Cuidados de la viña en primavera (II): Tratamiento de las enfermedades

He aquí unos consejos para el tratamiento de las principales enfermedades que le afectan a la viña en Galicia durante la primavera.

Excoriosis:

En esta altura, las vides que tienen las yemas aún en estado poco desarrollado -D y E- están en el momento de tratar contra la excoriosis, para lo lo cual se deben mojar los brotes con un fungicida. Hay varios productos indicados para aplicar, tanto en viticultura convencional como en ecológica.

Común para ambas es el azufre, que también se puede dar en polvo. Dependiendo de los métodos de poda y de como se presente la climatología en cada primavera, generalmente habrá que dar dos tratamientos, separados unos días. La razón está en que en una viña, y probablemente en una misma vid, vamos a ver a un tiempo brotes bastante abiertos y otros cerrados del todo.

Estas diferencias acostumbran a ser más acusadas en las podas a vara. En situaciones de brotaciones muy heterogéneas pueden llegar a hacer falta tres tratamientos. Hay que señalar que la sequía primaveral que hubo hasta hace unos días no propició la difusión de la excoriosis en las zonas y variedades que ya tienen los brotes grandes. Pero las lluvias que están cayendo ahora contribuyen a la difusión de la enfermedad a las vides que tienen la brotación retrasada.

En las plantas sensibles y que arrastran la excoriosis de años anteriores, además de estos tratamientos deberíamos ser muy rigurosos en la poda invernal, eliminando todos los sarmientos afectados. Pena que no surgiera un tratamiento de invierno alternativo al arsenito sódico. Este producto de aplicación invernal era de eficacia indiscutible. Peligroso por su composición, y más aún en las viticulturas donde no se habían implantado aparejos de aplicación con pantallas recogedoras, que minimizaban la caída de caldo sobrante al suelo. Fue prohibido definitivamente ya hace unos años.

El polisulfuro de calcio (mezcla sulfocálcica) tiene cierta efectividad; es necesario no tratar más adelante del estado de punta verde de las yemas, a menos que se rebaje mucho la dosis, porque podría producir quemaduras.

Vid afectada por excoriosis.

Hay variedades sensibles a la excoriosis, como el Palomino, el Alicante Bouschet, la Mencía, el Albariño, la Carabuñeira (Touriga Nacional) y varias de uva de mesa, mientras que otras parecen casi que inmunes.

Recientemente están constatándose ataques a variedades antes consideradas resistentes, lo que parece indicar la llegada de razas de excoriosis más agresivas a nuestras viñas, lo que no es de extrañar debido a la globalización del mercado de la planta injertada.

El Pedro y la Becha

El Pedro y la Becha es también en estas fechas cuando hacen acto de presencia el pedro(pedroulo, pedrés) y la becha. El primero es un coleóptero (pariente del escarabajo) y la segunda es una larva. Sus daños pueden ser bastante graves al principio, cuando las yemas están hinchando y comienzan a abrir. Gravedad que se acentúa en planta nueva, porque si los ataques son serios, la poda de formación queda comprometida.

La becha es muy peligrosa, porque roe de una manera que llega casi que a vaciar las yemas. El pedro roe más anárquicamente. Una vez que la vegetación arranca, los daños van perdiendo significancia porque, dicho de una manera expresiva, estos insectos ya «no dan comido todo».

Hay insecticidas de contacto de buena efectividad, tanto en convencional como en ecológico. La recogida de los pedros por sacudida, cuando están abrigados en el revés de las hojas, es un método natural que, si la viña es pequeña y el viticultor dispone de tiempo, funciona. Se ha ensayado distribuir por la viña envases de colores vivos, mediados de agua, a los que el pedro es atraído, cayendo muchos de ellos en el líquido. Los métodos a emplear dependerán pues de varios factores, siendo lo más importante el grado de presencia de estos insectos en cada parcela.

Mildiu

Como mencioné al principio, a día de hoy hay vides con brotes bastante grandes. En ellas, con las lluvias que están viniendo, ya se cumple la regla de los » tres dieces» precisos para que el mildiu ataque: más de 10 cms. de brote, más de 10 ºC de temperatura media y más de 10 mm de precipitación. Hay que estar atentos, y en los lugares donde la brotación ya tiene 10 cms. o más, tratar.

Relativo al mildeu, hay que considerar varios aspectos:

Se trata de un hongo interno, en el que su micelio (falsas raíces, para entendernos) se desarrolla en el interior de las hojas y otros órganos de la vid en cuanto están verdes, siendo complicado de combatir una vez que entró.

Su incidencia en Galicia varía, de menor a mayor, de este a oeste. No es raro que en una viña en costa bien ventilada del extremo este se den entre tres y cuatro tratamientos anti-mildiu al año, en tanto que en otra del litoral el número se triplique.

A día de hoy se cumplen las condiciones para que el mildiu ataque

El mildiu, cuando le viene un año propicio, en viñas no tratadas es capaz de hacer un daño terrible, que como poco supone la pérdida total de la cosecha.
Es cierto que en la actualidad se dispone de productos sistémicos y penetrantes que atajan algo el mildiu, incluso después de estar infestada la viña, pero mejor será no esperar nunca a este punto. En una charla con un viticultor veterano, me dio esta sentencia: «Trata de ir siempre delante del mildiu, que si vas detrás vas a estar bien jod…» Lo doy toda la razón.

Para evitar que el mildeu entre en las hojas y demás órganos verdes, hay que tener una estrategia de combate. Esta estrategia va a depender del factor humano y de la tecnología de que se disponga.

