Diez claves para mejorar el ensilado de hierba

Hablamos con el técnico Daniel Rodríguez, de la cooperativa del Ruedo (Rodeiro, Pontevedra) sobre los aspectos más importantes a la hora de realizar los silos de hierba. Rodríguez incide en la importancia de todo el proceso, desde la preparación de la tierra hasta el pisado de la hierba

Diez claves para mejorar el ensilado de hierba

“Hacer un buen ensilado de hierba es mucho más que segar y meter en el silo la hierba”. Así de contundente se muestra el responsable técnico de la Cooperativa O Rodo, Daniel Rodríguez, a la hora de hablar del ensilado de hierba. Precisamente la cooperativa agroganadera de Rodeiro (Pontevedra), organizó recientemente una jornada formativa para los socios en la que, entre otros temas, ofrecieron algunas recomendaciones a la hora de realizar los ensilados, a tener en cuenta ya en la próxima campaña de ensilado, que está a punto de comenzar.

“Si se quiere tener un forraje de calidad hay que prestar atención a muchos factores, no solo durante el ensilado”, explica el técnico. Así, en las últimas semanas, el técnico estuvo haciendo visitas en las ganaderías socias de la cooperativa para incidir en la importancia de realizar un encalado adecuado para lograr forrajes de calidad y una buena producción.

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Jornada técnica organizada en la Cooperativa O Rodo en la que entre otros temas se abordó o ensilado de hierba.

Recogemos algunas de las claves que apunta el técnico Daniel Rodríguez para mejorar los ensilados de hierba:

1. Elección de la semilla.

La elección de la semilla debe adecuarse a las condiciones edafoclimáticas de cada zona. Para los productores de Rodeiro, el técnico recomienda optar por variedades que tengan un espigado tardío. Están empleándose mezclas de raigrás con veza o tréboles, que ayudan a incrementar la calidad de la ración. “Introducir una leguminosa con el raigrás le permite fijar nitrógeno para las gramíneas”, recuerda el técnico.

2. Encalado de las tierras.

El encalado de las tierras es muy importante, dada la acidez media de las tierras gallegas, con pH muy bajos que pueden encontrarse entre 4,2 y 5. Con los pH tan bajos solo se suele aprovechar alrededor del 43% del Nitrógeno que se le aporta a la tierra. “Con el aporte de cal puede llegar a tener un pH de 6,5 o 7 de modo que todo el nitrógeno que le proporcionemos sea lo más eficiente posible”, explica.

El técnico incide en la importancia de tener en cuenta minerales como el Calcio o el Magnesio, ya que son determinantes para el aprovechamiento del Nitrógeno.

En la Cooperativa acostumbran a trabajar con un cal de origen marino, que cómo destaca Rodríguez tiene una reactividad carbónica con el terreno muy eficiente. “Echándolo un mes antes de segar la hierba ya hizo efecto para el ensilado, mientras que con cales de cantera, tardan más en verse los efectos y habrá que esperar para las siguientes cortas o para el ensilado del maíz”, concreta. Ambas son soluciones idóneas para conseguir corregir el pH de la tierra.

3. Fertilización.

A la hora de fertilizar la pradera, Rodríguez pone especial atención en conseguir un abonado equilibrado, aportando distintos minerales que permitan el desarrollo óptimo de la hierba y el aprovechamiento del abono que se le proporciona. “De nada nos sirve hacer un gran aporte de Nitrógeno si no le tenemos Magnesio y Azufre, ya que la absorción de Nitrógeno estará limitada”, indica.

Rodríguez también recomienda planificar el ensilado de la hierba en base a la fertilización que se hace de la pradera. Así, con algunos de los fertilizantes más empleados, entre los 25 y 28 días estaría aprovechado ese abono. Mientras, si se opta por abonos con liberación más lenta pueden hacer falta alrededor de 40 días para su aprovechamiento. “El día que se fertiliza la hierba ya se puede fijar la fecha de ensilado, teniendo en cuenta el fertilizante que se le echó”, apunta.

