«El error más importante es no brindar a las vacas unas condiciones de vida excelentes»

Jan Hulsen es un referente en la gestión de explotaciones lecheras y el cuidado y salud de las vacas. Autor de numerosos libros de divulgación, como "El lenguaje de las vacas", hablamos con él para conocer como mejorar su manejo

«El error más importante es no brindar a las vacas unas condiciones de vida excelentes»

El vetarinario holandés Jan Hulsen

El veterinario holandés Jan Hulsen es uno de los mayores divulgadores a nivel mundial sobre como mejor la salud y el bienestar animal en ganado vacuno. Autor, entre más de diez obras, del conocido «Cow signals» (El lenguaje de las vacas), es uno de los fundadores de Vetvice, e imparte charlas y asesoramiento por todo el mundo. Hablamos con él para conocer las claves para mejorar lo manejo de las vacas de leche.

-¿Qué le llevó a dedicarse profesionalmente a la consultoría de ganado lechero?
Probablemente el haber pasado mi juventud en una granja de vacas lecheras. Realmente disfruté y disfruto trabajar con ganado y ganaderos productores de leche.

-¿Cuál es el enfoque de su trabajo en este momento?
En estos momentos el enfoque es doble. En primer lugar, sobre la organización laboral en las explotaciones lecheras buscando una mayor eficiencia laboral. Esto implica todo el área de gestión de una producción lechera, específicamente organizando y apoyando la mejora en la calidad del trabajo. Esto también implica el respeto por las personas y el ganado. Tanto el personal de la granja como los animales deben tener un ambiente de trabajo seguro, cómodo y saludable. Con una buena organización y gestión, tanto los resultados del trabajo y por ende la producción de la granja serán óptimas, y el personal disfrutará de su trabajo compenetrándose más con sus tareas.

Esto permitirá el desarrollo de una labor gratificante, con empleados comprometidos como personas satisfechas y capacitadas para el cuidado del ganado. El segundo enfoque de mi trabajo se centra en la mejora de la sostenibilidad en la producción lechera, esto significa reducir la huella, obtener buenos resultados económicos y trabajar con respeto a las personas, a los animales y al medio ambiente. Supongo que esto suena muy abstracto, pero es muy práctico.

Se necesitan vacas sanas y sin estrés para obtener buenas producciones. Además, el personal laboral de las explotaciones deberán tener claro los objetivos que deben lograr. Esto se consige mediante capacidades y conocimientos necesarios para ofrecer un trabajo de alta calidad, además de tener sus lugares de trabajo y materiales preparados de forma óptima para ello.

«Se necesitan vacas sanas y sin estrés para obtener buenas producciones»

-Recientemente participó en España en unas jornadas de ANEMBE sobre nutrición de rumiantes. ¿Qué impresiones se llevó de esta conferencia?
Me impresionó el interés profesional, el nivel científico, la calidad didáctica de las presentaciones y el número de asistentes. La gente parecía muy interesada y con ganas de aprender y estar al día.

-Su guía Cow Signals ya es mundialmente conocida en el sector y un referente para los ganaderos. ¿Cuáles considera que son los errores más comunes a la hora de interpretar las señales que nos dan las vacas sobre su estado de salud y sus necesidades?
Creo que el aspecto más importante de la producción lechera es comprender que las vacas son los activos. Transfieren el alimento a la leche, y de eso se trata la ganadería lechera. Por tanto, el error más importante es no brindar a las vacas unas condiciones de vida óptimas, acceso a alimento y agua, y controlar su salud, de modo que produzcan leche de manera eficiente y puedan tener una vida larga, saludable y productiva.

-¿Cómo afecta la creciente robotización de la ganadería y la falta de mano de obra a la interpretación de estas señales?
Estos factores hacen que sea cada vez más importante contar con mejores instalaciones, alimentación, suministro de agua, calidad de vida y medidas preventivas para que las vacas se mantengan saludables. Los costes de las vacas enfermas y con problemas son altos, y con la falta de mano de obra, estos costos son mucho más altos. El ordeño robótico requiere un alto nivel de gestión de vacas y granjas. Es menos indulgente con los errores. Lo cual es bueno, en mi opinión.

