Los datos del panel del desperdicio alimentario en los hogares españoles en 2019 arrojan un ligero aumento de apenas un 1%, que contrasta con el incremento del 8,9% registrado en 2018 frente al año anterior. Este leve incremento producido el año pasado se traduce en un desperdicio semanal de 1,47 kg/l por familia, es decir el equivalente a 15 gramos más de alimentos en la basura por cada semana y hogar.
El director general de la Industria Alimentaria, José Miguel Herrero, presentó esta semana las estadísticas del desperdicio de alimentos de los hogares españoles, así como un avance de datos del estudio sobre los alimentos desperdiciados en la industria y la gran distribución, ambos elaborados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Respecto al dato en hogares, se constata un ligero aumento del uno por ciento en el desperdicio de alimentos con respecto a 2018, pero muy inferior al aumento del 8,9% que se registró en 2018 frente al año anterior. Para el director general, 2019 supone un año de estabilidad del desperdicio, con un crecimiento moderado que invita al optimismo.
Asimismo, el director general ha presentado un avance de datos del estudio sobre desperdicio alimentario en la industria y la gran distribución en España 2018, elaborado por el MAPA en colaboración con AECOC (Asociación de fabricantes y distribuidores), donde también se observa una mayor concienciación de las empresas.
1.352 kilos de alimentos y bebidas a la basura
Según ha explicado José Miguel Herrero, en 2019 se arrojaron a la basura 1.352 millones de kg/l de alimentos y bebidas (un 4,7% de los alimentos que compramos), de los que 1.146 millones corresponden a productos sin elaborar y 206 millones a platos cocinados. Con respecto a 2018, se han desperdiciado más productos sin elaborar (principalmente frutas, hortalizas y verduras), pero ha bajado el desperdicio de platos cocinados (en mayor medida legumbres, sopas, cremas y purés, y platos de carne y arroz).
Ocho de cada diez hogares españoles reconoce desperdiciar comida y casi el 5% de los alimentos que compramos acaba en el contenedor
Cerca de 8 de cada 10 hogares españoles reconoce desperdiciar alimentos, donde destacan los hogares familiares con parejas de hasta 49 años, con hijos pequeños o de edad media. Por su parte, no desperdician alimentos los hogares de parejas jóvenes sin hijos o las personas jubiladas.
La renta es otro factor que influye en el desperdicio alimentario, de tal forma que las familias de clase baja y media-baja son las que menos desperdician, mientras que las clases de nivel socioeconómico más alto gestionan peor los alimentos en el hogar.
El desperdicio alimentario en los hogares bajó durante el confinamiento
Herrero ha señalado que los datos han mejorado durante el confinamiento ocasionado por la crisis sanitaria de la COVID-19, ya que durante esas semanas (del 16 de marzo al 21 de junio) se ha reducido hasta un 14% el desperdicio de alimentos, en comparación con las mismas semanas del año anterior.
Las frutas son la categoría que lidera el desperdicio, asumiendo el 30,8% del total. Le siguen verduras y hortalizas y todos los productos lácteos. El 46% de los hogares tira pan fresco, el 22% naranjas, el 20% plátanos, el 17% manzanas, el 16% yogures y el 13% leche.
La industria y la distribución tira menos
Según se desprende de este estudio del Ministerio, las empresas españolas de la industria alimentaria están cada vez más concienciadas del impacto que supone en términos económicos, sociales y medioambientales el desperdicio de alimentos y de la necesidad de frenarlo.
Así, cerca de un 71% dispone de una estratégica interna definida para luchar contra el desperdicio alimentario, un 61% promueve buenas prácticas destinadas a la prevención o reducción en origen del desperdicio, y un 51% promueve acciones conjuntas con sus proveedores para reducirlo.
Asimismo, la encuesta señala que los principales motivos para la generación del desperdicio son los problemas relacionados con la calidad del producto, las mermas de producción y las averías en la maquinaria. Precisamente, los controles exhaustivos de los procesos y maquinaria para eliminar ineficiencias, junto con la formación y concienciación de los empleados son las prácticas más habituales de lucha contra el desperdicio.
