El astillero de Ciprián, un espacio para recordar la carpintería de ribera

Visitamos el Astillero de Ciprián para hablar con Ignacio Fernández, técnico de turismo del Ayuntamiento de Outes, y Juan José Romero, carpintero de tradición familiar, con el objetivo de conocer la historia de este espacio museístico y de la carpintería de ribera.

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Visitamos el Astillero de Ciprián para hablar con Ignacio Fernández, técnico de turismo del Ayuntamiento de Outes, y Juan José Romero, carpintero de tradición familiar, para conocer la historia de este espacio museístico y de la carpintería de ribera.

¿Cuál es la historia de este astillero?
Ignacio Fernández: Este astillero fue construido en 1942 por la familia del señor Ciprián, que era de la familia Domingos de Andrés. El señor Ciprián ya era la tercera generación de carpinteros de ribera y también fue el último que trabajó aquí. Trabajó desde el año 1942 hasta el año 1970, con distintas intensidades en función de los encargos que tuviera, y a partir del año 1975 solo trabajaba haciendo reparaciones de barcos de madera, pero ya no en la construcción de barcos o botes, pues apenas había demanda.

¿Cómo fue el proceso de rehabilitación?
I.F.: Este astillero desde aquella época se abandonó, entrando en un estado de ruina, y en 2015, en un temporal, perdió un pedazo de la parte trasera del techo. Fue entonces cuando el Ayuntamiento de Outes habló con la familia del señor Ciprián, ya que él había fallecido, y decidió comprarlo para rehabilitarlo. Fue elegido de manera coherente, por la zona en la que estamos, entre la ensenada de Broña y Cerzón, donde llegó a haber 9 astilleros, y por lo tanto, estamos hablando de un entorno donde el sector industrial de la carpintería de ribera fue muy importante.

En este pequeño espacio podemos hablar de los Astilleros de Ríos, del Patelo, del Cacharulo, de Becerra, del Canario, de Amado, de Nimo… Fue una especie de epicentro de la carpintería de ribera y de astilleros de toda Galicia, siendo un espacio económico muy importante para el Ayuntamiento de Outes. Era un espacio de relevancia a nivel económico y paisajístico, del que ahora solo quedan vestigios de lo que existió. Aún podemos ver pequeños muros, rampas… Si seguimos por el sendero podemos ver pequeñas casetas que se utilizaban para guardar herramientas y elementos de pesca que empleaban. Se trata de un entorno muy especial.

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En 2017 el Ayuntamiento compra el astillero y elabora el proyecto de rehabilitación, y en el año 2019-20 solicitaron las ayudas necesarias para poder asumir esta obra, y ya en agosto de 2021 se inició el desmontaje pieza por pieza del viejo astillero. A partir de ese desmontaje, fueron decidiendo cuáles eran las maderas que estaban en buen estado para poder recuperarlas y hacer una rehabilitación muy respetuosa con el astillero original. Un claro ejemplo de esto es la recuperación de las cerchas, que son las sujeciones del techo del astillero, son las originales, del año 42, que se conservaron bien y siguen haciendo el mismo servicio que hacían en aquella época. A nivel de soporte estructural todo es eucalipto.

El cambio más significativo es el sistema de zapatas de colocación de las columnas, porque antiguamente iban ancladas al suelo, pero eso implicaba asumir mucha más humedad y que la podredumbre fuera mucho mayor. Ahora, al elevarlas y quitarlas del suelo con un encaje, en distintas direccionalidades, para evitar el efecto vela que podría tener este tipo de estructuras, evitamos ese efecto acelerado de podredumbre.

La parte interior, que representa los espacios de trabajo con la zona del taller, aserradero y oficinas, estaba y está totalmente ocupada por madera de pino del país, alguna original y otra nueva. La envolvente de abajo es con madera tratada y recuperada del viejo astillero.

Ya ha recibido dos premios desde que fue inaugurado en el año 2023, uno por la utilización del pino del país y otro por la rehabilitación de un espacio etnológico-cultural gallego.

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El interior del museo muestra una antigua sierra a motor y las herramientas de la carpintería de ribera. ¿Cómo las recuperasteis?
Juan José Romero: Tuvimos la suerte de trabajar en esta obra y un día preguntaron si alguien sabía de las herramientas, y les comenté que yo tenía las herramientas originales, llegando a un acuerdo para cederlas al museo. Son las que están expuestas aquí ahora. Eran las herramientas de mi bisabuelo, las que usaba para la construcción de barcos en este astillero. Las conservé guardadas, las tenía cuidadas, pero tuvieron que darles una limpieza antes de exponerlas, y están mejor aquí que en casa en un baúl, donde no las vería nadie.

