El CSI que comprueba el origen de la Miel de Galicia

El Grupo de Aerobiología y Apicultura de la Universidad de Vigo es el encargado cada año de analizar las características del polen de la miel acogida a la Indicación Geográfica Protegida Miel de Galicia para certificar su origen.

El CSI que comprueba el origen de la Miel de Galicia

En la imagen Carmen Seijo, María Shantal Rodrí­guez y Olga Escuredo

Con 30.952 colmenas pertenecientes a 410 apicultores y un volumen de producción próximo a las 620 toneladas, la Indicación Geográfica Protegida Miel de Galicia es la de mayor volumen en el ámbito español. Su Consejo Regulador es el organismo encargado de controlar, amparar y certificar esta Miel de Galicia, identificando con la contraetiqueta correspondiente que cumple con todos y cada uno de los requisitos de calidad recogidos en su reglamento. Este reglamento marca, entre otras cuestiones, los requisitos que debe cumplir este producto en cuanto a su origen geográfico y botánico y a las características melisopalinológicas, es decir, referidas al polen.

En este sentido, desde el año 1999, el Grupo de Aerobiología y Apicultura de la Universidad de Vigo es el encargado de analizar en sus laboratorios en la Facultad de Ciencias del campus de Ourense el polen de esta miel para corroborar su origen. “Este servicio es una aplicación directa a la empresa de la investigación que realizamos”, apunta Carmen Seijo, investigadora responsable del proyecto.

Analistas con un alto grado de formación

Fruto de un convenio de colaboración entre el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Miel de Galicia y la Universidad de Vigo, cada año el grupo de investigación ourensano recibe alrededor de un centenar de muestras para su análisis y la emisión del correspondiente informe. El reglamento establece que la Miel de Galicia puede ser miel multifloral o monofloral de eucalipto, castaño, zarza o brezo, indicando en cada caso el porcentaje mínimo de polen de cada especie que deberá tener.

Así por ejemplo, en el caso de la miel monofloral de eucalipto, esta deberá tener un porcentaje mínimo de polen de eucalipto del 70% para ser considerada cómo tal. Para garantizar la calidad de este producto, el Consejo Regulador controla todo el proceso desde la colmena hasta el punto de venta, llevando a cabo inspecciones periódicas en las explotaciones apícolas, en las plantas de envasado así como en puntos de venta, velando de este modo por el cumplimiento de las exigencias del reglamento. Estas inspecciones se complementan con la toma de muestras tanto en las envasadoras como en los puntos de venta, las cuáles son analizadas para asegurar la calidad de la miel.

Las muestras recibidas en la Universidad son sometidas por el grupo de investigación a un análisis palinológica que consiste en extraer el polen contenido de manera natural en la miel y determinar con microscopía el origen botánico que le corresponde. “Es un proceso relativamente simple en el laboratorio pero que precisa de analistas con un alto grado de formación”, señala Carmen Seijo.

De este modo, forman parte del equipo personal investigador como Olga Escuredo y Mª Shantal Rodríguez, que han realizado sus tesis de doctorado sobre diferentes aspectos de la miel de Galicia. Los informes emitidos por el grupo de investigación nutren el sistema de certificación del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Miel de Galicia. “Estos análisis son importantes porque permiten controlar el origen del producto y detectar fraudes en el etiquetado de este alimento”, indica la investigadora.

Trabajando por un reglamento estatal y europeo

Aunque en el marco del consejo regulador gallego existe un reglamento pionero que establece los requisitos a cumplir, Carmen Seijo destaca cómo esto no es así en el contexto estatal y europeo. Según explica, en la norma de calidad relativa a la miel en vigor se indica que la miel con un origen botánico determinado tiene que presentar las características palinológicas que le corresponde pero no hay una legislación específica donde aparezcan definidas esas características.

Se está trabajando en España para, al igual que Galicia, establecer un control del polen de la miel

“Hay un vacío legislativo a nivel de control oficial, tanto en el ámbito estatal como europeo, que se manifiesta sobre todo en las transacciones comerciales entre países y comunidades. Esto supone en el campo de la comercialización del producto y de las garantías del etiquetado un gran problema para los productores, la administración y los consumidores”, comenta Carmen Seijo.

Para mudar esta situación, señala la investigadora del campus de Ourense, su equipo de investigación participa en un grupo de trabajo convocado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente para trabajar en el establecimiento de un sistema de control para ese contenido polínico de la miel. “Es importante establecer unos criterios que en el futuro puedan ser legislación. Toda vez que España es el principal productor de la UE de miel, tenemos que ser nosotros los que establezcamos los criterios y no quedar a expensas de que las decisión del sector las tomen países que no son los principales productores”, afirma por último Carmen Seijo.

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