El campo español tiene un problema de relevo generacional. Un 39% de los beneficiarios de las ayudas de la PAC supera los 65 años, en tanto sólo hay un 8% de personas menores de 40 años trabajando en el campo. La falta de atractivo de las tareas agrarias para la mujer también se deja notar en las estadísticas: poco más de un tercio de las beneficiarias de la PAC en España son mujeres, según los datos de un informe del Fondo Español de Garantía Agraria.
En Galicia, la situación es semejante, si bien con datos menos acusados. El 23% de los beneficiarios de la PAC tiene más de 65 años y sólo hay un 10,3 % de menores de 40 años.
La situación de la mujer en la comunidad, sin embargo, es distinta, pues se da la circunstancia de que en Galicia hay más mujeres cobrando la PAC que hombres: 12.739 mujeres por 10.288 hombres. Es una circunstancia que se explica en gran medida por cuestiones burocráticas ligadas al cobro de las ayudas, pues la titularidad real de las explotaciones suele ser mayoritariamente masculina, igual que en el resto de España.
Si se miran los datos de las personas menores de 40 años que cobran la PAC, el número de mujeres que se incorporan al campo en Galicia refleja la tendencia general en toda España: sólo un tercio de las personas menores de 40 años en el campo gallego son mujeres, en tanto dos tercios son hombres.
¿Qué hacer para encarar esta situación?
En los últimos años, una cuestión central a debate fue la limitación de las personas jubiladas entre los beneficiarios de la PAC, de cara a beneficiar a los agricultores activos y a incentivar las incorporaciones. Pero finalmente el Ministerio de Agricultura ha optado por mantener el estatus quo actual en el nuevo ciclo de la PAC, que comienza en el 2023.
La definición de agricultor genuino -que puede aspirar a las ayudas- contempla que sea una persona que recibe por lo menos un 25% de ingresos agrarios (incluyendo el cobro de ayudas). Además, los perceptores con menos ayudas tampoco tendrán que justificar ese mínimo.
De este modo, argumenta el Ministerio, se trata de beneficiar a aquellos productores que tienen una segunda actividad, pero que quieren mantener también la actividad agraria. El caso es que por esa puerta también entran los agricultores jubilados.
En Galicia, la cuestión de los agricultores jubilados no es especialmente significativa, pues aunque hay un 23% de perceptores de más de 65 años, cobran sólo un 9% del total de las ayudas, pero en comunidades como Andalucía, hay un 39% de beneficiarios con más de 65 años (83.000) que perciben un 39% de los ingresos. En Andalucía eso supone 373 millones de euros al año en pagos directos, más del triple de lo que cobra anualmente el total de los beneficiarios de la PAC de Galicia, que son 23.000 y reciben 109 millones anuales.
Apoyos a la mujer y a la incorporación
El Ministerio, por su parte, destaca que el nuevo ciclo de la PAC refuerza las ayudas para la incorporación de jóvenes, con apoyos adicionales para las mujeres que comiencen a trabajar en el campo. Habrá 220 millones de euros anuales solo para apoyar la incorporación de personas jóvenes y las mujeres que se incorporen recibirán un 15% más en el pago complementario para personas jóvenes.
Ayudas de desarrollo rural
Las ayudas directas de la PAC se completan con las medidas de desarrollo rural, que incluyen apoyos para empresas no agrarias, actividad forestal o medidas agroambientales, entre otras cuestiones. En Galicia, en el 2020 se destinaron 43,8 millones de euros a medidas de desarrollo rural, que beneficiaron de manera similar a mujeres (5.706) y hombres (5.839). En este capítulo se observa también una menor presencia de personas mayores de 65 años (2,8%), en tanto las personas menores de 40 años se elevan al 15%.