Currás Xiá, relevo en femenino en una ganadería consolidada con más de 300 animales

Inés Jul decidió apostar por la ganadería familiar y hoy, junto con sus padres, tienen una de las granjas de vacuno de leche destacadas de Friol (Lugo). Volver a la aldea también le permite conciliar la crianza de sus niñas. Conocemos más de esta ganadería

Currás Xiá, relevo en femenino en una ganadería consolidada con más de 300 animales

Inés y Montserrat con las niñas en la sala de ordeño de la granja.

Currás Xiá es una ganadería de vacuno de Friol (Lugo) centrada en la producción de leche. Además, es una de las ganaderías familiares donde el relevo vino de la mano de su hija, Inés Jul López, que ahora se encarga del manejo diario de los animales junto con su madre, Monserrat. Mientras, Plácido, padre, marido y el socio fundador de la ganadería está más centrado en la gestión de las tierras.

“Nos repartimos el trabajo, pero normalmente nosotras dos nos encargamos de los animales y de las rutinas diarias de la granja, como el ordeño, y mi padre hace lo de fuera. Todos somos muy conscientes de la importancia que tiene tanto el trabajo en la granja como el de las tierras. Sin uno no tendría sentido ni sería viable el otro”, apunta Inés. Desde hace algo más de un año cuentan también con un empleado que ayuda en tareas como la limpieza de los animales.

Currás Xiá es hoy en día una de las ganaderías destacadas en el vacuno de leche en el ayuntamiento de Friol. Con más de 300 cabezas de ganado, tienen sobre unas 140 vacas en ordeño y una producción de cerca de 145.000 litros de leche al mes, que le vende a la cooperativa Aira, de la que son socios. Además, son una de las ganaderías que cuentan con la certificación de calidad en la producción de leche.

Tienen unas 140 vacas frisonas en ordeño y una producción de cerca de 145.000 litros de leche al mes, que venden a la cooperativa Aira, de la que son socios

Su producción media se encuentra entre los 35 y 37 litros por animal y tienen unas calidades medias de 3,75% de grasa y 3,27% de proteína. En cuanto al recuento de células somáticas se sitúa en las 179.000 y la bacteriología en 18. Tienen una media de 2,5 partos en el rebaño, lo que supone alrededor de unos 120 nacimientos al año, de los cuales el 25% lo dedican a reposición del rebaño.

Dos sistemas de ordeño

En la granja Currás Xiá todo el rebaño es de raza frisona. En las instalaciones más nuevas, que construyeron hace 10 años, tienen los animales en producción. Recientemente instalaron un robot de ordeño, con el que aliviar la carga de trabajo, pero mantienen también el ordeño en sala debido al número de vacas que ordeñan. Así, las vacas en producción las tienen divididas en dos lotes, en función de se se mugen en el robot o en la sala. El ordeño es una de las tareas que hacen a diario las dos mujeres, junto con la gestión de los animales.

La ración de las vacas en producción está adaptada a se se moxen en la sala o en el robot

Al tener estos dos sistemas de ordeño también las raciones están adaptadas a cada uno de ellos. La ración de las vacas que se ordeñan en la sala lleva 23 kilos de silo de maíz, alrededor de 20 kilos de silo de hierba y 10 kilos de concentrado. Mientras, las vacas que se mugen en el robot tienen una ración de 23 kilos de silo de maíz, otros tantos de silo de hierba y 5 kilos de concentrado “ya que el resto del pienso se le da en el robot”, explica Aurora Vila, técnica de Aira, que se encarga del asesoramiento de la alimentación en la ganadería.

Instalacións Currás Xiá

La nave de producción de la ganadería cuenta con un sistema automatizado de ventilación en las cubiertas.

Las instalaciones de la ganadería

En Currás Xiá también apostaron por la eficiencia y el bienestar de los animales a la hora de construir las nuevas instalaciones. Así es que las vacas en producción se encuentran en una nave luminosa, en la que entra la luz natural y que dispone además de una cubierta móvil que favorece la ventilación cuando es preciso.

Cuentan con un sistema automatizado de apertura que se activa para conseguir que las instalaciones estén bien ventiladas. “Este sistema nos permite tener una temperatura siempre constante y los animales lo agradecen mucho”, explica Inés.