Mi bisabuelo y mi familia vienen de la tradición de la carpintería de ribera, tenían el taller de Garibaia. Mi padre trabajó de pequeño en este taller pero después se dedicó más a la carpintería de blanco, en las obras de las casas.

Roble y pino, maderas locales para diferentes usos

¿Qué maderas se utilizaban para la construcción de barcos?
I.F.: Para los barcos se usaban principalmente pino y roble. El roble para la estructura y las partes fuertes del barco, como la quilla, la roda, el codaste y las cuadernas, que son como las costillas del barco. Luego, el pino era para las partes menos resistentes, que soportaban menos presión, como los tramos, los bordes… Podemos hablar de sostenibilidad y economía circular, porque iban al monte a seleccionar exclusivamente los árboles que necesitaban para el barco encargado.

Ya buscaban las formas y curvas en los árboles más adecuadas para el barco que se quería construir. Había especialistas que iban al monte a seleccionar los árboles, eran los «fragueiros». El pino solo necesitaba lavado y secado, pero el roble requería cierto curado en agua, para quitarle toda la savia. Se dejaba en la zona intermareal, donde sube y baja la marea, para que estuviera cada 8 horas dentro y fuera del agua, así era el proceso de curado. Aquí todavía quedan troncos de roble en la zona intermareal que llevan ahí desde los años 70, cuando se construyeron los últimos barcos… Son maderas que llevan ahí unos 70 años y están en perfecto estado, como petrificadas, no se han podrido, lo que indica que son maderas muy preparadas para resistir el agua salada. Eso demuestra que los barcos necesitan agua para mantenerse en mejor estado.

Hay que pensar que todo lo hacían ellos mismos, aquí no venía ningún arquitecto o ingeniero a hacer el proyecto del astillero o del barco, eran ellos mismos quienes diseñaban y daban forma, la «fasquía». Es hermoso ver cómo gente sin estudios hacía obras tan complejas y perfectas. Todavía hay barcos del año 1916 navegando por nuestra ría, y ese es el valor de esta gente, su buen hacer.

Tipos de embarcaciones

¿Qué tipo de embarcaciones fueron construidas en este astillero?
I.F.: A lo largo del tiempo, en la documentación encontramos una gran cantidad y variedad de embarcaciones. Estamos hablando de balandros, goletas, bucetas, botes, paquebotes, motonaves, motovelero, sancosmeiros sobre todo, que es el barco típico de nuestra ría, que tiene unas características muy especiales, y quien lo hacía parece que estaba pensando específicamente en las características que tiene nuestra ría.

Los sancosmeiros son barcos de carga, con una quilla muy pequeña para navegar en aguas poco profundas, pero muy barrigudos, muy anchos, con quizás 8 metros de eslora y 3,75 metros de manga… Eso quiere decir que son barcos muy anchos con una gran capacidad para cargar mercancías, gente y animales.

Podemos hablar de la barquinha de Outes a la barquinha de Noia, atravesando ese punto de la desembocadura del río Tambre, para ir a los mercados de Noia. Era un barco muy demandado en su momento, eran de vela latina, a remos, o incluso con motores Ayón (hechos en Noia) y distintas motorizaciones.

La diversidad de embarcaciones fue grande. Hablamos de botes pequeños de 4 o 5 metros y también de motovelero y motonaves de hasta 40 metros. Eran barcos muy potentes que se hicieron por toda esta zona.

La carpintería de ribera en Outes

¿Cómo era el proceso de construcción de un barco, desde el inicio hasta el final?
J.J.R.: Se hacían pequeños botes y barcos más grandes, de todo un poco. Había mucha gente relacionada con el mundo de la carpintería de ribera. La gente que iba a por la madera, la gente que la traía, la gente que la serraba. Escogían y cortaban la madera en función del barco. Eran especialistas.

La sierra portuguesa, para el corte en el monte, viene de Portugal, que eran los que serraban. El maestro o carpintero iba al monte a seleccionar, pero no era él quien la cortaba. En la línea del barco y en la manera de flotar, normalmente sabías qué taller lo había hecho.

También había gente que calafateaba los barcos, solo se dedicaban a eso, eran especialistas, calafates, no carpinteros de ribera.