-Uno de los problemas más frecuentes y que más pérdidas provocan en el ganado lechero es la cojera. ¿Qué señales nos envía el animal antes de que el problema ya esté muy avanzado?
En mi libro Hoof Signals, utilizo el concepto de los cuatro factores de éxito para la salud de los cascos. El primero es la calidad de las pezuñas, la forma de las pezuñas, la calidad del cuerno y la calidad de las estructuras y tejidos en esta parte del animal. Esencialmente, esto decide la cantidad de presión física, carga y presión de infección que pueden soportar los cascos. El segundo factor es la carga mínima. Se trata del tiempo que el animal permanece de pie, sumándole la presión de caminar, deslizarse, pisar grava, piedras y presión de propulsión. En tercer lugar, es necesaria una excelente higiene, esencialmente se trata de disminuir la cantidad de fluidos en el suelo, rebajar la humedad así como las bacterias del medio ambiente que tienen un impacto negativo en los cascos. Por último está la reacción efectiva temprana. Las lesiones y la forma menos óptima de los cascos deben reconocerse lo antes posible y ser tratados de forma efectiva de inmediato.

En la práctica, si el animal sufre cojera los factores detrás de este problema suelen ser un descanso insuficiente o permanecer demasiado tiempo de pie. Las señales habituales aparecen en establos donde las vacas tienen problemas para acostarse o levantarse, aparecen lesiones en corvejones, costillas y rodillas delanteras y esto suele ser consecuencia del hacinamiento de ganado en este tipo de recintos. También el exceso de horas en los corrales de espera para tratamiento o tráfico guiado de vacas, puede influir negativamente. Otros factores son los golpes entre las propias vacas o el pastoreo agresivo. La falta de higiene en los lugares para recortar pezuñas además de procedimientos inadecuadas en el recorte, las señales de dolor del animal y la falta de seguimiento en la salud de las pezuñas.

«Si el animal sufre cojera los factores detrás de este problema suelen ser un descanso insuficiente o permanecer demasiado tiempo de pié»

-¿Por qué las heces nos permiten detectar fácilmente muchos de los problemas de alimentación que puede tener una vaca? ¿Cómo calificarías las heces normales?
Las heces normales ofrecen una serie de señales. Si la digestión ha sido normal, las heces muestran un puntaje de 1 a 2 y quizás 3, en una escala de 5 puntos. En segundo lugar, tienen una consistencia moderada. Un excremento tiene un grosor de 2 a 5 cm, es pastoso y muestra anillos. El puntaje de consistencia de 2 a 3, en una escala de 5 puntos. Las propias heces indican el estado de salud del rumen y si el proceso digestivo transcurre sin problemas porque esto al final se transfiere a la leche. Un rumen sano es un factor ineludible para tener una vaca sana. Las variaciones en el estiércol de un grupo de vacas indica si los animales están digiriendo bien su alimento. La elección de alimentos para el ganado puede ser un factor que se traduzca en ineficiencia, presión social sobre la cría de ganado y problemas de salud para la gente.

-Centrándonos en la alimentación, ¿en qué nivel óptimo de puntuación debe estar una vaca de alta producción, tanto seca como lactante? ¿Por qué?
Una buena digestión deja un estiércol no demasiado suelto ni demasiado firme. Las vacas de alta producción en la lactancia temprana tendrán tasas de paso de alimento más altas y, debido a eso, menor consistencia de las heces.

-En cuanto a la nutrición, ¿cuáles son los errores más frecuentes que detecta en la alimentación del ganado lechero?
Observando los comederos, que no haya suficiente alimentación, lo que no permite realizar movimientos de cuello arriba y abajo a los animales. Por último, hacer una buena selección de piensos. Detrás de los comederos. Los animales suelen tener dificultades para poder alimentarse con pasillos angostos y resbaladizos. A veces el número de vacas supera la disponibilidad de comederos, cuando lo que se busca es alimentarlas todas a un tiempo. Otros obstáculos físicos son las barreras de alimentación incómodas, bloqueos de cabeza mal colocados, barreras de alimentación incómodas y mala conducción del ganado.

