La Estación Fitopalógica de Areeiro, centro dependiente de la Diputación de Pontevedra, emite semanalmente un aviso fitosanitario donde analiza la situación sanitaria de las venías provincia, y ofrece unas recomendaciones para prevenir enfermedades en la viña.
Hablamos con la responsable técnica de los avisos, Rosa Pérez Otero, sobre la situación del mildio este año y sus recomendaciones para combatir y prevenir de este patógeno.
-¿Está habiendo mucho más mildio este año en las viñas que los últimos años? ¿Por qué?
Considero que no está habiendo más mildio este año que en otros años húmedos.
-A estas alturas del año ¿es normal la incidencia de mildio que está habiendo?
En realidad este año tuvimos una primavera y un inicio de verano en los que no terminaba de estabilizarse la climatología, aunque estamos ya a finales de julio, y con las condiciones que hubo y hay es normal que haya mildio.
-¿A que variedades notáis que le afecta más?
Nuestras parcelas de seguimiento son mayoritariamente de albariño; en cualquiera caso, en general las blancas son más sensibles que las tintas, y dentro de las blancas también hay grados.
-La ubicación de los viñedos es clave para reducir la afectación, así como el deshojado y el control de la hierba, ¿no es así?
El patógeno se ve favorecido por condiciones de humedad elevada y temperaturas suaves-altas. Por eso, cualquier factor que favorezca estas condiciones, como son las viñas poco ventiladas y con exceso de frondosidad y/o con la cubierta acompañante demasiado alta, son muy propicias.
-¿En que condiciones climatológicas deberíamos aplicar los tratamientos para mejorar su eficacia?
Las condiciones ideales son ausencia de lluvia, lógicamente, de viento, y temperaturas suaves. A veces, como en algunas ocasiones a lo largo de esta campaña, cumplir estas condiciones al unísono es difícil.
-El tipo de equipos aplicadores y la preparación del caldo también influyen mucho en la eficacia. ¿Que recomendarías en este sentido?
Considero que es fundamental tener el equipo de aplicación siempre en buenas condiciones a nivel de todos sus componentes, incluso aquellos que no estén obligados a pasar la inspección técnica regulada por ley.
Dar un tratamiento contra el mildio con más dosis de la recomendada supone más contaminación y menor eficacia
Cuanto a la preparación del caldo, avanzamos mucho en este sentido, pero aún quedan personas que desconocen cuál es el orden correcto para hacerlo, donde hacerlo y en que condiciones hacerlo. Y, por supuesto, que aún pueden superar la dosis máxima de la etiqueta, lo que no sólo es desaconsejable sino también un problema para todos, pues implica mayor contaminación del medio ambiente y, aunque parezca mentira, menor eficacia.
-Aunque ahora ya está avanzada la campaña, ¿cuando deberíamos empezar a tratar para prevenir el contagio y la proliferación del mildio en las viñas?
Depende. No es lo mismo o que sea una campaña en la que el invierno anterior haya sido seco y frío y la primavera esté comenzando al igual que si es un año como este, con tanta precipitación y temperaturas suaves. En el primer caso debería esperarse a la detección de la primera mancha; en el segundo, aunque antes opinaba lo mismo, en los últimos años pienso que hay que dar el primer tratamiento cuando el período de incubación de la primera infección primaria del patógeno aun no haya finalizado.
-¿Que materias activas se aconsejan en un primer tratamiento?
El primer tratamiento se aplica en un momento en que la viña está empezando su desarrollo, por lo tanto en convencional un sistémica. Pero también depende de si la primavera está siendo seca o si las variedades no son muy sensibles al mildio, en cuyo caso se podría aplicar una penetrante y dejar las sistémicas, que tienen mayor riesgo de resistencias, para períodos de climatología más inestable.
-Y en esta época, en la que incluso algunas viñas en zonas más cálidas de Galicia ya empiezan con el envero, ¿cuál serían las materias activas recomendadas?
En esta época normalmente se aplican tratamientos a base de cobre porque este elemento favorece el endurecimiento de la piel de la uva, lo que puede ayudar a prevenir podredumbres, y también favorece el agostado de la madera. Pero también se pueden aplicar otros productos como aquellos que se fijan a las ceras cuticulares o algunos naturales que funcionan como sistémicos. Pero las recomendaciones dependen también de la climatología o del historial sanitario de la parcela en la campaña.
-¿En que medida está siendo un problema la retirada de materias activas para combatir las enfermedades fúngicas?
Más que la retirada, porque aún quedan varias y siguen saliendo productos nuevos al mercado, considero que es la limitación en el número de aplicaciones por materia activa lo que causa mayores problemas.
-¿Se está abusando del número de tratamientos contra el mildio? ¿Es suficiente el control por parte de la administración?
En determinadas campañas o en determinados momentos de algunas campañas claro está que hay un abuso, porque a veces se hacen aplicaciones reiteradas sin justificación y se mezclan diferentes productos antimildio sin criterio. La Administración creo que hace lo que puede para controlarlo, pero es complicado.
-¿Que medidas considera que habría que aplicar para ir a una viticultura más sostenible en Galicia, reduciendo el uso de antifúngicos?
Considero que es necesaria la investigación para seguir desarrollando estrategias de control lo más eficientes posibles, con modelos como herramientas de apoyo a la toma de decisiones, para obtener materias activas más eficaces con el menor impacto posible en el medio ambiente, para mejorar las variedades autóctonas sin pérdida de calidad en los vinos, etc. Entre tanto, disponemos de medios para ir consiguiendo un viñedo más sostenible, como son realizar un buen manejo de las resistencias alternando materias activas con diferentes modos de acción, introducir fungicidas naturales en momentos de menor riesgo y, ya por sentido común, integrar de forma generalizada otras medidas como mantener las plantas lo más fuertes posible, las cubiertas vegetales bien segadas o realizar un buen control de la frondosidad de las cepas.