4. Momento del corte de la hierba.

Escoger el momento idóneo para el corte de la hierba resulta también decisivo para lograr un silo de calidad. En el caso del raigrás, el corte debe realizarse justo antes del espigado, cuando la concentración de azúcares en la planta es mayor. “Para lograr un ensilado eficiente precisamos una buena cantidad de azúcares, que después contribuyen a tener un forraje más digerible”, detalla el técnico.

La lluvia es uno de los factores que suele condicionar la siega de la hierba. Rodríguez es partidario de adelantar la siega se hay previsión de precipitaciones para las fechas que se había previsto ensilar. “Si hemos previsto segar la semana del 4 de mayo y da agua para esos días, es preferible ensilar a finales de abril antes que esperar a que vuelva a escampar. De este modo, si son tierras en rotación con el maíz podremos adelantar la siembra y si procuramos una segunda corta el rebrote de la hierba comenzará antes”, valora el técnico.

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La altura y el momento en que se corte la hierba son claves para conseguir forraje de calidad.

5. Altura del corte en la pradera.

Al igual que acontece con el maíz, la altura del corte de la hierba va a condicionar el rendimiento del ensilado, ya que al segar alto se pierde cantidad de hierba en el silo, pero se gana en calidad del forraje. “Segar alto no es solo ganar en calidad, también para favorecer un rebrote más rápido de la hierba si se quiere hacer segundas cortas”, indica.

El técnico además recomienda evitar los cortes muy bajos para reducir la presencia de tierra en los silos, ya que provocan contaminaciones por la presencia de clostridium, lo que afecta a la salud de los animales. Rodríguez recomienda segar a una altura de 6-7 centímetros del suelo.

6. Manejo de la hierba en el prado.

Tan importante como la altura a la que decide cortarse la hierba es el tratamiento de presecado que se le hace en el prado a la hierba. Debe prestarse atención al manejo que se hace de la hierba a la hora de extenderla o enrolarla, para evitar que acabe llevando tierra para el silo. “De nada nos sirve cortar alto si después juntamos tierra cuando enrolamos”, explica.

7. Presecado.

Las primeras horas tras la corta son fundamentales para el secado de las gramíneas. En las dos primeras horas es cuando más agua se consigue que pierda la hierba, ya que los estomas (parte de la planta que está en contacto con el ambiente) permanece abierta y facilita el secado. Así, mientras los estomas permanecen abiertos llegan a perderse unos 100 litros de agua por tonelada cada hora. Sin embargo, cuando los estomas se cierran se reduce a 20 litros por tonelada a la hora.

Se recomienda la siega con acondicionado o un uso ágil de maquinaria acondicionadora (hileradoras y similares) en las dos primeras horas tras la siega.

8. Picado de la hierba.

A la hora de ensilar, el tamaño de la hierba es otro de los aspectos a tener en cuenta, ya que contribuye a la conservación del forraje. “Al picar la hierba, mejor se compacta después en el silo”, recuerda el técnico. Recomienda el uso del picador o remolque autocargador sobre todo en los primeros cortes. En las segundas o terceras cortas, cuando la hierba tiene más tallo, que resulta más difícil su picado, se puede optar ya por la cosechadora.

9. El silo.

El estado del silo también influye en la conservación del forraje. Rodríguez recomienda emplear plásticos en las paredes de los mismos para garantizar que el silo de las orillas tenga la misma calidad que el resto y evitar de este modo las pérdidas de forraje.

También insiste en el empleo del rollo de pisado y en hacer capas finas para conseguir una idónea conservación de la hierba. A la hora del pisado, hace falta llenar en forma de U para no dañar las lonas de los laterales y una vez que el pisador se encuentra en la cima de la hierba debe hacerse una U invertida, para que las aguas descorran y no se acumulen en la parte superior.

También es importante que no sobresalga la hierba por encima de las paredes, ya que eso limitará el pisado de esa zona y dificultará la conservación. “Es fundamental pisar, pisar y volver a pisar el silo”, insiste el técnico.

10. Sellado y conservación del silo.

Para la conservación del silo, además del empleo de conservantes, es necesario asegurar el sellado del silo, para lo cual aconseja emplear el film protector, previo al plástico y a la lona protectora. Tampoco hay que descuidar el mantenimiento que se hará después del silo, una vez abierto, ya que va a influir en la calidad final del forraje que ingieren los animales.

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