
El asesor vitícola Julio Prieto. Foto: Cedida
En esta época en la que se están realizando las podas de los viñedos, el ingeniero agrícola y enólogo, Julio Prieto, hace un repaso por las indicaciones que hay que tener en cuenta para llevar a cabo una buena poda y así obtener una buena rentabilidad.
El profesional destaca la calidad de los suelos de Galicia, además de los propios viñedos, y destaca que hay podas que se adaptan mejor a un clima y a una variedad o unos objetivos productivos.
– ¿Cuáles diría que son las claves para podar bien los viñedos en Galicia?
En Galicia y en cualquier sitio del mundo, lo primero es entender la planta. Saber que es una liana, que la poda le genera una serie de impactos, uno de los más importantes es la desecación de la planta, cómo, cuántos y dónde hagas los cortes de poda pueden cargarte las tuberías de la planta.
Una vez se tenga esto claro, podemos hablar de las podas para cada región en particular. En Galicia hay muchas regiones con condiciones muy diferentes, debemos atender primero a la poda de estructura, que nos permite configurar la planta, bien sea un vaso, un cordón o parral y luego a la poda productiva.
En la poda productiva hay muchas diferencias, ya que el parral requerirá poda en vara larga y los cordones podemos hacerla en poda corta, para ello el agricultor debe conocer dos cosas importantes, la fertilidad de su variedad y la cantidad de horas de frío de su zona.
A menor fertilidad de yemas por la variedad, o por la falta de frío, más interesantes las podas largas, tipo parral o guyot; a medida que tengo más frío y variedades más fértiles, se pueden hacer podas cortas con garantías productivas.
Por resumir, la poda permite: Estructurar los canales de savia; definir la estructura de la planta; definir la posición de los frutos y regular el vigor de la planta
– ¿Qué se está haciendo mal en cuanto a poda en los viñedos gallegos?
En este sentido, Galicia no es la excepción. La poda, en general en todo el mundo, ha olvidado que estamos trabajando con Vitis vinífera. Se hacen podas con brotes grandes, no respetando el flujo de savia ni la ramificación natural de la planta y se olvida la protección de los cortes.
Hay podas que se adaptan mejor a un clima y a una variedad o unos objetivos productivos.
En definitiva, una vascularizad terrible, con plantas con mucha madera muerta en su interior y muchos hongos de madera. Viñedos que viven poco y pérdida de rentabilidad.
– ¿Cómo valoras las nuevas tendencias de poda «sucia»?
Si por poda sucia se entiende la poda de respeto, es una obligación. En la poda de respeto, en el sarmiento del año, dejamos la mayor fracción de entrenudo posible, pero no es un capricho, es una acción que ayuda a la consolidación de los tejidos de los brotes que saldrán cerca del fruto. Si ese corte se hace raso, se produce una callosidad que dificulta el paso de la savia. Se puede comprobar abriendo pulgares como por la mitad en un plano vertical. Si el viticultor abriera más plantas, se daría cuanta el drama que suponen las podas mal realizadas.
Otro aspecto de la poda de respeto es no hacer cortes grandes, ya que estos son puertas de entrada de enfermedades de madera y cuando cortemos madera de dos años, dejar un fragmento por encima, de madera, para que la desecación entre más lentamente en la planta.
No es una poda sucia, ese taco se debe eliminar al año siguiente cuando esté seco y ya no genere herida abierta. Es una poda limpia, muy limpia, que intenta evitar tener la mayor cantidad de madera muerta dentro de la planta, lo que evitará la entrada de hongos y termitas, pero se ha de hacer con pasos y garantizando que mantenemos un plano de cortes y otro de crecimiento, las famosas Carrera de Secos y de verdes.
– En su experiencia, ¿cuáles son las técnicas de poda y los sistemas de conducción que ayudan a aumentar la longevidad del viñedo?
Los que están bien hechos, no hay podas mejores ni peores, hay podas mal ejecutadas y otras bien ejecutadas, y no hay más. Hay podas que se adaptan mejor a un clima y a una variedad o unos objetivos productivos. Pero siempre bien ejecutadas y equilibrando las plantas.
Cuando manejas equipos grandes de poda, es importante buscar sistemas que sean de fácil replicado, que estén sistematizados, que con dos órdenes sean sencillas de ejecutar y de hacerlo bien.