“Una vez preñadas, las vacas están en el pasto hasta casi un mes antes del parto, que vuelven para la granja”

En las instalaciones antiguas de la ganadería, situadas al lado de la casa familiar, tienen la recría divida por lotes en función de la edad de los animales. Sin embargo, los becerros más jóvenes los tienen en la zona lateral de la nave de producción. Aunque es una granja con un manejo intensivo, una vez que las vacas están preñadas están en el pasto hasta casi un mes antes del parto, que vuelven para la granja, quedando ya en la nave de producción.

Recría Currás Xiá

Recría más joven de la ganadería.

Gestión de la tierra

La ganadería gestiona unas 45 hectáreas de maíz que tienen en dos parcelas, una de ellas alquilada y otra en propiedad. “El mayor problema es que una de las fincas de 20 hectáreas está a 10 kilómetros de la granja”, explica Montserrat.

Dedican 45 hectáreas de maíz y 100 hectáreas de hierba

Además, ensilan alrededor de unas 100 hectáreas de hierba. Le gusta tener praderas a base de raigrás inglés y diploides. Aunque se encargan en buena medida de la producción de los forrajes, cuentan con los servicios de maquinaria de Aira para la campaña de ensilado, tanto de hierba como de maíz.

Compromiso cooperativista

Currás Xía es también una ganadería que cree en la importancia de pertenecer a una cooperativa. En la actualidad forman parte de Aira, ya que eran socios de Agris en el momento de la integración. “Trabajamos en todo con la cooperativa. Le compramos el pienso, le vendemos la leche, trabajamos con los veterinarios de clínica, reproducción, alimentación y calidad de la leche. Compramos abonos, fertilizantes o semillas. Llevamos toda la vida trabajando con la cooperativa, casi debemos llevar 30 años siendo cooperativistas”, comenta la familia.

Gandería Currás Xiá Exteriores

La granja, un espacio para conciliar la ganadería con la familia

Al comienzo de su vida laboral, Inés también quiso probar en otro sector, lejos de la ganadería y de la casa familiar. Cuando finalizó con los estudios obligatorios en Friol se marchó a Lugo para hacer un ciclo de peluquería. Allí vivió tres años y trabajó en una peluquería, pero finalmente decidió volver para la ganadería. “Dejé la vida que tenía en Lugo y me vine para casa. A mí no me gustaba trabajar bajo las órdenes de un jefe, no era lo mío, y en esto de la ganadería ya me había criado, sabía cómo era”, recuerda Inés.

“Me gusta que las niñas estén en la granja con mi madre y conmigo y ellas lo pasan bien aquí”

Hace 13 años que volvió de Lugo para casa y 6 que se ha incorporado a la ganadería de manera oficial. El cambio, además de otras ventajas, le permite a sus tres hijas pequeñas, Uxía, Erea e Iria, disfrutar de la ganadería. “Me gusta que las niñas estén en la granja con mi madre y conmigo y ellas lo pasan bien aquí”, valora la ganadera.

Las niñas tienen en la granja su espacio propio para juegos y ocio. Así, en el despacho de la ganadería, una de las mesas está disponible para que las tres niñas dibujen, pinten y jueguen. “Yo no tengo otra persona con quien dejar las niñas en la casa, pero aunque pudiese no las dejaría en casa, yo quiero que las niñas estén en la granja con nosotros”, explica.

Inés llevó la conciliación de su vida profesional con la familiar desde que comenzó con la actividad ganadera. “Cuando hizo el curso de formación para incorporarse a la actividad ganadera estaba en su segundo embarazo, no faltó casi ningún día y vino hasta justo el día del parto. Luego, volvió para finalizarlo y el marido le traía la niña para darle el pecho cuando hacíamos los descansos”, recuerdan Aurora Vila y Maribel Barreiro, personal de la Cooperativa Aira, que impartió el curso.

Las niñas tienen en la granja su espacio propio para juegos y ocio

Las niñas disfrutan de estar en la granja y del día a día con los animales. “La pequeña muchas veces pone el mandilón y quiere venir a ordeñar con nosotras. Hubo un día que hasta se subió a una taburete como hacía su madre cuando era pequeña y quiso venir a ayudarme a ordeñar”, recuerda Montserrat, la abuela de las niñas.

A estas chicas el gusto por la ganadería y los animales le viene de familia, ya que su padre, Carlos, es también ganadero y atiende junto con sus padres otra importante ganadería de vacuno de leche, situada a pocos metros de Currás Xiá.

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