“El manejo de la cubierta vegetal en viñedo debe adaptarse cada año a las condiciones climáticas y a los objetivos fijados»

Abordamos con el investigador Léo García algunas de las claves a tener en cuenta en el manejo de la cubierta vegetal del viñedo. Sus trabajos ahondan en las fechas y herramientas para su destrucción. García apuesta por pautas adaptadas a las necesidades y objetivos de cada viñedo

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“El manejo de la cubierta vegetal en viñedo debe adaptarse cada año a las condiciones climáticas y a los objetivos fijados»

El investigador Léo García en un viñedo en el que cuentan con cubierta vegetal.

Las cubiertas vegetales pueden convertirse en aliadas frente a la erosión de los suelos en los viñedos, más aún con los efectos del cambio climático. Si bien, también es preciso un manejo adecuado de la cubierta para que esta no se convierta en una competencia directa para las cepas por nutrientes o el agua.

El investigador del Instituto Agro Montpellier, Léo García, que ha llevado a cabo investigaciones sobre el manejo de las cubiertas aporta algunos de los aspectos a tener en cuenta, tales como las fechas para destruir las cubiertas o las herramientas a utilizar.

-Sus últimas investigaciones abordan la destrucción de la cubierta vegetal. ¿En qué momento suele llevarse a cabo este trabajo en el viñedo?
– En el ensayo tenemos dos fechas: al final del invierno (en mitad de febrero), cuando los viticultores vuelven a trabajar en la línea de vid, y a la brotación (finales de marzo o comienzo de abril, según el año). Ambas son fechas en las que suele haber mucho trabajo de suelo.

«En la destrucción de la cubierta son determinantes las reservas de agua que haya en el suelo»

-¿Es determinante escoger bien el momento de la destrucción de la cubierta? ¿Por qué?
-Si, por supuesto. No escogimos una fecha más tardía, como en mayo o en junio, cuando la vid se encuentra en floración, ya que vimos con otros experimentos que cuando se deja la cubierta durante mucho tiempo seca mucho el suelo. En un clima Mediterráneo es difícil mantener el rendimiento o el vigor de la vid si se deja la cubierta mucho tiempo. De todos modos, también podría variarse esa fecha dependiendo de los objetivos que se persigan. En la destrucción de la cubierta son determinantes las reservas de agua que haya en el suelo. También hay que tener en cuenta las condiciones meteorológicas de ese año, ya que varían y pueden alterar la fecha de corta. En inviernos muy lluviosos, puede resultar que no sea necesario destruir tan temprano esa cubierta, pero en inviernos secos, dejar esa cubierta puede tener importantes consecuencias si después no hay lluvias.

-¿Qué otros factores deciden el momento óptimo para destruirla?
-Además de la cantidad de agua que haya en el suelo, es determinante la cantidad de biomasa de la cubierta, es decir la cantidad de plantas y su tamaño. En la salida del invierno, la cubierta no es tan alta, ya que el frio ralentiza el desarrollo de la vegetación y la evaporación es también mínima. En cambio, en abril con la brotación de la vid, generalmente la biomasa de la cubierta es más importante, así como la superficie foliar y la transpiración de las plantas. La climatología es más cálida, lo que favorece el crecimiento de las plantas y se consume más agua del suelo, por eso la necesidad de escoger bien la fecha.

-¿La idea es realizar ambas destrucciones de la cubierta o escoger entre una de ellas atendiendo a lo que pretenda conseguirse?
-En el proyecto se buscaba comparar una destrucción más precoz (en febrero) con la destrucción más clásica que se realiza en viñedos. Así, tenemos una zona dentro de la misma parcela que se destruye solo en abril y otra que se tritura tanto en febrero como en abril. En algunas ocasiones llega a programarse una tercera destrucción posterior si todavía vuelve a crecer esa vegetación.

-En territorios como Galicia, donde el mildiu es uno de los principales enemigos del viñedo por la humedad y temperaturas moderadas que suelen producirse durante primavera y verano, la cubierta debería destruirse con antelación?
-Existen ya estudios realizados por otros investigadores que abordan esta relación, que resulta un poco compleja. El hecho de contar con una cubierta vegetal en el viñedo propicia un grado de humedad que puede favorecer a su vez la aparición de mildiu, pero la aparición del patógeno suele darse cuando la viña tiene ya gran cantidad de hojas, por lo que si se realiza una destrucción de la cubierta, su incidencia podría ser mínima.

Al mismo tiempo, el investigador chileno Héctor Valdés, de la Universidad Católica de Santiago de Chile, que realizó su tesis en este centro de Montpellier, demostró que las cubiertas vegetales también ejercen una competencia con la vid, de manera que las cepas tienen menos vigor en la primavera, lo que significa también mayor ventilación dentro de las hojas, de manera que se reduce la incidencia de mildiu, ya que prefieren las plantas de gran vigor, con mayor nitrógeno y ambientes húmedo y cerrados. La clave está en reducir el vigor de la viña sin que dañe el rendimiento de la cepa. Es posible, pero requiere un buen manejo.

-No solo la fecha sino la manera de destruir esta cubierta parece ser importante. En sus trabajos ha estudiado diferentes métodos para destruir la cubierta, ¿Por qué ha decidido evaluar la segadora y el rollo?
-Queríamos ver la relación entre servicios y beneficios ecosistémicos que ofrecen estas dos herramientas. De hecho, comparamos la segadora y el trabajo de suelo, solo emplear segadora y el rollo. La segadora parece ser una alternativa para conseguir una mineralización del suelo más rápida si se combina con trabajo de suelo.