Nunca hay recursos para la Flavescencia Dorada y terminará por ser un problema más con el que tenga que convivir el agricultor
La poda de “vara y pulgar” de jerez, me parece una maravilla fisiológica, pero es más sencillo enseñar un guyot Puossard, que tiene los mismos objetivos productivos, pero es más sencillo de explicar.
– Teniendo en cuenta que en Galicia contamos con diferentes DO y con diferentes climas: ¿La poda debería ser diferente en cada zona? ¿O tiene que ver con las variedades de uva?
Diferentes variedades, diferentes climas, diferentes suelos y diferentes vinos requieren diferentes diseños y gestiones y eso implica las podas. Uno de los problemas de la viticultura actual es que tiende a la universalización y eso simplifica, pero también uniformiza y los problemas son diversos y requieren soluciones específicas, y esto implica a las podas.
Mi objetivo es diseñar el viñedo que mejor se adapte, primero a los objetivos productivos de la bodega y luego adaptados a las condiciones que te rodean, clima, planta, suelo, roca, altura, latitud y las podas nos ayudas mucho a esta adaptación.
– Actualmente hay problema con la Flavescencia Dorada en viñedos próximos al Miño. ¿Qué considera que se está haciendo mal en la gestión de esta plaga, tanto por parte de los viticultores como por parte de la Administración?
No tengo información sobre el tema, ni conozco los pasos que se están dando, pero es la historia del viñedo. Ya tuvimos en el pasado grandes catástrofes, como el mildiu, oídio y filoxera, que destruyeron todo un sector que tuvo que ser reconstruido, con abandonos importantes de población rural es muchas regiones de Europa.
La flavescencia ya la tenemos en Mallorca, creo que entrando por Cataluña y Galicia. Nunca hay recursos y terminará por ser un problema más con el que tenga que convivir el agricultor, en el mundo globalizado, suele ser complicado parar estos fenómenos, pero hay casos de éxito, cómo la erradicación de la polilla de racimo de los viñedos de Estados Unidos.
Se deben tener plantas equilibradas, ni con exceso de vigor ni con déficit y darle tiempo a la planta en su construcción y entrada en producción
Creo que con políticas de control férreas y estrategias de defensa sanitaria bien planteadas, se puede controlar un problema como este, pero Galicia tiene además el problema añadido de los viñedos abandonados que, por ley de sanidad vegetal, deberían ser obligados a arrancar.
– En cuanto a plagas. ¿Qué se espera para este año?
Supongo que plagas tendremos más o menos las de estos años, las zonas de polilla, que es nuestra plaga más histórica. En las zonas más cálidas, algún ataque de araña, aunque esto en Galicia no suele ser un problema, tenemos que hacer un seguimiento al mosquito verde, que en otras regiones está haciendo mucho daño.
Con respecto a las enfermedades, el invierno está siendo lluvioso y no muy frío, así que nos podemos preparar para un buen comienzo de campaña con el mildiu y black root. El oídio aparecerá con más fuerza cuando desaparezcan las lluvias, si es que el verano llega seco y cálido, cosa cada vez más habitual y el botritis, si es que a finales de agosto llegan lluvias con temperaturas suaves.
Los modelos climáticos, los modelos matemáticos de los ciclos de los hongos y las estaciones, nos ayudan cada vez más a ser finos en el control fitosanitario, en Galicia, siempre hay que estar bien atentos desde el comienzo del ciclo.
– La poda es clave para prevenir y luchar contra las enfermedades de la madera. ¿Qué recomendarías en este sentido?
Podar bien, no hay otra solución, y proteger las heridas de poda. Parece que hongos como la Trichoderma pueden ayudar a mantener los cortes limpios de hongos que desencadenan estas enfermedades. Usamos hongos para combatir hongos. Mas una poda de calidad es por donde hay que empezar, pero desde el primer año de la poda, ya que hacemos cortes indebidos los primeros años de formación que ya generan la entrada de hongos parásitos y ya estamos perdidos.
Es preferible plantar en llano, es normal que el viticultor migre a lo “fácil”, es triste, pero comprensible, si el valor del fruto en el mercado es el mismo
Importante también tener plantas equilibradas, ni con exceso de vigor ni con déficit y darle tiempo a la planta en su construcción y entrada en producción. Todos ello junto contribuye a bajar el impacto de los hongos de madera.