Los carpinteros de ribera sabían calafatear, pero no lo hacían porque ya había gente que se dedicaba solo a eso. Se calafateaban todos los cortes de cabeza, en el codaste de popa, para que no entrara agua, y se hacía con estopa, cáñamo. Las piezas para calafatear, cada una tiene su curva, son mazos especiales para el calafateo, para meterlo a presión. Antes se abría con un hierro de calafatear, y se iba metiendo estopa, tiene su ciencia como todo.

Dependiendo del tamaño del barco, el tiempo de construcción podía ir de 3 meses a un año. Un bote no llevaba nada, pero los barcos grandes sí. No es solo por el volumen de trabajo, sino porque es más complicado mover las piezas.

Normalmente era todo manual. En este astillero había una sierra que era movida por un motor de barco. Pero normalmente todo era a mano. Tronchador, sierra de aire, cepillo, insoladora de pie, que es típica de la carpintería de ribera y sirve para desbastar. Porque la sierra de mano se usa más en tierra, en mobiliario y cosas así.

Yo vi a mi padre trabajar con la insoladora de pie. Apoyabas un codo en la rodilla y tal vez tenían que quitar un milímetro en todo el largo, hay que darle muchos años para coger esa práctica, mucha destreza.

El cartabón servía para dar caída a los bordes. Había molduras, cepillos de vuelta para los sitios curvos, los garlopines que son para desgastar en la cubierta, como no había lijadoras en aquel entonces usábamos esto.

Los sargentos con sombrero de cura, como los llamaban, también son típicos de carpintería de ribera… Normalmente los que hay hoy en día son diferentes. Estos tenían un pico, porque como no trabajaban recto porque el barco está en curva, para que no resbalase, tenía un pico para clavarlo en la madera, y al mismo tiempo tenía mucha rosca, para llevar la tabla al sitio, había que ir balanceando el barco… No es como los de carpintería de blanco.

Muchos carpinteros que eran de ribera pasaron a carpintería de blanco porque empezó la fibra y ya no era rentable, porque la madera tiene mucho más trabajo y más mantenimiento, pero no deja de ser un barco mejor, no se pueden comparar.

¿Cuál es la historia de la carpintería de ribera en la Serra de Outes?
I.F.: Aquí consta la construcción de barcos desde el año 1850, pero sabemos que ya se hacían antes. La cuestión es que los nuevos barcos se anotaban en las distintas capitanías marítimas, la de Noia y la de Muros, entonces parecía que Outes no existía en esos momentos, pero lo cierto es que muchos de los barcos que se hacían en Outes aparecen registrados en los Ayuntamientos de Noia o de Muros.

En el puerto del Freixo (Outes), antiguamente le llamaban el puerto de Noia. Porque el puerto de Noia no deja de ser un puerto de mareas que está seco la mitad del tiempo, entonces todas las embarcaciones que llegaban aquí para ir a la villa de Noia atracaban en el Freixo.

Hay como un olvido de la importancia de la carpintería de ribera en esta zona en las fechas anteriores a 1850, cuando empieza a aparecer documentación registrada en Outes.

En Noia había como 3 o 4 astilleros y aquí llegó a haber en el momento de máximo esplendor 47. No todos tenían este tipo de estructura. Tenemos una ruta que le llamamos la ruta de los carpinteros con los pies mojados precisamente porque esos espacios de construcción de barcos estaban en las propias playas, y siempre estaban pendientes de las mareas.

La evolución de la carpintería de ribera es paralela a los aserraderos que existieron aquí en Outes, y llegaron a existir hasta 20. Ahora creo que quedan unos tres. Es una evolución y decadencia muy paralela, pues los aserraderos son los que surtían de la madera cortada a las carpinterías…

La decadencia de la construcción de barcos de madera ya venía desde los años 50 porque ya no había demanda, pero aguantó un poquito más. Los últimos carpinteros de ribera son los del astillero Pepito Farei en la zona de la Barquiña, que trabajaron casi hasta los años 80, porque todavía tenía armadores de Porto do Son que le seguían encargando barcos.

Los últimos constructores de barcos de madera de esta zona de los que tenemos constancia son Hermanos Abeijón, que ahora solo hacen reparación de barcos. En el año 2013 aún hicieron tres auxiliares de batea, que son barcos de un porte aproximado de 20 metros de eslora. A partir de ahí ya no hay constancia de construcción de barcos en esta zona.

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