La situación óptima se dará cuando la explotación vitícola dispone de personal y máquinas aplicadoras suficientes como para tratar toda la superficie en unas horas o en un día como máximo. En estas condiciones puede tirar el mejor provecho de las recomendaciones basadas en los datos de las estaciones de avisos más próximas, si sus viñas son homologables a las parcela donde están instaladas. Podrá ahorrar algunos tratamientos.

Vid afectada por mildiu.

Esta idoneidad no se cumple en la mayor parte de las explotaciones vitícolas gallegas por la desertización del rural y por la atomización de la propiedad.

Se habla mucho de que los viticultores tratan rutinariamente contra el mildiu. Puede que en algún caso sea cierto, porque rarezas las hay en todas partes, pero a la inmensa mayoría no le interesa tirar con el sulfato porque sí, no sólo por no contaminar, sino porque cuesta dinero y supone un trabajo más cada vez que se aplica.

Los viticultores llevan más de 100 años lidiando con el mildiu, la mayoría de ellos lo conocen bien. Por tanto, tratan cuando entienden que, cada cual en sus circunstancias, no hay otra alternativa, bajo pena de arriesgar la cosecha.

Como antes dije, contra el mildeu debe actuarse preventivamente. Hay una época crítica que va desde la brotación hasta bien pasado el San Juan, que en nuestras mesoclimas acostumbra a coincidir con períodos de tiempo inestable, con lluvias más o menos fuertes, a veces persistentes y en ocasiones frías.

Entrado el verano, excepto en campañas tan complicadas como la del año pasado, lo normal es que el ambiente vaya cambiando a más seco. La piel de los bagos se va tornando más dura y por tanto inaccesible al mildiu. A las hojas, excepto a las que van saliendo nuevas en las puntas y en las nietas les pasa lo mismo. Lo normal entonces es poder ir espaciando cada más los tratamientos..

«En esta época no debe existir descuido frente al mildiu»

Por tanto, en la primera época, en la que ya estamos ahora, el descuido no debe existir. Si, según las predicciones meteorológicas, el tratamiento siguiente coincide con un período de lluvias, hay que tener la planta protegida antes de que comiencen, aunque hubiera que adelantarlo tres o cuatro días. Los pronósticos del tiempo cada vez son más fiables, pero no llegan al 100%, y tres días de lluvia anunciada pueden terminar siendo cinco o seis, y grandes escampes pueden quedar en pequeños. Tres o cuatro días de atraso en la aplicación de fungicidas anti-mildiu en esta época crítica pueden traer problemas, por mucho esmero que el viticultor ponga al aplicar el tratamiento.

Comenzar a tratar contra el mildiu solo a partir de cuando se aviste la primera mancha en la viña pueda que sea viable en otras viticulturas de climas más secos. En las nuestras no lo aconsejo. Es peligroso, cuanto más al oeste del territorio peor, y totalmente inviable para los viticultores que no pueden tratar en el momento. Es peligroso porque el mildiu es traidor y ha habido casos en que cuando se avistaban unas pocas manchas en las hojas en toda una viña, el mildiu ya había penetrado en los racimos, y con los racimos afectados, adiós cosecha.

En viticultura ecológica los tratamientos contra el mildiu tienen que ser puntuales, rápidos, incluso aprovechando pequeños escampes. Por tanto el viticultor debe tener disponibilidad para tratar en cualquier momento. La viticultura ecológica, por las razones antes expuestas, es más fácil de llevar en el este gallego que en el oeste.

Oídio

El oídio es otra de las pestes americanas que puede aparecer en fechas tempraneras. A diferencia del mildiu, queda resguardado en las yemas de la vid durante el invierno. Así, cuando algún viticultor pretende recuperar viñas viejas, sensibles y que estuvieron a su mercé, la fertilidad que era la normal en ese terroir solo volverá tras unos tratamientos rigurosos que logren que en las siguientes campañas las yemas se críen sanas.

En estas fechas tempraneras la aplicación de azufre no debería dar problemas, porque es difícil que los picos de temperatura rebasen los30ºC críticos. El permanganato potásico, de acción momentánea, pero radical contra el oídio, fue prohibido. En cuanto estuvo permitido, en las viñas muy infestadas se daba un tratamiento de choque con este producto, y al día siguiente se aplicaba un azufre u otro oidicida de acción más prolongada en el tiempo.

El oídio ataca más en parcelas o sistemas de conducción en que la ventilación sea escasa. Puede atacar a cualquier variedad, pero hay acusadas diferencias de sensibilidades entre unas y otras, lo que significa diferencias en el plano de tratamientos.

Blakc-rot

El black-rot, que en muchas zonas era algo ocasional y de poca incidencia, está convirtiéndose en un problema y en los últimos años ha atacado zonas vitícolas donde antes casi que no se conocía.

Ataque de Black Rot

Aprovechando que hay productos anti mildiu y anti oídio con acción contra el black rot, deberá tenerse en cuenta a la hora de establecer el plano de tratamientos en las zonas donde se presume que va a atacar.

Unas pocas manchas de black rot en alguna que otra hoja carecen de importancia. Lo grave es cuando salta a los racimos. Está resultando una enfermedad difícil de tratar con los medios de la viticultura ecológica, mientras que en la convencional existen productos de buena eficacia. El cobre actúa algo, pero a dosis muy altas que no son convenientes por otros motivos.

Esperemos que para combatirlo, en un plazo breve aparezcan fungicidas alternativos y poco dañinos para el medio ambiente.