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El nematodo del pino es una espada de Damocles para el monte gallego. Por el momento, la presencia de la plaga se limita a dos focos detectados en As Neves (2010) y en Salvaterra do Miño (2016), pero es una incógnita si en el futuro la expansión del problema puede ir a más. Ante esa amenaza, el Centro de Investigación Forestal (CIF) de Lourizán lleva cuatro años trabajando en la identificación de familias gallegas de pino del país (Pinus pinaster) que presenten resistencias a la plaga. Este ultimo año comenzó a trabajar también con el pino insigne (Pinus radiata).
Los resultados iniciales de la investigación demuestran que hay familias de pinos que se comportan mejor que otras, si bien no hay ninguna que sea totalmente inmune al nematodo. “La mortandad en los ensayos oscila entre el 75 por ciento de las familias más susceptibles y el 10% de las más resistentes”, explica la investigadora Raquel Díaz Vázquez, coordinadora del proyecto.
En Portugal, hasta 2008, las áreas afectadas por nematodo se concentraban en el sur del país. Actualmente llegan más al norte de Oporto
La identificación de los árboles con mejores cualidades frente a la plaga representa una línea de defensa para el monte gallego en caso de que, en un futuro, Galicia tenga que convivir con el nematodo.
En Portugal, hasta 2008 las áreas afectadas por nematodo se concentraban en el sur del país, no más al norte del entorno de Lisboa. Actualmente, las zonas con problemas llegan hasta Oporto e incluso más al Norte en la zona centro-interior. Por tanto, no se puede descartar que la plaga llegue a tener un impacto mayor en Galicia, si bien las condiciones climáticas gallegas, con menos calor durante la noche, son menos propicias en principio para la expansión del problema.
Investigación
La investigadora Raquel Díaz Vázquez, del CIF de Lourizán, coordina desde 2011 dos proyectos de investigación a nivel nacional sobre la enfermedad causada por el nematodo del pino. Uno de los proyectos, desarrollado en Lourizán, se centra en la búsqueda de planta resistente al nematodo, en tanto que el otro, a cargo de la Universidad de Valladolid, se enfoca al control del insecto vector del nematodo, el cerambícido Monochamus galloprovinciallis, insecto con un papel muy importante en la enfermedad, ya que el nematodo no se desplaza por sí mismo.
La investigación se desarrolla en un invernadero del Centro en el que se inocula el nematodo en plantas de pino de 2-3 años
El CIF de Lourizán está valorando el comportamiento de alrededor de un centenar de familias de pinos gallegos que tiene seleccionadas en el marco de su programa de mejora genética de la especie. La investigación se desarrolla en un invernadero del Centro en el que se inocula el nematodo en plantas de pino de un mínimo de 2-3 años.
La instalación permanece totalmente aislada del exterior por medio de una doble puerta de acceso y de medidas de bioseguridad, a fin de evitar cualquier salida accidental de la plaga.
Comparativas
La investigación de Lourizán, que cuenta con financiación de organismos públicos y de Inditex, está evaluando también los resultados que consiguen las familias gallegas de Pinus pinaster y de Pinus radiata en comparación con otras especies, como el pino piñonero (Pinus pinea), el pino carrasco (Pinus halepensis), el pino canario (Pinus canariensis), el pino silvestre (Pinus sylvestris) -también presente en zonas de montaña de Galicia-, y el pino taeda (Pinus taeda).
El pino taeda, una especie americana, es resistente al nematodo, pero se conoce poco sobre su comportamiento en Galicia
Este último, el pino taeda, es una especie americana resistente al nematodo, si bien se conoce poco sobre su posible comportamiento en la comunidad. “En principio, la mejor opción es la identificación de familias autóctonas de especies que ya se sabe que están bien adaptadas a Galicia, como el pino del país o el insigne, y que tengan un buen comportamiento ante la plaga”, valora la investigadora Raquel Díaz Vázquez.
El Centro de Investigación Forestal de Lourizán ya tiene bastante avanzado ese trabajo y en los próximos años prevé afinar las conclusiones, de cara a ofrecer recomendaciones futuras sobre las familias de pinos que mejor responderían ante la presencia de la plaga en Galicia.