– ¿La poda mecanizada cómo influye en la mejora de la longevidad del viñedo?
Aquí hay que diferencia lo que es una pre-poda para ayudar o facilitar la poda manual y lo que es un sistema de poda mecánica o poda mínima.
En el primer caso, en sí mismo, la pre-poda mecánica no debería ser un problema, pero todo lo mecánico, supone que tengamos más riesgo de golpes, rasgado de brazos, roturas de pulgares, más cuando trabajan en superficies irregulares. Todas estas heridas grandes llevan asociadas entradas de madera.
Si optamos por un modelo de poda mecánica absoluta o poda mínima, tipo un seto, no hay cortes de madera vieja, sólo se cortan sarmiento por lo tanto hay un bajo riesgo de enfermedades de madera, aunque este tipo de poda requiere de un diseño diferente de los viñedos, más riesgo sanitario y más consumo de agua, se puede producir más. Hay que evaluar si la uva satisface el vino deseado y a que precio, son modelos productivos diferentes y, por lo tanto, se deben entender y gestionar de manera distinta.
Los suelos hacen únicos a los viñedos, no se pueden replicar: Podrás hacer un godello en otro lugar del mundo, pero será otro vino
– Hay algunos viñedos que son en bancales, lo que dificulta la introducción de la mecanización. ¿Qué beneficios y desventajas tiene que no se puedan hacer los trabajos tan mecanizados?
Las desventajas son claras, la dureza del trabajo, la imposibilidad de trabajar grandes superficies, los mayores costes de producción y la falta de mano de obra, que llevan al abandono de estas parcelas. Forzada por un precio igual de la uva, es preferible plantar en llano, es normal que el viticultor migre a lo “fácil”, es triste, pero comprensible, si el valor del fruto en el mercado es el mismo.
Las ventajas, que las hay, son más complejas, al no poder mecanizar, es más fácil entender y respetar la planta, cosa que no pasa en parcelas donde la prioridad es que pase el tractor. Por un lado, el respeto al crecimiento de la planta, permite hacer mejores podas y tener viñedos más longevos.
Por otro lado, los bancales han sido una estrategia histórica de ocupar espacios nuevos, pero también más altos, mejor iluminados, mejor ventilados, menos propensos a enfermedades, de maduraciones más completas, de suelos mejor drenados, de viñedos que aportan mayor calidad.
– La calidad de los suelos es un factor importante en los viñedos. ¿Qué destaca de los suelos gallegos para que haya tanta calidad en los vinos?
Cada región tiene su identidad debido a varios factores, el clima importa, pero también la cultura, la historia y los suelos. Los suelos hacen únicos a los viñedos, no se pueden replicar. Podrás hacer un godello en otro lugar del mundo, pero será otro vino. No pueden replicar la parte mineral, ni la microbiología.
Galicia tiene un clima envidiable para trabajar con un suelo cubierto permanentemente, ayudando a regenerar su vida
Galicia tiene grandes suelos vitícolas que son los granitos y las pizarras, a los que la viña se ha adaptado a las mil maravillas, son suelos que permiten al sistema radicular profundizar y si los cuidas, son suelos que expresan, no son suelos muy presentes en el resto de la geografía española y eso es un factor diferencial, que se debe explotar más.
Quiero decir con esto, que los suelos se sienten en el vino, si se elabora de manera respetuosa.
– ¿Qué claves indicaría para llevar a cabo una buena gestión de los suelos?
Igual que la poda, respeto, saber interpretarlos y cuidarlos, son nuestro sustento y la agricultura del último medio siglo los está destruyendo, acumulan mucho agroquímico y se están degradando, de vida por la muerte de los microorganismos, por la pérdida de materia orgánica y por la erosión.
Además, estamos en una región con suelos ácidos, que pueden generar toxicidad para las plantas por el efecto de la solubilidad de ciertos metales, hay que cuidarlos, mantenerlos y en algunos casos corregir, con aportaciones de bases.
Galicia tiene un clima envidiable para trabajar con un suelo cubierto permanentemente, ayudando a regenerar su vida, incrementado su fertilidad y evitando su erosión.
Debemos trabajar en ese sentido, para evitar crear desiertos agrarios, como está pasando en otras regiones y como sucedió en el pasado, ahora lo sabemos y no podemos seguir por ese camino es un suicidio