«El fuego desanima mucho, pero queremos recuperar el monte»

La comunidad de O Viso (Redondela) perdió este verano alrededor de 70 hectáreas en el incendio iniciado en Soutomaior. La mayor parte era pinar regenerado tras un fuego del 2006. Los comuneros demandan medidas urgentes de la Administración para prevenir la erosión y para facilitar la retirada de la madera quemada

«El fuego desanima mucho, pero queremos recuperar el monte»

El incendio llegó a la cercanía de las viviendas. Alrededor del núcleo, la comunidad de montes tenía franjas sin arbolado como medida de prevención. / Imágenes: O Viso.

Las llamas se llevaron este verano más de diez años de trabajos y desvelos de la comunidad de montes de O Viso, en Redondela (Pontevedra), al pie de la Ría de Vigo. Perdió más de la mitad de su superficie, alrededor de 70 hectáreas de un total de 125. Buena parte de la zona afectada ya había sufrido un gran incendio en el 2006. Tras aquel fuego, los comuneros se habían esforzado en regenerar el lugar, en retirar la madera quemada y en ir haciendo claras y limpiezas. Su trabajo comenzaba a dar frutos. Tenían ya pinos de 9-10 años que daba gusto verlos. Ahora deberán comenzar de nuevo. Otra vez.

Uno de los grandes problemas de la comunidad de montes es que viven al lado de un polvorín. La vecina comunidad de Soutomaior, de donde les llegó el fuego este verano, está en una de las 67 parroquias que hay en Galicia catalogadas como de alta actividad incendiaria. En los últimos 5 años tuvieron 37 incendios y este año se repitió el problema. «Hubo al menos otros cuatro focos antes del fuego que nos entró a nosotros», recuerda el presidente de la comunidad de O Viso, Álvaro Durán.

El incendio que entró en O Viso venía de Soutomaior, una parroquia catalogada como de alta actividad incendiaria

A la quinta fue la vencida. Cuando el 10 de agosto se desató el incendio de Soutomaior, soplaba fuerte el viento del noreste y ya no hubo manera de parar las llamas, que acabarían calcinando un total de 300 hectáreas. El fuego entró en la comunidad de montes de O Viso atravesando por un cortafuegos que, en realidad, estaba cubierto de matorral y ya no existía.

Gestión de los montes
«Probablemente hubiera entrado el incendio igual porque el viento soplaba mucho» -reconoce Álvaro Durán-, «pero la realidad es que la comunidad de Soutomaior no tenía el cortafuegos bien gestionado y, en general, todo su monte estaba muy abandonado. No se veía que hiciesen limpiezas de pistas ni trabajos en el arbolado», cuestiona. «En casos así, cuando hay montes vecinales sin gestión, la Xunta tendría que preocuparse y tomar medidas», considera.

Parte del monte afectado.

Parte del monte afectado.

En la comunidad de O Viso se esforzaban en mantener el monte en las mejores condiciones posibles, pero de nada sirve, valoran, si una y otra vez les llegan incendios de fuera, como sucedió en el 2006 y como volvió a pasar este agosto.

Dado que los fondos de los que dispone la comunidad son escasos, O Viso optó por conveniar parte del monte con la Administración, para que fuera la Xunta la que gestionara lo que ellos no daban hecho. «De la zona que ardió -recapitula Álvaro Durán-, hay unas 50 hectáreas que estarían en la parte conveniada y otras 20 que llevábamos nosotros directamente. En la parte que llevábamos nosotros, hacíamos todos los cuidados y silvicultura que podíamos. Más del 90% de los ingresos de la comunidad se reinvierten en el monte», explica.

De la parte conveniada con la Administración, Álvaro valora que «algo tenían hecho», aunque también considera que podía haber sido más. «Siempre nos dicen lo mismo, que no les llegan los fondos para hacer todo lo que habría que hacer», cuestiona.

Ayudas
Para este verano, la comunidad de montes había planificado trabajos de prevención de incendios a través de las ayudas que convoca cada año la Consellería do Medio Rural. El problema fue que, llegado el verano y pasado el incendio que les quemó el monte, aún no se han resuelto esas ayudas. Otras comunidades de la provincia de Pontevedra vivieron la misma situación en el 2015. «Es una cuestión que se debería corregir. Cuando pasa el verano y la época de riesgo, no tiene sentido hacer esos trabajos», opinan.

La comunidad de montes tenía solicitadas ayudas para prevención que, pasado el verano y el fuego, aún no se han resuelto

Ahora que el monte está quemado, en la comunidad de O Viso ya piensan en su recuperación. «Lo primero es que la Administración acometa trabajos para prevenir la erosión y que no haya arrastres de cenizas con las lluvias, pues pueden perjudicar a los manantiales de agua y a los bancos marisqueros de la ría», señalan.

Retirada de la madera
El segundo paso será la retirada de la madera quemada, principalmente pinos y en menor medida eucaliptos. En la zona afectada en O Viso había un 15 por ciento de arbolado adulto, ya en turno de tala, que la comunidad piensa que tendrá buena salida, aunque sea a bajo precio.

El problema está en el otro 85% del arbolado, que se había regenerado tras el incendio del 2006 y que aún estaba lejos de ser aprovechable para madera. «Nadie tiene interés en ese arbolado. Ya nos pusimos en contacto con empresas de biomasa, pero están saturadas y no quieren saber nada», explica el presidente de la comunidad de la montes.

«No puede haber encubrimiento de probables incendiarios de nuestros montes. Los vecinos tienen que denunciar»

El escenario que se le presenta a los comuneros es el de pagar por la retirada de la madera. A las pérdidas del fuego y a la descapitalización en la que queda la comunidad, habrá que sumar los gastos de regeneración del monte que se les vienen arriba. «Quedamos muy desanimados por el fuego» -reconoce Álvaro Durán- «pero queremos recuperar el monte. ¿Qué sucede? Que nos vemos solos. Se anunció que iba a haber ayudas para las comunidades de montes afectadas, pero no sabemos ni cuándo ni cómo serán», valora.

Los comuneros demandan más información y apoyo de la Administración y menos «burocracia y lentitud». También tienen una petición para el conjunto de la sociedad. «No puede haber un encubrimiento de las personas que incendian nuestros montes. Si hay conocimiento de probables incendiarios, los vecinos tienen que colaborar en su localización».

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