche Unicla
La unión de cooperativas lácteas Clun (Feiraco, Os Irmandiños y Melisanto), que fue pionera en Galicia en la certificación en bienestar animal de parte de las granjas de Feiraco, ha obtenido el certificado Aenor en huella de carbono de producto, “convertiéndose así en la primera láctea en lograr la certificación, para su leche Unicla”, señala Clun en nota de prensa.
El certificado acredita la veracidad del cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero realizado en los briks de leche Unicla, en los que se logró una reducción de la huella de carbono de un 20%, según Clun. El análisis incluye todo el ciclo de vida del producto, desde el origen en la granja, donde se analizan cuestiones como el manejo de la tierra, el cultivo de alimentos para el ganado o el uso de piensos, hasta el envasado de la leche en la industria y su posterior distribución.