En el caso del rollo, es una herramienta que está muy en auge como una alternativa en un manejo agroecológico en determinados círculos de ganaderos en Francia, entre los que reivindican dejar de labrar tanto la tierra, y queríamos tener resultados científicos de su funcionamiento.

¿Qué diferencias se encuentran con cada uno de los métodos?
-La segadora suele emplearse en aquellas cubiertas permanentes, destruidas más tarde o en cubiertas espontáneas. Al cortar la biomasa más pequeña se produce una mineralización del suelo más rápida y hay mayor aporte de nitrógeno disponible para la vid. En comparación con el rollo, la segadora permite cortar las plantas en trozos pequeños, y los trozos pequeños se mineralizan mas rápido que los trozos grandes. Si bien, lo mejor para la mineralizacion es mezclar todo con trabajo de suelo. 

Con el rollo se consigue un acolchado que impide a la maleza crecer, por lo que también permite una mayor retención del agua en el suelo en verano. Pero este resultado no siempre se consigue. Si se tiene una biomasa abundante, el rollo funciona muy bien, pero en años en los que no se llegó a desarrollar la cubierta tampoco se logran buenos resultados. En esos casos, puede que tenga que pasarse el rollo varias veces y aún así no se consigue destruir especies como las gramíneas y mientras seguirán consumiendo las reservas de agua del viñedo. El rollo tampoco termina de lograr buenos resultados cuando en la cubierta hay una mezcla importante de cereales.

“El rollo puede ser una buena opción, pero es difícil su manejo, ya que deben seleccionarse bien las especies de la mezcla y tener en cuenta su desarrollo”

-¿Otros aspectos a tener en cuenta sobre la elección de estas herramientas para destruir la cubierta?
-En el caso de la segadora, el hecho de que solo corte la biomasa, sin llegar a mezclarla con la tierra dificulta el proceso de mineralización, por lo que si se siembra una cubierta para utilizar como abono verde usar la segadora sola no es la mejor opción para favorecer esta fertilización.

Además, debe tenerse en cuenta que el uso de la segadora, en lugar de destruir la cubierta puede provocar que crezca aún más esa biomasa, sobre todo cuando se cortan sin que las especies hayan terminado su ciclo. Esto provoca el efecto contrario del que se persigue, ya que tomarán más agua del suelo para volver a crecer.

El rollo puede ser una buena opción, pero también es difícil su manejo, ya que deben seleccionarse bien las especies de la mezcla y tener en cuenta su desarrollo, así como el momento de la corta.

-En base a sus trabajos de campo, ¿qué recomendación puede hacer a la hora de fijar la destrucción de la cubierta o la herramienta a utilizar?
-Tanto la fecha para la destrucción o la herramienta a utilizar debe escogerse en base a los objetivos que se persigan en ese viñedo. Es fundamental tener claro qué se busca con esa cubierta vegetal en el viñedo. Si se quiere aportar abono verde a las cepas no se hará el mismo itinerario técnico que si se procura aportarle mayor carbono a los suelos. La principal recomendación es adaptarse a las condiciones de cada año, sin tener pautas fijas. Además, el cambio climático está provocando una mayor variabilidad del clima, con lo que se vuelve más importante adaptarse.

-¿Algún otro consejo, en base a sus investigaciones, sobre el manejo de la cubierta vegetal?
-Para aquellos viticultores que comiencen a trabajar con cubiertas vegetales es recomendable hacerlo con leguminosas, ya que son especies que suelen crecer en cualquier tipo de suelo y esto es especialmente importante en el caso de los viñedos, ya que muchos de los suelos son muy pobres en nutrientes. También pueden emplearse mezclas de especies, una opción más segura, ya que pese a las variaciones climáticas que puedan alterar el crecimiento de la vegetación, al menos se logrará contar con alguna especie.

Aunque no hemos hecho ensayos específicos sobre ello, también es muy importante la fecha en la que se siembra la cubierta, ya que eso favorece la biomasa. A veces, esa siembra debe realizarse a finales de agosto o antes de la vendimia, para que comience a brotar con las primeras lluvias del otoño.

También es recomendable probar con la cubierta en una parte de la parcela, sin hacerlo la primera campaña en todo el viñedo, para así ir comprobando cómo evoluciona y poder construir su propia estrategia en su contexto.

“En Francia se están realizando cada vez más siembras de distintas especies”

-Cada vez son más los viticultores que optan por contar con cubiertas vegetales en sus viñedos, ¿dejará de labrarse la tierra de los viñedos para optar siempre por las cubiertas vegetales?
-En la zona mediterránea tengo ciertas dudas sobre que pueda llegar a pasar, más aún en las grandes bodegas y teniendo en cuenta el incremento de la temperatura derivado del cambio climático y el consumo de agua que requiere la cubierta vegetal. Cuando no hay agua ni riego es más complicado abandonar el trabajo de suelo. En este sentido estamos desarrollando otra investigación sobre utilizar ciertos materiales como corteza o cáscara en la línea de la vid para reducir la competencia de la biomasa por el agua y utilizar la cubierta vegetal entre líneas. Por ahora las perspectivas son buenas, pero no hemos recabado aún suficientes datos.

-Predomina en Francia el uso de la cubierta vegetal? Se opta por cubiertas espontáneas o por cultivos complementarios?
-Depende de las regiones. En las zonas más húmedas, casi todos los viticultores optan por la cubierta vegetal espontáneas, con gramíneas que mantienen durante varios años. A veces, en estas regiones con muchas lluvias, el primer servicio que esperan de la cubierta los viticultores es poder entrar en los viñedos tras el invierno para aplicar ciertos tratamientos preventivos. En Francia, se están realizando cada vez más siembras de distintas especies, una práctica que era poco habitual.

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