-¿Cómo debemos organizar de forma óptima tanto el tipo de ración como la frecuencia y dosificación de la misma para adaptarnos a la biología de la vaca?
Sencillo, todas las vacas siempre deben tener acceso a alimentos que resulten sabrosos y con la composición correcta, así no los rechazarán. Esto significa que la alimentación debe ser siempre abundante y de fácil acceso para las vacas. Y lo mismo para el agua. Si se consigue esto, las vacas comerán tranquilamente y con apetito alrededor de 10 o 12 comidas por día, distribuidas de manera uniforme a lo largo del día. Cada comida debe tener la misma composición y un tamaño relativamente pequeño para llegar a un rumen casi lleno. Esto asegura que el contenido ruminal sea lo más estable posible.

-En el caso específico del concentrado, ¿cuáles son sus recomendaciones para su administración (dosis, tipo de concentrado, forma (peletizado, harina, etc.)?
Cantidades bajas por comida, mezcladas con forraje tanto como sea posible.

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-Cuando instalamos un robot de ordeño, ¿qué cambios debemos hacer en la alimentación de la vaca?
Pocos, suponiendo que ya se esté haciendo un buen trabajo alimentando a las vacas. Basta un poco de adiestramiento con el robot para que la vaca vaya hacia él. Nosotros, Vetvice, tendemos a colocar un concentrado apetecible en el robot muy parecido al PMR que puede haber en un comedero. Por lo general, tratamos de configurar un sistema adaptado a cada granja. A veces cargamos más concentrado en el robot para evitar que las vacas engorden al final de la lactancia, también hay ocasiones en que no lo hacemos. Esto depende de muchos factores como los resultados de la reproducción y la calidad del manejo del destete. En una granja ideal estos factores serían perfectos pasando a alimentar con pequeños volúmenes de concentrado, semejante al PMR, apetecible en el robot de leche.

-Su empresa, VETVICE, realiza trabajos de consultoría en muchas granjas lecheras en los Países Bajos. ¿Cuáles son los principales cambios que se están produciendo en este momento en las granjas lecheras de su país?
Diría que lo más preocupante es la reducción de emisiones de amoníaco (NH3). Es todo un desafío. Todavía no hemos dado con la mejor solución. Muchos suelos diseñados para reducir las emisiones eran demasiado resbaladizos para las vacas y los resultados fueron decepcionantes en cuanto a la reducción real de emisiones. La idea de que los suelos con estiércol y orina son capaces de aislar el amoniaco parecen ser efectivos.

-¿A qué precios y márgenes de ganancia promedio operan actualmente las granjas de ganado lechero en los Países Bajos?
El precio medio es de 38 céntimos de euro/litro, aproximándose a los 40. Ese es el precio de la leche con el que se pagan todos los costes, incluido un salario para el agricultor. Los agricultores obtienen 65 céntimos de euro en este momento, pero ¿hasta cuándo durará esto?

-En términos de genética, ¿qué tipo de vaca buscan los ganaderos holandeses? ¿Están ganando terreno otras razas o cruces además de la Holstein?
Están buscando una vaca lechera más robusta y de alta producción. Eso es lo que intentan lograr principalmente dentro de la población HF.

«Dentro de unos años creo que las vacas van a durar más, con una media superior a los cuatro partos»

-¿Cómo ve el sector de la producción de leche en su país dentro de diez años?
Menos granjas y menor población de vacas. Mayores estándares de bienestar animal y de salud de las vacas. Establos libres con camas de arena y de dos hileras y un excelente manejo del estrés por calor. Una producción alta y eficiente de 35-45 kg/vaca/día. Períodos de vida altamente productivos con más de cuatro lactancias, con intervalos más largos entre partos. Más granjas donde los terneros maman de su madre durante las primeras diez o doce semanas de vida.

 

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