Por otra parte, el estudio analiza asimismo las actuaciones de las empresas de la alimentación en relación con la pandemia de la COVID-19, en especial las relacionadas con la donación de sus excedentes alimentarios. En este marco, un 80,4% de las empresas tiene un acuerdo de colaboración estable para la donación de sus excedentes alimentarios. Además, un 73,2% asegura que la donación que realizan ha aumentado durante la crisis sanitaria. Un 53,6% de las empresas afirma que continuará con el actual nivel de donaciones conforme empiece a superarse la pandemia, mientras que un 42,9% sostiene que reducirá el actual nivel.
Accesibles los datos de los últimos 5 años
El Panel de cuantificación del desperdicio alimentario en los hogares españoles recoge, desde 2015, los datos relativos al volumen de alimentos que tiramos a la basura, tanto antes de cocinarlos como ya elaborados. Esta información, mediante una encuesta en 4.000 hogares de todo el territorio español, se encuentra disponible en la página web www.menosdesperdicio.es, donde además podemos encontrar consejos para reducir el desperdicio de alimentos y recetas de aprovechamiento.
Como complemento, para conocer el desperdicio en las empresas de la alimentación, el Ministerio ha realizado un estudio en el que se han analizado un total de 75 empresas de la industria y la transformación de alimentos, y 15 compañías líderes de la distribución que representan en torno al 80% de cuota de mercado del país.
Consciente de la importancia de frenar el desperdicio de alimentos, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha designado el 29 de septiembre como Día Internacional de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, para reconocer el papel fundamental de la producción sostenible de alimentos en la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición.
Los estudios del MAPA sobre desperdicio de alimentos en España se pueden descargar en los siguientes enlaces:
Objetivo de la UE: reducción a la mitad del desperdicio de alimentos en 2030
La reducción del desperdicio de alimentos es uno de los objetivos fijados en la Estrategia De la Granja a la Mesa presentada el pasado mes de mayo por la Unión Europea y que incluye un conjunto de 27 acciones en materia de producción, elaboración y comercialización alimentaria más sostenible hasta 2030. Guiada por la determinación de cumplir la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de reducir a la mitad, de aquí a 2030, el desperdicio de alimentos per cápita en el comercio minorista y por los consumidores, la Comisión Europea propondrá en 2023 objetivos jurídicamente vinculantes para reducir el desperdicio de alimentos en toda la UE.
«Está claro que la transición hacia una agricultura más sana y sostenible no sucederá sin un cambio en la dieta de las personas. Sin embargo, en la UE, 33 millones de personas no pueden permitirse una comida de calidad cada dos días y la asistencia alimentaria es esencial para una parte de la población en muchos Estados miembros. El desafío de la inseguridad alimentaria y la asequibilidad corre el riesgo de crecer durante una recesión económica, por lo que es esencial tomar medidas para cambiar los patrones de consumo y frenar el desperdicio de alimentos. Alrededor del 20% de los alimentos producidos se desperdician y la obesidad también está aumentando. Más de la mitad de la población adulta tiene sobrepeso, lo que contribuye a una alta prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta (incluidos varios tipos de cáncer) y aumenta los costes relacionados con la atención médica», argumenta el Ejecutivo comunitario.
La Comisión propondrá en 2023 objetivos jurídicamente vinculantes en toda la UE con la intención de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel minorista y de consumo en el año 2030
El envasado de alimentos desempeña un papel clave en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, por lo que también se fomentará la demanda sostenible mediante el desarrollo de un etiquetado de alimentos unificado en la UE que tenga en cuenta los aspectos de nutrición y salud, así como cuestiones de bienestar animal y medio ambiente para vincular los esfuerzos de sostenibilidad en las explotaciones agrícolas con la demanda de los consumidores.
Por eso, Bruselas revisará la legislación sobre materiales en contacto con alimentos para mejorar la seguridad alimentaria y la salud pública (en particular para reducir el uso de productos químicos peligrosos) y respaldará el uso de soluciones de envasado innovadoras y sostenibles utilizando materiales respetuosos con el medio ambiente, reutilizables y reciclables (dado que en la actualidad la industria europea sólo utiliza un 12% de materiales reciclados). En 2017 los residuos de envases alcanzaron en Europa un máximo de 173 kilogramos por habitante, por lo que los productos de un solo uso se eliminarán progresivamente. Estas normas, recientemente adoptadas, reducirán la utilización de plásticos de un solo uso, que representan el 70% de los residuos encontrados en las playas europeas.